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Personas refugiadas
Un modelo de acogida resiste en Riace
El alcalde de Riace lleva 13 días en huelga de hambre para exigir el desbloqueo de fondos que tiene al modelo de acogida y convivencia del ayuntamiento que preside, en grave peligro de desaparecer.
Desde el pasado 2 de agosto, Domenico Lucano, junto con algunos funcionarios de su municipio, están en huelga de hambre. Es una acción a la que han llamado "El ayuno de la justicia". El alcalde de Riace, un pueblecito de 1500 habitantes de la Calabria olvidada (zona de la Locride, en Italia) se ha visto obligado a tomar esta decisión para interpelar directamente a la prefectura (jefatura del gobierno regional) de la región y pedir que desembolsen los fondos necesarios para continuar con los programas relacionados a la acogida de refugiados en la zona, una región que padece de despoblación sistémica por falta de trabajo, planes de inversión y la marcada presencia del crimen organizado.
Desde hace diez años, este alcalde defiende y trabaja en un proyecto de acogida en términos, no solo de reactivación económica y social de la zona, sino sobre todo humanitarios. Con el bloqueo de fondos, el gobierno regional está tratando de desmantelar las iniciativas que han servido para repoblar este pueblo, que en los años 90 estaba muerto.
“En 1960 había 3.500 habitantes, pero se fueron a Argentina y otros países de América del Norte. Actualmente en Riace somos 900 personas autóctonas y 700 personas migrantes, casi mitad y mitad. Antes, en el año 2000, no había un bar, ni escuela; era un pueblo que vivía en silencio y resignación. Pensamos que el gobierno local podía hacer algo. Entonces acondicionamos las casas deshabitadas para las personas que llegaron”, contó Lucano a El Salto durante la visita de la Caravana Abriendo Fronteras en julio."Estoy en huelga de hambre porque nuestro modelo de recepción corre el riesgo de morir", apuntaba bajo una pancarta en la que se leía la frase “ayuno de la justicia” durante una entrevista que tuvo como marco el Festival de las migraciones y las culturas locales
El pasado jueves, alentado y acompañado por el padre Alex Zanotelli, Lucano se acercó a la prefectura de Calabria para buscar el desbloqueo de fondos, pero la reunión terminó sin ningún acuerdo, alargando así la incertidumbre de sus demandas. El diario Il Fatto Quotidiano —uno de los diarios que está siguiendo casi a diario esta información— entrevistó a ambos a la salida de la prefectura regional. “Con la presencia de Salvini en el Ministerio, me temo que no será fácil desbloquear cosas. Aquí hay una furia contra Riace”, dijo Zanotelli. Mientras, Lucano afirmaba con vehemencia no venir a pedir un favor sino a pedir lo justo.
Solidaridad internacional en marcha
10 años de un modelo de acogida a refugiados en la zona
Magnello tiene a una colaboradora muy valiosa a su lado, Daniela Trapasso, asesora de Políticas Sociales y Educación de Badolato. Ha trabajado 12 años en el Consejo italiano para los Refugiados y se ocupó de la acogida en buena parte de Calabria: en Crotone, cuando nació el centro de acogida, en el puerto de Gioia Tauro. “Subía a los barcos, escuchaba la historia, peleaba con la policía para que les dejaran bajar”, describe al referirse a aquellos años. “Sí, fuimos los primeros, pero afortunadamente no nos hemos quedado solos. No se puede parar a la gente que se mueve en el mundo porque es natural, es normal, pero seguramente se puede organizar. Cuando escucho a Salvini diciendo “que se vayan a sus casas” siempre digo, ellos también quisieran volver a su casa, porque todo el mundo desea estar en su casa. Entonces… vayámonos nosotros de sus casas, así no nos llevamos, no explotamos sus riquezas, no les damos más armas para hacer la guerra y, en todo caso, el dinero de las armas se lo damos realmente para ayudarles, pero después de habernos ido nosotros de su casas”, concluye.
La historia de acogida en Riace comenzó un año después de la de Badolato, cuando llegó un barco con refugiados kurdos a la costa de esta localidad. “El viento cambió la historia de este pueblo”, suele decir Mimo Lucano al referirse a ese acontecimiento. Durante la visita de la Caravana Abriendo Fronteras pudimos convesar con algunos de sus actuales habitantes.
Raffia Munir es de Cachemira y vive desde hace tres años en Riace. Vino de Pakistán hace cuatro con su marido Mohamed Jamil y sus dos hijos, después de pasar ocho meses en el centro de acogida de Crotone. Con lo poco de italiano que ha aprendido se hace entender: “Aquí nos ayudan para la escuela, medicinas para comer… nos dan calor, nos acogen. Tengo papeles, pero no para ir a otros lugares de Europa, solo sirven para aquí”. Raffia era maestra en su país y se lamenta de que no hay trabajo y que se le dificulta encontrar uno por el idioma. “Por eso es difícil para mí, aunque quiero trabajar. Mi esposo tampoco tiene trabajo pero está aprendiendo a conducir. Primero estuvo en Francia, pero también fue difícil, solo pequeños trabajos y sin papeles”. Al tiempo que reconoce que “al principio fue difícil, ahora lo llevo mejor porque hablo el idioma y en el pueblo hay buenas personas”. Por ahora sobrevive con lo que como refugiada le pagan dentro del financiamiento del Programa Nacional de Asilo, al que Riace y otros municipios de la zona están adheridos.
Raffia cuenta que, como familia, reciben 500 euros para comida ya que el alquiler en Riace es gratis. Habitan las casas de aquellos habitantes que en su día tuvieron que dejar el pueblo. Con ese dinero solo pueden comprar en un mercado del pueblo. Y es que, para no detener la actividad económica y paliar la falta de circulante en una crisis como la actual, Lucano puso en marcha una moneda propia con la que el Ayuntamiento les paga mientras llegan los fondos gubernamentales. Eso limita moverse a ella y a su familia a otras localidades. Fuera no se acepta este dinero.
Con lo que cuenta Raffia, cobra mayor urgencia encontrar una salida a la difícil situación de falta de liquidez por la que pasa Riace en estos momentos.
Reconocimiento de todo el mundo
Desde hace 20 años, la historia de Riace ha sido motivo de reconocimiento nacional e internacional. Además de numerosos reportajes, existe una película en 3D de Wim Wenders —Il Volo, 2010— y otra producida por la RAI, aunque ambas esperan todavía su estreno. Muy recientemente se ha editado Utopía de la normalidad. Riace, el modelo de acogida de Domenico Lucano (Ed. Icaria), de la periodista de Il Salto Tiziana Barilla, quien ha seguido muy de cerca la experiencia de acogida del pueblo y justo estuvo presente en el festival de Riace para presentarlo. Tiziana escribe en un artículo de Il Salto que “este sueño proletario e igualitario tuve el honor de contarlo. Mirándolo ahora se derrumba bajo los golpes y la indiferencia de las instituciones”.
'Mimmo' Lucano, como le llama mucha gente, suele reconocerse por su hiperactividad y la pasión con la que expresa cada cosa que sucede en Riace. “Es muy duro verle de aspecto aburrido en estos días” describe Tiziana.
Barilla está convencida de que, una vez que el gobierno ha retirado su obligación para con Riace, la respuesta internacional se hace obligada. “Necesitamos ser muchos cuando el ataque contra la democracia y la humanidad proviene de las instituciones”, subraya en su artículo. “Porque si Italia, una determinada Italia, ha decidido excluir a Riace, significa que es el turno de la solidaridad internacional. Si el gobierno ataca a Riace, podemos defenderlo juntos”, concluye.