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Adicciones
Adicciones comportamentales: el peligro que llega
Si nos viéramos en la tesitura de comenzar este artículo por el final, sin miedo a hacer spoiler, podríamos afirmar sin temor a equivocarnos que el ser humano está predispuesto a caer en la adicción. Algunos individuos con más predisposición que otros, eso sí. Pero sin lugar a dudas somos “adiccionables“. Esta predisposición innata a la dependencia no es exclusiva de nuestra especie y responde a unos criterios de naturalidad y normalidad.
Cualquier sistema vital está ligado a una serie de acciones que perpetúan su forma de vida. Estas acciones vitales suelen proporcionar una experiencia gratificante que incita al organismo correspondiente a repetirlas. Cuando una acción es buena, se activa el mecanismo cerebral de recompensa que nos incita a repetir la acción. En la otra cara de la moneda encontramos, de igual manera que el propio instinto de supervivencia lleva a los organismos a rechazar experiencias dolorosas. Las acciones repetidas en el tiempo pueden por lo tanto justificarse y explicarse a través de un sistema de premio y recompensa.
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Evidentemente, este sistema puede ser muy sencillo o muy complejo dependiendo del tipo de organismo y de sus formas organizativas. La alimentación y la reproducción suelen responder a estímulos gratificantes mientras que el dolor alerta de una situación de peligro, la necesidad biológica de buscar refugio para protegerse (Comida, querida y guarida, diría el antropólogo extremeño Luis Uriarte -como cita homenaje a título póstumo-.)
Pero ya no somos homínidos buscando satisfacer nuestras necesidades básicas. La sociedad de consumo y tecnificada en la que vivimos agrava el problema de las adicciones: por un lado hay muchos estímulos nuevos, un mecanismo que incita al consumo compulsivo de experiencias y objetos y una serie de recursos dispuestos a hacernos caer en conductas problemáticas. Además, el desarrollo de la neurociencia hace que los productos y servicios sean irremediablemente apetecibles. Y a partir de aquí se despliega un nutrido catálogo de estímulos potencialmente adictivos. Se trata de las adicciones emergentes, que están llegando o por llegar.
Somos débiles y cada vez lo seremos más, pues el producto ofrecido se presentará ante nuestros ojos como un inocente pasatiempo, un nuevo modelo de ocio. Sin embargo, iremos sucumbiendo de manera irremediable
Somos débiles y cada vez lo seremos más, pues el producto ofrecido se presentará ante nuestros ojos como un inocente pasatiempo, un nuevo modelo de ocio. Sin embargo, iremos sucumbiendo de manera irremediable. Se ha puesto la alarma social en las casas de apuestas, por el perjuicio económico directo que lastra a las economías más débiles. Pero escondidas en las estanterías del centro comercial o del app store se encuentran nuevas invenciones que acabarán por imponerse a corto o medio plazo, siempre con la intención de acaparar nuestra atención e interés, en detrimento, en casos extremos, de la persona.
Dentro de este paradigma que estudia adicciones en la que no hay sustancia, sino que es un comportamiento el que absorbe la voluntad del usuario, este jueves y viernes próximos se celebrará en Badajoz el curso “Prevención de Adicciones Conductuales. Introducción a la perspectiva de género”. Está incluido en el programa XXIII Cursos internacionales de verano-otoño de la UEx. Sus objetivos son reflexionar sobre la aparición de nuevas formas de dependencia, analizar la conducta adictiva desde la perspectiva de género y estudiar los subsistemas generados en torno a las adicciones conductuales.