Editorial
Fin de curso

En el terreno de la actualidad, el Gobierno de Pedro Sánchez ha salido finalmente victorioso en la búsqueda de “El Cambio”. En lo interno,nuestra web de consolida con más de un millón de vistas al mes, al tiempo que tenemos que afrontar algunas de nuestras debilidades.

Mariano Rajoy Moción de censura Congreso 2
Mariano Rajoy despidiéndose tras su intervención en la moción de censura planteada en su contra en mayo de 2018. Dani Gago
21 jul 2018 00:22

El primer fin de curso de El Salto deja notas de todo tipo, tanto en lo interno como en torno a la situación política. Comenzando por esta última, la moción de censura y la distensión del conflicto entre los Gobiernos de España y Catalunya dibujan un panorama bien distinto del que había en septiembre de 2017, la fecha de lanzamiento de la web de este proyecto. El Gobierno de Pedro Sánchez ha salido finalmente victorioso en la búsqueda de “El Cambio” y la sociedad parece haberse dado unos meses de tregua para reposar el turbulento último ciclo político, que comenzó con la aprobación de las leyes del referéndum y de transitoriedad catalanas y termina en el fin de semana del 21 de julio, el mismo del cierre de esta edición, con la sucesión de Rajoy al frente del PP.

El cambio de Sánchez es, antes que nada, un enunciado o una declaración de intenciones. Con la amenaza global —y muy especialmente sobre el sur de Europa— de una nueva crisis económica, el recorrido del Gobierno del PSOE en el curso 2018/2019 será tan largo como la situación de los mercados y la deuda dispongan. Así las cosas, la coyuntura política cambia con la llegada de Sánchez pese a que (o porque) no se han resuelto los problemas básicos de nuestras condiciones de vida, todos relacionados entre sí: la dificultad para llegar a fin de mes, los precios del alquiler, el coste del acceso al estatus de “ciudadanía”, la precariedad de los trabajos y la no remuneración de casi la mitad de ellos. Transformar esas constantes de la economía y la vida seguirá siendo la línea principal de trabajo de El Salto.

Entre las notas a nivel interno, las buenas son que la web de El Salto se consolida en un nivel de visitas interesante para un medio sin publicidad de grandes empresas y sin la promoción que supone el patrocinio de contenidos por parte de multinacionales. Una base de más de 1.200.000 personas que nos lee cada mes permite afrontar el próximo curso con perspectivas de seguir creciendo en cuanto a difusión. El despegue de El Salto Extremadura en su versión digital debe contribuir al mayor alcance y descentralización de nuestros contenidos, en una tierra con necesidad apremiante de medios de comunicación críticos.

Sin embargo, una noticia y una sensación nos impiden lanzar un mensaje completamente optimista en el cierre del curso. La noticia es el final de la edición impresa de El Salto Aragón. Ya hemos detallado en una carta a las suscriptoras de allí los motivos que han llevado a este desenlace y no merece la pena ahondar en ellos. Como sensación, no podemos dejar de consignar que, en parte, la desaparición es una consecuencia de la fragilidad económica del proyecto. El énfasis en el crecimiento en territorios se ha basado en buena medida en el empeño y la militancia de decenas de compañeras en los distintos territorios. El aumento de las suscripciones en esos territorios —a partir de un trabajo periodístico que multiplique la utilidad de El Salto como forma de acceder a la información y el análisis— es el principal objetivo del próximo curso y la garantía de su sostenibilidad.

Lanzamos estas reflexiones para compartir con nuestra comunidad los debates sobre el presente y el futuro inmediato del proyecto. Pero no cerramos en agosto. La web permanecerá activa y en septiembre abriremos el curso con el número 17 del mensual. Procuraremos, eso sí, descansar y desconectar por turnos, porque seguimos creyendo que un medio como El Salto seguirá siendo necesario cuando arranque el próximo curso. Y para eso también es imperativo reposar todo lo que ha pasado en los últimos once meses.

Sobre o blog
El Salto es un proyecto formado por cerca de 200 personas y 10.000 socios/as que apuesta por un periodismo radicalmente diferente: sin financiación de empresas del Ibex35, democrático, descentralizado y de propiedad colectiva
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