Una mujer denuncia a Adolfo Suárez por agredirla sexualmente durante tres años

La mujer era menor cuando empezaron los episodios de violencia sexual. La revictimización que ha sufrido con el ensalzamiento de la figura del expresidente la ha llevado a querer denunciar y hacer públicos los hechos.
Adolfo Suarez investidura 1979
Adolfo Suárez, pronuncia su discurso de investidura ante el Congreso de los Diputados en marzo de 1979. Foto: Ministerio de la Presidencia.

“Ese día lo recuerdo con horror. Me cogió de la mano. Empezó a darme tirones hacia él. Como yo no me movía, se abalanzó sobre mí”. Es parte del relato que contiene la denuncia contra el expresidente Adolfo Suárez González por agresión sexual que una mujer interpuso el 9 de diciembre de 2025 en la sede de la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de Madrid.

La denuncia, a la que ha tenido acceso El Salto, recoge cómo los episodios de violencia sexual se prolongaron durante tres años y empezaron cuando ella era menor de edad. En esos años, Suárez usó su evidente posición de poder para someterla. Por estos hechos, la mujer ha sufrido consecuencias en su salud que han impactado en ella hasta el día de hoy.

“Soy consciente de la transcendencia social de los hechos de los que he sido víctima”, dice la mujer en la denuncia. Esa es la principal razón, sigue, por la que no ha denunciando antes

La mujer conoció a Adolfo Suárez González el 23 de noviembre de 1982, cuando ella tenía 17 años y él 50. Acaban de celebrarse las elecciones generales de 1982 que dieron la mayoría al PSOE. Suárez había sido Presidente del Gobierno hasta su dimisión en enero de 1981 y tras esas elecciones, ocupaba un escaño como diputado, algo que ocurrió hasta 1991. “Soy consciente de la transcendencia social de los hechos de los que he sido víctima”, dice la mujer en la denuncia. Esa es la principal razón, sigue, por la que no ha denunciando antes. También, explica, porque ha necesitado atención por los daños y secuelas sufridos.

Suárez había sido el primer presidente del Gobierno desde la restauración de la democracia, cargo al que accedió después de otro periodo como presidente designado por el jefe de Estado, Juan Carlos I. Forjado en la cantera del llamado movimiento nacional, Suárez es el máximo exponente de los franquistas que se convirtieron en demócratas durante el periodo de la Transición. Con fama de inteligente, pero sin sustrato ideológico más allá de su ambición personal, el expresidente fue forzado a la dimisión, golpe de Estado mediante, y su figura se recuperó tardíamente, cuando su ciclo político ya había terminado. Fue entonces cuando se anunció que tenía alzhéimer y se escenificó un conato de reconciliación con Juan Carlos I destinado a ensalzar la figura del político, algo que ocurriría definitivamente tras su fallecimiento en 2014. Actualmente, el aeropuerto de Barajas, en Madrid, lleva su nombre. Hasta la fecha, en las múltiples biografías y semblanzas de Suárez, no se han reseñado casos de violencia sexual como el que han adelantado Infolibre y Diario Red y ha podido corroborar El Salto.

En 2016, la mujer empezó a recibir asistencia a través del Programa MIRA, el Centro de Atención Psicosocial para mujeres que han sufrido violencia de género en cualquiera de sus formas de la Comunidad de Madrid. Además, desde 2019 la mujer tiene un documento acreditativo como víctima de violencia de género.

Los hechos denunciados

La denunciante asegura en su escrito que había dos personas que trabajaban entonces en el despacho del expresidente y que eran las encargadas de citarla, a las que se refiere como Amores y Gádor. Según Infolibre, se trataría de Inocencio Hernández Amores, ya fallecido, y de Gádor Ongil, política del PP en la actualidad. 

La mujer describe en la denuncia cómo conoció a Suárez tras ser citada en su despacho. Ella le había escrito una carta mostrando su admiración. Le pedía consejo sobre qué estudiar “para poder ayudar a mi país y a mi gente”. Esa primera vez, él le recomendó estudiar política. Le dijo que la podría ayudar. En medio de la conversación, relata, “me preguntó que si tenía novio y que si usaba anticonceptivos”. Al día siguiente, la volvieron a llamar del despacho. Él le prestó unos libros. Unos meses después, se produjo la cita que la mujer dice recordar con “horror”. La mujer relata que, tras obligarla a besarle en los labios, la forzó para hacerle una felación. “No supe poner nombre a lo que había pasado”.

“Llevo 43 años sufriendo una revictimización constante”, dice la mujer para referirse a los homenajes a su agresor, que da nombre al aeropuerto de Barajas desde 2014 y recientemente ha aparecido en Anatomía de un instante 

En octubre, ella empieza sus estudios y coincide en la universidad con el hijo de Suárez. La mención de él a su padre (“me ha dicho que te conoce”) le provocó miedo. “Pensaba que me seguían, tenía mucho miedo”. Hubo varias citas y varios encuentros: “Todos fueron igual de horribles, yo cada vez me hacía más daño pero no lo sabía parar”. En agosto de 1984, Suárez la citó en su domicilio particular. Ahí se produjo otra agresión. Hubo más que la mujer “no recuerda con la claridad suficiente” para relatarlas en la denuncia, dice.

A consecuencia de ello, tuvo un diagnóstico de depresión en 2002. En 2015, volvió a pasar por un proceso depresivo. “Llevo 43 años sufriendo una revictimización constante con información en medios de comunicación, con el nombre en el aeropuerto de Madrid, y recientemente con la emisión de Anatomía de un instante”. “Esta tortura duró tres años y me ha marcado toda la vida”.

La reparación

“Tenemos un ejercicio muy parte de reparación y de memoria histórica, hay que saber ponerse en la piel de una mujer que ha sufrido esta violencia y tiene que enfrentarse todos los días imágenes que lo idolatran”, explica Nerea Barjola a El Salto. La experta en violencias sexuales cree que, independientemente del recorrido de la denuncia, lo importante para una mujer que ha sufrido violencia sexual es el reconocimiento de la verdad. “El hecho de que la persona haya fallecido o de que una mujer pudiera presentar una denuncia de unos hechos prescritos no es tan relevante, lo importante no es la verdad jurídica ni la sentencia sino el reconocimiento de la verdad social y de la verdad del Estado”, explica. “Cuando el daño es social la reparación tiene que ser social”.

Sobre el tiempo que necesita una víctima para poder denunciar, Barjola señala el cambio radical de contexto desde el momento en el que se produjeron los hechos hasta hoy. “El contexto político, social y cultural es radicalmente distinto”, dice, a lo que se suma que la figura de Suárez “ostenta mucho poder... hablamos del padre de la Transición.

Independientemente del recorrido de la denuncia, lo importante para una mujer que ha sufrido violencia sexual es el reconocimiento de la verdad, explica la experta Nerea Barjola: “Cuando el daño es social la reparación tiene que ser social”

¿Qué tiene que pasar para que una mujer hable? Lo que se necesita, dice la autora de Microfísica sexista del poder, es que las mujeres sepan que pueden hablar en un entorno seguro, con metodologías seguras. En ese sentido, Barjola pone en valor el trabajo de la asociación Acción Comadres, organización que ha prestado apoyo y ha acompañado a la víctima.

Sobre las consecuencia de sufrir violencia sexual siendo menor y por una figura de autoridad, explica: “Una cuestión clara en los estudios sobre personas que sufren violencia sexual en la infancia o adolescencia es que son personas que transitan caminos en los que son más vulnerables a vivir violencias machistas, hay unas consecuencias brutales en la vida; cuando esto no ocurre, sí se observa que tienen ataques de ansiedad, depresión, desconfianza, pánico. Son dice, consecuencias que abarcan toda la vida y condicionan la manera de vincularse. 

Macroencuesta

En noviembre de este año, la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2024, que analiza diferentes tipo de violencias machistas y su prevalencia. Sobre violencia sexual, la encuesta muestras que el 14,5% de las mujeres residentes en España de 16 o más años ha sufrido violencia sexual fuera del ámbito de la pareja a lo largo de la vida y el 7,4% la han sufrido en la infancia. Además, el 3,1% de las mujeres ha sido víctima de una violación.

Sobre la relación de las víctimas con los agresores, la macroencuesta muestra que la mayor parte de las violaciones son cometidas por hombres que la mujer conocía de forma previa a la agresión. El 23,1% de los agresores fueron familiares, el 62,7% amigos o conocidos y el 12% desconocidos. Igualmente, el 10,4% de las mujeres que ha soportado violencia sexual fuera del ámbito de la pareja, sufrió agresiones en las que participó más de una persona.

La encuesta revela también que el 64,6% de las mujeres víctimas de violencia sexual fuera de la pareja, ha contado lo sucedido a alguna persona de su entorno y que el 53,8% ha tenido consecuencias psicológicas derivadas de los episodios de violencia (77,1% entre las víctimas de una violación). La probabilidad de haber tenido intentos de suicidio es casi 13 veces mayor entre las mujeres que han sido víctimas de una violación que entre las que nunca han sufrido violencia sexual fuera de la pareja.

Atención a las víctimas
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 53 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.
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