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El estado sionista no pierde el tiempo para agredir a otros países. La caída de Bahsar al-Asad ha sido el momento elegido por el gobierno israelí para prodigarse en demostraciones de fuerza e impunidad, sordo a las condenas internacionales. Durante la jornada del lunes, Israel ha lanzado más de 250 ataques sobre todo el territorio sirio, golpeando a tres aeropuertos, bombardeando en las inmediaciones del puerto de Latakia, y destrozando infraestructura militar. Las bombas caían hasta en Damasco mientras el líder de Hayat Tahrir al-Sham (HTS), Abu Mohammed al Golani, proseguía con su empresa de exhibir una transición pacífica del poder, para transmitir calma adentro y afuera de sus fronteras.
La imagen de una “transición ordenada” se concretaba ayer en la aceptación del primer ministro de el depuesto Al-Asad de traspasar el poder a su sustituto: Mohammed al Bashir, líder al frente del llamado Gobierno de Salvación designado en el cargo. Mientras, las imágenes de familias internándose en la prisión de Saydnaya, célebre lugar de detención y tortura, en busca de sus allegados, detenidos a veces durante décadas, simbolizaban el fin de un régimen que ha reprimido durante más de 50 años toda disidencia política. Reencuentros con prisioneros políticos y celebraciones en muchas ciudades sirias y allá donde reside la diáspora han dado la medida de hasta qué punto el fin del régimen de Al Asad era deseado por una parte importante de la población.
“The Golan Heights will forever be an inseparable part of Israel.
— Global Intel Watch (@WAffairsBlog) December 10, 2024
The collapse of the Syrian regime is a direct outcome of the severe blows we have dealt on Hamas, Hezbollah, and Iran.”
— Israeli Prime Minister Benjamin Netanyahu pic.twitter.com/CbiDWqy3Dq
Un Netanyahu exultante
Frente a la alegría de miles de sirios por ese inesperado fin de un régimen que ha durado más de medio siglo, el entusiasmo de Benjamín Netanyahu, ante lo que considera una oportunidad única para avanzar en su propia agenda, después de atribuirse la caída del régimen, a la que ha descrito como “el resultado directo de los duros golpes que Israel asestó a Hamás, Hezbollah e Irak”.
En la lectura del acusado por crímenes de guerra, Hamás estaría “más aislado que nunca”, tras la caída de al-Asad. Algo que, apuntaba, podría incidir positivamente en una eventual negociación para la liberación de los prisioneros del 7 de octubre. Todos ellos argumentos esgrimidos por el mandatario para celebrar haber continuado con su guerra contra Gaza, y afirmar que esta no se detendrá aún.
El entusiasmo de Netanyahu, y su ofensiva contra la Siria post-Assad convive con la condena internacional a la decisión israelí de expandir su ocupación de los Altos del Golán sirios, una decisión que ha sido calificada por Naciones Unidas como una vulneración del acuerdo del alto al fuego que en 1974 pondría fin a la guerra del 1967. Qatar, Iraq y Arabia Saudí, han condenado las acciones israelíes, mientras Irán ha llegado a pedir la intervención de Naciones Unidas. Desde Líbano, Hezbollah condenaba también tanto los ataques contra Siria, como la invasión israelí de su territorio, “mientras reafirmamos nuestro apoyo por Siria y su pueblo, subrayamos la necesidad de mantener la unidad de Siria”, afirmaba el grupo, señalado como uno de los aliados de Bashar al-Asad, quien no fue mencionado en su comunicado.
La ocupación de tierras cercanas a los Altos del Golán puede ser solo el principio de un objetivo marcado por el apetito de la ultraderecha sionista: extender el “Gran Israel”, hasta Damasco, como defendía el ministro de finanzas Bezalel Smotrich en octubre.
Turquía, a lo suyo
Israel no es el único estado que tiene su agenda territorial sobre el estado sirio. Turquía, a través del grupo al que “patrocina” el Ejército Nacional Sirio, habría tomado la ciudad de Manbij, en el Nordeste del país, un enclave estratégico donde gobernaban fuerzas kurdas de la Administración Autónoma Democrática del Norte y Este de Siria (DAANES). Y es que, como muchos señalan, Tayyip Erdogan puede extraer beneficio de este momento de incertidumbre para su guerra contra los kurdos.
Por otro lado, once años después de su cierre, Turquía abría la frontera de Yayladagi con Siria para facilitar el retorno de personas refugiadas. Erdogan ha llevado una política de deportaciones forzosas en los últimos años, considerando a la población siria refugiada como un problema nacional, clave por ejemplo en las últimas elecciones.
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El HTS aparenta respetabilidad
“Yihadistas”, “herederos de Al Qaeda”, “terroristas”. Las descripciones que acompañan a Hay’at Al Tahrir Al Shams, no vienen de la nada. Surgida al calor del intervencionismo estadounidense (su líder al Golani se unía a la Al Qaeda iraquí en el marco de la invasión de ese país), la trayectoria de al Golani ha ido generando grupos con una agenda islamista conservadora, pasando por una serie de alianzas y rupturas (desde Al Qaeda al Isis, fuerzas de las que se ha ido distanciado) para acabar centrándose en la caída del gobierno de al-Asad y la toma de poder en Siria.
Formada por musulmanes sunitas, mayoría en el país mientras los alauitas acaparaban el poder, una de las principales críticas que enfrenta HTS es su política hacia las otras minorías del país: la drusa y la cristiana, que han sido objeto de discriminación y violencia en Idlib, ciudad al noroeste de Siria que el HTS, antes Frente Al Nusra, gobierna desde 2015. Durante las últimas épocas, se reportan esfuerzos por parte de este grupo por presentarse como tolerante hacia las otras minorías religiosas, si bien no faltan las acusaciones de que este discurso no casa con la realidad.
Ante las suspicacias, el nuevo gobierno intenta dar muestras de moderación, y de una transición gradual. En este sentido, el embajador de Siria ante la ONU, Koussay Aldahhak, informaba de que, durante el periodo de transición, se mantendría al mismo cuerpo diplomático, mientras condenaba, ya como representante del nuevo gobierno, los ataques de Israel, considerando que el estado sionista se está “aprovechado de la transición que los sirios están haciendo ahora”. Una transición de la que el enviado hablaría con convencimiento: “Uniremos fuerzas para reconstruir nuestro país, reconstruir lo que fue destruido, y reconstruir el futuro, un mejor futuro para Siria y todos los sirios”.
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Así, el anuncio del ex primer ministro Mohammad Ghazi al-Jalali, de que traspasará el poder al recién nombrado Gobierno de Salvación y a su líder, el recién designado Mohammed al-Bashir, junto a la afirmación del HTS, de que declarará una amnistía general para todos los soldados reclutados bajo el mando de Al Asad, formaría parte de esta narrativa de la transición tranquila, mientras los países de la región, como Qatar, van estableciendo líneas de diálogo con el nuevo régimen, y en Europa, gobiernos como el alemán y el francés se abren a la posibilidad de cooperar con las nuevas autoridades.
“Juzgaremos a las autoridades que tienen el control ahora en Siria por sus acciones, y partiremos de ahí”, decía ayer por su parte Robert Wood, embajador de Estados Unidos ante Naciones Unidas. Son todas afirmaciones que esquivan por ahora el hecho de que HTS es considerado un grupo “terrorista” tanto por Washington, como por la Unión Europea o Turquía.
Hamas, grupo palestino que comparte con HTS su denominación como grupo “terrorista” por parte de los países occidentales, felicitaba por su parte a los sirios “por lograr sus aspiraciones de libertad y justicia”, manifestando su compromiso con la unidad territorial del país, y recordando el rol fundamental de Siria como apoyo de la causa y resistencia del pueblo palestino.
Europa suspende el asilo
Independientemente de cómo se revele la situación para Siria en las próximas semanas, al igual que Turquía, son numerosos los estados europeos que tienen su agenda clara: no quieren más personas refugiadas sirias. Lo que ha sido una alerta en los últimos años en países como Alemania o Dinamarca, ahora se convierte en un hecho consumado, uno tras otro, varios países de la Unión Europea han anunciado que congelarán los procesos de solicitud de asilo mientras se aclara la situación en el país. Ha sido el caso de la propia Alemania (que cuenta con la mayor comunidad de sirios fuera del país, con 1,3 millones de este origen), Inglaterra, Francia, los Países Bajos o Suecia.
Para el director de la organización Mercy Corps radicada en Siria, la caída de Al-Asad, sin embargo, no resuelve por sí sola la crisis humanitaria”. “Años de conflicto así como desastres naturales han devastado la economía Siria, interrumpiendo la producción de suministros y servicios y destrozando los medios de vida”, alertaba, advirtiendo sobre el posible impacto de millones de sirios retornando en estas circunstancias.
Siria
Al Raqa: para que sus hijos puedan decir “esta es la tumba de mi papá”
El Califato proclamado en el verano de 2014 por el grupo terrorista Estado Islámico ha llegado a su fin. Durante más de cuatro años de guerra, ciudades enteras han sido destruidas y un gran número de civiles ha desaparecido. En Al Raqa, anteriormente considerada como la “capital” de la organización yihadista, los equipos de rescate siguen extrayendo cuerpos de las ruinas que se extienden hasta donde alcanza la vista.
Un horizonte incierto
Y es que las circunstancias están lejos de estar claras. Queda la herencia brutal del régimen de los Asad, y de 14 años de guerra con diversos actores enfrentados. En este sentido, los expertos en derecho internacional advierten de la necesidad de preservar las fosas comunes que se están encontrando para que puedan servir como evidencias ante la necesaria rendición de cuentas que debe afrontar el estado. Así lo ha explicado el equipo sirio de Diakonia International Humanitarian Law Centre. “Proteger estos enclaves es fundamental, pues podrían aportar información crucial y pruebas que apoyarán la rendición de cuentas y contribuirá a salvaguardar el derecho a la verdad, y la reparación para las familias de los desaparecidos y muertos”.
También están muy presentes las amenazas a la seguridad de un país inestable, algo que el HTS está intentando conjurar con un gran despliegue de fuerzas en los edificios estatales, o en los puntos estratégicos de la capital. Sin embargo, la diversidad de las fuerzas unidas en la oposición a Al-Asad podría traducirse en tensiones y enfrentamientos por el poder, una vez fuera el anterior mandatario.
Bajo la mirada de potencias que no se han abstenido en ningún momento de inferir en los asuntos sirios, el nuevo gobierno deberá mostrar el control del poder, al mismo tiempo que la inclusión en la toma de decisiones de otros actores, integrando a las diversas comunidades y grupos armados. Todo ello bajo el fantasma de la fragmentación y la guerra total que han asolado a países que partían de una premisa similar: la Libia post-Gadaffi, o el Iraq post-Sadam. Algunos analistas apuntan a que Al Golani no viene de la nada, sino que en base a estos precedentes, ha desarrollado un lenguaje enfocado a tranquilizar a su audiencia tanto en el interior como en el exterior del país, especialmente ante las potencias occidentales.
Más allá de aquietar a los países europeos, deseosos de tener una excusa para desentenderse de los refugiados sirios, otro frente parece especialmente problemático para el futuro de Siria, las consecuencias para los kurdos de este cambio. En primer lugar, la amenaza del ISIS nutrido por Turquía pesa sobre las fuerzas kurdas que consiguieron vencerles en 2019. Además del fantasma del Isis, uno de los grupos aliados del HTS, el ya mencionado Ejército Nacional Sirio, apoyado por Turquía, supone una amenaza directa para la autonomía kurda en Rojava.
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Hay demasiados actores en Siria, internos y externos, cada cual con sus planes, y me temo que la paz no está incluida en esos planes.
No tiene pinta que la situación vaya a mejorar, puesto que el país va a quedar, en el mejor de los casos, goviernado por una caverna de islamistas igual de antidemocráticos que el anteiror gobierno pero mucho más irrespetuosos con lss minorías etnico-religiosas del país. O en el peor, igual que Afgnistan en el 1992, en una larga guerra civil entre islamistas.
Y no solo eso, esque Israel y Turquía se van a zampar el norte y sur del país mientras la comunidad internacional no dice ni mu.