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Racismo
Gitanas a Escena: “Nuestra Lisístrata Montoya lucha contra el racismo”

Coco Reyes es directora de la compañía teatral Gitanas a Escena. Pide al fotógrafo que no ponga su bolso en el suelo, “que se van los billetes”. Faltan pocas horas para el estreno de la obra Lisístrata Montoya en el Teatro Bellas Artes de Madrid y la superstición está presente durante la entrevista que concede a El Salto en el patio de butacas. Le acompaña Susana Muñoz, una de las actrices del reparto. Una compañía que es excepcional: son 13 y hay ocho mujeres gitanas en el reparto actoral. “El pueblo gitano nunca camina en soledad”, expresa Reyes cuando la que escribe destaca que en tiempos en los que priman los montajes de uno o dos actores girar con tanta gente es una rara avis.
El montaje, estrenado en 2023 en Granada, cuna de la compañía, ha tardado dos años en llegar a Madrid. Está basado en la obra griega Lisístrata, una comedia del autor clásico Aristófanes estrenada en el año 411 a.C. Una comedia que fantasea con el primer paro feminista de la historia: las mujeres se unen para acabar con las guerras fratricidas entre atenienses y espartanos utilizando una huelga de sexo. En la adaptación de Coco Reyes, las actrices se unen para luchar contra otro enemigo: el racismo.

Un racismo al que se enfrentan fuera de las tablas en unos tiempos que aseguran cada vez más oscuros y más cubiertos de odio. Esperan llenar el Teatro Bellas Artes, donde estarán hasta el domingo 7 de junio, porque aseguran que la persona que entra a ver su obra sale de otra manera. “Ya nunca vuelve a ser la misma”, prometen.
Coco, ¿cómo te acercas al teatro? Cuéntame.
Coco Reyes: Desde pequeña siempre he tenido vocación de artista, de pintora, de actriz, de inventarme mi propia película, mis propias historias fantásticas, de realismo mágico. Y comencé estudiando Bellas Artes. Luego, con una formación en el Teatro Alhambra, vine aquí a Madrid, al laboratorio de teatro William Layton. Y luego formándome con diferentes maestros como Miguel Narros, José Carlos Plaza o Rafael Álvarez 'El Brujo'.

Y tú Susana, ¿cómo te acercas al teatro?
Susana Muñoz: Pues yo me acerco al teatro gracias a Coco. Yo antes sí que había intervenido en otros ámbitos de la cultura, como la escritura, la lectura, la poesía, la pintura. Pero el teatro nunca me había llamado la atención porque yo tenía un concepto totalmente erróneo de lo que era interpretar.
S.M.: Que era como mentir, que yo jamás podría hacer eso. Cuando vi en sus redes sociales que estaba anunciando el proyecto le escribí por si podía colaborar de alguna forma que no fuera ponerme de cara al público. Pero me dijo que sí, me animo a ir a los ensayos y ahí ha sacado todo esto de nosotras.
¿Y cómo empieza el proyecto?
C.R.: El proyecto de Lisístrata comienza con el proyecto de Gitanas a Escena. Yo tenía el sueño de crear una compañía de teatro de mujeres gitanas, para contar la historia del pueblo gitano, nuestra idiosincrasia, nuestra cultura que es tan valiosa. Desde pequeña y desde estudiante no me sentía reflejada en el teatro, pensaba que faltaba cierta verdad, la nuestra. El pueblo gitano tenemos cierto acento y cierta riqueza. Y eso es lo maravilloso de la vida, la variedad y la aceptación de esa variedad. Si fuéramos todos homogéneos no avanzábamos. Entonces todo comienza con la necesidad de contar la historia del pueblo gitano. Un sueño que comienza a hacerse realidad cuando soy seleccionada en una beca de La Caixa para formar a mujeres gitanas en en el Colegio Amor de Dios, en el Polígono de la Almanjayar, allí donde hay más necesidad que en otro barrio porque está más abandonado. Comenzamos con técnica de cuerpo, de voz y sobre todo, acercamiento a la cultura que nos daba nuestra ciudad Granada, visitando exposiciones, museos, cines, porque un artista necesita nutrirse de del del medio cultural.

Durante nueve meses ellas estuvieron siendo formadas también gracias a las masterclass de Eva 'La Yerbabuena', Marina Heredia y Antonio Heredia. Y a raíz de ver la gran riqueza cultural y personal que tenía de mujeres hice una reinterpretación de Lisístrata de Aristófanes. Lisístrata de Aristófanes lucha por un mal que es la guerra y nuestra propia guerra es contra el machismo y el racismo.
El pueblo gitano es feminista porque se rige por un matriarcado. Otra cosa son los estereotiposSusana, Lisístrata fue la primera mujer en organizar una huelga feminista. Estamos ante una obra feminista que os habéis reapropiado.
S.M.: Totalmente, no podía ser de otra forma porque, como decía Coco, la idiosincrasia del pueblo gitano es todo lo contrario de lo que se piensa. el pueblo gitano es feminista porque se rige por un matriarcado. Otra cosa son los estereotipos. Cualquiera de nosotras practica el feminismo, conozcan la palabra o no.
C.R.: Tanto en el teatro como en la vida.
En la obra incluís episodios que en la historia de España se han borrado, como por ejemplo el intento de exterminio del pueblo gitano, ¿no?
C.R.: Sí. Hay una parte en el que se expone el intento de exterminio del pueblo gitano y el espectador tiene el momento de escucha perfecta y de reflexión sobre esas prácticas reales que están dentro de la historia de España. Además, hay un capítulo también sobre la Gran Redada de julio de 1749, cuando el Marqués de la Ensenada dijo: “Me los cargó a todo”. A los gitanos que estaban en sus casas trabajando honradamente, los quitaron de su oficio. Al hombre lo llevaron a galeras, a las mujeres encerradas, como el caso de Rosa Cortés, que aparece en el escenario.
¿Cuál es tu personaje, Susana?
S.M.: Mi personaje es Corifeo, una de las compañeras de Lisístrata, que la acompañan en la idea de la huelga.
¿Por qué usar el amor y no la guerra?
S.M.: Bueno, pues esto es una cosa que me ha enseñado Coco, porque yo soy más de la guerra. Esta convivencia que se ha creado entre nosotras gracias a las clases y a los espectáculos te hace ver las cosas desde otra perspectiva.
Hemos vivido como gente que ha tenido conductas antigitanas con alguna de las actrices, tras ver la obra, han salido y le han puesto un mensaje de disculpas¿Esta obra te la llevas a tu día a día?
S.M.: Claro porque me ha venido en un momento personal que yo estaba cansada de pelearme con con el racismo que sufrimos día a día, tanto yo como todo mi pueblo. Mires donde mires, no tienes que esforzarte para ver casos de antigitanismo. Y esta obra ha sido como una una transformación en mí para relajarme y ver que hay otra forma de decir las cosas sin decirlas, que es lo que sucede en el teatro. Hemos vivido como gente que ha tenido conductas antigitanas con alguna de las actrices, compañeras de trabajo, por ejemplo, tras ver la obra han salido y le han puesto un mensaje de disculpas y avergonzadas porque no sabían que lo que hacían era racista.
Coco, tú dices que el que sufre con el racismo es tanto la persona que recibe ese odio como el que lo proyecta, ¿por qué?
C.R: Pues porque el racismo no va con la naturaleza humana, un racista es una persona que está envenenada, tiene veneno, tiene odio. Todos, en mayor o menor medida, sabemos lo que es el odio. Eso te daña el cutis te pone muy fea (risas). Creo que tiene más que perder el que es racista, el que no siente amor por el prójimo, que el que tiene una mirada limpia. Y creo que sufre mucho más.
Susana, ¿crees que eliminar el racismo se está haciendo más complicado entre las nuevas generaciones?
S.M.: Totalmente, más complicado. Antes cierta ciertas conductas o ciertos comentarios eran vergonzantes, no se podían decir en público. Estaba mal visto que tú dijera que los extranjeros vienen a quitarnos el trabajo o que los gitanos viven de las ayudas. Y ahora la gente lo dice tranquilamente y orgullosa, con la boca abierta.
¿Cuántas barreras hay que derribar para ser mujer, gitana y directora?
C.R.: (Grandes carcajadas) Todas.
¿Y respetan todas vuestras decisiones?
C.R.: Hay una bendición en esta compañía, que todas somos gitana y sabemos muy bien a dónde queremos llegar. Hablamos el mismo idioma, tenemos la misma energía.
Susana, Silvia Agüero dice que ser gitana es una bendición que le ha dado la vida.
S.M.: Lo comparto totalmente. Deberías de copiarnos totalmente todo (risas). El dar sin pedir nada a cambio, ser menos individualista, menos egoísta, pensar más colectivamente, pensar más en los niños, en los mayores.
Coco, creo que no es tu primera obra. Como actriz has hecho teatro, televisión y cine. ¿Te quedas con el teatro?
C.R.: Sí, el teatro es el lugar de la vida donde me siento más segura, sé que nadie va a venir a ofenderme ni atacarme.
Hoy es mi tercer día en este teatro y subo y bajo y me pierdo. Todavía no sé dónde está la entrada, la salida, los camerino y sigo perdiéndome y a veces me quedo así. Pero no me estoy perdiendo, es que me encanta estar aquí atrapada.
Por finalizar, decirme por qué tenemos que venir a ver esta obra.
S.M.: Porque nunca se nos ha escuchado y ya es hora. No se consumen ni libros, ni teatro, no se consume cultura gitana. Y es necesario porque formamos parte de la sociedad.
C.R.: Porque estamos viviendo tiempos miserables. Y porque necesitamos paz, amor y que haya entendimiento entre los diferentes pueblos. No podemos seguir con el individualismo. Si nos fijamos, los animales van en manada. Y el que sale de la manada, muere. Te diría que es una comedia donde se ríe mucho y eso es sanación para el alma. Y además se reflexiona sobre la vida. Entonces el público de aquí sale transformado. Hay una transformación. Cuando el público entra a ver Lisístrata Montoya sale otro público transformado a nivel de corazón, de mente y de espíritu. Y te digo una cosa: no cantamos, no bailamos, pero no se lo pierdan.