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Derecho a la vivienda
Vecinas de San Ildefonso, 20 realizan acción directa y la policía amenaza con detenciones

Las vecinas del edificio del barrio de Lavapiés habían convocado a una acción de protesta frente al bloque esta mañana, cansadas de los ruidos de demoliciones, cortes de luz y agua. El objetivo, cuentan, era no dejar pasar a ningún operario de la empresa Ardines S.L. y paralizar las obras que están llevando a cabo dentro del edificio. La convocatoria estaba prevista para las 7:20 horas, pero una hora antes llegaron dos furgonetas de la Policía Nacional y desplegaron un operativo con al menos diez agentes, más la colaboración de una patrullera de los municipales. Cerraron las dos bocacalles, impidiendo que se acerquen vecinos solidarios y gente convocada por el Sindicato de Inquilinas.
Ante esa situación, algunas vecinas y vecinos salieron frente al portal a leer un comunicado. “Habiéndose cometido diversos delitos que han sido denunciados en sede judicial y con la realización salvaje de obras que ha generado grietas en el edificio y la caída de un trozo del techo de la casa de una de las vecinas, poniéndose en peligro la vida y la integridad física de todas las personas que residimos en este edificio, nos plantamos y exigimos la paralización inmediata de las obras” rezaba una parte del texto leído de viva voz por Nacho, unos de los vecinos.

Después de negociar con la policía, bajo amenaza expresa de la autoridad de que iba haber detenciones si no dejaban pasar a los encargados de obra, finalmente a las 8:45 abrieron paso, con la palabra del responsable de la constructora de que tendrían más cuidado con las demoliciones y no molestar tanto a las vecinas.
“Están demoliendo los pisos en simultáneo y nos están haciendo la vida imposible con sus taladros a cada lado de nuestro piso y los encargados de obras de la empresa Ardines, actúan como matones cuando se les pide un poco de consideración”
José, otro de los inquilinos, considera que la acción policial es una clara provocación y que forma parte del acoso sistemático que vienen sufriendo por orden de la propiedad, que usa a los obreros como escudo para cometer tropelías de todo tipo en el edificio con las vecinas y vecinos dentro.
El Salto Radio
EL SALTO RADIO San Ildefonso, 20: un bloque en lucha en el barrio de Lavapiés
“Están demoliendo los pisos en simultáneo y nos están haciendo la vida imposible con sus taladros a cada lado de nuestro piso y los encargados de obras de la empresa Ardines, actúan como matones cuando se les pide un poco de consideración”, relata José. Dice que en todo este tiempo no han impedido el trabajo, pero han manifestado su inquietud a los jefes de obra, han llamado a la policía, a los bomberos por el miedo que están pasando de que el edificio se derrumbe con ellos adentro. Pero la respuesta ha sido más ruido y más confrontación con la vecindad, mientras el representante de la propiedad, Santiago (Yago) Botas Ratera, no ha dado la cara desde que empezaron las demoliciones.
Letizia lleva aquí cinco años en San Ildefonso, 20 y cuenta que desde hace mes y medio aumentaron las hostilidades, con cortes de luz y agua a algunas vecinas. «Esto es inhumano, están arrasando con todo y además están cometiendo delitos contra las personas. Los obreros ejecutan las obras con nosotras dentro y no atienden a razones ni a argumentos, escudándose en que ellos son solo unos mandados y que tienen que terminar las obras». Sin embargo, las vecinas denuncian que la empresa constructora está traspasando los límites, ya que sus obreros han agujereado el techo de una casa habitada, desplomándose una parte, en plena Semana Santa. “Menos mal que habíamos salido, porque podría haber caído sobre mi hija pequeña”, cuenta Lili, inquilina a la que también le cortaron el agua los propios obreros de la empresa Ardines.
Un calvario de más de un año
En diciembre del 2023, una empresa pantalla creada ese mismo mes compra el bloque entero de un propietario único. «El dueño no nos avisó de la venta y nos enteramos por un burofax que no nos renovaban el contrato», comenta Nacho, también vecino del bloque. A partir de ese momento las vecinas se organizan y con la asesoría del Sindicato de Inquilinas de Madrid, se declaran bloque en lucha y plantean como salida la creación de una cooperativa de viviendas para poder adquirir el edificio entero.

El edificio fue comprado por la empresa ATM TYR REAL ESTATE, controlada, en todo o en parte, por la familia Abarca Cidón. Luego, en noviembre de 2024, el bloque entero ha sido vendido nuevamente a la sociedad EREM SI20, controlada por inversores argentinos. «Ambas empresas son piezas de un mismo engranaje de especulación infinita que no reconoce vidas, hogares ni comunidades, que no genera valor, sino más viviendas vacías y alquileres más elevados. Es puro rentismo improductivo y oportunista», comenta José, quien ha seguido la pista de la venta y reventa del inmueble.
En este tiempo, las vecinas y vecinos, según relatan, han luchado por la renovación de los contratos de alquiler y han planteado comprar el edificio bajo un modelo justo: el de una cooperativa de vivienda en cesión de uso. Pero denuncian que, en cada propuesta, en cada intento de diálogo, han recibido portazos y desprecio.
“En todo este tiempo respondimos con alegre rebeldía. Celebramos una fiesta que no solo era música y limonada, sino un acto de resistencia colectiva. Un pájaro de fuego alzó el vuelo para espantar a los buitres que planean sobre nuestras ciudades. Porque se nos va la vida en esto”, dice Letizia, aunque también aclara que ya están empezando a cansarse y por eso responden con una acción directa como la de hoy.
