Accion Feindef - 6

Suma Cero
La inflación ha muerto, larga vida a la inflación

La devaluación del dinero ha sido presentada como la peor enfermedad de la economía de mercado. Pero, en esta década, el miedo a la inflación parece un residuo de los años de dominio neoliberal.
Isidro López

Es miembro de la Fundación de los Comunes. 

11 nov 2021 05:57

Las fuertes sacudidas de los precios a nivel global desde que comenzó la reactivación económica escalonada en la inmensa mayoría de los países de Europa, Asia y America, no dejan lugar a dudas: vuelve nada menos que la inflación. La inflación fue la bête noîre del neoliberalismo ascendente de los años ochenta y, a la vez, a lomos del caballo de la inflación fue como ese mismo neoliberalismo noqueó definitivamente a los gobiernos keynesianos que fueron objetivo primordial de su ofensiva. Cosa que no quita que le llevase muchísimos más años noquear a los estados keynesianos que esos mismos gobiernos construyeron durante los años de la posguerra mundial. 

En la ortodoxia liberal la inflación es la peor enfermedad que puede aquejar a la economía de mercado: la devaluación del dinero. Y con ella, algo mucho más importante: la devaluación de las posiciones de poder de los propietarios de dinero. La inflación plantea una contradicción siempre a las aspiraciones de construcción del homo economicus individualista, autosuficiente y racional del liberalismo porque implica aclarar de una vez por todas la confusión entre la buena y la mala moneda, posibilidad de confusión que aterraba al liberalismo del siglo XIX. Para esta tarea es indispensable la existencia de un Banco Central con poderes de Estado que determina cuánta moneda es buena y cuánta mala. El patrón oro fue la herramienta institucional que el liberalismo británico antiguo utilizó durante tres siglos para naturalizar esta vinculación entre la escala de las riquezas y el poder de las clases propietarias de dinero. 

Hoy, el mega significante económico por excelencia, la inflación, vuelve a un capitalismo en el que ya no mandan unilateralmente ni Estados Unidos, ni el petróleo

El neoliberalismo norteamericano ascendente de los años setenta y ochenta, mucho más pragmático, conquistó las instituciones transnacionales procedentes del orden de Bretton Woods y desde ahí, fue conquistando, uno tras otro, los bancos centrales de los Estados nación, siempre en nombre de la lucha contra la inflación. No desenterraron el patrón oro mitificado por el liberalismo del siglo XIX sino que pusieron al dólar, y al petróleo, en su lugar. El poder político norteamericano sobre el mundo, y muy especialmente, su control sobre el combustible fósil, eran la garantía última de estabilidad financiera y monetaria en el mundo capitalista posterior a 1973. Hoy, el mega significante económico por excelencia, la inflación, vuelve a un capitalismo en el que ya no mandan unilateralmente ni Estados Unidos, ni el petróleo. 

La inflación reina pero no gobierna

Por acumulación histórica, la reaparición de la inflación como frame económico global debería dar una ventaja casi absoluta a la ortodoxia política neoliberal para recuperar su posición dominante tras dos años de extensión de algo así como un nuevo sentido común económico-político al que podríamos llamar provisionalmente neokeynesianismo pandémico. Todas y cada una de las instituciones económicas creadas durante el periodo neoliberal llevan la lucha contra la inflación inscrita en su ADN. El Banco Central Europeo y el euro fueron los experimentos mayores del régimen neoliberal de control de la inflación. Se puede decir, sin mucho exagerar, que el euro está construido sobre el control de la inflación de la eurozona a unos niveles de crecimiento anual nunca superiores al 2% del PIB continental.

Sin embargo, en este momento, es casi imposible pensar en una intervención como el tour de force de Jean Claude Trichet en 2008. En plena crisis financiera global, el entonces presidente del BCE, subió repentinamente un punto los tipos provocando una cadena de efectos aumentados de la crisis financiera. La subida de tipos europea puso punto y final repentino a la inmensa burbuja inmobiliaria española, abrió una profundísima crisis del sistema financiero español y, en el medio plazo ha supuesto, el asentamiento casi permanente desde entonces de la crisis en la Eurozona y, por extensión, en toda la Unión Europea. Una crisis europea que primero fue productiva, luego financiera, después monetaria, siempre social y ecológica y ahora ya, directamente existencial. 

El expediente utilizado para borrar del mapa la lucha de clases en Europa a lo largo de toda la década de los setenta fue el control de precios

El Banco Central Europeo se enfrentaba entonces a una inflación del 4% fundamentalmente provocada por un pico espectacular de los precios del petróleo y las materias primas generada en los mercados de futuros, uno de los refugios de emergencia más lucrativos de unos capitales en estampida tras la evaporación repentina del mercado de las hipotecas subprime. En octubre de 2021, la inflación en la Eurozona ha llegado al 4,1% provocada por un pico espectacular en los precios del gas y las materias primas generado en los mercados de futuros de nuevo desorbitados ante la llegada masas crecientes de capitales financieros en estampida en busca de nichos de rentabilidad. A partir de esta semejanza, no pequeña, todo son diferencias entre una situación y la otra, y muy posiblemente, muy diferentes van a ser los acontecimientos que sigan a la instalación de la inflación como ítem económico-cultural en la esfera política europea.

Una de esas palabras

Si no existe tal cosa como un debate económico “puro” en general, menos aún en el caso del que posiblemente es, aún hoy, el término técnico de la ciencia económica con mayor carga histórica y política: la inflación. Hay que recordar que el expediente utilizado para borrar del mapa la lucha de clases en Europa a lo largo de toda la década de los setenta fue el control de precios, especificado claramente en un mandato férreo de control salarial que, en un momento de pleno empleo, tan sólo podían imponer los sindicatos a sus propios afiliados. Algo que uno tras otro, los sindicatos europeos terminaron por hacer, no sin que se librara una guerra social total en varios frentes internos y externos antes que se venían arrastrando desde el 68.

El Salto n.13
Especial mayo 68 en El Salto

Ya en quioscos y librerías el nuevo número de El Salto. Dedicamos portada y Panorama a uno de los acontecimientos que precipitó el fin del marco político establecido después de la II Guerra Mundial.


La baza decisiva del capital en aquella derrota por capítulos que sufrió la clase obrera industrial a lo largo de dos décadas fue utilizar el espacio transnacional para desvincular tanto los capitales productivos como los capitales financieros de los estados nación. El capital fue migrando hacia Asia, muy especialmente hacia China, en busca de menores costes laborales, ambientales y fiscales, blindado por todo un entramado jurídico-institucional que fomentaba la huida bajo una retórica de libre mercado, defensa de los derechos de propiedad y lucha contra la inflación.

El ERTE ha sido la máxima aportación del modelo de negociación colectiva no inflacionista de inspiración alemana que se ha extendido en Europa

En esas nuevas condiciones de movilidad incrementada del capital, los Estados nación europeos tomaron literalmente los restos de las luchas de clases europeas a su cargo en forma una nueva forma de concertación social en que se pactaron las condiciones de posibilidad del trabajo asalariado dentro de los límites intraspasables de las políticas antinflacionistas. Lo cual significaba de hecho renunciar no ya a un horizonte socialista sino a un horizonte simplemente de pleno empleo, el abc del keynesianismo.

La situación de jibarización y ultracongelación del proceso productivo en Europa ha tenido como consecuencia de la utilización generalizada de los ERTE. Con distintos nombres —kurzarbeit, furlough—, el ERTE ha sido la máxima aportación del modelo de negociación colectiva no inflacionista de inspiración alemana que se ha extendido en Europa. Pensados para absorber shocks temporales manteniendo los empleos en las estructuras empresariales existentes, los ERTE se han utilizado de forma generalizada durante un año y medio en las cuatro mayores economías de la Eurozona: Alemania, Francia, Italia y España. Además de en el Reino Unido, donde han alcanzado su máxima extensión. 

China reestructura Europa

Esta suspensión masiva de la producción ha sido aprovechada sin ningún tipo de miramiento por parte del gobierno de Xi Jinping, que no ha tenido más que seguir avanzando por las líneas de enfrentamiento endurecido con Estados Unidos marcadas en las guerras comerciales del periodo anterior a la pandemia. El ascenso de China en la jerarquía tecnológica y de diseño de la producción, incluyendo su sonora apuesta por el capitalismo verde, ha barrido con las escasas ventajas productivas rentables que quedaban en Europa, y ha dejado a Estados Unidos “únicamente” el dominio del dinero, del dólar. El otro gran pilar del poder de EEUU, el petróleo, sin embargo, ha quedado tocado de muerte en su rol hegemónico. Aunque todavía sea un mercado de importancia central, es evidente como, por el momento, está completamente subordinado a los mercados de gas natural. Mercados que sustentan una estructura de poder diferente, aunque emparentada, con la del petróleo.

Ese sonido estruendoso que generan los precios creciendo a velocidades supersónicas, el sonido de los cuellos de botella en la distribución, es el sonido que produce el Partido Comunista de China al dictar las nuevas condiciones de rentabilidad, y, esto es novedoso, también de cualificación, que van a marcar cuáles serán las empresas manufactureras y energéticas grandes, pequeñas y medianas, que queden en Europa. Los mismos mecanismos que utilizó el capital europeo para dejar herida de muerte a la clase obrera industrial de los años setenta, fundamentalmente la deslocalización, se han desarrollado tanto que también han herido de muerte a uno de sus padres: el capital industrial europeo. 

Vaciada progresivamente de sus funciones de mando sobre el proceso productivo capitalista global, Europa empieza a parecer un parque temático del welfare state

Como era de esperar estas nuevas condiciones de rentabilidad en los sectores industriales y energéticos con toda su afectación a los sectores logísticos y de distribución, las absorben los Estados europeos mediante su traslado inmediato a la fuerza de trabajo en forma de aniquilación definitiva del régimen salarial privado y el avance a doble velocidad hacia un mercado laboral pulverizado y basado en las percepciones intermitentes de rentas salariales, más cercano a la informalidad generalizada de las megapólis del sur global que del New Deal de Roosevelt. 

Milton Friedman tiene los ojos tristes

Jean Claude Trichet actuaba en nombre de un Banco Central que representaba  a una Europa que aún apostaba con confianza en el casino financiero global, confianza sostenida en parte por el poder político de la Francia poscolonial pero, sobre todo, por el poder económico indiscutido de la manufactura de exportación alemana. Hoy, la eurozona ha absorbido la contradicción central de la economía alemana, el mantenimiento de un gigantesco aparato industrial de exportación basado en el combustible fósil, modelo que hunde sus raíces en el inveterado antinflacionismo alemán, es directamente antagónico con los objetivos de la transición energética y el Green New Deal con los que Europa pretende recuperar sus posiciones de ventaja competitiva en el mundo. Vaciada progresivamente de sus funciones de mando sobre el proceso productivo capitalista global, Europa empieza a parecer un parque temático del welfare state que se arriesga a tener que declarar la quiebra si no le favorecen las decisiones estratégicas que tomen otros actores mejor situados en el nuevo orden financiero y productivo. 

El vaciado de funciones productivas capitalistas al que China ha sometido a Europa, y en menor medida a Estados Unidos, ha dejado un panorama de niveles de endeudamiento público completamente inédito, y en general, una vida económica en nuestras sociedades en la que las distintas formas de monetización de los títulos de propiedad, como los intereses financieros sobre la deuda o las rentas del suelo, le han quitado definitivamente la centralidad al salario como instrumento de la economía monetaria popular. 

Si el liberalismo se pudo reinventar como neoliberalismo fue en buena parte a que Milton Friedman y la escuela monetarista dio carpetazo a la nostalgia por el patrón oro perdido y diseño el programa más simple posible para gobernar un banco central: subir los tipos de interés cuando sube la inflación y bajarlos cuando baja. La economía para la que dio esta sencilla receta Friedman, el agitador político neoliberal por excelencia era aún una en la que la deuda era una figura restringida al comercio entre estados nación y a las relaciones entre las grandes empresas y los grandes bancos. Subir los tipos de interés era una maniobra rutinaria de aserción de la jerarquía y el poder del dinero sobre el proceso productivo capitalista. Y, obviamente, de los países exportadores de capital sobre los países importadores de capital. 

El mundo post globalización neoliberal está definido por la deuda de una manera muchísimo más capilar y determinante que por los salarios, una subida brusca de tipos de interés en Estados Unidos o la Eurozona, ajustaría aún las ya de por sí recargadas tuercas de la acumulación por desposesión tanto en su versión social como ecológica a través de los mecanismos políticos del Estado. Esta vez las evidencias apuntan a que Milton Friedman no va a ganar la batalla monetaria, la separación fundamental entre quienes perciben rentas de la propiedad de algún tipo —la inmobiliaria es la más habitual— y quienes no las perciben y dependen plenamente de un trabajo asalariado que simplemente ya no existe, se ha vuelto demasiado evidente como para envolver el dominio del rentista en unos cuantos tecnicismos folklóricos heredados del siglo XX sobre el daño mortal que supone, siempre y en todo lugar, la inflación.

Arquivado en: Suma Cero
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Suma Cero
Análisis La burbuja de la guerra energética
La Unión Europea ha lanzado el mensaje de que, para derrotar a Putin, va a encajar la recesión económica asumiendo como propia una inflación de dos dígitos. No es una mala noticia para los mercados de Wall Street, Londres o Chicago.
Suma Cero
La guerra de Ucrania no ha tenido lugar
La relegitimación de unos estados europeos en decadencia, incluida en menor medida, la propia Rusia, es la principal función narrativa de esta opereta del siglo XX tardío.
Suma Cero
Escalas salariales, porras extensibles y ecosistemas fascistas
La apuesta por la creación de puestos de trabajo en la policía como elemento político medular es una apuesta por el fascismo social que nos debe interpelar y preocupar más que el folclore ultra encarnado por Vox.
Feminismos
Feminismos As mulleres galegas ocupan o segundo posto de menor retribución por hora de todo o Estado español
A súa precariedade maniféstase na contratación temporal, oportunidades limitadas de promoción e acceso limitado a postos de dirección. A desigualdade estrutural afecta especialmente ás traballadoras do sector primario, onde permanecen invisibles.
Feminismos
En directo Los feminismos salen a la calle por el 8M
Más de 1.200 convocatorias en todos los rincones del estado muestran la vitalidad de un movimiento que hoy tendrá el handicap de las fuertes lluvias en buena parte del territorio.
Historia
Descifrando a historia As 4.000 cigarreiras da Coruña: a primeira folga de mulleres na historia de Galiza
O 7 de decembro de 1857, as mulleres da Real Fábrica de Tabacos iniciaron unha revolta polos seus dereitos que fixo historia no imaxinario do sindicalismo galego.
Salud mental
Sesgos en medicina Mujeres y consumo de psicofármacos: la medicalización de sus vidas
Las mujeres consumen el doble de psicofármacos que los hombres. Además de una mayor prevalencia de depresión o ansiedad, las especialistas avisan de sesgos de género en los diagnósticos.
Literatura
Literatura Daria Serenko: “Mi patria parece un cementerio”
La autora rusa Daria Serenko está exiliada en España desde el año 2023. Es una de las miles de personas consideradas “agentes extranjeros” por el Gobierno de Vladimir Putin. Serenko presenta su libro 'Deseo cenizas para mi casa'.

Últimas

Reducción de jornada
Seguidismo de la patronal Junts traslada a Yolanda Díaz su “no” a la reducción de jornada y peligra su posible aprobación
La negativa de Junts a apoyar la reducción de jornada (al menos por el momento), junto con el no del PP, suman suficientes votos en contra como para tumbar la ley de bajada de horas una vez llegue al Congreso.
Gasto militar
Industria militar España deberá aumentar el gasto militar otros 20.000 millones de euros para cumplir con el rearme de la UE
Los 27 aprueban el plan de la Comisión Europea para aumentar el gasto en armamento en 800.000 millones de euros. Solo este año, España debería aumentar la partida de defensa en 3.500 millones de euros, según Geshta.
Sevilla
Komando G “Sin las mujeres, el barrio se pararía”
El Komando G es una red feminista ubicada en el Polígono Sur de Sevilla en la que participan vecinas y mujeres representantes de entidades sociales que busca ser un espacio de cuidados y reivindicación para todas las mujeres del barrio.
Más noticias
Gasto militar
Industria militar Europa y su alternativa a Trump: aumentar el gasto militar
La Comisión Europea anuncia el aumento del gasto militar en 800.000 millones de euros. "Estamos en una era de rearme”, dice la presidenta de la Comisión Europa, Ursula von der Leyen.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid La Guardia Civil desaloja a los bomberos forestales encerrados en Las Rozas en protesta por un nuevo convenio
La plantilla de prevención y extinción de incendios reclama un convenio actualizado, recuperar el poder adquisitivo perdido en una década y contratos estables en un contexto de catástrofes climáticas de cada vez mayor impacto y frecuencia.
Comunidad de Madrid
Sanidad privada Denuncian ante Inspección a un hospital de Quirón por poner en riesgo a una trabajadora embarazada
El sindicato CCOO ha denunciado al Hospital La Luz por forzar a enfermeras embarazadas a trabajar sin una adaptación a sus puestos, realizando tareas asociadas a riesgos como la exposición a químicos o radiaciones.
Fronteras
Fronteras PSOE y Junts no tienen los números para su acuerdo de gestión policial de la migración en Catalunya
Junts pretende asociar la concesión de permisos al conocimiento del catalán, algo que no aparece explícitamente en el acuerdo. El entendimiento para la cesión de competencias en materia de fronteras tiene por delante un tortuoso recorrido.
Represión
Policía infiltrada La ‘Directa’ destapa a una policía infiltrada en el movimiento por Palestina y la izquierda independentista
La agente actuaba bajo la identidad falsa de Belén Hammad Gómez y llegó a utilizar su DNI falso para inscribirse en un equipo de fútbol sala y realizar una formación con Novact.

Recomendadas

Urbanismo
Urbanismo salvaxe Un pobo contra o asfalto: Bembrive e Mos rebélanse contra unha autovía que arrasará o seu pulmón verde
Veciñas e veciños conseguen presentar 25.000 alegacións contra unha estrutura de dez quilómetros, defendida xa só polo PSOE en Madrid e en Galiza, que partirá en dous unha poboación enteira e forzará a expropiación de decenas de vivendas.
Derechos reproductivos
Derechos reproductivos Norma, Susana y Lucía “son niñas, no madres”: una histórica condena en la ONU por negar el derecho al aborto
El Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha condenado a los Estados de Ecuador y Nicaragua por no permitir la interrupción del embarazo a dos niñas que habían sido violadas, una sentencia más que simbólica.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Trump y Netanyahu imponen a Hamás un rediseño de la tregua en Gaza
La vigencia del alto el fuego iniciado en enero pende de un hilo mientras Tel Aviv mantiene el bloqueo de ayuda humanitaria a las puertas del enclave palestino y la Casa Blanca negocia directamente con Hamás.
Memoria histórica
Memoria histórica El Patronato de la Mujer, el centro donde encerraban a las mujeres que desconoce la ministra de Igualdad
Los centros del Patronato de Protección a la Mujer y las Lavanderías de la Magdalena fueron organismos que buscaron reprimir y castigar a las mujeres durante el siglo XX. Ahora, la sociedad civil se moviliza para exigir verdad, justicia y reparación.