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Tribuna
El plan de España en Senegal: extractivismo para empobrecer pero migración criminalizada
Miles de jóvenes han fallecido intentando llegar a España en patera a través de la ruta canaria principalmente. Desde que comenzara la crisis sanitaria derivada de la Covid19, la situación en Senegal se ha ido recrudeciendo. A la escasez de recursos pesqueros ocasionados por la sobreexplotación de grandes multinacionales de terceros países y de los acuerdos de la Unión Europea con este país, se sumó la falta de actividad ante la inexistencia del turismo. De esta manera, dos ejes fundamentales de la economía de Senegal se destruían. Y ello expulsaba literalmente de su país a miles de personas.
Sin embargo, hoy, tras la reunión mantenida entre el presidente de Gobierno de Senegal; Macky Sall y el presidente de Gobierno de España, Pedro Sánchez, ni una sola palabra a la situación en la que se encuentran miles de jóvenes, o una sola medida que trate de paliar esta situación o que ahonde en la cooperación entre ambos países en ese sentido a pesar de que Sánchez destacaba Senegal como un “socio prioritario”.
Con más de 71.020 personas de origen senegalés empadronadas en España, según los datos que el propio presidente del Gobierno ha facilitado, la política de España con Senegal sigue estando condicionada a los acuerdos en materia migratoria.
Cuando en el mes de noviembre la Ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya viajaba a Senegal, anunciaba un convenio por el cual las personas senegalesas podrían reportar sus derechos de pensión adquiridos en España en Senegal y viceversa. Pero, ¿quién puede cobrar pensiones si para la mayoría de la población senegalesa en España es imposible regularizar su situación? Este tipo de medidas de nada sirven si no van acompañadas de otras como la flexibilización de los criterios de concesión de permisos de residencia y trabajo.
Ahora hablan de fomentar la migración segura y ordenada, para lo cual han firmado una declaración conjunta y dos memorándums de entendimiento; uno sobre migración circular y otro marco de la cooperación institucional para la mejor gestión de la migración.
Lo cierto es que sigue sin existir la posibilidad de una migración legal y segura para los ciudadanos senegaleses
Lo cierto es que sigue sin existir la posibilidad de una migración legal y segura para los ciudadanos senegaleses. En primer lugar, la imposibilidad para solicitar un visado que permita viajar de forma legal, pero también las dificultades para la tramitación de los procedimientos de reunificación familiar son las principales trabas para considerar que España está apostando por ese tipo de migración y facilitando de esta manera la articulación de vías legales y seguras de entrada al país.
Sin embargo, llama la atención de la declaración conjunta la respuesta dada por ambos presidentes ante la pregunta realizada sobre la posible reactivación de los vuelos de deportación. Casi tres años después desde que se realizara el último vuelo de deportación con destino Senegal, la ministra de Exteriores anunciaba en noviembre pasado la reactivación de los mismos, y meses más tarde se programaba para el 24 de febrero el primer dispositivo de deportación a Senegal, que partía desde Madrid y que constaba de dos vuelos. Días antes se posponía para unas semanas después, el 10 de marzo, y finalmente ni uno ni otro vuelo fueron efectuados. Por tanto la pregunta que sobrevolaba la visita de Pedro Sánchez a Senegal en esta ocasión era qué había ocurrido con estos vuelos y si la cancelación de los mismos se podía deber, más allá de la situación en la que se encontraba Senegal en ese momento, a algún tipo de desacuerdo entre los dos países. Si bien la respuesta de Sánchez iba más encaminada a tratar de cerrar ese acuerdo con algo más de concreción, por parte de Sall seguía siendo algo más tibia. Lo que sí fue clara fue la respuesta de ambos presidentes, encaminada a destacar su compromiso con la migración circular basada en la contratación de unas 65.000 personas y “organizar las salidas temporales de trabajadores senegales porque España necesita mano de obra”, según afirmaba Macky Sall.
Estos acuerdos continúan en la línea de tratar a las personas como mercancía y moneda de cambio para realizar trabajos esenciales
Estos acuerdos continúan en la línea de tratar a las personas como mercancía y moneda de cambio para realizar trabajos esenciales. Trabajos que se hacen en condiciones que no son solo duras sino muchas veces también abusivas. Si hay una voluntad real por facilitar el acceso al empleo y potenciar la migración segura, hay miles de personas ya en España que podrían ser contratadas acabando con una gran vulnerabilidad social y laboral que genera día a día sufrimiento, a través de una regularización que les reconociera como la ciudadanía que ya son. Los derechos no se gestionan mediante acuerdos comerciales sino ofreciendo la oportunidad de vida digna a todo el mundo por igual. El resto es adornar con palabras un simple intercambio económico.