15M
Esa gente que está ahí

Un cura, un ateo, una mujer que monta el grupo del barrio, una asamblea, el grito “¡Nos van a cazar a todas!” Remuévase despacio, pero con rostro de sorpresa. He aquí un 15M. Añádase un fondo agrio, una caducidad desconocida, un grupo de expertos en izquierdas y ¡Voilà! ¿Dónde se fue?
Profesor de la Universidad de Sevilla
10 may 2021 15:30

Un buen amigo economista me dice con frecuencia “¡Qué buen oficio tenemos! Vivimos de explicar lo que pasó. Nadie nos pide cuentas si no somos capaces de anunciar lo que pasará”. Quizá no sea ese un privilegio otorgado solo a quienes se dedican a contar relatos sobre economía. Ocurre también en muchas casas. Por ejemplo, nos pasa a quienes a ratos nos dedicamos a interpretar los acontecimientos sociales... cuando estos ya han pasado.

He leído páginas preciosas que ayudan a entender por qué ocurrió la Primavera Árabe y cómo es que miles de personas se citaron en las plazas, al menos, desde el 15 de mayo de 2011. Tengo, no obstante, mis problemas para asumir que esas explicaciones den con precisión en las causas. Quizá sea cierto que la naturaleza tiene derecho al azar, y que la sociedad no renuncia a ello. O quizá los intelectos de quienes analizan no estén cocidos en el mismo horno que las mentes y los corazones de quienes construyen los acontecimientos a pie de calle. Así que respeto y disfruto a las autoras y autores de los análisis, pero hoy me permito el lujo de no analizar, sino de contar un pedazo de lo que viví entonces.

Reconozco que no me enteré de lo que estaba pasando el primer día. Ni el segundo

Reconozco que no me enteré el primer día. Ni el segundo. Tenía previsto guiar un taller sobre la pirámide invertida de la opresión, una herramienta para intentar comprender la relación entre funcionamientos sistémicos y comportamientos individuales. El grupo de gente con interés en el taller organizó la sesión en el Centro Social Okupado y Autogestionado (CSOA) de San Bernando, en el barrio sevillano del mismo nombre. Nos encontramos en la puerta: el ambiente, extraño. Pregunté: “¿pasa algo que se me escapa?” “Se te escapa todo, Vicente, se está cociendo una buena en Las Setas. ¿Vemos lo del taller allí?”

Me daban ganas de contarlo por todas partes. “¡Gente! ¡Mirad qué está pasando!”

Al llegar a la plaza, oficialmente de La Encarnación, en Sevilla, vi una multitud impresionante. La impresión no venía del número, sino de la cualidad. Sentí que había viajado a un lugar nuevo. Todo el espacio había sido tomado por grupos de 10 a 30 personas que debatían sobre algo, escuchaban una charla, asistían a una especie de curso o, como ocurrió con la pirámide invertida de la opresión, participaban en un taller. Comencé con timidez, pero los rostros de quienes se fueron acercando me arropaban. “Cuenta, cuenta, parece interesante”. Tras la experiencia, se acercó un hombre corpulento y me dijo, a mí o al aire, pues miraba hacia el centro de la plaza, “¡La leche con esta gente! Me han devuelto la esperanza. Son más de treinta años de sindicalismo duro. He visto de todo. Qué te voy a contar. Pero estos jodíos me han sacado las lágrimas”. Me llevó a conocer a otra persona, a unos veinte metros. “Este es Esteban, por si no lo conocías. Es cura. Y yo ateo que te cagas. Pero ya ves. Aquí estamos los dos planificando algo”. Una mujer que podría pasar por mi madre me dice unos minutos más tarde “Hola; mira, perdona, ¿cómo has dicho que te llamas? Verás, estamos aquí un grupito que nos gustaría que contaras lo de la pirámide en nuestra asociación. Bueno, no es que sea una asociación así, como oficial. Es que la estamos montando ahora. Se nos ocurrió aquí ayer. Y digo yo, que si te vienes y nos cuentas lo mismo. ¿Cómo dices que te llamas?”

Esa gente de apariencia tan diferente, todas juntas, como si de repente se hubieran diluido las castas, los estratos sociales y las ideologías de partido

Cuando llegué a casa me encontraba en una nube. Tenía la impresión de haber visitado una película. Esa gente que vi llenando rincones, con una actitud corporal que mostraba seguridad, tranquilidad, que estaba en la plaza como si fuera la salita de estar o el patio de la comunidad, como si se sintieran en su casa… Esa gente de apariencia tan diferente, todas juntas, como si de repente se hubieran diluido las castas, los estratos sociales y las ideologías de partido.

A partir de entonces, fui con frecuencia e intensidad. Así, con el corazón de un niño, lloré varias veces. Casi todo me sabía a esperanza. Recuerdo una especie de pasacalles improvisado. Muchas personas habían pintado de blanco sus caras y las palmas de las manos. Llevaban tambores y otros instrumentos. Me daban ganas de contarlo por todas partes: “¡Gente! ¡Mirad qué está pasando!” En el fondo sentía algo agrio, una constancia de temporalidad, un anuncio fatalista. Pero era el momento, el “aquí y ahora.” ¿Cómo expresarlo? Quizá así: “La gente existe. Esta gente existe, con estas ganas de aportar algo positivo, de ponerle pilas a la esperanza. Y siempre han estado aquí. Lo llenan todo, pero no se ven; salvo hoy. Hoy, aquí y ahora, son visibles.”

Después, meses después, el fondo agrio llegó a la garganta

Sé que no ocurrió del mismo modo en todas partes. Ni en todo momento. En una de las asambleas, unas chicas que venían de Barcelona tenían el miedo y la desconfianza en el rostro y advertían en todo momento de los peligros a los que nos estábamos exponiendo. Alguien sacó su cámara para fotografiar al grupo “¡Nooo!” chillaron alarmadas “¡Nos cazarán a todas!”.

Después, meses después, el fondo agrio llegó a la garganta. El movimiento subía y bajaba. A veces como en la orilla de una playa. A veces, como en un acantilado. Se fue a los barrios y a los pueblos. Y allí cogió fuerza o mutó o murió a manos de expertos en las izquierdas; en todas o al menos en una de ellas; sí, esa izquierda, sea la que sea, que lleva la razón, no como las demás. Pero yo sigo sabiendo del cura y del sindicalista, y de la mujer de la asociación, que no llegó a ser oficial. Y seguimos planificando…

Y ya sé, para siempre, que la gente que lo llena todo está ahí, en cada cachito de barrio, visible o invisible.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Literatura
Javier Gallego “Es más necesario que nunca que haya una información al margen de lo que ocurre en el centro”
El comunicador Javier Gallego debuta en la novela con ‘La caída del imperio’, el relato de un frenético y largo fin de semana que concluye con el estallido del 15M.
Opinión
Opinión Garzón y los puritanos
No, los expolíticos de la izquierda no se tienen que conformar con tocar la flauta en los centros sociales o hablar para cuatro pirados. Pero sí, también tienen un vínculo con aquellos con quienes compartieron un proyecto político.
Represión
Represión Violencia e impunidad policial durante el 15M: España se enfrenta de nuevo al TEDH
VV.AA.
26 personas detenidas en el marco de las protestas del 15M y maltratadas en la Comisaría de Moratalaz elevan su búsqueda de justicia al TEDH, ante la inacción de la justicia española.
Dana
València Mazón se atrinchera detrás de un militar y cierra su crisis de gobierno
El president valenciano ha remodelado el Consell de la Generalitat dando salida a dos conselleras y fichando un general en la reserva para la vicepresidencia.
COP29
Cumbre del clima La propuesta de los países ricos para cerrar la COP29 enfurece a las naciones en desarrollo
El Norte global, causante histórico del cambio climático, propone 250.000 millones de dólares anuales para la adaptación y mitigación climática del Sur, cuando el propio borrador del acuerdo establece que al menos serían necesarios cinco billones.
Argentina
Argentina El Bonaparte: la historia del hospital de salud mental que le torció el brazo a Milei
Es el centro referente en Argentina para tratamientos de salud mental y adicciones. Javier Milei intentó acabar con él, pero los profesionales sanitarios y los pacientes del hospital no lo permitieron. Esta es su historia.

Últimas

Palabras contra el Abismo
Palabras contra el Abismo Lee un capítulo de ‘Café Abismo’, la primera novela de Sarah Babiker
El barrio es el espacio físico y social en los que transcurre ‘Café Abismo’, la primera novela de la responsable de Migraciones y Antirracismo de El Salto, Sarah Babiker.
Italia
Italia Milán, cuando la ciudad de las oportunidades se hace inaccesible
Ya quedan pocos talleres, farmacias, peluquerías o papelerías de barrio en Milán, y el precio de la vivienda aniquila su población originaria.
Brasil
Brasil Bolsonaro es acusado por la policía del intento de asesinato de Lula da Silva para dar un golpe de Estado
El expresidente tenía “pleno conocimiento”, según la policía brasileña, de un plan para asesinar a los elegidos por el pueblo para ser presidente y vicepresidente después de las elecciones de 2022.
Opinión
Opinión Yo he venido aquí a licitar
El capitalismo de licitación, o capitalismo licitador, es el modelo económico que mejor define las prácticas que los diferentes gobiernos del PP valenciano han llevado a cabo a lo largo de la historia.
Más noticias
Cine
Cine Nicolás Pereda, el Hong Sang-soo mexicano que habla de clases y desigualdad con humor (extraño)
El realizador presenta su último largometraje, ‘Lázaro de noche’, una comedia contenidísima sobre los deseos y sobre el trabajo cultural, en el marco de L’Alternativa, Festival Internacional de Cinema Independent de Barcelona.
Opinión
Opinión El TPI finalmente emitió las órdenes de arresto contra Netanyahu y Gallant. La lucha está lejos de terminar
La corte ha emitido órdenes de arresto contra el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el ex ministro de Defensa, Yoav Gallant, por crímenes de guerra cometidos en Gaza. Como resultado, ambos no podrán viajar a al menos 124 países.
Comunidad de Madrid
Sanidad Pública Los sindicatos denuncian a la Comunidad de Madrid por exponer a sus sanitarios a “gravísimos” riesgos
Solicitan la mayor indemnización económica pedida contra una administración por no contar con un verdadero plan de prevención de riesgos laborales para atención primaria.

Recomendadas

Estados Unidos
Hari Kunzru “En EE UU hay dos tipos de nazis: los que llevan botas y los que llevan corbata”
El escritor británico reflexiona sobre la victoria de Donald Trump y cómo los conservadores han movilizado teorías como la psicología evolutiva para renovar sus posiciones y plantear una batalla cultural en foros online o redes sociales.
València
Exclusiva El Gobierno de València contrata 12,9 millones en obras de la dana a una constructora investigada por pagos al cuñado de Barberá
La Generalitat Valenciana ha hecho el encargo a Ocide, una empresa cuya matriz está siendo investigada en el caso Azud por pagos “de naturaleza ilícita” al abogado José María Corbín a cambio de contratos adjudicados por el Ayuntamiento de València.