Tribuna
Otra vez la amenaza de las nucleares

La energía nuclear no sobrevivirá sin apoyo público. Y es esto lo que busca su 'lobby': que no esté sometida al test de la rentabilidad, tanto en sentido económico duro, como en el ambiental.
Almaraz fotografía CSN
Central Nuclear de Almaraz. Fotografía: Consejo de Seguridad.
Ekologistak Martxan
6 mar 2025 05:30

No hemos visto lobby mejor organizado y con más recursos que el nuclear. Son capaces de cambiar el debate público y de hacer que aparezcan sus ideas en primer plano. Por ejemplo, la guerra de Ucrania ha puesto de manifiesto dos importantes debilidades de la energía nuclear en Europa: la vulnerabilidad de las centrales nucleares frente a ataques militares, con el consiguiente peligro (como es el caso de Chernobil o Zhaporiyia), y la dependencia europea del uranio ruso (más de la tercera parte del uranio que consumen las nucleares europeas procede de Rusia). Nada de esto se ha puesto en el centro del debate sobre los terribles efectos de esta guerra. En cambio, sí se ha hablado mucho, con razón, sobre el gas y sobre la vulnerabilidad de otras infraestructuras, como el gaseoducto de Nord Stream o la presa de Kajovka. Todos los elementos tratados son importantes y no deberían ser ignorados en una guerra.

Este lobby pide al Gobierno de España la revocación del calendario de cierre de las centrales nucleares que acordaron las empresas eléctricas entre ellas y Enresa. Este calendario comienza con el cierre de Almaraz I (Cáceres) en 2027 y termina en 2035 con Trillo (Guadalajara). Cuando se les recuerda que han sido las eléctricas las que han establecido el calendario de cierre, reaccionan y consiguen algunas manifestaciones de los responsables de las eléctricas: si el Gobierno rebaja los impuestos nucleares, entonces reconsideraremos el calendario. Según se acerca la fecha de 2027, arrecian los esfuerzos de comunicación de este lobby.

Para que una central llegue a funcionar más allá del calendario establecido son precisas enormes inversiones de dinero para garantizar la seguridad

Es difícil mantener un debate contra un grupo de presión como este, que es capaz de poner las reglas y cambiarlas según les vaya. Pero, al menos, vamos a poner negro sobre blanco algunos hechos ciertos que confiamos en que tengan efecto sobre las opiniones y sobre las decisiones que se tomen.

Se dice que el calendario de cierre pone en riesgo la garantía de suministro de electricidad. Sin embargo, el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) integra este calendario de cierre, junto a un despliegue de energías renovables y de tecnologías y acciones de ahorro y eficiencia energética, para garantizar este suministro. Y la cosa no les va mal a las grandes empresas con el PNIEC y las medidas ya tomadas porque la compañías que tienen centrales están reportando cuantiosas ganancias en los últimos años. Si las nucleares aportan el 20% de la electricidad es porque se les ha facilitado que entren a coste cero y funcionen como potencia base. Es deseable y posible técnicamente transitar hacia un modelo energético alternativo donde se prescinda de todas las energías contaminantes, como ya se está haciendo en España.

La energía nuclear no da independencia a España, puesto que el 100% del uranio se importa y se enriquece en el extranjero. Por cierto, que la tercera parte del uranio que se consume en Europa procede de Kazajstan, un aliado Rusia. Además, casi toda la tecnología de las centrales españolas procede de empresas extranjeras. No se puede hablar de una energía autóctona como se hace en muchas ocasiones. No tenemos ni el combustible ni su procesamiento.

Lo que nos está pidiendo el 'lobby' nuclear es una huida hacia delante que conducirá a un rescate de las centrales nucleares, como el que fue la moratoria nuclear

Para que una central llegue a funcionar más allá del calendario establecido son precisas enormes inversiones de dinero para garantizar la seguridad por el funcionamiento a largo plazo, que es mejor gastar en fuentes de energía limpias y tecnologías con futuro. Además, será necesario rehacer los planes para la gestión de los residuos de alta actividad que ha establecido el 7º Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR).

En estos momentos se han finalizado los proyectos de todos los Almacenes Transitorios Individuales (ATI), en los que se almacenará todo el combustible gastado generado por las centrales españolas si se cumple el calendario de cierre establecido. Si se decide cambiar el calendario, se hace imprescindible cambiar todos estos proyectos. Y aún no se habla del destino final de estos residuos, el Almacén Geológico Profundo (AGP), que se planea que comenzará a funcionar en 2073 y creemos que debería estar trabajándose ya en la selección del emplazamiento, técnica y socialmente, y no esperar hasta 2029 como establece este plan.

La queja de las eléctricas sobre los tributos que pagan las nucleares no es más que una demostración de que la energía nuclear no es rentable. Entre los tributos, hay que distinguir entre impuesto y tasa: la tasa es finalista, se dedica a remediar un problema que la actividad genera, y el impuesto es genérico, se destina a la redistribución de la riqueza. El único tributo específico que paga la energía nuclear, que no pagan otras tecnologías de generación de electricidad, son las tasas que van sufragar el desmantelamiento de las centrales y la gestión de los residuos. El resto de tributos son impuestos que pagan también el resto de las tecnologías de generación eléctrica.

La afirmación de que el precio del kWh nuclear no es capaz de sufragar esa tasa equivale sencillamente a decir que la energía nuclear no es rentable. Y que lo que nos está pidiendo el lobby nuclear es una huida hacia delante que conducirá a un rescate de las centrales nucleares, como el que fue la moratoria nuclear, similar al rescate a la banca, que hemos sufragado entre todos. La actual tasa es la establecida para sufragar los gastos establecidos en el 7º PGRR, según el aceptado principio de “quien contamina paga” que se extiende a todas las actividades industriales, a pesar de lo difícil que es establecer el coste de las externalidades de estas actividades. La protesta del lobby nuclear es una señal de que quiere jugar con ventaja.

La construcción de nuevos reactores nucleares en Europa ha resultado ser ruinosa. Los ejemplos de los reactores de Olkiluoto, en Finlandia y de Flamanville, en Francia, son disuasorios. Ambos han acumulado un sobrecoste del 200% aproximadamente y de un retraso superior a 12 años, con el resultado de que han costado unos 15.000 millones de euros cada uno y un tiempo de construcción de casi 18 años. Como resultado de esta aventura quebró la empresa pública francesa AREVA. Los SMR (pequeños reactores modulares, por sus siglas en inglés) no pasan de ser una promesa del sector. En estos momentos hay más de 75 diseños posibles y ninguno de ellos en funcionamiento.

La energía nuclear no sobrevivirá sin apoyo público. Y es esto lo que busca el lobby nuclear: que esta fuente de energía no esté sometida al test de la rentabilidad, tanto en sentido económico duro, como en el ambiental. El diálogo entre todas las partes interesadas de los territorios nucleares es necesario y recomendable para garantizar una transición justa en las zonas donde se van a cerrar las centrales nucleares. Es necesario trabajar por formas de desarrollo alternativo y sostenible en las comarcas.

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