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Senegal
La movilización de mujeres por la paz en Casamance, Senegal, y su participación política en la actualidad
“Cuando dependes de alguien económicamente, tu libertad se ve coartada en muchos sentidos, y tu poder de decisión desaparece”
Junto a Ndèye Marie Sagna, realizaremos un recorrido por los procesos de lucha por el liderazgo y la participación política de las mujeres en Casamance, Senegal, así como las múltiples barreras que siguen impidiendo su plena participación.
Ndèye Marie Sagna Le Caër estuvo al frente de la primera gran movilización de mujeres por la paz en Casamance, organizada en 2003 en Ziguinchor. Su objetivo principal era interpelar a las autoridades y al Movimiento de Fuerzas Democráticas de Casamance (MFDC) para que llegaran a un acuerdo de paz. Sagna y KabonKetoor, la Asociación de Mujeres por la Paz en Casamance que ella coordina, continúa luchando, no solo por la paz, sino también por la paridad en el liderazgo y la participación política.
El conflicto de Casamance, zona del sur de Senegal compuesta por tres regiones -Kolda, Sédhiou y Ziguinchor- tiene sus orígenes en la década de los 80 y se considera latente en la actualidad. El conflicto es de carácter político y económico, más que étnico-cultural, ya que tiene sus raíces en la discrepancia entre Casamance, región de gran riqueza y explotada históricamente por la población senegalesa del norte, con el gobierno central. Frente a esta situación, la región comenzó a demandar la independencia por motivos políticos, económicos y culturales y, en respuesta, el gobierno central lanzó una fuerte campaña de represión militar. Así nació el MFDC, con un recrudecimiento del conflicto en la década de los 90, cuando se vivieron los años de mayor tensión. Con más de 35 años, el conflicto de Casamance es uno de los más longevos del continente africano y, según datos del gobierno, hasta el 2000 había provocado el desplazamiento de más de 60.000 personas y unas 5.000 personas muertas.
En este contexto, según Ndèye Marie Sagna, la participación política de las mujeres es fundamental para que se prioricen las preocupaciones de las mujeres y para facilitar un cambio de orientación en los órganos de toma de decisiones, introduciendo las múltiples perspectivas de las mujeres y la transmisión de sus valores para luchar contra el sistema patriarcal imperante en la sociedad senegalesa.
La asociación que Ndèye Marie Sagna coordina lleva trabajando desde 1999 por la construcción de la paz en la región a través del diálogo entre comunidades y entre las autoridades y el MFDC, así como por la mejora de los derechos de las mujeres en el ámbito social, económico, político y cultural. La movilización de mujeres por la paz de 2003, cuya importancia reside en su enorme capacidad para congregar a miles de mujeres que alzaron su voz contra el conflicto, sentó las bases de muchas movilizaciones más en los años siguientes y potenció la consolidación de la participación e implicación de las mujeres en la resolución del conflicto.
Ante las consecuencias del conflicto, las mujeres han tenido un papel fundamental en la reconstrucción social y fueron muchos los desafíos a los cuáles tuvieron y siguen teniendo que hacer frente. Concretamente, ellas han jugado un papel fundamental en el proceso de construcción de paz, lo cual ha contribuido al aumento de su presencia en los espacios de toma de decisiones y de su participación política.
No obstante, las desigualdades en el acceso y la participación de las mujeres en las instancias de toma de decisiones siguen estando a la orden del día, como sucede en tantas otras partes del planeta, cada cuál con sus propias características. En Casamance, estas discriminaciones se presentan con grandes diferencias en cuanto a la posición y valoración social de las mujeres entre las diferentes etnias que conviven en la región, siendo mayoritariamente diola, peulh y mandinga.
Logros de la lucha de las mujeres: la paridad política por ley
A pesar de las numerosas convenciones y acuerdos internacionales, regionales y nacionales, la situación de las mujeres sigue siendo de enorme desigualdad. En Senegal, la Ley de Paridad, adoptada el 28 de mayo de 2010 bajo la presidencia de Abdoulaye Wade, recoge la obligación de que todas las instituciones electas o semi-electas cuenten con paridad absoluta. Esta ley fue completada por el Decreto 2011-819 que determinaba la aplicación de la ley.
Ndèye Marie recuerda bien el día en que la ley se adoptó. También recuerda el sentimiento de satisfacción que le invadió por este logro, tras haber liderado, junto a tantas otras mujeres de Casamance, numerosas movilizaciones, marchas y acciones de incidencia política para conseguir la paridad en las instancias de toma de decisiones. Pero la ley no era suficiente para hacer la paridad efectiva, y las mujeres se movilizaron para incluir sus nombres en las listas de los partidos y así asegurar la representación de mujeres.
Esta ley ha sido un paso fundamental para potenciar la participación y representación política de las mujeres, sentando el fundamento jurídico para eliminar los bloqueos culturales, religiosos y sociales. De hecho, gracias a esta ley, Senegal se sitúa entre los países con mayor paridad en cuanto a la representación política de las mujeres. Así, de un total de 165 diputadas y diputados, en las elecciones de febrero de 2019 fueron elegidas 71 mujeres, lo que supone un 43%[1], aunque entre los ministros y ministras, sólo 8 mujeres fueron electas, frente a 25 hombres, lo que supone el 24%[2].
Sin embargo, no debemos olvidar que, aunque la Ley de Paridad esté reduciendo la segregación horizontal, la segregación vertical sigue siendo muy notable, dejando el control de los puestos de mayor jerarquía y responsabilidad a los hombres. Por tanto, no se trata sólo de conseguir paridad, sino de analizar la calidad de esta paridad y de la distribución interna de los puestos y responsabilidades entre mujeres y hombres, de manera que se consiga un reparto equitativo y una valoración igualitaria de las capacidades de unas y otros para desarrollar sus cargos.
“Hoy en día, las mujeres del entorno urbano y del entorno rural tienen mucha más conciencia política y compromiso con su participación política, pero, sin embargo, aún existen numerosas barreras sociales, culturales y religiosas que impiden su plena participación y representación política” dice Ndèye Marie. ¿Cuáles son los factores específicos que bloquean el acceso y la participación política de las mujeres en la región de Casamance?, ¿qué medidas son necesarias y pertinentes para asegurar que la voz de las mujeres sea escuchada y representada, tanto en los espacios formales como informales?
De la igualdad real a la efectiva. Retos y desafíos
Un factor fundamental es el acceso a la educación. A pesar del exponencial aumento de la escolarización de niñas en las últimas décadas en Senegal, la permanencia de las niñas en las escuelas y educación secundaria sigue siendo un enorme reto. Esta problemática está vinculada a la práctica cultural de casar a niñas y jóvenes a una edad temprana para evitar embarazos fuera del matrimonio, lo cual es considerado socialmente como una “vergüenza” para la familia. Una vez casadas, las jóvenes dejan la escuela o el instituto, interrumpiendo prematuramente su desarrollo académico.
Ndèye Marie resalta la correlación entre la educación, los matrimonios precoces, y el liderazgo y participación política de las mujeres: “La lucha contra el matrimonio precoz es un elemento indispensable para promover el liderazgo de las jóvenes y aumentar su participación política y su presencia en las instancias de toma de decisiones”.
Estas trabas al acceso a la educación están estrechamente vinculadas con los roles de género y las dinámicas culturales que siguen manteniendo a las mujeres relegadas a un segundo plano en cuanto a la toma de decisiones que, tradicionalmente, reside en manos de los hombres. Estas creencias y prácticas tradicionales merman la libertad de las mujeres y su capacidad para decidir su futuro por sí mismas. Por tanto, es fundamental el trabajo de sensibilización para combatirlas y conseguir un cambio de mentalidad que considere a las mujeres de una forma igualitaria a los hombres.
Otro factor fundamental de bloqueo a la participación política y a la independencia de las mujeres es la dependencia económica. Como dice Ndèye Marie, “cuando dependes de alguien económicamente, tu libertad se ve coartada en muchos sentidos, y tu poder de decisión desaparece”. Es así por lo que ella y la asociación KabonKetoor trabajan por la promoción y el desarrollo de actividades no sólo generadoras de ingresos, sino también generadoras de riqueza, que permitan a las mujeres conseguir una sostenibilidad financiera a largo plazo. Tras esta autonomía económica vienen numerosas libertades y un mayor respeto social, lo que lleva a muchas más mujeres a involucrarse en política y en procesos de toma de decisiones.
Sin embargo, una vez que llegan a tales puestos de responsabilidad, se encuentran con otra serie de impedimentos a su plena participación en igualdad de condiciones, entre los que destaca la falta de formación y de capacidades necesarias para desarrollar su puesto y aumentar el impacto de su representatividad y toma de decisiones.
Frente a estos impedimentos, las mujeres de la sociedad civil de Casamance llevan luchando muchos años por romper con estereotipos y acabar con las discriminaciones. Entre varios movimientos que luchan por estos objetivos destaca la Plataforma de Mujeres por la Paz en Casamance, de la que forma parte la asociación KabonKetoor y que, desde 2011, lidera los procesos de construcción de paz a través del trabajo de sensibilización realizado por mujeres y el trabajo de refuerzo de capacidades para dotar a las mujeres con los recursos necesarios para defender sus derechos.
Mientras que a nivel de la sociedad civil estas mujeres cuentan con un notable reconocimiento social y de las autoridades, esta legitimidad no se traduce en el mismo nivel de reconocimiento en los órganos formales de toma de decisiones, dónde aún tienen que seguir luchando por romper con las barreras mencionadas anteriormente.
A modo de conclusión, podemos señalar que los principales retos a la plena participación política de las mujeres en Casamance se resumen en:
- El estatus social y económico de las mujeres, que continúa siendo inferior al del hombre, debido a los factores culturales y religiosos imperantes en la sociedad.
- La segregación vertical dentro de los partidos políticos y órganos de toma de decisiones, donde la paridad no se traduce en el tipo de puestos ocupados por mujeres, que siguen siendo de menor jerarquía y responsabilidades.
- La dependencia económica de las mujeres y la falta de capacidades para crear ingresos de forma sostenible, y no únicamente para cubrir las necesidades cotidianas de la familia, que merma su libertad de toma de decisiones y su autonomía.
- La dificultad de las niñas y jóvenes para acceder y permanecer en el sistema educativo, así como la falta de formación y alfabetización de muchas mujeres, que sigue siendo una de las principales barreras a la plena participación de las mujeres y a su autoestima para acceder a puestos de toma de decisiones.
Frente a esto, mujeres como las de KabonKetoor siguen luchando por la defensa de sus derechos y por su reconocimiento y participación en los medios formales e informales de toma de decisiones en Casamance, para que, como dice Ndèye Marie, “la sociedad comprenda que las mujeres no estamos para servir de escalera a los hombres, sino que somos capaces y queremos luchar por nuestros derechos y por los de nuestras comunidades”. Las mujeres de Casamance ya han demostrado que son capaces y que saben luchar, y que, si tuvieran más acceso a los procesos de toma de decisiones de la región, quizás el conflicto de Casamance estaría mucho más cerca de resolverse.
[1] Assemblée National de Sénégal, « Liste des femmes députées », 2020.
[2] Gouvernement de Sénégal, « Le Nouveau gouvernement : une équipe de 32 ministres et 3 secrétaires d’État », 8 abril 2019.