Sidecar
Vivir juntos

La tarea estratégica de los ecosocialistas es definir un espacio equidistante de los excesos prometeicos de la ecomodernidad y los excesos ascéticos del comunismo partidario del decrecimiento,
Lluvia en Madrid - 7
Una calle de Madrid un día de lluvia. David F. Sabadell

Es profesor de la Universidad París XIII.

19 sep 2023 05:24

En la lección inaugural pronunciada en 1977 para celebrar su incorporación al Collège de France, publicada más tarde en Comment vivre ensemble. Cours et séminaires au Collège de France (1976-1977), Roland Barthes exploró una «fantasía de vida, un régimen, un estilo de vida», que no era ni solitario ni comunitario: «Algo así como la soledad con interrupciones regulares». Inspirándose en los monjes del Monte Athos, Barthes propuso llamar a este modo de convivencia idiorritmia, del griego idios (propio) y rythmos (ritmo). «Fantasmáticamente hablando –afirma– no hay nada contradictorio entre querer vivir solo y querer vivir juntos». En las comunidades idiorrítmicas, «cada sujeto vive según su propio ritmo» sin dejar de estar «en contacto unos con otros en el seno de un tipo particular de estructura».

Aunque en opinión de Barthes este estilo de vida no reglamentado sería exactamente lo contrario de «la inhumanidad fundamental del falansterio de Fourier con su cronometraje de cada cuarto de hora», su visión es igualmente utópica. Pero mientras que Fourier proponía un plan para una comunidad organizada y cerrada, Barthes no esbozaba tanto un modelo, sino que intentaba definir una zona entre dos formas extremas de vida: «una forma excesivamente negativa: la soledad, el eremitismo» y «una forma excesivamente asimiladora: el convento o el monasterio». La idiorritmia es, pues, «una forma intermedia, utópica, edénica, idílica»: la «utopía de un socialismo de la distancia». En esta vía intermedia entre vivir solo y con los demás la interacción entre los individuos es tan ligera y sutil que permite a cada uno escapar al dictado de la heterorritmia, bajo cuyo régimen uno debe someterse al poder y ajustarse a un ritmo ajeno impuesto desde fuera.

La utopía en actos
La utopía en actos La utopía de Fourier: del sueño a la práctica

Con siete años, Fourier hizo el juramento que Aníbal hizo con nueve contra Roma: juró odio eterno al comercio.


La fantasía de Barthes resulta francamente pertinente para abordar las visiones ecosocialistas actuales. La aporía que identifica entre soledad y socialidad, entre autonomía y coordinación, tiene paralelismos con los conflictos que animan la actual discusión en curso entre los partidarios del decrecimiento y los defensores de un Green New Deal o de alguna de sus propuestas de sus equivalentes. Impulsado por la intensificación de la crisis ecológica, el desbarajuste imperante en el pensamiento dominante y el auge del movimiento climático, el debate se ha convertido en uno de los más animados de la escena intelectual de izquierda.

Uno de los principales puntos de desacuerdo se refiere al problema de la tecnología y la escala. En opinión de «ecomodernos» como Matthew Huber, autor de Climate Change as Class War (2022), para ecologizar nuestras sociedades y abolir la pobreza global se requiere «un esfuerzo social masivo de inversión pública y planificación» que propicie la aceleración del progreso técnico: «resolver el cambio climático requiere un desarrollo masivo de las fuerzas productivas». Como escribió Huber en Sidecar/El Salto el año pasado, «resolver el cambio climático requiere nuevas relaciones sociales de producción que desarrollen las fuerzas productivas hacia la producción limpia». En esta perspectiva marxista tradicional, la planificación socialista –las nuevas relaciones sociales de producción– nos permitiría desplegar soluciones tecnológicas actualmente encorsetadas por la persecución capitalista de beneficios.

El filósofo japonés Kōhei Saitō, por el contrario, tiene una visión menos optimista del potencial ecosocialista del avance tecnológico. De acuerdo con su lectura de Marx, expuesta en Marx in the Anthropocene (2023), las fuerzas productivas que heredarían los ecosocialistas son las «fuerzas productivas del capital»: su contenido tecnológico es indisociable de las relaciones de producción capitalistas. Más preocupante aún, en la interpretación de Saitō, resulta la dominación del capital sobre el trabajo, que no es solo una cuestión de propiedad, sino que deriva de la creciente socialización de la producción: «el capital organiza la cooperación en el proceso de trabajo de tal manera que los trabajadores individuales ya no pueden llevar a cabo sus tareas solos y de forma autónoma, sino que están subyugados al mando del capital». Saitō concluye que las «fuerzas productivas del capital no pueden ser transferidas adecuadamente al poscapitalismo, porque son creadas con el fin de subyugar y controlar a los trabajadores». La tecnología capitalista «elimina las posibilidades de imaginar un estilo de vida completamente diferente». De acuerdo con su visión del decrecimiento, «la abolición del régimen despótico del capital puede incluso requerir la reducción de la escala de producción».

Tanto Huber como Saitō exponen argumentos sólidos y perspicaces sobre la transición ecológica al socialismo, aunque sus posturas marcan en muchos aspectos polos opuestos en el espectro de la teorización de izquierda sobre la crisis climática. Cada punto de vista tiene sus limitaciones. Mientras que la primera implica un temerario acto de fe en la sabiduría y agilidad de un futuro liderazgo socialista para hacer frente al legado tecnológico capitalista, la segunda pasa por alto el hecho de que el abandono de «las fuerzas productivas del capital» y la reducción de la producción darían lugar a una desespecialización de la actividad productiva, lo que conduciría a una drástica reducción de la productividad del trabajo y, en última instancia, a un desplome del nivel de vida. Si el precio potencial del abrazo ecomoderno del desarrollo tecnológico es la alienación humana y la cosificación tecno-capitalista, el coste probable del rechazo del mismo por parte del decrecimiento es la austeridad y el empobrecimiento.

Así, al igual que para Barthes el problema de la idiorritmia radicaba en «la tensión existente entre el poder y la marginalidad», entre la regulación excesiva y el aislamiento excesivo, la tarea estratégica de los ecosocialistas es definir un espacio equidistante de los excesos prometeicos de la ecomodernidad y los excesos ascéticos del comunismo partidario del decrecimiento, aunque la tensión no pueda resolverse finalmente. Fantasmáticamente hablando, como diría Barthes, no hay nada contradictorio en querer disfrutar de las riquezas de una sociedad tecnológicamente avanzada y querer desarrollarse en armonía con la naturaleza. En lugar de elegir entre la aceleración y la reducción de escala, el ecosocialismo debería intentar encontrar un equilibrio entre estas alternativas. La cosificación de las fuerzas productivas heredadas del capital y cierto grado de alienación en el proceso de trabajo sólo deberían tolerarse en la medida en que se pongan al servicio de fines democráticamente legítimos mediante la planificación concebida con el fin de estabilizar el clima y satisfacer las necesidades humanas.

Una vez aceptada esta línea media como cuestión de principio, comienza el trabajo verdaderamente duro para los ecosocialistas. El estudioso del decrecimiento Jason Hickel propuso recientemente una definición amplia de los objetivos de la transformación ecosocialista (y antiimperialista):

Debemos lograr el control democrático sobre el sistema financiero, la producción y la innovación, así como organizarlo en torno a objetivos tanto sociales como ecológicos, lo cual requiere asegurar y mejorar las formas de producción social y ecológicamente necesarias, reduciendo al mismo tiempo la producción destructiva y menos necesaria.

La formulación de Hickel parece incontestable, pero definir nuestros objetivos sociales y ecológicos, así como decidir qué formas de producción son necesarias y cuáles destructivas, implica un cambio revolucionario. Como observó el pionero de la economía ecológica Karl William Kapp en 1974:

La formulación de políticas medioambientales, la evaluación de los objetivos medioambientales y el establecimiento de prioridades requieren un cálculo económico sustantivo en términos de valores de uso social (evaluados políticamente) para los que el cálculo formal efectuado en términos de valores de cambio monetario no proporciona una medida real y ello no sólo en las sociedades socialistas, sino también en las economías capitalistas. De ahí el aspecto «revolucionario» de la cuestión medioambiental como problema teórico y práctico.

Barthes no desarrolló plenamente las implicaciones políticas de sus ideas, pero en su opinión eran de gran importancia. Como explica al principio de la conferencia, la fuerza del deseo –la figura de la fantasía– está en el origen de la cultura. Sin embargo, en la búsqueda de un equilibrio emancipador entre cooperación y autonomía –entre el desarrollo de las fuerzas productivas y la transformación de las relaciones sociales– la especulación abstracta será menos importante que prestar mucha atención a nuestra situación histórica y a las instituciones del mundo real. El poder de la fantasía es tan fuerte como las visiones concretas que produce.

Sidecar
Artículo original: Living Together publicado por Sidecar, blog de la New Left Review y traducido con permiso expreso por El Salto. Véase André Gorz, «Political Ecology: Expertocracy versus Self-Limitation», NLR I/202; Kenta Tsuda, «Preguntas ingenuas sobre el decrecimiento», NLR 128; y Herman Daly, Troy Vettese, Robert Pollin, Mark Burton y Peter Somerville, Decrecimiento vs. Green New Deal, Madrid, Traficantes de Sueños, 2019.
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Sidecar
Sidecar El mismo filo de la navaja: Starmer contra la izquierda
Desde el principio de su liderazgo, Starmer y su equipo decidieron confundir el apoyo acrítico a Israel con una postura ecuánime contra el antisemitismo para poder utilizar esta confusión como un arma con la que matar a la izquierda.
Sidecar
Sidecar Control de daños en la República Islámica de Irán
El Estado iraní se enfrenta a una plétora de contradicciones estructurales. La elección de Masoud Pezeshkian, un reformista, representa el modo elegido para intentar superar esta crisis múltiple.
Sidecar
Sidecar Victoria aplazada de la izquierda francesa
Al disolver la Asamblea Nacional, Macron, el 'enfant roi' del Elíseo ha roto sus juguetes y ha pedido a otros que los arreglen.
Nacionalismo galego
Pensamento A incómoda liberdade de pensamento de Castelao
Este ano cúmprese o 75º aniversario do pasamento do artista e intelectual Alfonso Daniel Rodríguez Castelao. O profesor Xoán Carlos Garrido investigou sobre a obra desta figura clave da historia de Galiza.
Portugal
Elecciones legislativas Portugal mantiene su rumbo hacia la derecha y Luís Montenegro revalida su victoria en las urnas
La extrema derecha de Chega supera su techo histórico. El Partido Socialista será segunda fuerza más votada con poca ventaja sobre los de André Ventura. Noche horrible para la izquierda parlamentaria lusa.
Islas Canarias
Manifestación “Canarias tiene un límite” une a miles de personas contra el modelo de sol y ladrillo
Más de cien mil personas, según la organización, han recorrido las calles de las ocho islas canarias para denunciar el modelo depredador de suelo y territorio que fomenta el turismo como monocultivo del archipiélago.
Culturas
Cultura As Letras Galegas e a pregunta pendente: que tradición queremos?
Baixo o lema “De ser BIC, non así”, colectivos e persoas vinculadas á cultura tradicional galega reclamaron transparencia, coidado e participación nun proceso que, neste Día das Letras Galegas, convida á reflexión.
Historia
Ocio y política Puy du Fou: la historia al servicio del relato reaccionario
Mientras en España el parque se posiciona dentro de la batalla cultural de la nueva derecha, en Reino Unido la propuesta de apertura de uno nuevo abre el debate sobre los vínculos del grupo Puy du Fou con Putin y la derecha europea.
Rumanía
Rumanía Simion y Dan se disputan la presidencia en unas elecciones que definirán la crisis del europeísmo en el país
El ultranacionalista George Simion y el proeuropeo Nicușor Dan se enfrentan este domingo a la segunda ronda de las elecciones presidenciales en Rumanía, tras la anulación de las elecciones de noviembre.

Últimas

Galicia
Economía Social Por que Galicia non precisa Altri, ou como a economía local e solidaria actúa de escudo
Galicia é o exemplo máis visible do que ocorre cando a megaindustria se topa cun tecido produtivo e social forte: un escudo. As zonas despoboadas corren peor sorte ante a ameaza de eólicos, solares ou macrogranxas.
Galicia
Galicia A Xunta aprobou a celulosa de Altri argumentando que a súa cheminea de 75 metros sería “icónica”
O Informe de Patrimonio Cultural, favorable á multinacional, emitiuse con base en dúas encargas externas, contratadas e pagadas pola empresa ao ex presidente e ao actual tesoureiro de Icomos-España.
Genocidio
Genocidio Israel mata a 153 personas en 24 horas mientras se prepara para su lavado de cara anual en Eurovisión
Se cierra una de las semanas más mortíferas del año, en la que Israel ha bombardeado hospitales e infraestructuras civiles. La hambruna se extiende por el territorio de Gaza.
Más noticias
Que no te lo cuenten
El Salto Radio Del abuso de poder y protestas contra las celulosas
VV.AA.
La Asociación de Terapia Gestalt expulsa a un centro de su red y cientos de gallegos salen en protesta contra Altri y la mina de Touro
La vida y ya
La vida y ya Ganas de saber más
Una de ellas dice: “Son muchos”, y se queda callada con la mirada puesta en unas piedras. Después, cuando nos alejamos del lugar, se acerca al profesor de historia. Tiene ganas de saber más.
Gobierno de coalición
Reducción de jornada Yolanda Díaz apuesta todo a quebrar el ‘no’ de Junts mientras el PSOE mira de lejos
Desde el PSOE y también en Sumar aseguran que el sprint final de la negociación con Junts está a cargo de la vicepresidenta, que se muestra optimista. Los socialistas, entre la equidistancia y el interés electoral.
Portugal
Elecciones Portugal: derecha para todos los gustos
Todos los sondeos dan por segura una victoria conservadora en un país en el que los buenos datos económicos contrastan con salarios estancados y alquileres por las nubes.

Recomendadas

Galicia
Pensamiento La incómoda libertad de pensamiento de Castelao
Este año se cumple el 75º aniversario del fallecimiento del artista e intelectual Alfonso Daniel Rodríguez Castelao. El profesor Xoan Carlos Garrido ha investigado sobre la obra de esta figura clave de la historia de Galicia.
Abusos a la infancia
Pau Lluc “La casa no es un lugar seguro para muchos niños y niñas”
Pau Lluc (Alboraia, 1974) sufrió violencia sexual cuando era pequeña por parte de su padre. Asegura que necesitamos relatos para que la sociedad tome conciencia de que ella no es la excepción.