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Temporeros
Tres incendios en poblados de Huelva dejan a más de 400 personas temporeras sin techo
En solo cinco días, el incendio de tres poblados chabolistas habitados por trabajadoras migrantes del campo, ha dejado a más de 400 personas si techo. El fuego no solo ha destruido sus casas, sino también documentación vital para sus aspiraciones de regularización. Algunas fuentes sospechan que los incendios podrían ser intencionados.
En solo una semana tres incendios han dejado en la calle a más de 400 personas trabajadoras del campo, temporeras migrantes, en la provincia de Huelva. El último en la madrugada de este viernes 17, cuando las llamas arrasaron con parte del poblado chabolista ubicado a la vera de la “Pista del Corchuelo”, muy cerca del Estadio Ciudad de Lepe. En ninguno de los casos hubo que lamentar heridos de gravedad.
Según las primeras informaciones, el fuego habría comenzado sobre las 4:15 de esta madrugada, consumiendo rápidamente entre 50 y 70 chabolas que formaban parte del asentamiento. Con una estructura de madera de palet, revestida de plásticos, cartón y telas, las precarias construcciones arden con facilidad. Incluso en diferentes vídeos difundidos por las redes sociales puede escucharse la detonación de las bombonas de gas que los habitantes utilizan para cocinar.
“Según todos los indicios podría haber sido provocado por un tío español que vimos por allí y tuvo que llevarse la policía municipal, custodiado, ya amaneciendo”
Si bien las causas aún están por determinar, hay sospechas de que el fuego podría haber sido intencional. “Según todos los indicios podría haber sido provocado por un tío español que vimos por allí y tuvo que llevarse la policía municipal, custodiado, ya amaneciendo”, indicaron las fuentes. Desde la jefatura local se han limitado a informar que sobre el incendio “debe hablar con la Guardia Civil”, y en esta última responden que “aún se está investigando”.
En el último relevamiento que se hizo, casa por casa, habitaban este asentamiento unas 315 personas. Aunque con la campaña de los frutos rojos finalizada, estarían viviendo en la actualidad algo más de 150.
Si bien los números fluctúan y es difícil precisar cifras concretas dada la temporalidad y el recorrido circular de las migraciones vinculadas al trabajo del campo, se estima que son unas 2.000 las personas temporeras migrantes que sobreviven en asentamientos chabolistas repartidos entre Lepe, Palos de la Frontera, Lucena del Puerto, Moguer y Rociana del Condado.
La seguidilla de incendios comenzó en la madrugada del domingo 12 de julio, en la localidad de Lucena del Puerto, cuando más de 50 chabolas quedaron reducidas a cenizas. Aquella noche solo un hombre y una mujer, ambos marroquíes, resultaron con heridas leves al ser sorprendidos por el fuego mientras dormían. Algunos testigos tampoco descartaban la posibilidad de que hubiera sido intencionado.
“Parece ser que ha ardido, porque yo insisto en que me he enterado por la prensa, a mí no me ha comunicado nadie nada”, aseguró al otro día el alcalde de la localidad, Manuel Mora, en diálogo con la Cadena Ser Andalucía. Un extremo bastante inverosímil teniendo en cuenta que no llegan a 4.000 los habitantes de la localidad y es difícil no enterarse de lo que sucede en el pueblo.
“Tenemos una fuente pública cercana, a medio kilómetro y le estamos proporcionando el agua. Pero insisto, no son servicios que tenga que proporcionar el municipio a un asentamiento que es irregular y absolutamente ilegal en monte público. Eso lo estamos haciendo por cuestiones humanitarias, pero evidentemente esto habrá que cortarlo, de una manera o de otra”, afirmó el funcionario, quien cuestionado por pretender cortar la asistencia en un momento de pandemia acusó sin prueba alguna que “muchas de estas personas lo único que quieren es no pagar el alquiler. Lo saben ellos, lo sabemos nosotros y lo saben las ong”.
El segundo de los incendios se produjo el lunes 13 en el asentamiento conocido como “Hotel Portugal”, nombre que toma del complejo hostelero ubicado en el terreno aledaño. Se trataba del poblado que en febrero último visitó el relato de la ONU para la pobreza extrema y los derechos humanos, Philip Alston, quien se mostró “pasmado” al comprobar que los temporeros “viven como animales”.“Viven en peores condiciones que un campo de refugiados, sin agua corriente ni electricidad”, expresó a los medios en aquel momento, y agregó que se trataba de “un asentamiento de migrantes en condiciones que rivalizan con las peores que he visto en cualquier parte del mundo”.
El fuego arrasó con la totalidad de las chabolas y sus habitantes no pudieron recuperar ninguna de sus pertenencias. “Estamos con lo puesto”, contaron a El Salto.
El fuego arrasó con la totalidad de las chabolas y sus habitantes no pudieron recuperar ninguna de sus pertenencias. “Estamos con lo puesto”, contaron a El Salto. Un grupo reducido durmió en el centro de día de la Asociación de Nuevos Ciudadanos por la Interculturalidad (ASNUCI), el resto en la calle o en otros poblados chabolistas de la zona.
“Es una catástrofe humanitaria. Son gente que ha perdido su dinero, su documentación, su pasaporte, papeles y todo. No tienen nada, solamente la ropa que llevaban encima ese día. Deberían tomar de manera urgente alguna medida habitacional”, reclama el portavoz de ASNUCI y del movimiento #RegularizacionYA, Seydou Diop.
“Si se hubiera quemado algún barrio de españoles en Lepe, segurísimo que nadie dormía en la calle. Eso es claro como el agua”, asegura. En Lepe los polideportivos, escuelas y un sin número de dependencias oficiales continúan cerradas por la pandemia, espacios que las organizaciones sociales consideran podrían abrirse y adaptarse ante esta emergencia humanitaria.
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Los temporeros extranjeros son contratados porque cobran menos que los españoles. La izquierda niega la evidencia pero no se puede engañar a todos todo el tiempo.
El autor u autores merecen una muerte peor que aquella que no les importaba provocar a unas personas ya de por sí vulnerables y explotadas al máximo para el beneficio de los empresarios agrícolas a cambio de lo mínimo para apenas sobrevivir, con el silencio cómplice de la Administración. Semejante cobardía no puede quedar impune. Una investigación debe comenzar inmediatamente. En ausencia de justicia, la gente la busca por su cuenta. Que estos repugnantes ataques hagan surgir de nuevoo el debate sobre las condiciones de vida de los temporeros en este cutre e indecente país.
El alcalde dice: “muchas de esas personas lo único que quieren es no pagar el alquiler”. ¿Por qué será? ¿Si cobrarán según convenio les daría para pagar el alquiler? ¿Cuánto cuesta el alquiler en relación al salario que cobran realmente? ¿No están obligados los empresarios agrícolas a proporcionar alojamientos dignos? ¿No velan las asociaciones agrarias y los sindicatos para que se cumpla la normativa: sueldo, alojamiento, sanidad, jornada, etc.? Las condiciones de vida de los temporeros indignan a cualquiera.
REGULARIZACIÓN ¡YA!