Nosotras y ellos. Nosotras y vosotros: ¿cómo hablar sobre la violencia que nos constituye?

Me valgo en este texto de dos anécdotas sucedidas en el entorno cercano para reflexionar sobre la posibilidad o imposibilidad de diálogo y aprendizaje en colectivos mixtos en torno a la diferencia, la libertad y la convivencia posible en un mundo plagado de abusos y agresiones, constituido desde la raíz a través de relaciones de poder que sitúan a hombres y mujeres* en lugares tremendamente separados. Las anécdotas me ayudan a pensar dos cosas fundamentales: 1) lo muy diferente que tenemos configurada la capacidad de ver y entender y 2) reflexionar sobre cómo, por qué, y hasta dónde, importa y merece ese posible diálogo abierto con ellos.

Autodefensa Feminista Privilegios Masculinos
Bárbara Boyero https://www.flickr.com/photos/barbarabora/13011064454/in/photostream/
7 may 2018 19:34

Vivimos las cosas situadas: apegadas al lugar en el que nos ocurren, al momento en que estamos. Lo que aquí voy a escribir pone el foco en lo personal de una forma que abruma o da cierta vergüenza, pero estos días vemos múltiples formas en que lo personal es político está cobrando una relevancia particular. Este texto resulta del lugar en el que me ha encontrado este juicio concreto, esta respuesta colectiva, este momento de indignación y creación, de rabia y #cuéntalo. Es resultado de que todo ello me alcanza tras algo más de un año participando en espacios políticos y afectivos mixtos, después de muchos años de habitar casi en exclusiva espacios no mixtos (bien de mujeres, trans y bolleras, o TLGBQ)1. He pasado, en cierto sentido, de estar en espacios en los que la lucha contra la violencia en general y las agresiones concretas está híper presente y se piensa y actúa en torno a las mismas —mejor o peor, nunca de forma perfecta, pero siempre como algo central— a espacios en los que la política en términos generales y para la gran mayoría de mis compañeros está en otro sitio. Lo impactante, sin embargo, está siendo ser consciente de la absoluta asimetría en la percepción que se comprueba en estos espacios (y conste que hablo de espacios mixtos que se entienden feministas, aunque ese no sea su foco principal, espacios en los que, en principio, estas cuestiones se tienen en cuenta). Porque existe, se ve y siente, una sensibilidad y afectación tan distinta, una diferencia radical entre cómo los hombres2 (y me voy a referir a hombres cis -fundamentalmente hetero- aquí, porque son los que sienten así y los que habitan estos espacios) y las mujeres*3 vivimos, pensamos, escuchamos esto, esta cosa que está pasando y que ha llevado a tantas y tantas a contar experiencias en Twitter bajo el #cuéntalo, en grupos de amigas, en grupos políticos, incluso en reuniones familiares. Esto. Y me resulta relevante justo porque se está planteando la posibilidad de abrir la conversación en espacios mixtos de una forma que creo que es relativamente nueva, o que tiene una potencia nueva, diferente. Hablo de la diferencia tan grande con que vemos estas cosas y escuchamos estos relatos entre hombres y mujeres* y parece que acabase de aterrizar en el mundo, que digo obviedades, que vengo de Marte. Pero ante mí se han desplegado cuestiones que no parecían nada obvias, y creo que desde aquí -desde un lugar que ha tenido muy poco contacto con hombres mucho tiempo- se pueden ver como nuevas algunas cosas que, quizás, sirvan para pensarnos y hacernos mejor.

Esta primera idea, que leemos la realidad de forma muy distinta, se puede observar en mil ejemplos, pero se me hizo particularmente clara en una conversación de bar hace un par de meses. De noche, bar conocido, entorno de amistad fuerte, de cercanía, confianza, en un momento de acompañarse. Estábamos hablando de una situación reciente de abuso (tocamientos) a alguien muy cercano y vulnerable. A pesar de una clarísima afectación de todxs los que estábamos abordando el tema, era evidente para mí que el tono de voz en el que la única otra mujer presente estaba participando en la conversación era distinto. En un momento dado ella dijo “es que es una cuestión que me toca mucho”. A mí me toca mucho, en mi cabeza, no puede significar otra cosa que lo que literalmente dice: le afecta directamente, ha tenido experiencias directas similares —ella misma o alguien muy cercano—: habla desde la experiencia y la afectación. Es una alerta: “atención, caminamos sobre terreno delicado, hagámoslo bien, tengamos cuidado”. Sin embargo, cuál es mi sorpresa cuando “a mí me toca” es abordado por nuestros amigos comunes como una frase cualquiera —como si sólo leyesen una capa superficial de la conversación que estamos teniendo, como si sólo nos entendiésemos o encontrásemos en esa capa— y, como tal, contestada con una broma “hombre, ‘a mí me toca’ igual no es la mejor expresión, ¿no? Ja-ja-já”. Y el otro amigo ja-ja-já, se ríe. Y yo no doy crédito, ja-já, a que no vean algo que es cristalino, evidente, absolutamente obvio para mí y para ella. Algo que hace que, en el momento en el que les freno, vean, alucinen y, no obstante, reaccionen tan nerviosos que cuando ella va a hablar y contar, la interrumpan y se quede la historia en ese sí-pero-no, y nos quedemos sin saber si ella quería contar más. En ese interrumpir se quieren retractar en cierto sentido, pero ¡ojo!, intentan también justificar con comoibayoasaber. Pero... ¿qué tipo de luminosos, qué neones hacen falta para que algo así se vea?, ¿cómo hemos podido aprender —nosotras— a leer en tantos dobles sentidos, en tantas palabras, y ellos a sobrevolarlos todos, a pasar por encima de tantos dolores?, ¿cómo es posible no ver lo evidente, abordar que la evidencia es construida, que no es tal? Hemos aprendido, al menos algunas, con el feminismo y la empatía3, a saber cuándo detrás de un temblor o un quiebre en una voz puede haber algo. Lo aprendemos, lo sabemos, porque casi ninguna tenemos una amiga cerca a la que nunca le haya pasado algo. Porque antes o después en la relación de intimidad con cualquier otra mujer* acaba saliendo una historia, o unas cuantas, de distinto grado de intensidad, pero generalmente más alto del que ellos piensan, esperan, presuponen o, más bien, quieren ver. Pero, ¿es que ellos no se relacionan con mujeres?, ¿no se lo han contado?, ¿no les han preguntado?, ¿es que acaso han preferido no saber? Que ellos (que vosotros) quieran saber es fundamental, que queráis ver. Tiene que ver con hacerse cargo, y hace falta. Otra amiga, uno de estos días últimos en que el Telegram estaba en ebullición constante, me hacía un pregunta muy relevante, que enlaza también con la segunda anécdota: ¿hasta dónde están dispuestos a saber de nuestras vidas?

Este tipo de situaciones me hacen ver de forma clara que habitamos planos distintos de la realidad, como si hombres y mujeres*, además de estar socializados de forma diferente, atravesados por redes de privilegio que nos sitúan en espacios distintos, etc., viviésemos el mundo en cuadrículas diferentes de una misma red. Para aún otro texto quedaría la coraza4 de protección que da el mundo queer en esto, no exenta de tantas otras discriminaciones, pero coraza y refugio en tantos sentidos y momentos. La realidad que vemos, dentro de ese “hombres y mujeres*” en el que de pronto me veo tan inmersa del lado de las segundas, la profundidad de campo con que la vemos, es absolutamente distinta5. Las diversas formas de dominación y sumisión generadas en torno a esa cosa escandalosa (que incluye el heteropatriarcado) hacen que podamos ver más, ver mejor, al mirar desde posiciones subalternas, como bien nos enseñan las teorías en torno a los conocimientos situados. Mirar desde esas posiciones permite ver todo aquello que, desde el privilegio, queda oculto. Lo sabíamos, sí, pero hay casos concretos en los que se hace tan evidente que el dispositivo visibilidad/invisibilidad funciona, que merece la pena pararse a observarlo y reflexionar sobre él. No es un dispositivo amable, ni inocente. Es uno que activamos todo el rato sin darnos cuenta, pero que tiene un papel central en la reproducción de lo mismo.

Mucho de lo que ha sucedido recientemente en las redes sociales, cuando miles de mujeres* han contado a los cuatro vientos aquello que generalmente se queda sin decir o a lo sumo se dice en los grupos intra-género, tiene que ver con romper ese dispositivo de silencio que nos estructura de forma diferente. La interrupción que en la anécdota anterior frenó a mi amiga de contarnos su historia, responde a la incomodidad que se genera cuando hablamos, activa el dispositivo aunque sea (o precisamente porque es) de forma inconsciente. Es justo poner el dispositivo en marcha. Romperlo como lo estamos rompiendo estas semanas tiene una parte de potencia brutal, y ha de ser claramente bienvenido, pero abre una pregunta —entre muchas más—: ¿están los hombres preparados, dispuestos, para escuchar?, ¿lo están los más cercanos, los supuestos feministas, lo están en definitiva, nuestros compañeros?, ¿cuánto nos merece la pena exponernos a contarle a alguien que no está preparado y en disposición de escuchar?, ¿cuánto de ese romper ese silencio, pero entre nosotras, sirve para hacernos fuertes? No digo que no merezca la pena abrir espacios de diálogo, sólo que es importante situar las prioridades. Y la prioridad, sin duda ninguna, hoy por hoy, no es “toda la sociedad”: somos nosotras. Muchos pueden ofenderse al leer esto, pero escuchar es moverse, y hace falta moverse mucho, mucho más de lo que creen e incluso creemos, para que lleguen a ser capaces de entender, de atender, de aprender una parte de lo que está pasando y de lo que hemos vivido.

La idea de pensar en cómo abrir espacios para hablar y romper esa capa densa y pesada de silencio entre nosotras o con ellos, surge a raíz de una conversación en un grupo de Telegram. Colectivo mixto, compuesto por una red de años, afectos y confianza, en el que una compañera plantea, tras varias décadas de participación política, que está muy revuelta a raíz del juicio de “la Manada” y que se ha dado cuenta de la cantidad de cosas que no ha contado nunca y que, cuando lo ha hecho, ha sido solo con otras mujeres. Y lanza, de forma valiente, política y responsable, la propuesta de hablarlo con ellos —con vosotros, plantea en el grupo—. Escribe inmediatamente después un compañero, pero sobre otro tema. Incluye una broma sobre una cuestión política vinculada al mundo del municipalismo, ja-já. Contesta otro compañero en seguida, pero a la broma: la estira. En mi cabeza el primer mensaje, el de ella, había impactado: no me lo esperaba y me parece, primero, valiente, segundo, un mensaje que claramente merece ser leído y contestado desde la escucha y el cuidado. Pero, sobre todo: un mensaje de una relevancia política fundamental. ¿Qué les pasa a ellos para ignorarlo?, ¿no saben reaccionar, no quieren, se la suda? Contesto, tímidamente, planteando que sí es importante hablar. Entonces participa otra compañera y dice que a ella también le han pasado cosas horribles que nunca ha contado, que también necesita hablar, “como a todas, vaya”, termina su mensaje. Uno de los dos compañeros que habían intervenido envía un documento sobre otro asunto totalmente distinto (vinculado a la temática general del grupo) “por si fuese de interés este informe”. ¿Cómo vamos a hablar de qué, con quién?, ¿cómo es posible pasar por encima de una forma tan evidente de una cuestión tan importante? Ahora ya sí contesto, enfadada, que claramente si lo hablamos normalmente entre nosotras es por algo. Y contesta la mujer que había hablado primero señalando que la respuesta de los compañeros estaba siendo elocuente. Y, ya sí, una vez que nos enfadamos y reclamamos que qué reacción es esa, empiezan otro tipo de respuestas. Cierto es que había gente que no lo habría visto aún, y que parece que hay hombres con voluntad y actitud de escucha en el grupo; igual de cierto es que la anécdota es real, tal cual, y muy elocuente.

Pero, más allá de unas y otras reacciones, ¿qué mecanismo hace que haya que regañar para reaccionar?, ¿estamos condenados a relacionarnos en ese esquema pseudo infantil y tan ridículo?, ¿qué vamos a sacar en positivo de hablar con ellos si no saben escuchar?, ¿cómo podría desactivarse, si quiera por un rato, esa cuadrícula que imposibilita el diálogo, que hace tan difícil que entiendan, que sean mínimamente conscientes de cómo nos atraviesa, revuelve, constituye, todo lo que estamos poniendo sobre la mesa?

Veo mucha potencia en que nuestros compañeros escuchen todo, con toda la dureza; veo también el “riesgo” (la potencia, la dificultad) de que sepan, de pronto, de que se reconozcan como agresores, de que revisiten historias vividas, de que se den cuenta de lo que han hecho, de lo que han visto, de lo que han dejado de escuchar, las que han dejado pasar a sus amigos: de las vistas gordas, las mangas anchas, de tantas y tantas complicidades por omisión. Veo la potencia clara de abrir esa conversación no para profundizar en culpas, sí para tomar conciencia, sí para ser mejores, para redistribuir la libertad, para sanar, para crecer, para aprender. Pero, ¿cómo vamos a poder hablar?, ¿qué más tiene que pasar para que entiendan?, ¿cómo podríamos abrir ese diálogo sin ponernos en mayor riesgo, distribuyendo de forma justa riesgos y reparaciones?

No hay duda alguna de por qué lo hablamos entre nosotras, pero si queremos seguir conviviendo con ellos y, sobre todo, si ellos quieren seguir conviviendo con nosotras, van a tener que cambiar, moverse, aprender. Y escuchar. Y callar. Mucho, mucho más de lo que creen. Esto es, probablemente y aunque alguno no lo crea, de lo más político que podrían y harían en sus híper politizadas vidas.

----

1- A excepción del ámbito laboral, claro, hiper masculinizado.

2- Ojo aquí: en absoluto me gustaría ser leída en términos esencialistas. Necesitaría otro artículo entero para aproximarme mínimamente a todo el dispositivo sociocultural que nos educa en esa mirada, a la vuelta que le damos desde el feminismo para desarticular la invisibilidad, etc. Queda, por tanto, para otro artículo.

3- Mujeres* en relación a que hablo de mujeres (cis y trans), bolleras y chicos trans. Nosotras y nosotres, a quienes nos une la misoginia.

4- También con una en ocasiones muy castradora enseñanza en el cuidado desde la feminidad, pero no es es lo que quiero enfatizar aquí. Quizás también otro texto.

5- Esa coraza queer en palabras de la gran @jararocha, con quien aprendo y crezco todo el rato.

6- Esto no hace que las mujeres, algunas de nosotras o en algunos momentos, no podamos mirar también por esa cuadrícula superficial en ocasiones: nuestras complicidades, nuestros silencios, nuestros dejarlo pasar. Lo que una amiga reconocía el otro día como “los ellos en nosotras” para hablar de cuando nosotras también usamos ese privilegio o entramos al trapo.

Sobre o blog
Hoy, en medio de una de las tantas tormentas de la lluvia ácida del capital, mezclamos voces, deseos y miradas feministas para interrogar la realidad desde otros lugares que no sean el sujeto obrero-blanco-heterosexual-urbano que hace tiempo dejó de representarnos. Aquí nos encontramos amaia orozco, Haizea M. Alvarez, Martu, Sara LF y Silvia L. Gil, partiendo de nuestros cotidianos para conversar entre nosotras y con otras en las fugas y resistencias que visibilizan conflictos y generan otras formas de vida.
Ver listado completo
Cargando valoraciones...
Ver comentarios 29
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...
Sobre o blog
Hoy, en medio de una de las tantas tormentas de la lluvia ácida del capital, mezclamos voces, deseos y miradas feministas para interrogar la realidad desde otros lugares que no sean el sujeto obrero-blanco-heterosexual-urbano que hace tiempo dejó de representarnos. Aquí nos encontramos amaia orozco, Haizea M. Alvarez, Martu, Sara LF y Silvia L. Gil, partiendo de nuestros cotidianos para conversar entre nosotras y con otras en las fugas y resistencias que visibilizan conflictos y generan otras formas de vida.
Ver listado completo

CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
A xornalista Concepción Pombo substituirá, co único aval do Partido Popular, a Alfonso Sánchez Izquierdo. O Goberno de Alfonso Rueda modificou a lei de medios para que os votos do seu partido fosen suficientes para elixila.
Altri
A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
A veciñanza da comarca máis afectada escolleu entre dúas listas logo de non chegar a un consenso. A gañadora tratará de ampliar a súa base de socias e socios por toda Galiza e abrirá máis as portas ás grandes organizacións do país, como a CIG.
El Salto n.79
A celulosa ou a vida: xornalismo situado e loita social para frear un ecocidio
O xoves 17 de xullo esperámosvos no CS 'A Nubeira' de Vigo para presentar o último número da revista El Salto xunto a algunhas das súas principais protagonistas: as que loitan contra o macroproxecto de celulosa liderado por Altri e avalado pola Xunta.
AGANTRO
O desprazamento forzoso en Chiapas: metáfora da vida núa
Conversamos coa investigadora América Navarro sobre o desprazamento forzoso en Chiapas.
Altri
Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.

Últimas

O Salto medra contigo
O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar Altri
Queremos investigar os responsables políticos e empresarias do que podería ser o maior atentado ambiental da historia recente de Galiza.
Orgullo
O Orgullo Crítico enche de diversidade e de humanismo Galiza: “Transfeministas con Palestina”
Crónica visual de como unha enorme multitude encheu de diversidade o centro da cidade de Vigo.
O Teleclube
'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria
O Teleclube
'O Teleclube' pecha a temporada cos supervivintes de '28 anos despois'
Danny Boyle e Alex Garland volven ao mundo dos infectados que inspirou o renacemento dos 'zombis'.

Recomendadas

Medio rural
A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Feminismos
Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Migración
A veciñanza mobilízase para acoller migrantes tras o peche de centros de Rescate Internacional en Galiza
Tras o progresivo desmantelamento de varios dispositivos de acollida, moitos refuxiados foron trasladados a outros puntos do Estado sen aviso previo. Outros son simplemente desaloxados trala denegación da súa solicitude de asilo.
Ourense
Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.
Comentarios 29

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...