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Sanidad pública
Pesadilla navideña en las Urgencias de Tenerife
María se cayó el día de Navidad, mientras la familia recogía platos y a tres horas de su vuelo de vacaciones. A primera vista, se trataba de un mal golpe, sin más. Pero al llegar al Aeropuerto Sur, ya no podía caminar. Tiene 72 años, era un viaje soñado con varios familiares, pero había que asegurarse de que no había mayores complicaciones, y no tener que ser atendida a miles de kilómetros de casa. Su hija la llevó al hospital más cercano, El Mojón, y tras ser atendida inmediatamente y revisada en radiología, se diagnosticó rotura de cadera, con lo que habría que operar. Pero para ello debería ser trasladada al Hospital Universitario de Canarias (HUC) de Santa Cruz. Lo que no podía imaginar es que iba a sufrir tres días de pesadilla. Eran las cinco de la tarde, y el traslado no se realizó hasta las ocho de la mañana del día siguiente porque no había ambulancias. Mejor dicho, como pudieron explicarles posteriormente varias enfermeras, porque las ambulancias no tienen camillas al estar en uso en los pasillos del HUC hasta que cada paciente es trasladado a una del hospital. Sin comer, a base de suero, y con la rotura generando dolores, María llegó a su destino en la mañana del martes 26, donde fue admitida y aparcada en un pasillo, en la camilla de la ambulancia y con el colchón de vaciado sobre el que estuvo más de seis horas (lo que podría haber agravado su situación). Sin calmantes, sin alimentar, sin fecha ni hora para la operación, sin cambio de pañal para sus necesidades, la agruparon ya el miércoles con otras pacientes, en una sala de espera convertida en sala de tránsito sin la equipación básica para atenderles. La operación se realizó el jueves tarde, sin complicaciones, pero quedó de nuevo aparcada en la sala de Recuperación, ya que el viernes aún no tenía habitación disponible para su ingreso.
El mastodonte conocido por sus siglas, HUC, es un edificio con más de 50 años que ha quedado superado por las necesidades, la falta de financiación y el escaso personal
Decenas y decenas de personas han vivido una tortura parecida, la gran mayoría de avanzada edad, hacinadas entre sillas de ruedas y camillas del Hospital Universitario. En plena temporada alta de turistas, que también acuden a estas Urgencias aunque tengan seguros privados, y en el primer festivo navideño, el colapso ha sido contundente. Por si fuera poco, nos hemos topado con una ola creciente de Gripe y Covid. El mastodonte conocido por sus siglas, HUC, es un edificio con más de 50 años que ha quedado superado por las necesidades, la falta de financiación y el escaso personal. Es el Titanic insignia de los centros tinerfeños, victimario además de todo lo que sucede, por sus especialidades, la distribución de pacientes y un aspecto clave: el servicio de ambulancias.
“El personal de ambulancias se encuentra secuestrado actualmente, porque la camilla de su ambulancia se queda ocupada durante horas en el hospital, al entregar al paciente”, explica Jose Juan Arbelo, Presidente del Comité de Empresa de las ambulancias Tasisa, una de las compañías privadas licitadas para dar este servicio. “Es peligrosa la situación, aunque de momento solo se hayan dado casos excepcionales, pero en los traslados se están dando entre uno a dos días de espera para el paciente, lo que no es ni digno ni sanitario”. Así, en estos días, junto a la entrada de Urgencias del HUC hemos podido observar ocasiones en las que había hasta cuatro ambulancias inactivas, con el personal a la espera de poder recuperar sus camillas. ¿Se están respetando los protocolos de atención elementales para su trabajo? “Se rompen todos los protocolos” nos advierte Arbelo, “para empezar en el 112 se tiene un protocolo de actuación que establece un tiempo de traslado al hospital inferior a los quince minutos, por lo que la ambulancia tiene que quedar libre lo antes posible para atender una emergencia”.
La recurrente excepcionalidad
Es Navidad en Tenerife, es temporada alta y según las primeras reacciones de las autoridades se trata de un pico agravado por el aumento de casos de gripe estacional. Esta es la explicación rápida que se ha transmitido ante las numerosas críticas públicas y las reclamaciones en en Hospital. En las primeras horas de la crisis pudimos contactar con el Área de Comunicación del HUC para recoger la respuesta de los responsables del centro y de Urgencias, a lo que se nos hizo llegar un texto sin firma: “la Dirección del HUC ha tomado medidas para paliar la situación de saturación de estos días en el servicio de Urgencias debido al aumento de infecciones respiratorias. Se ha puesto en marcha el Plan de Contingencia reforzando la plantilla así como se ha procedido a la compra de 52 camillas. En 2024 se va a proceder a unas obras que supondrán un mejora”. Sin embargo, la respuesta es demasiado sencilla para un problema gigantesco.
El actual colapso: ¿es algo excepcional o un problema cada vez mayor? Nos lo explica Rebeca Amador, Presidenta de la asociación Sanidad Canaria Unida: “es una curva ascendente, porque los hospitales no han evolucionado a la vez que la sociedad, y en Tenerife actualmente somos muchas personas en un sitio muy pequeño, por lo que no están aguantando la carga asistencial que hace falta, por falta de recursos, de personal y por las estructuras insuficientes”. Por lo tanto, es una cuestión de presupuesto y Tenerife estrena nuevo Gobierno, nombramientos en Sanidad y el propio HUC, e incluso un apoyo a la investidura de Pedro Sánchez desde Coalición Canaria, presente en todos estos ámbitos y con capacidad de influir. ¿Qué se ha ofrecido o preparado para abordar esta problemática descarrilada? “Nos han comentado que a principios de año se va a aumentar el presupuesto, pero hemos insistido que también se debe lograr la mejora de los contratos que es una demanda que se planteó tras la pandemia y no se ha logrado”.
“Si la Sanidad lo va a llevar una persona que no sabe de Sanidad… al final un economista va a pensar en la Economía, y en vez de un paciente vamos a estar pensando en la tarjeta de crédito”
El pasado mes de agosto se nombró al actual gerente del Hospital Universitario de Canarias, Adasat Goya González, procedente del Ayuntamiento de El Sauzal en Tenerife, y sin experiencia en el área de Sanidad. Su recorrido en la empresa pública ha estado relacionado con la Terminal de Contenedores de Tenerife. Este nombramiento, por méritos dentro de Coalición Canaria, no parece el más apropiado ante un gravísimo problema en el hospital más importante de la isla. “Es la tónica habitual”, comenta Rebeca Amador, “y con la situación que estamos viviendo no responde a ninguna lógica. Si la Sanidad lo va a llevar una persona que no sabe de Sanidad… al final un economista va a pensar en la Economía, y en vez de un paciente vamos a estar pensando en la tarjeta de crédito, como en la privada”.
La sombra de la sanidad privada es alargada y múltiple. La huida de muchas personas hacia las coberturas de seguros privados es poca solución, tal y como se advierte desde la experiencia de los profesionales de la Pública. Muchas atenciones, especializadas y de Urgencias, acaban derivadas en la atención de centros como el HUC. Por ejemplo, en caso de necesitar una ambulancia dependerán de la misma red que todos los demás. Lo mismo sucede con las intervenciones quirúrgicas. Para rizar el rizo es importante saber que, aunque las ambulancias (vehículos) son de adquisición, los empleados que se ocupan de ellas, conductores y sanitarios, son contratos de las empresas que ganan las licitaciones a concurso. Esto se ha traducido en bajos salarios, horas extras a menos de un euro la hora, y un olvido de todo el sacrificio que el sector hizo por la ciudadanía durante la pandemia. Por cierto, cada ambulancia cuesta algo más de 60.000 euros por vehículo. No parece descabellado comprar al menos media docena… para los Reyes.
“Queremos soluciones desde la realidad”
Ha llegado la hora de las propuestas y las acciones positivas, ante lo que parece no solamente un bloqueo sistémico de las Urgencias de un centro trasnochado, como el HUC, sino de todo el sistema de Canarias. En estos mismos días el Hospital Negrín, de Gran Canaria, vivió un desborde similar precisamente en Urgencias. Los pacientes se movilizan a base de reclamaciones en ventanilla, por la desatención e incluso crueldad sufrida en pasillos y cuidados. Pasan los años y los partidos alternan sin que la población sea escuchada en lo esencial: los hospitales del Norte y del Sur de Tenerife deben ser ampliados para cubrir los mismos servicios que el HUC, ya que ahora son satélites dependientes del Universitario.
Desde el Congreso de los Diputados, en un momento considerado propicio con una ministra de Sanidad procedente de Sumar, la Diputada canaria por la formación Podemos, Noemí Santana, responde con una hoja de ruta: “Hay dos ejes principales de descentralización: por un lado, convertir los centros de salud, o nuevos centros de atención urgente que hay que poner en marcha, como pequeños hospitales, con camas hospitalarias de estancia corta, para descongestionar los hospitales. El segundo eje son las manzanas de cuidados. Espacios en los distritos y barrios en los que estén unidas las atenciones sanitaria y sociosanitaria. Es importantísimo también que la apuesta de inversión se haga en la sanidad pública. Disminuyendo paulatinamente los conciertos sanitarios y fijando incompatibilidades entre la sanidad pública y la privada, empezado por los gerentes y directores del servicio Canario de salud. Necesitaríamos llegar a un gran pacto por la Sanidad en las islas, en el que estén involucrados todos los actores sociales, para caminar hacia una descentralización real de la gestión sanitaria”.
“Hay que celebrar una mesa del sector en la cual podamos analizar cuál es la problemática que nos encontramos”
Para José Juan Arbelo hay que aterrizar la idea a algo más ágil, operativo e inmediato: “hay que celebrar una mesa del sector en la cual podamos analizar cuál es la problemática que nos encontramos, desde todos los puntos de vista del sector, para plantear soluciones desde la realidad y no desde el despacho”.
Mientras tanto, cuatro días después del susto, María ya está más tranquila, en su habitación. No podrá iniciar su trabajo de recuperación porque no tendrá fisioterapeuta hasta el martes 2 de enero: no hay atención de fisio el fin de semana, y menos en puente de Año Nuevo. Literalmente, le van a dar las uvas. Pero como toda paciente, quiere mirar hacia adelante, aunque no olvidará su doble suplicio: la caída y el maltrato sanitario. El paso de 2023 a 2024 puso sobre la mesa tres fines de semana de festivos esenciales: Navidad, Nochevieja y Reyes. El primer examen fue un suspenso. Por la isla empieza a circular una expresión que se convierte en aviso: ¡qué no te pase nada!