Violencia machista
“Yo misma he notado lo difícil que es denunciar, por eso sé lo importante que son los medios”

Toribia Flores y Gladys Bolívar, promotoras comunitarias y comunicadoras populares en Bolivia, luchan contra las violencias machistas con su trabajo militante en la radio.

Toribia Flores y Gladys Bolívar son promotoras comunitarias y comunicadoras populares en Bolivia. Formadas gracias a la Ley boliviana para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia n.º 348, conocida simplemente como Ley 348, dedican su trabajo a informar y asistir a las mujeres en situación de violencia a través de la radio. La primera en Radio Pachamama y la segunda en el colectivo Comunicadoras Barriales Sucre, compaginan el trabajo reproductivo, productivo y de cuidados con el de la comunicación, ambos sin remunerar.

Llegan con retraso a Ca Revolta, València, donde hemos quedado para la entrevista. Se disculpan y cuentan que estaban viendo el mar por primera vez. Posan para los retratos que acompañan este texto con gesto decidido y nos piden que grabemos un vídeo saludando a su hijos. Aunque su ritmo es pausado, su agenda es ajetreada. Nos hemos saludado por la mañana en una mesa redonda; ahora, ya por la tarde, charlamos por separado mientras se turnan para dar un taller sobre comunicación. Cuentan, con naturalidad, que hoy ha sido un día sin demasiados compromisos.

¿Por qué la comunicación comunitaria para hacer frente a la violencia?
Toribia Flores: Yo sufrí diversos tipos de violencia. No sabía cómo acudir a las instancias para denunciarlas. Ahora, cuando vi el espacio para aprender a ser reportera popular, podía ayudar a las mujeres que la están sufriendo dándoles la información que necesitan. Yo no tuve quien me apoyara, a quien acudir. Ahora tengo que darle a mis hermanas lo que yo no tuve, lo que necesitan. Nuestro programa en Radio Pachamama se llama “Cuenta conmigo”. Es eso, si lo necesitas, ven a mí.

Gladys Bolívar: Yo también he pasado por el mismo proceso. Por lo que es la violencia, he tenido que denunciar… A raíz de la Ley 348 me he formado como comunicadora barrial y promotora comunitaria. Yo misma he notado lo difícil que es denunciar, que las autoridades te hagan caso, por eso sé lo importante que son los medios. Mis dos tareas van de la mano y actúan mejor sobre la denuncia.

¿Cómo son los vínculos que creáis con vuestras compañeras comunicadoras?
T.F.: Todas las que estamos somos promotoras comunitarias, en su mayoría mujeres,  aunque también hay hombres. Tenemos una relación casi de hermandad, pasamos mucho tiempo juntas preparando los contenidos. Es realmente bonito lo que hacemos en la radio, avisar a través de ella de lo que una mujer debe hacer cuando sufre una situación de violencia.

G.B.: Es muy fuerte el vínculo afectivo que tenemos. Estamos todo el tiempo viéndonos, trabajando juntas, reuniéndonos. Cuando debatimos los temas que nos preocupan, al final salen temas personales que hacen que cada una se sienta más cerca de la otra y se sienta como en familia, como hermanas, más unidas.

¿Qué papel tiene el miedo a la hora de denunciar violencias y qué papel tenéis para ayudar a superarlo?
T.F.: Para mí la represión ha sido una fuerza más. Con lágrimas en mis ojos que me golpeaban en el pecho decía “¿qué estoy haciendo yo?”. Yo misma tuve que buscar qué hacer. Ahora ayudo a las mujeres que sufren violencia, y no hace falta ni si quiera que me cuenten, porque ya me lo sé, ya lo he vivido. Ahora puedo apoyar a las mujeres que sufren, hacerles saber que me tienen con ellas.

G.B.: Domitila Chungara, una lideresa boliviana que luchó en tiempos de la dictadura, decía que el peor enemigo del hombre es el miedo. Eso decía ella y eso se nos ha quedado a nosotras. El miedo ha estado muy presente en nuestras vidas. Desde niños hemos sentido el miedo. He visto a mis abuelos, a mis tíos sufrir violencia intrafamiliar. Cuando he tenido pareja, yo misma lo he sufrido. Pero siento que por eso estoy aquí. Gracias a Dios, desde que me he capacitado y he hecho la denuncia puedo decir que no lo siento. Pero siempre es lo que te hace funcionar en el día a día, ¿no? Si no sintieras miedo tampoco te sentirías viva.

¿A más opresión, más apoyo mutuo y más comunidad?
G.F.: Aquí [España] veo menos violencia, menos escasez económica. Pero no veo la misma afectividad entre ustedes. Nosotros compartimos. Si yo traigo ahorita una galleta, la pongo en la mesa y comemos todos. Eso es el día a día, tejer redes y estar fuertes. Es triste que nos una algo malo, pero a la vez también es algo bueno.

T.B.: Cuando te pegan, cuando te maltratan verbal o económicamente, no hay vida, solo nos queda abrazar a nuestros hijos y decir: “¿Qué hago ahora?”. Por todo eso, yo sigo apoyando a las mujeres que sufren violencia. Donde me necesiten, donde me llamen, estoy para servirles.

¿Cuál es el precio que pagáis por ser comunicadoras comunitarias?
T.F.: Tuve problemas en la familia. Mi esposo me decía que me iba a pasear, que no traía ni un pan, que las guaguas se quedaban desocupadas. Que el hombre no me apoye en lo que quiero hacer era muy duro para mí, e iba en camino de convertirse en violencia psicológica, porque no podía dormir, no podía atender a mis hijos en las debidas condiciones… Es una violencia que nos afecta de una manera muy notable, porque uno lo vive por dentro, y cuando explota puede llegar a muchos sitios. Para que eso no pase estamos en estos espacios.

G.B.: Tanto en lo personal como en lo familiar me ha desgastado. Me ocupa mucho tiempo y no tiene remuneración económica. Mis hijas me reclaman y me preguntan porqué no estoy en casa. Mi pareja es la que trae el dinero a casa. Yo aporto con mi trabajo doméstico, pero no es suficiente porque él espera que esté en casa todo el día. A veces he visto a compañeras que, una vez se divorcian, tienen más libertad para llegar más lejos de lo que yo puedo estar ahorita. Estar en pareja es un obstáculo para mí, aunque estoy en un balance entre que yo hago mi vida de activista pero también, gracias a él, que trae dinero, yo puedo tener ese tiempo para dedicarle al activismo.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Bosques
Bosques no mediáticos La tragedia ignorada de la destrucción del bosque boliviano
La deforestación y los incendios forestales están acabando con la Chiquitanía (departamento de Santa Cruz, Bolivia), que alberga al bosque seco tropical hasta ahora mejor conservado del mundo
Bolivia
Transgénicos La Pachamama está en venta en Bolivia
La alianza del Gobierno boliviano con el agronegocio se afianza mientras iniciativas de la sociedad civil intentan fortalecer iniciativas para una producción sostenible y respetuosa con el medio ambiente.
Bolivia
Bolivia La guerra contra la coca en Bolivia: entre el mito y la realidad
La consideración de la planta de coca como un estupefaciente ha perjudicado históricamente a las poblaciones productoras, mientras alimenta la problemática del narcotráfico con todo lo que este conlleva para los territorios.
Educación pública
Iglesia Semana Santa: negocios, procesiones en colegios, inmatriculaciones y fervor
Más allá de la expresión cultural, la Semana Santa tiene una esfera económica que genera millones de euros y otra social que le sirve a la Iglesia Católica para legitimar sus privilegios dentro del Estado español.
Memoria histórica
Marc Solanes “Mi bisabuela luchó en el frente y fue considerada una mala madre, pero lo hizo por sus hijas”
En ‘Las niñas de Elna’ (Pollen, 2024) el periodista reconstruye la historia de las mujeres de su familia resolviendo enigmas para resignificar la imagen de la mujer en la historia.
Palestina
Palestina Viaje al fondo del horror
El fotoperiodista Javier Bauluz cubrió la primera Intifada, la primera gran rebelión del pueblo palestino desde la creación del estado israelí.
Poesía
Poesía La generación beat sigue latiendo
La generación beat es la del ritmo, del golpe, la de superar, la del latido en el papel y fuera de él. La del sentimiento desgarrador que sale del individuo, pero llega a la sociedad.
Literatura
Literatura ‘La santita’ de Mafe Moscoso: para escribir sobre el fin del mundo
‘La santita’, libro de relatos de Mafe Moscoso, es el método pero también es el fin: pone a convivir lo precolonial con las formas de nuestro presente ultracapitalista, ultramuerte, sin exclusiones ni jerarquías.
Maternidad
Maternidades Reaprender la espera
El tiempo de gestación es largo y va a un ritmo distinto al que acostumbras: el ritmo natural al que desarrolla una playa, un monte, un océano. Y no estamos ya habituados a darle la mano a la pausa.
Momus Operandi
Momus operandi Todo es una narración
Nos dicen que las mentiras son la única realidad. Que aprendamos a mentirnos, que nos engañemos, que no nos importa la salud, ni los derechos laborales, ni las violencias estructurales.

Últimas

Industria
Transición industrial Mecaner, un cierre injusto o cuatro alternativas con mirada ecosocial para mantener la fábrica de Urduliz
ESK y LAB han presentado el ‘Plan de Transición Ecosocial’ que ha elaborado la cooperativa Garúa como una herramienta para la búsqueda de soluciones al ERE propuesto por la multinacional Stellantis.
Sidecar
Sidecar Crisis intratable en la República Democrática del Congo
Una y otra vez los actores externos han fracasado a la hora de contener la escalada de violencia en la República Democrática del Congo.
Más noticias
América Latina
Caribe Haití: el fracaso neocolonial y el “eterno castigo de su dignidad”
La crisis de gobernabilidad que vive Haití después del alzamiento paramilitar que liberó a más de 3.600 presos y expulsó al primer ministro es un capítulo más de una historia colonialismo y dependencia.
El Salto Twitch
El Salto TV Economía y titulares de guerra
En el programa en directo de Economía Cabreada del 26 de marzo se hizo un análisis de la deriva bélica de la Unión Europea, sus gobiernos y de los grandes medios con Tica Font y Miquel Ramos.
Sidecar
Sidecar Soluciones bonapartistas
Las turbulencias en el seno de los dos partidos estadounidenses dominantes refleja el problema más amplio de un sistema capitalista cada vez menos capaz de proporcionar ganancias materiales a la clase trabajadora.
Memoria histórica
Memoria histórica Las nuevas leyes de memoria histórica recuperan la “concordia” franquista
La ofensiva legislativa de gobiernos autonómicos como el de Castilla y León y el País Valencià, adoptan un enfoque revisionista que amenaza los avances en el reconocimiento memorialista.
Derecho a la vivienda
Derecho a la vivienda La PAH València clama por el derecho a una vivienda digna: “¿Duermen tranquilos?”
Centenares de personas protestan frente al palacio de la Generalitat para exigir que se haga efectivo el derecho a la vivienda ante la insoportable alza de los precios.

Recomendadas

Investigación
Investigación O Goberno galego repartiu 4.000 millóns de euros en contratos a dedo en só seis anos
Desde 2018, a Xunta asinou 1.034.964 contratos sen sacalos a concurso: algo máis do 30% do diñeiro do que dispón para o exercicio de 2024. Ademais, 35.362 deses contratos teñen un importe entre 14.000 e 14.999 euros, o límite legal.
Ríos
Radiografía fluvial de España La tierra que no amaba sus ríos
Los ríos ibéricos agonizan. Casi la mitad de las masas de agua está en mal estado. Presas, sobreexplotación, contaminación y crisis climática son sus principales amenazas, con la agroindustria como mayor agresora.
Cine
María Alché y Benjamín Naishtat “El cine puede proponer imágenes y reflexionar, y por eso Milei necesita destruirlo”
María Alché y Benjamín Naishtat dirigen ‘Puan’, una película optimista y amarga, entre la comedia y el cine social, que ofrece nuevas lecturas tras los primeros cien días de gobierno de Milei en Argentina.