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Masculinidades
Cuidar, la revolución pendiente de los hombres
Los hombres siempre hemos pensado que cuidar es algo femenino, y por ello no terminamos de asumir como propias estas tareas.
Miembro de la Asociación de Hombres Por la Igualdad de Género (AHIGE) de Andalucía.
Si algo nos está descubriendo esta crisis que con incertidumbre y miedos nos afecta es la importancia y necesidad de cuidarnos.
Cuidarnos no solo en lo físico, también en lo emocional. En sanidad llevan tiempo trabajando los denominados “cuidados silenciosos”, que son aquellos que ni siquiera quienes los proporcionan son consientes de ellos. Ayudar a encender la televisión, dar un café, saludar, ofrecer una sonrisa, tener una breve y amable conversación. Son acciones que está demostrado mejoran la salud y recuperación de los pacientes.
Cuidar, cuidarnos es una herramienta fundamental en nuestras vidas. Porque la vida sin cuidados no es posible. Escuchamos que no puede haber buena economía si no hay vida y que tampoco vida sin economía, y sin embargo nadie habla de la imposibilidad de la vida sin cuidados. Pensemos si podríamos haber llegado a ser lo que somos si nadie nos hubiese cuidado.
Cuidar es descuidarnos, quien cuida se descuida a sí mismo, dedicar parte de nuestro tiempo a otra persona sin nada material a cambio. En los cuidados descubrimos a los demás y a nosotros mismos, percibimos sus fortalezas y debilidades.
Despreciar lo femenino para reforzar nuestra identidad de género es algo que nos han grabado a fuego. Por eso nos da tanto miedo cuidar
Cuidar tiene un componente de subordinación, de dedicación al otro, una actividad improductiva para el mercado que ni tan siquiera le otorga la consideración de trabajo.
Los cuidados son el antónimo a la fuerza y la violencia, el antagonista necesario al poder hegemónico de los hombres. Cuidar nos facilita la empatía, la escucha activa y la solidaridad. Ponernos en el sitio del otro es un ejercicio que alivia y rebaja la carga de agresividad y machismo que los hombres llevamos dentro, y para lo que aún no estamos preparados.
Los hombres siempre hemos pensado que cuidar es algo femenino, y por ello no terminamos de asumir como propias estas tareas. A los hombres nos cuidan, no cuidamos, nuestra tarea es proteger y proveer a la familia, tomar el control en situaciones difíciles, y creer que adoptamos las decisiones necesarias para garantizar el bienestar de todos.
Quizás uno de nuestros principales problemas como hombres sea no cuidar y no cuidarnos. Cuando a los hombres nos dejan solos no sabemos qué hacer, nos cuesta sobrevivir. Por ello nos importa tanto tener una mujer que nos cuide, acompañe y consuele una vez que el tiempo de nuestras madres pasó. La esperanza de vida de los hombres es menor que la de las mujeres, y directamente relacionada con nuestra soledad y el no saber cuidarnos.
Coronavirus
Las trabajadoras del hogar ante el coronavirus
La emergencia sanitaria está poniendo en evidencia las carencias de un sistema que no pone, tal y como los feminismos históricamente han exigido, la vida y los cuidados en el centro.
Pero a los hombres nos siguen educando en las diferencias y en la separación, en la idea de que ser hombre es no es ser mujer. Nos definimos en negativo. Sí ellas son sensibles, nosotros no, si tiernas y afectivas, duros y agresivos, si sumisas, nosotros arrogantes, si cuidadoras, proveedores y protectores. Despreciar lo femenino para reforzar nuestra identidad de género es algo que nos han grabado a fuego. Por eso nos da tanto miedo cuidar, porque es femenino y lo femenino además de asustarnos no tiene ningún valor para nuestra masculinidad.
A las ocho de la tarde al asomarnos al balcón, sin saberlo estamos cuidando y cuidándonos. Sonrisas, miradas, saludos, complicidades, los cuidados silenciosos
Al capitalismo le interesa para subsistir que los cuidados no sean considerados, y que sean las mujeres quienes mayoritariamente los asuman, es la forma de mantener una inmensa mano de obra esclava que le asegure su poder.
Cuidar es la gran revolución que los hombres tenemos pendiente, el paso obligatorio a dar, el espacio que transitar para despojarnos de los privilegios y beneficios que como hombres tenemos. Cuidar es considerar propias las necesidades ajenas. Desnudarnos de ese traje masculino que se nos ha quedado chico y que tantos arañazos nos provoca. Ser hombre de una vez y de verdad.
En estos días de aplaudir a quienes nos cuidan no podemos olvidar que son las mujeres quienes mayoritariamente se siguen ocupando de cuidarnos, o que solo si de lo que se trata es de la vida, damos valor a estas tareas. Enfermeras, auxiliares de clínica, limpiadoras, celadoras.
Pero también a las ocho de la tarde al asomarnos al balcón, sin saberlo estamos cuidando y cuidándonos. Sonrisas, miradas, saludos, complicidades, los cuidados silenciosos, de los que no somos conscientes pero que tanto necesitamos para vivir y convivir.
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No es q tengáis miedo de cuidar. Es q no os da la gana pq no da dinero, no da poder, y gratificante es solo un ratito. Ah, no eso es cosa de mujeres. Que pagasen 3.000 euros al mes con sus vacaciones y sus horarios. Ya ibas a ver q pronto se os quitaba el miedo. De todos modos es de agradecer que haya hombres como tú, que hacen auticritica. La mayoría si pueden se escaquean de cuidar a sus padres ancianos, eso sí luego CD hay q repartir la herencia vienen bien rapido
Muy buena reflexión, ojalá se tome buena nota de que cuidar a los demás no es cuestión de género
Ojalá te oigan muchos.
Sobre todo, los que no cuidan.
Los y las que piensan que limpiar, hacer la comida, organizar la casa, cuidar de lxs hijxs... No es imprescindible para vivir.
Y lo que dices. Que producir para vivir es tan importante como vivir y mantener esa vida para poder producir.
Que todo tiene valor.
Y que la vergüenza es no cuidar ni cuidarse.