8 de marzo
Feministas de barrios y pueblos reivindican sus motivos para el 8M

El movimiento feminista había priorizado las medidas se seguridad con actos descentralizados y limitación de aforos, un cuidado que no ha servido a la Delegación del Gobierno, que ha prohibido las concentraciones.
Rueda de prensa 8M 2021
Rueda de prensa con motivo de la convocatoria del 8M en Madrid, el pasado 26 de febrero. No CC. Álvaro Minguito

Vuelta atrás al  8 de marzo en Madrid, la delegación de Gobierno frena a los actos descentralizados tanto en ciudades como en los pueblos de la Comunidad, a pesar de que el movimiento feminista había puesto como prioridad los cuidados y la seguridad en todo momento.

La Comisión 8M de Madrid anunció el viernes pasado que el movimiento feminista saldría nuevamente a la calle, una decisión consensuada en la asamblea. “Nos planteamos que no íbamos a renunciar a nuestro derecho democrático de expresarnos, de celebrar esta fecha con responsabilidad, creatividad y alegría”, afirmaba en rueda de prensa Mercedes Ruiz-Jiménez, una de la portavoces de la comisión.

Imprimiendo más ingenio que en ediciones anteriores y tomando en cuenta las restricciones por la situación sanitaria, la apuesta de la Comisión 8M de Madrid había se concretaba en acciones descentralizadas en ciudades y pueblos de la región. Hasta que esta mañana  José Manuel Franco, delegado de gobierno, ha dicho no a la realización de ninguno de los actos que este año tenía como lema “Ante la emergencia social, el feminismo es escencial”.

Arantxa López, portavoz de la comisión explicaba a El Salto hace tan solo unos días la importancia de seguir visibilizando al movimiento feminista: “Salimos porque nuestra vida está en juego. Llevamos años haciendo reivindicaciones muy básicas y después de este año de pandemia nuestra situación han empeorado. Esencial es que las violencias machistas se erradiquen, pero se han agravado. Escencial es que las compañeras que han estado en primera línea durante la pandemia en trabajos esenciales, sanidad, en cuidados... tengan sus derechos laborales cubiertos, y la realidad es que no los tienen. Esas empleadas domésticas que se han quedado fuera, todavía no tienen la misma equiparación de derechos que el resto de trabajadores”.

La pandemia descubrió un algo más que la punta del iceberg de los cuidados: mujeres, en su gran mayoría migrantes y racializadas, en las que recae la sostenibilidad del sistema. En este sentido, Siham J. Korriche, también portavoz de la comisión, aseguraba a este diario: “Hemos visto como muchas mujeres que estaban en situación administrativa irregular se quedaron atrás, se quedaron fuera de las ayudas de gobierno y ni siquiera tuvieron acceso a la sanidad pública. Paradójicamente estas mujeres son las que han sostenido el peso de los llamados trabajos esenciales, que han sido el motor y el alma de este país durante esta pandemia”. Korriche no se olvida de mencionar también a las temporeras que han estado trabajado sin derechos mientras otras personas podían quedarse en casa. “El compromiso antirracista del 8M está presente y este año, más que nunca, tenemos que dar caña con esto”.

Dado que la crisis social derivada de la crisis sanitaria ha recaído en buena medida sobre los hombros de las mujeres —más trabajo en casa pero menos conciliación, más paro, más precariedad— el movimiento feminista señala como esencial seguir reivindicando los servicios públicos. “No puede ser que llames a tu centro de salud y no te atiendan porque están desmantelado los servicios de atención primaria”, subrayaba López, “Es esencial poner los cuidados en el centro y que realmente haya políticas públicas del cuidado”.Más de 50 asambleas feministas de barrios y pueblos había hecho un esfuerzo especial este año por reclamar unos servicios públicos de calidad en un 8M donde las acciones locales cobraban un peso importante por la lógica descentralizada y por la necesidad de observar las medidas de seguridad. Por eso, la jornada del sábado 7 contemplaba visibilizar aquellos espacios públicos esenciales para la localidad y que en este año de pandemia se han visto impactados, ya sea por saturación o bien por la dejadez o el recorte de recursos por parte del gobierno autonómico. Esto tampoco lo ha autorizado la delegación de Gobierno. Antes de que se anunciara la prohibición, este periódico preguntaba a feministas de barrios pueblos sus razones para salir este 8M. En sus respuestas se expresan sobre la emergencia que viven las mujeres.

Desde el barrio de Tetúan, Gemma respondía: “Sigue siendo importante porque nuestros derechos siguen sin ser reales, siguen en el papel, y encima con esta crisis que estamos viviendo, las mujeres estamos más afectadas que antes”. Por ejemplo, explicaba, “las empleadas domésticas, en su mayoría mujeres racializadas han estado invisibilizadas y con cero derechos”. “Hemos visto que la sanidad pública que ya arrastraba una gran crisis y ahora se ha visto pateada porque faltan recursos. Además la violencia ha sido terrible durante los meses de confinamiento para las mujeres que han tenido que vivir con sus agresores... sigue pasando todo eso”.  

“Desde muchos lugares y en multitud de circunstancias a las mujeres se nos cuestiona por estar en la calle, por eso la calle siempre ha sido para nosotras una espacio de lucha, de reclama y reivindicación feminista”
Mirta, vecina de Collado Villaba e integrante del colectivo feminista Anónimas también lo ve claro: “En las colas del hambre hay más mujeres que hombres porque hay más familias monomarentales que se han quedado sin trabajo, ¿y no vamos a salir a reclamar por ellas o las que se han quedado sin casa? Lo que nos pasa a una nos pasa a todas, este lema hay que grabárselo en la cabeza. Esa es la sororidad, no es lo que les pasa a ellas nos pasa a todas y porque eso significa que se está dando un paso atrás”.


Para Luisa, del colectivo Lobas en Vallekas la importancia de salir a la calle reside en seguir haciendo visible la lucha de las mujeres. “Desde muchos lugares y en multitud de circunstancias a las mujeres se nos cuestiona se nos cuestiona por estar en la calle, por andar por la noche, por andar solas... y la calle siempre ha sido para nosotras una espacio de lucha, de reclama y reivindicación feminista”. Y en el mismo sentido que Mirta, Luisa ve como en el 8 de marzo se pone de manifiesto la sororidad y la fuerza de estar juntas, así como un momento de encuentro y reconocimiento de la diversidad de las luchas, “no solo las que nos atraviesan por ser mujeres. Por eso damos importancia a que nuestros cuerpos estén allí dando visibilidad a todo ello”.

Por su parte Luisi, del distrito de Latina señala que hay más precariedad que nunca entre las mujeres  y que las hace más vulnerables. “Las violencias no han desparecido, nos siguen asesinando, nos siguen violentando, el 70% de los desahucios son de mujeres, la tasa de paro más alta, ¿Cómo no vamos a salir este año?, ¿por qué solo se cuestiona la manifestación de las feministas?”, pregunta con rabia. Mirta, quien viene de la lucha feminista argentina de los años 60, remata con un “¿Un 8M donde no se nos vea? Aunque seamos cuatro que se vea que estuvimos allí con nuestras pancartas y nuestras consignas. No puede ser que en pueblo no haya una bandera violeta caminando por las calles”.

Desde Rivas Vaciamadrid, Nes (Vanessa) reconoce que las consecuencias de la pandemia ha puesto a las mujeres en la necesidad de seguir reivindicando los cuidados y la vida, por el papel que asumieron en primera línea. Las feministas de Rivas han establecido este año un contacto directo con las mujeres del sector seis de La Cañada “quienes han sufrido una privación de derechos básicos”, apunta al referirse a los 150 días que llevan sin luz. Les acompañarán en dos actos, un teatro foro y la pintada de un mural que rinde un homenaje propio a las vecinas “que han defendido, luchado, y reivindicado justicia social, respecto a la situación que están viviendo en este sector” explica.

Ataques y descalificación del movimiento 

Desde hace algunos años, cuando las manifestaciones del 8M comenzaron a convocar cada vez más y más gente, sectores de la derecha iniciaron ataques y descalificaciones. Sin embargo, cuando la legitimidad de las demandas del movimiento se desbordaba hacia otros públicos, especialmente de jóvenes, representantes políticos de todo el arco parlamentario llegaron a participar en las marchas del día señalado. La construcción de discurso en torno a que la manifestación de marzo de 2020 había sido foco de contagio de coronavirus caló en la opinión pública más conservadora, pero no solo. Este año, con la pandemia todavía presente, el punto de mira se cerró aun más. Mirta reconoce cierto ambiente enrarecido en su pueblo en estas semanas. “Hemos puesto los reclamos en las redes y los ataques que estamos recibiendo son brutales, de feminazis para arriba y para abajo. Mucha gente ha adquirido el discurso de la derecha. Está todo muy movido, pero feo”.
Sobre las críticas a las feministas ante la pandemia, Gemma no duda un segundo “¿Y por qué no vamos a salir? Podemos seguir yendo a las terrazas de los bares, viajar en un metro atestado de gente, se está pensando en volver a abrir la puerta al turismo... pues también pensamos que sigue siendo importante salir a la calle para reivindicar todo lo que aún no se ha logrado”.

A Luisi, también con un largo recorrido como activista feminista, lo que le enfada es ese cuestionamiento solo cuando se manifiestan las mujeres, “Qué momento tan reaccionario estaremos viviendo para que nos estén cuestionando las concentraciones del 8M”, y empieza a enumerar eventos y manifestaciones de todo tipo que ha habido en meses pasados con altas concentraciones de gente. “¿Qué pasa que somos tan peligrosas? Luego dicen que las mujeres no somos responsables, ¿que no?, si somos responsables de la vida, responsables de que esto funcione”, argumenta.

“Las que formamos parte de los sectores esenciales queremos exigir que se reviertan los recortes, las privatizaciones y optar por una salida justa que atienda las necesidades de todas las personas, pero todas todas, independientemente de su situación administrativa”
En la incomodidad por el señalamiento que se hace del movimiento coincide Mirta y defiende “Mientras más nos atacan más tenemos que estar y mostrar que somos feministas no imbéciles. No saben que si algo vamos a hacer bien es precisamente el cuidado porque ya nos han demonizado el año pasado”.

Finalmente Yoli, de la asamblea 8M de Getafe, ratifica las razones de sus compañeras para este 8M, que sería el reivindicar la necesidad urgente de las propuestas feministas para salir de una crisis económica, ecológica y social que se ha visto agravada por la pandemia y que está golpeando duramente a las clases populares, especialmente a las mujeres. Y reitera: “Sobre todo, aquellas que formamos parte de los sectores esenciales para el sostenimiento de la vida, y queremos exigir se reviertan los recortes, las privatizaciones y optar por una salida justa que atienda las necesidades de todas las personas, pero todas todas, independientemente de su situación administrativa”.

Nos importa que no nos quiten nuestro día, asegura Gemma recordando unas palabras de  Simone de Beauvoir: 'No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económico o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados' y eso ya está sucediendo y no podemos permitirlo".

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