We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Violencia policial
Empujadas y pateadas por agentes de la Policía Nacional al salir de una discoteca en Alcobendas
“Ahora me da miedo salir sola a la calle, si veo un policía me pongo a temblar”, afirma a El Salto Graviela González Sánchez. La noche del 11 de noviembre Graviela acudió a una discoteca en Alcobendas para celebrar su aniversario de boda junto a su marido y unos amigos y acabó, a las 5 de la mañana, en el hospital por la agresión policial que sufrió, según ha denunciado.
Los hechos ocurrieron en la madrugada del 12 de noviembre, en la calle Capitán Francisco Sánchez, en Alcobendas. Varios agentes de la Policía Nacional y Municipal acudieron a desalojar una discoteca ubicada en esa misma calle. Según explica la denuncia de Graviela, los agentes pidieron a las personas que estaban allí que se dividieran entre hombres y mujeres y sacaran su documentación. Tras identificar a las mujeres, los agentes las hicieron salir de la discoteca. Entre ellas estaban Graviela González, de 54 años, y su amiga Alexandra Aguero, de 28 años. Cuando llegaron a la puerta, se detuvieron a esperar a que salieran sus parejas y amigos. Entonces, un agente que Graviela recuerda de complexión grande y con parte de la cara tapada con un pasamontañas le ordenó que se alejara de la puerta. Fue entonces cuando Alejandra le espetó al agente: “Somos personas trabajadoras, deberías estar deteniendo criminales y no aquí”. Y, como respuesta, violencia.
“A mi amiga Alejandra la empujó un agente y, cuando estaba en el piso, la pateó”, recuerda Graviela. “Me dejó el brazo con moratones, me pateó; hacía poco que me habían operado en la región abdominal y me asusté bastante por si se había dañado”, señala Alejandra.
Fue solo el principio. Ante la agresión sufrida por Alejandra, Gabriela explica a El Salto que no se pudo contener e insultó al agente de policía. “¿Cómo tratas a una mujer así? Eres un hijo de puta?”, le dijo, según ella misma relató en su denuncia. “No pude evitarlo, al ver cómo el agente había empujado y pateado a mi amiga, me enfadé”, explica a El Salto. “Después salió mi esposo y mis amigos, y al ver que estábamos discutiendo me sacó fuera. Les dije que nos estaban tratando peor que a animales y entonces vino otro policía, empujó a mi marido y a mí me agarró”. Entonces ya se habían alejado varios metros de la discoteca hasta llegar al final de la calle. Tras agarrarla, Graviela denuncia que el agente la empujó y la hizo caer contra un pivote de cemento.
“Cuando me levanté, sentí la cara helada por la sangre que me brotaba”, explica. Recuerda cómo su esposo la levantó y salieron tras los agentes de policía, que estaban volviendo a la discoteca, y a los pocos minutos se desmayó. “Les pregunté cómo era posible que le hicieran esto a mi esposa”, señala a El Salto, Fernando Miguel Falvy, marido de Gabriela, quien afirma que, cuando su mujer se desmayó, él y varias personas gritaron para pedir una ambulancia y los agentes de policía se negaron.
“Usted cree que la policía matamos gente como en su país”, recuerda Falvy que le dijo uno de los agentes. “Yo le respondí que en mi país la policía no mataba gente, que de qué país pensaba que era y me dijo que de Argentina; nosotros somos peruanos, los policías nos estaban discriminando por motivos racistas”, afirma Falvy.
“Yo no soy la primera persona a la que le ha pasado esto, hay mucha más gente, pero por miedo no denuncian”, lamenta Graviela
Graviela fue finalmente trasladada al Hospital Universitario Infanta Sofía. El parte médico, al que ha tenido acceso El Salto, fechado a las 5.45 horas de la madrugada del 12, detalla la herida de siete centímetros que presentaba en la mejilla como consecuencia de la agresión y por la que la mandaron al Hospital de La Paz para que valoraran la necesidad de una intervención de cirugía plástica. Le tuvieron que dar once puntos de sutura, afirma a El Salto. “Un poco más y me destroza el ojo, la herida está casi desde el párpado hasta la nariz”, detalla Graviela, que el mismo día 12 denunció los hechos en comisaría, junto a Alejandra. “Yo no soy la primera persona a la que le ha pasado esto, hay mucha más gente, pero por miedo no denuncian”, lamenta Graviela. “Yo sé mis derechos y voy a ir hasta el final”, añade.
Desde el departamento de prensa de la Policía Nacional afirman que, como en otros casos, si se abre una investigación judicial sobre la actuación policial, la Unidad de Asuntos Internos también procederá a investigar los hechos.
Tortura
Delitos de uniforme “Me inhabilitaron como policía por investigar un caso de torturas”
Relacionadas
Operaciones urbanísticas
Proyecto Los Carriles Una montaña artificial y 8.600 viviendas para un paraje que los vecinos piden convertir en corredor ecológico
Desahucios
Desahucios Macrodesahucio en Alcobendas
Represión
Represión 1.500 euros de multa por pintar con tiza en el suelo frente al Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes
Las personas violentas, sin empatía (con perfil psicopático), controladoras, ventajistas, gregarias, etc. a las que el Estado les ha dado algún tipo de poder o bien otras personas que también tienen algún tipo de poder que no proceda del Estado-Régimen --(((por ejemplo un jefe de empresa o alguien que tiene superioridad sobre otra persona por motivos económicos, de dependencia, etc.)))--, siempre actúan con violencia, propinando un trato criminal humillante, pisoteando y violando obscenamente a la víctima en sus libertades individuales, dañándola psicológica y/o moralmente: son auténticos salvajes. Este tipo de sujetos carecen de cualquier autoridad, salvo que se sostenga que existe la "autoridad en materia de violación impune, premeditada, alevosa, etc. de los derechos y libertades de los seres humanos": solamente tienen violencia, que es (precisamente) todo lo contrario de autoridad.
Yo mismo soy víctima de este tipo de comportamientos -(no puedo expresar con libertad, ni siquiera, qué clase de personajes son los que se dedican a acosarme, hostigarme, intimidarme, señalarme de manera fascista-terrorista por mis activismos político, cultural, ético, antitotalitarismos, etc.)-, de este tipo de personajes megacriminales que el Régimen se han encargado de ir blanqueando especialmente en los últimos 8 ó 9 años. Este megacriminal blanqueamiento de esta clase de comportamientos megacriminales lo vemos constantemente en a través de esos MASS-MEDIA DEL OLIGOPOLIO MEDIÁTICO y también en toda clase de normativas (leyes, doctrinas, juicios farsa y sus sentencias de esas falacias de juicios, modus operandis, corporativismos, opacidades, etc.).
Obviamente yo no voy a ir a denunciar esto a la "justicia" de Españistán, lo que estoy sufriendo por ejercer mis activismos; ya me asesoré sobre el tema y me dieron a entender que esto en Españistán no se tiene por gravísimos delitos nefando y nefarios: justamente lo que yo mismo observo, con qué alevosía e impunidad actúa el FASCISMO-TERRORISMO. Por cierto, que también se persigue, de manera fascista-terrorista, cualquier denuncia política que se haga de esos métodos, prácticas, opacidades, corporativimos, etc., en base a normativas que son las propias de Regímenes como el de China, Korea del Norte o (sin ir más lejos) las propias que existían durante EL TERRORISMO Y GENOCIDIO DE ESTADO QUE FUE Y ES EL FRANQUISMO DE ESPAÑISTÁN.
Conceder impunidad e inmunidad (Ley Mordaza) a las fuerzas de seguridad del Estado es abrir de par en par la puerta del fascismo. Los gobiernos pasan, pero las fuerzas de represión estatal permanecen.
En algún momento se debería meter mano y hacer una depuración radical en el Cuerpo Nacional de Policía. Y debería ser de modo de actuación también trasladable a la Guardia Civil y demás estamentos militares. Lo que no puede ser que aquí estén verdaderos psicópatas y mentes que de humano tienen la apariencia. Y también ideologías incompatibles con un estado democrático y donde se respeten los derechos y las libertades humanos, nazis, fascistas y demás personajes con delirios de grandeza deberían estar fuera y debería haber un filtro en este sentido en el momento del ingreso al cuerpo. Y es que son funcionarios, me avergüenzan estos tipos violentos, como funcionario que soy, que somos trabajador@s que nuestra misión no es otra que estar al servicio público y de la ciudadanía, es respeto, la atención y el sentido ético debe de estar por encima de todo lo demás
De bastante interés. Menudos salvajes estos hombres uniformados. Indignación. Hemos de difundirlo.