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Sanidad
El covid invisibiliza al VIH: “Llevo ocho meses sin recibir atención médica”
Este 1 de diciembre, Día Mundial de la Lucha contra el Sida, pacientes y entidades de apoyo denuncian que durante la pandemia ha habido personas diagnosticadas sin recibir tratamiento. “No se dejaría a un diabético sin insulina, no se puede dejar a una persona con VIH sin tratamiento. Sigue habiendo un problema de estigma social”, lamentan.
A Eva le diagnosticaron VIH a finales del año pasado. Desde hace ocho meses no sabe nada de su médico especialista, que debería tratarla desde el hospital. Se queja de que no está recibiendo seguimiento ni por teléfono. “Ni siquiera una cita cada tres meses”, remarca. “Me mandaron un mensaje y me anularon todos los análisis. En abril recibí los primeros botes de tratamiento. Cuando se me acabaron fui a por más pero me decían que no podían suministrármelos porque no había ido a hacerme las pruebas. Les expliqué que ellos mismos me las habían anulado”, relata paciente.
“Ha habido personas que han estado hasta cinco meses sin tratamiento desde su diagnóstico”. Juan Diego Ramos es coordinador de VIH de la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans y Bisexuales (FELGTB) y ha vivido el caos durante los meses de pandemia. Varias de las 54 entidades que componen la federación han recibido casos que no han sido atendidos correctamente debido al colapso sanitario y este martes 1 de diciembre, Día Mundial de la Lucha contra el Sida, alertan de que el covid no debe desplazar a este otro virus con el que conviven en España entre 140.000 y 170.000 personas y para el que todavía no hay vacuna.
“Durante el estado de alarma, los especialistas se paralizaron y a estas personas les cancelaban las citas. Sin citas no había medicación”, relata Juan Diego Ramos, de FELGTB, quien destaca que alrededor del 50% de los nuevos diagnósticos que se dan son tardíos, y, por tanto, son personas con un VIH más avanzado
El último caso de ausencia de tratamiento que han notificado en la FELGTB ha sido hace apenas tres semanas, cuando tuvieron que denunciar la situación ante el director del Plan Andaluz frente al VIH por un paciente de Jaén. Tras la inacción, finalmente tuvieron que escalar el caso hasta el Plan Nacional sobre el Sida. “Son gente diagnosticada con VIH, su médico de cabecera les deriva al hospital para que les hagan los análisis y les manden medicación. Durante el estado de alarma, los especialistas se paralizaron y a estas personas les cancelaban las citas. Sin citas no había medicación”, relata Ramos, quien destaca que alrededor del 50% de los nuevos diagnósticos que se dan en España son tardíos, tal y como corroboran las cifras del ministerio de Sanidad. “En las personas con diagnóstico tardío, al VIH ya le ha podido dar tiempo a hacer daños en el organismo que pueden derivar en Sida. Y esta gente no puede estar sin medicación”, remarca.
Entidades y expertos coinciden en que los objetivos de la campaña de ONUSIDA 90-90-90 (más de un 90% de personas diagnosticadas, más de un 90% con tratamiento y más de un 90% con niveles indetectables de VIH) no pueden colisionar con la actual pandemia. “Es importante alcanzar estos objetivos. Hay que recordar que las personas con niveles indetectables de VIH ya no pueden transmitir el virus”, destaca el integrante de FELGTB.
Desde la Federación Andaluza ENLACE avisan de que la situación de estrés recae principalmente sobre los departamentos de Salud Pública de las administraciones que están centrados en implementar políticas preventivas para hacer frente a la pandemia, lo que “está afectando a la atención de las personas con VIH y los recursos para atender la salud sexual de la población” como el cierre de clínicas de ITS (Infecciones de Transmisión Sexual) que se dio durante los primeros meses de la pandemia.
En este sentido, añaden que la crisis sanitaria no puede significar un retroceso en los logros obtenidos. Con el cierre de las clínicas ITS se produjo una paralización en la dispensación de la Profilaxis Pre-Exposición (PrEP), una combinación de medicamentos que reducen el riesgo de contraer VIH que se aprobó en 2018. Este medicamento “estaba dando muy buenos resultados en determinados grupos de población: hombres que tienen sexo con hombres, personas trans o personas en contexto de prostitución”, avisan.
Centros de atención, olvidados
Charlie, integrante de la asamblea Movimiento Marika de Madrid, corrobora el cese en el suministro de la PrEP que se dio en clínicas como el Centro Sanitario Sandoval, el principal ambulatorio de Madrid dedicado al tratamiento de las Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS). Un centro que, aseguran, hoy está saturado y no puede hacer un acompañamiento adecuado a los usuarios. Un lugar que estuvo con la plantilla en cuadro, sin recibir pacientes y anulando visitas. Por ello, hoy su asamblea convoca una concentración en sus puertas.
“Queríamos concentrarnos frente al Sandoval porque empezó a perder apoyo con el estado de alarma y hoy la Comunidad de Madrid lo ha dejado de lado. Ha estado sometido a una gran presión, tuvo que cancelar citas, hubo falta de medicamentos y dejó de suministrar la PrEP, siendo el único centro que tiene autorizada su prescripción en Madrid”, explica el integrante del Movimiento Marika de Madrid.
“Con la pandemia del covid la gente se ha volcado totalmente. Hace 40 años las personas con VIH morían solas, con el único apoyo de algunas redes de solidaridad y sin ningún tipo de atención sanitaria“
Charlie, añade que su concentración pretende “llamar la atención” entre la diferencia que ha ocurrido con las “dos pandemias”: una con tres vacunas cerca de su comercialización y otra donde aún no hay remedio. “Con la pandemia del covid la gente se ha volcado totalmente. Hace 40 años las personas con VIH morían solas, con el único apoyo de algunas redes de solidaridad y sin ningún tipo de atención sanitaria, viviendo pruebas médicas a través de medicamentos sin fiabilidad. Las personas seropositivas se convertían en conejillos de india y acababan muriendo con lo que se llamó la peste rosa o el cáncer gay”, afirma.
Hacia la despatologización
Eva, que ha tenido que ser autodidacta para comprender su infección, se queja de que le ha faltado información en este proceso psicológico que ha atravesado tras obtener el positivo. “Si no fuera por las ONG, yo no sé lo que hubiera sido de mí. Al servicio público le hace falta prepararse para tratarnos. La doctora, cuando me confirmó el positivo, me dijo que era por una relación sexual, pero no tiene por qué ser por eso. Me dejó sentada en la silla y se levantó a hablar con la puerta abierta”, describe.
“Hay muchas personas con VIH que viven solas, tuvimos que ir a sus casas a llevarles alimentos para que no tuvieran que salir. La pandemia con quien más se ha cebado es con las personas más vulnerables“
Las organizaciones avisan de que, durante el confinamiento, las personas más vulnerables fueron las más afectadas. “Hay muchas personas con VIH que viven solas, tuvimos que ir a sus casas a llevarles alimentos para que no tuvieran que salir. La pandemia con quien más se ha cebado es con las personas más vulnerables, los migrantes, la población LGTBi... con gente con pocos medios y pocos recursos que no confían en las administraciones. Ha sido todo muy complicado”, asegura Juan Diego Ramos. Mientras añade que el covid-19 ha demostrado que el estigma contra el VIH sigue vivo.
“Se ha avanzado mucho en aspectos biomédicos pero en aspectos sociales no. La primera reacción es de repulsa a la persona contagiada. Perdura ese concepto de criminalización de las relaciones sexuales, “si lo tienes algo habrás hecho”, piensan. No se dejaría a un diabético sin insulina, no se puede dejar a una persona con VIH sin tratamiento. Sigue habiendo un problema de estigma social. Tener covid no es un castigo. Tener VIH, tampoco”, sentencia.