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Tratado de la Carta de la Energía
La reforma del Tratado de la Carta de la Energía es incompatible con los Acuerdos de París
El objetivo era modernizar un tratado que países como Italia no dudaron en abandonar, que es contrario a los objetivos climáticos y que a España le está costando cientos de millones en indemnizaciones a fondos extranjeros. Pero el resultado hace aguas por todos los lados, no cambia los principales factores lesivos del texto original (que no había cambiado ni una coma en tres décadas) y “nos precipita al caos climático”, según denuncian desde la campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión (NTCI).
Este viernes, la Comisión Europea y otras partes signatarias del acuerdo han publicado un documento con un acuerdo de principios sobre la modernización del Tratado de la Carta de la Energía (TCE) que confirma los temores de aquellas organizaciones sociales que llevan años presionando para su total modernización o para que España y el resto de los Estados miembro lo abandonen: “El acuerdo es incompatible con los compromisos adoptados por la Unión Europea para limitar el aumento de la temperatura en 1,5ºC”, lamentan desde la campaña. “Una vez más la Comisión Europea -que ha negociado este acuerdo en nombre de toda la UE- se ha puesto del lado del lobby fósil y ha dado la espalda al clima, a la ciencia y al bienestar de la ciudadanía, perdiendo toda su credibilidad a la hora de impulsar una transición energética justa”, ha declarado a El Salto Marta García Pallarés, miembro de Ecologistas en Acción y la campaña contra el Tratado de la Carta de la Energía.
“El acuerdo es incompatible con los compromisos adoptados por la Unión Europea para limitar el aumento de la temperatura en 1,5ºC“, Campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión
El acuerdo se ha alcanzado después de que el Parlamento Europeo aprobara una nueva dirección sobre la política de inversiones exteriores de la UE que establecía líneas rojas a la modernización del TCE. También después que el martes pasado España se convirtiera en el primer país en pedir públicamente la salida conjunta de la UE del TCE, un paso que ha seguido el parlamento holandés y al que se ha acercado el Gobierno de coalición alemán.
Las inversiones en combustibles fósiles seguirán protegidas de forma indefinida en un gran número de países. Ese es el principal agujero de esta supuesta modernización del TCE que señalan las organizaciones ecologistas. Si una legislación estatal en materia medioambiental pone en riesgo los beneficios de una empresa contaminante, dichas empresas pueden demandar a los Estados gracias a la cobertura que les da este tratado. Esa es una de las principales cláusulas señaladas por las organizaciones sociales y muchos países, ya que imposibilita que se articulen políticas para acabar con la dependencia y la contaminación de los combustibles fósiles, algo señalado con mayúsculas en el Acuerdo de París y el Acuerdo Verde Europeo. De este modo, los países que formen parte de este tratado no podrán legislar para limitar estas inversiones en combustibles fósiles o lo harán arriesgándose a tener que pagar indemnizaciones millonarias por los beneficios futuros que no obtendrán estas empresas contaminantes.
En el plano europeo, la protección a estas inversiones fósiles se eliminará de manera gradual, pero seguirán protegidas hasta al menos 2033, “que es precisamente el periodo crucial para la implementación de medidas a favor de la transición energética”, lamentan desde NTCI. Algunas de ellas, como las inversiones en gasoductos y las centrales eléctricas de gas, estarán amparadas por el TCE hasta 2030 o 2040.
En cuanto a la protección de los Estados para no pagar indemnizaciones, esta supuesta modernización ha aumentado el abanico de posibilidades de recibir más demandas
En cuanto a la protección de los Estados para no pagar indemnizaciones, esta supuesta modernización ha aumentado el abanico de posibilidades de recibir más demandas al incluir en el TCE nuevas fuentes de energía y tecnologías que no están protegidas en la actualidad. Se incluyen el hidrógeno, la biomasa, el biogás, los combustibles sintéticos y la captura y almacenamiento de carbono. Esta inclusión, explican desde la campaña, “hace que el acuerdo sea más peligroso ya que aumenta la posibilidad de que los Estados sean demandados, en lugar de mitigar sus riesgos”.
Tratado de la Carta de la Energía
Crisis energética España y otros países europeos pretenden abandonar el Tratado de la Carta de la Energía
Esas demandas, por las cuales España ya ha sido condenada a pagar más de 1.000 millones de euros, se resuelven en tribunales privados supranacionales, mecanismos de resolución de controversias inversor-Estado (ISDS, por sus siglas en inglés). El nuevo acuerdo no toca ni una coma en este asunto. El TCE seguirá contradiciendo la legislación de la UE y permitiendo que inversores extranjeros puedan demandar a los países por sus medidas para impulsar una transición energética justa. También se ha puesto el foco en “la cláusula de supervivencia” del TCE que permite que los países sean demandados durante 20 años más después de que se efectúe la salida. Dicho plazo tampoco ha sido reducido, tal y como se pedía desde diferentes organizaciones y países.
“Incluso modernizado, sigue siendo un acuerdo obsoleto que condena al fracaso cualquier intento de descarbonizar nuestras economías”, señala la Campaña No a los Tratados de Comercio e Inversión
Una vez publicado este texto, se abre un proceso en el que los Estados miembro de la UE y el Parlamento Europeo aún tendrán que examinar el texto legal, que se espera que se publique el 22 de agosto. La decisión del Consejo es necesaria para que la UE adopte la modernización del TCE en la próxima Conferencia de la Carta de la Energía, en noviembre. Pero con el descontento de varios Estados miembro de la UE, todavía no es seguro que vaya a tener éxito
Desde la campaña NTCI vuelven a insistir en que, dado que no parece que la supuesta modernización vaya a solucionar los problemas que acarrea y que es incompatible con los objetivos climáticos, la UE y en concreto España debería abandonar el TCE, tal y como ya hizo Italia en 2015. “Incluso modernizado, sigue siendo un acuerdo obsoleto que condena al fracaso cualquier intento de descarbonizar nuestras economías”, explican desde la campaña, una organización desde la que esperan que “España y otros países como Países Bajos y Alemania asuman un papel de liderazgo y propongan una salida coordinada”.
En este vídeo explicamos qué es el TCE, cómo nos afecta y por qué España debería abandonarlo.