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Violencia machista
Las víctimas de violencia machista en Elche se quedan sin atención psicológica
La atención a víctimas de violencia machista se ha declarado un servicio esencial durante el estado de alarma. Sin embargo, la atención pública psicológica a las mujeres que la tenían asignada en Elche cerró sin previo aviso y sigue sin fecha de reanudación.
Las llamadas a los teléfonos de asistencia para mujeres que han sufrido violencia a manos de sus parejas se han multiplicado desde el decreto del estado de alarma. Miles de mujeres conviven con sus agresores durante la pandemia. Afortunadamente, Marta (nombre ficticio), víctima de la violencia machista, ya no comparte casa con el hombre que la maltrataba, pero sus circunstancias son igualmente difíciles. “Tras 10 años conviviendo con mi agresor, decidí salir del bucle y alejarme de todo lo que me ataba a él. Volví a casa de mis padres y pedí ayuda en la Casa de la Dona de Elche”. Allí le asignaron una psicóloga pública. “Al principio me costó mucho abrirme, pero a día de hoy, es mi pilar fundamental”. Por eso, para ella, es tan grave haberse quedado sin ese respaldo piscológico.
Dos días después de que el Gobierno decretara el estado de alarma, la ilicitana Casa de la Dona cerró. Este centro, ubicado en plaça Barcelona, es un servicio integral para mujeres que han sufrido violencia machista. Desde que los servicios municipal y autonómico de apoyo a la mujer se unificaran en 2015, la Casa de la Dona asume tareas de asesoramiento legal, acompañamiento o talleres, y también se encarga del respaldo psicológico. “Nunca antes había recibido atención psicológica y tengo que reconocer que es una experiencia de acompañamiento imprescindible cuando superas un episodio traumático como el que yo viví”. Actualmente, la Casa de la Dona es una competencia exclusiva del Ayuntamiento de Elche.
Violencia machista
El proceso judicial que sigue a una denuncia por violencia de género
Cada año son más las mujeres que rompen su silencio y denuncian las agresiones por violencia de género, pero el proceso no es sencillo y no siempre pone a las denunciantes en el centro.
“Estuve llamando al centro varias veces los días 16 y 17 de marzo, pero nadie respondía. Estaba en medio de la terapia psicológica y quería saber qué iba a pasar, así que llamé al Ayuntamiento, donde me dijeron que el centro permanecería cerrado y la terapia psicológica pausada hasta, como mínimo, el 13 de abril”. Ante la respuesta del consistorio, Marta planteó la opción de atención telemática: “No podía entender que el teletrabajo al que tanto claman no pudiera llevarse a cabo en el caso de las psicoterapias, así que pregunté si podría seguir recibiendo la terapia por teléfono, pero insistieron en que no tendrían más información hasta el 13 de abril. Tratándose de una situación tan excepcional, me resigné y creí que lo mejor sería esperar”.
Las usuarias que habitualmente frecuentaban La Casa de la Dona no recibieron ninguna comunicación del cierre del centro ni del seguimiento de sus terapias. “Se nos ha olvidado que la salud mental también es salud, y de primer orden”, comenta Marta
Así, a la ansiedad y el estrés generados por el confinamiento se sumó la inacción del Ayuntamiento. Ni un mensaje, ni un correo electrónico, ni una llamada. Las usuarias que habitualmente frecuentaban La Casa de la Dona no recibieron ninguna comunicación del cierre del centro ni del seguimiento de sus terapias. De repente, quedaron en un limbo sanitario. “Se nos ha olvidado que la salud mental también es salud, y de primer orden”, comenta Marta.
Llegó el 13 de abril y Marta no recibió ningún aviso de ningún tipo, así que, dos días después, volvió a iniciar las llamadas para recuperar su atención psicológica. “Estuve llamando cada día hasta que, por fin, el 30 de ese mismo mes, me devolvieron la llamada”. Cuenta que las recepcionistas se alarmaron por la cantidad de llamadas perdidas suyas que habían acumulado. “A mí me sorprendió que se sorprendieran. Cuando una coge las riendas de su vida y saca el valor de denunciar un caso de maltrato, no acepta que le prometan una ayuda que nunca llega. No podía venirme abajo”.
Como Marta, muchas mujeres confían en la atención psicológica para superar los miedos e inseguridades derivados de una relación en la que han sufrido algún tipo de violencia. El 21 de marzo de 2020, el Ministerio de Igualdad puso en marcha un teléfono WhatsApp gratuito de apoyo a las usuarias que lo necesiten gestionado por psicólogas (682916136 / 682508507). “He buscado ayuda a través de este teléfono e incluso me he planteado gastarme los ahorros que me quedan en una terapeuta privada, pero la cantidad de detalles que mi terapeuta conoce, el expediente que guarda y la confianza que se ha ganado durante los 2 años que lleva atendiéndome no es algo que se construya en cuatro días”.
“Me he planteado gastarme los ahorros que me quedan en la privada, pero la cantidad de detalles que mi terapeuta conoce, el expediente que guarda y la confianza que se ha ganado durante los 2 años que lleva atendiéndome no es algo que se construya en cuatro días”
Solo en el País Valencià, 6.310 mujeres denunciaron casos de violencia a manos de sus parejas en 2019. Este dato representa un aumento del 4% con respecto al año anterior. Marta defiende que la terapia no es ningún capricho, por eso siguió insistiendo durante el mes de abril: “Me dijeron que las psicólogas iban a empezar a trabajar por teléfono y me tomaron los datos, preguntaron por el nombre de mi terapeuta… Ya te llamaremos” concluye.
Pasaban los días y su autoestima, cuenta, iba cayendo en picado. Por fin, el día 4 de mayo recibió noticias de su psicóloga. “Estaba desbordada. Llevaba menos de una semana reincorporada al trabajo y su contrato vencía en menos de 10 días. No sabía si se lo iban a renovar”. Marta cuenta que la profesional estaba frustrada porque no le hubieran habilitado antes el teletrabajo. “Me dijo que estaba intentando contactar con todas las chicas que tenía asignadas, pero que no sabía cuándo se podrían retomar las sesiones. Fue todo muy confuso y no he vuelto a hablar con ella”.
En un intento de quemar todos los cartuchos, Marta contactó con algunas organizaciones políticas de Elche para llegar hasta el ayuntamiento y obtener respuestas, pero el consistorio desmintió las acusaciones, negando que este servicio hubiera quedado desatendido. Mariano Varela, concejal de Igualdad en la ciudad, publicó un comunicado en la página oficial del Ayuntamiento de Elche el pasado 19 de mayo. En él, el concejal afirmaba que “durante todo el periodo de Estado de Alarma, el Centro Municipal de Atención Integral a las Mujeres Víctimas de Violencia de Género ha permanecido activo”.
El comunicado iba acompañado de un vídeo en el que el propio Varela puntualizaba: “La atención psicológica de plaza Barcelona ha seguido funcionando priorizando los casos de emergencia y a través de teléfono o correo electrónico”. Además, el Ayuntamiento cerraba el texto recordando el teléfono de atención a las víctimas de agresiones machistas y aplicaciones seguras como la de ALERTCOPS. Frente a esta respuesta institucional, Marta concluye: “No es mi palabra contra la del ayuntamiento, sino el bienqueda político contra la verdad. Primero nos vemos sumidas en la crudeza del olvido y ahora tenemos que aceptar que se nos trate de mentirosas. Oigan, es que no solo me ha pasado a mí, es que incluso algunas compañeras de Alicante con las que tengo contacto están en la misma situación. Al menos, que reconozcan que se han equivocado y pidan perdón”.
En términos prácticos, el comunicado del Ayuntamiento ofrece una información independiente al reclamo de Marta: “El teléfono y la app que ofrecen en Igualdad están activos, sí, pero son recursos a los que acudir en caso de emergencia, si te están maltratando durante el estado de alarma. Sobra decir que ese es el primer servicio esencial, pero no es el teléfono al que podamos llamar para hablar con nuestra psicóloga. A eso se refiere Varela cuando dice que prioriza por casos de emergencia. Es un eufemismo para no decir que la atención psicológica está en un segundo plano de importancia”.
En un intento por aclarar la situación para la redacción de este reportaje, se ha intentado contactar a la Casa de la Dona donde, tras varios intentos fallidos de conexión con las profesionales sanitarias, la ordenanza del centro concluyó: “Ni las psicólogas ni las trabajadoras sociales pueden dar declaraciones a la prensa”. Al preguntar más tarde en el Ayuntamiento, remitieron a hablar con Paqui Gadea Nadal, jefa de sección de Servicios Sociales Específicos, pero fue imposible conversar con ella por teléfono así que se insistió por la vía mail, al que respondió que hablaría con la Concejalía para dar una respuesta, que no se ha producido tras varios días de espera.
“Mi psicóloga ha sido el único apoyo que he tenido en los últimos años. Perder la conexión con ella de repente es muy duro. Es como privar a un enfermo de su medicación sin previo aviso”, lamenta Marta
A fecha de publicación de este reportaje, Marta confirma que su terapia no ha sido reanudada y su insistencia va decayendo junto con su estado anímico. “Mi capacidad para creer que voy a poder seguir adelante va mermando después de todo lo que he tenido que pasar. Mi psicóloga ha sido el único apoyo que he tenido en los últimos años. Perder la conexión con ella de repente es muy duro. Es como privar a un enfermo de su medicación sin previo aviso”.
Elche ha llegado a la fase 2 y pronto estará en la 3. Marta sabe que no tardará en retomar la terapia, pero cree que es insuficiente y exige reparación. Antes de colgar el teléfono, dice que le ha gustado tener a alguien con quien hablar, aunque no nos conozcamos. Como muchas otras mujeres, ella también es una afectada indirecta por el covid-19: “Solo espero que el confinamiento no nos haga retroceder, aunque creo que muchas ya nos hemos quedado atrás”.
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