Opinión
¿Cómo se acaba una guerra?

Coincidían en que la emoción que más abundaba en las guerras era el miedo y a la pregunta “¿pueden las niñas y los niños ser soldados?”, la respuesta unánime fue “no”.
21 dic 2025 06:00

En el taller había niñas y niños entre seis y once años. Tenían que elegir, entre un montón de preguntas que habían hecho otras personas de su edad sobre la guerra, aquellas que querían responder. ¿Para qué sirve una guerra? ¿Después de que se acabe la guerra cuánto se tarda en volver a construir todo lo que está roto? ¿Se puede perdonar a los que han bombardeado tu casa? ¿Es inevitable que haya guerras? ¿Los soldados quieren ir a la guerra o van porque les mandan? ¿Será posible conseguir en algún momento que no haya ninguna guerra en el mundo?... Las preguntas eran realmente interesantes. De preguntas interesantes suelen salir reflexiones que lo son todavía más.

Conocían algunas guerras y conflictos armados actuales. El genocidio en Gaza. Ucrania. A una niña le sonaba que algo pasaba en el Congo. De las guerras pasadas la mayoría no sabía nada. Nada o apenas nada de la guerra civil española. Muy poco de la dictadura. Un niño que levantó la mano con insistencia sí conocía esa parte de la historia reciente de la tierra que habitan. Les contó muchas cosas.

Coincidían en que la emoción que más abundaba en las guerras era el miedo y que lo único que puedes hacer para ponerte a salvo si en el lugar donde vives hay bombas es marcharte a otro sitio donde haya paz. A esto una niña apuntó: “No siempre te dejan entrar en los países donde hay paz”. 

A la pregunta “¿pueden las niñas y los niños ser soldados?”, la contestación unánime fue “no”. Cuando la profesora les comentó que deberíamos construir un mundo en el que esa fuera la respuesta pero que, en realidad, sí hay menores en las guerras, un niño la miró y le dijo con contundencia: “Eso que estás diciendo no es verdad”. Hay cosas tan trágicas que no son creíbles.

Llegaron a la conclusión de cuál sería la forma más eficaz de acabar con las guerras: “Lo que hay que hacer es dejar de construir y de vender armas”

Dos de los grupos eligieron la pregunta ¿Cómo se puede acabar con una guerra? Se les ocurrieron varias formas. “Poniéndose de acuerdo”. “Hablando mucho rato”. “Dándose cuenta de que los dos están sufriendo y que eso les haga parar”. “Reflexionando”. “Haciendo un acuerdo en el que los dos ganen algo y cedan algo”. “Firmando una paz”. Un niño dijo: “Que uno gane y que el otro tenga que rendirse”. Y una niña le respondió que eso no acaba con la guerra porque mientras haya personas que siguen pasándolo mal y personas que siguen abusando de otras, no puede haber paz. 

Después de un rato de debate en el que se escuchaban con atención (sin duda era un tema que les interesaba) llegaron a la conclusión de cuál sería la forma más eficaz de acabar con las guerras: “Lo que hay que hacer es dejar de construir y de vender armas”.

A ellas y ellos esta solución es la que les parecía más de sentido común. 

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