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Universidad de Sevilla
Malestar en la Universidad de Sevilla: la precariedad como una costumbre entre sus trabajadores
El malestar se acrecienta en la Universidad de Sevilla. Cada vez son más las voces que exigen unas mejores condiciones para las plantillas de doctorando y profesorado. No todos los que imparten clases son funcionarios, pese a que el colectivo social lo pueda entender así. El camino hasta la plaza fija es largo y no siempre se consigue aunque se sigan todos los pasos. En la actualidad, muchos sufren de una irreversible inestabilidad y auguran que este curso será igual al anterior. No hay esperanzas de estabilizar sus contratos y ya hay afectados que ven esta situación como una manera en la que a base de figuras docentes precarizadas “la institución se ahorra el dinero” y “se olvida de su principal razón, la docencia e investigación”.
Juan Andrés Rodríguez, 35 años y Profesor Sustituto Interino (PSI) en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura, se queja de “lo que tarda un docente en consolidarse sin ni siquiera asegurarse una plaza”. Además, remarca que existen diferencias “sorprendentes” entre un contrato, como el suyo, a tiempo completo y otro parcial. La desemejanza está en que “conozco casos en los que tanto la otra persona como yo impartimos el mismo número de créditos (18), aun teniendo contratos diferentes, y no cobramos lo mismo”, ratifica Rodríguez. Él mismo corrobora que en este curso que acaba de empezar siguen ocurriendo estas irregularidades en su departamento. Por lo que “llegar a final de mes se hace cuesta arriba, más aún para quienes estén a tiempo parcial”.
“Mi sueldo, en neto, apenas llega a los 400 euros al mes”, corrobora un damnificado de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática, quien prefiere no dar su nombre. Este usuario imparte 9 créditos desde el curso 2020/2021, lo que se traduce a 7 horas semanales durante el cuatrimestre. “Esto es una mentira porque realmente echamos más” y reafirma que “nuestra labor de investigación no es reconocida ni está dotada de recursos, como tampoco se tiene en cuenta la preparación de la tesis, tan necesaria para la estabilización”.
“SIN CONSENSO E INDEFENSOS”
El pasado 24 de julio se aprobó el anteproyecto del borrador del Estatuto de la Universidad, en consonancia con la Ley Orgánica 2/2023, de 22 de marzo, del Sistema Universitario (LOSU). “Esto iba a traer soluciones, pero no”, afirma Juan Andrés Rodríguez. Por un lado, porque “no hubo consenso”, explica. De los 16 votos particulares, la mitad estuvieron a favor y la otra parte en contra. El desempate se hizo a través del “voto de calidad” que recayó en el Rector de la Universidad de Sevilla, Miguel Ángel Castro; que se decantó a favor de su aprobación y pudo salir a consulta pública, el siguiente paso para conseguir la aplicación. Desde la Red Sindical Universitaria de Andalucía (Red-us) criticaron, a través de un comunicado, que “la utilización del voto de calidad del Rector constituye una grave vulneración a los derechos democráticos”.
“Todos los que estamos a tiempo completo, pero sin un contrato permanente hemos pasado de poder ir de pleno derecho al Consejo a ser únicamente un 14% total”
A posteriori, el 13 de septiembre se cerró la fase de participación para que la comunidad universitaria ofreciese sugerencias en caso de estar en desacuerdo con algún detalle del Estatuto. Una de estas es la nueva composición del Consejo de Departamento, órgano encargado de aprobar el plan de asignación del profesorado y las guías docentes. “Todos los que estamos a tiempo completo, pero sin un contrato permanente (Predoctorales, Posdoctorales, PSI o Ayudante Doctor) hemos pasado de poder ir de pleno derecho al Consejo a ser únicamente un 14% total”, manifiesta Rodríguez.
Asimismo, en el artículo 40 del nuevo Estatuto se recoge que todo aquel “que no forme parte del Consejo podrá asistir con voz y sin voto”. Sin duda, “nos vemos indefensos, nos quitan el poder de decisión porque en los consejos de departamento también se aprueba si se piden nuevas plazas o no y de qué tipo. La gente que podríamos optar a ellas, no podremos tener voto para que se pidan unas u otras”, recalca el profesor de Informática.
La transformación normativa llega “tarde” y “sin convencer del todo”. Juan Andrés Rodríguez, al igual que otros compañeros, seguirá reclamando este curso porque “estoy comprometido con la Educación Pública”, aunque “entiendo que otros compañeros desistan y opten por la privada. Al final, tenemos que comer” concluye.
PRECARIUS COMO RESPUESTA
Esta difícil situación, enquistada en el tiempo, es lo que llevó a David Alemany, Francisco Luna y un grupo de Profesores Sustitutos Interino a crear PrecariUS en mayo de 2023. A partir de entonces, se han interpuesto dos demandas contra la Universidad de Sevilla y que tuvieron el apoyo de un abogado laboralista independiente.
“La labor sindical en la US no se estaba llevando a cabo, especialmente en las cuestiones que afectaban a las jóvenes generaciones académicas”
“Decidimos crearla porque considerábamos que la labor sindical en la US no se estaba llevando a cabo adecuadamente, especialmente en las cuestiones que afectan a las jóvenes generaciones académicas”, apostilla Alemany, quien también es Profesor Ayudante Doctor en la Facultad de Filología. La frustración e indignación está servida porque “aún se hace un uso indiscriminado de figuras precarias dentro del sistema universitario”, explica.
Según representantes de PrecariUS, “un 34% del personal laboral de la US tiene contratos precarios de PSI, con sueldos que oscilan entre los 500€ y 1200, sin posibilidad de cobrar el complemento salarial de doctor ni complementos salariales asociados a la docencia y la investigación”. Al igual, “las convocatorias como la resolución de plazas de Profesor Ayudante Doctor se han ralentizado indiscriminadamente en los últimos años”, afirma Alemany. Actualmente, desde hace año y medio la universidad no convoca plazas para esta figura docente.
Francisco Luna, antes de alcanzar su plaza de Profesor Ayudante Doctor en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática, recuerda su periplo de tres años como PSI (2020-2023): “pasé por tres contratos de esa modalidad y una de esas veces me pasaron a tiempo parcial, a lo que me pagaron mi periodo vacacional como si hubiera estado todo ese tiempo de manera parcial. Reclamé lo que era mío, pero no me lo reconocieron. Esos dos meses cobraba 320 euros por cada nómina, fueron los más agobiantes que he vivido durante mi carrera universitaria”.
Esta dura realidad superó a Luna, ya que “estuve con depresión y síndrome de Burnout”. Igual le pasó en mayo de este año a Juan Andrés Rodríguez, quien recuerda cómo tuvo que suspender una clase porque “no podía más, no era capaz de seguir”. Su cabeza no funcionaba bien, “no me daba para articular palabras y perdía el hilo de lo que decía”.
De igual modo, Cristina Arroyo, Profesora Ayudante Doctora en la Facultad de Derecho y miembro de la plataforma, siente que “se lucha contra un gigante al que no puedes vencer, pocos alzan la voz para defendernos”. Ella ha sufrido ese desgaste emocional, “nuestra salud emocional se resiente porque la implicación es muy alta”, asegura.
Una unión con objetivos claros
PrecariUS tiene un ojo puesto en el nuevo curso y no descartan nuevas movilizaciones como la que ya tuvieron a las puertas del Rectorado en mayo de 2023. No obstante, “nos hemos reunido en varias ocasiones con la Vicerrectora de PDI, así como con el Comité de Empresa; pero dignificar la carrera académica no está entre las prioridades de estos órganos”, afirma David Alemany.
Entre las medidas para dignificar la carrera académica se encuentra el cumplimiento total de la LOSU, tanto en materia de contratación como de promoción. Según fuentes de la Universidad de Sevilla, “ya se habrían adaptado de forma ejemplar en lo que afecta al Personal Docente e Investigador”, pero la plataforma no lo contempla igual. Por ello, “exigimos respeto y transparencia, como también un compromiso inequívoco”.
“La vida se hace con dinero y la situación precaria que vivimos impide hacer planes acordes a la edad que tenemos”
La fuga de cerebros ya es una realidad en la US. Docentes que apuestan por otras Universidades porque les ofrecen mejores condiciones. PrecariUS intenta evitarlo, pero “la vida se hace con dinero y la situación precaria que vivimos impide hacer planes acordes a la edad que tenemos”, comenta Cristina Arroyo.
Las aulas se llenan de esa hambre por saber, estudiantes con ganas de aprender; pero con unos profesionales que solo visualizan un horizonte incierto.