Amianto
            
            
           
           
Empresas demandan a la Seguridad Social para no afrontar las indemnizaciones de muerte por amianto
           
        
        
Los  familiares de Ramón H.E.  y José Manuel M.A., ambos fallecidos a causa de la exposición al amianto, siguen  esperando que las demandas de daños y perjuicios por la enfermedad profesional  que les llevó a la muerte prosperen y así acceder a la indemnización que les  corresponde. Primero la pandemia y ahora los recursos judiciales contra el  Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) presentados por las empresas denunciadas,  ralentizan los procesos judiciales y eternizan la angustia de las familias.
Ramón  H.E., jubilado con más de tres décadas de trabajo en el Metro de Madrid  falleció en enero de 2020 a los 76 años por Mesotelioma epitelioide estadio  IIIB, una patología derivada del tiempo que, como maquinista, estuvo expuesto  al amianto. En marzo de 2019 la Seguridad Social reconoció su incapacidad  permanente absoluta derivada de enfermedad profesional y días antes de su  fallecimiento, el 7 de enero de 2020, presentó la demanda judicial contra la  empresa por daños y perjuicios.
Juan  Manuel M.A. trabajó en Fundiciones Tellería (Tolosa) desde 1973, que luego fue Fudike  SAL y Fudike SLU. Primero en la machería, después como ayudante de moldeo y desde  1992 como maquinista. En septiembre de 2016 le diagnosticaron Adenocarcinoma de  origen pulmonar y falleció el 10 de abril de 2017 a los 61 años. En mayo de  2019 el Instituto Vasco de Seguridad y Salud Laborales de Gipuzkoa (OSALAN)  reconoció que su patología derivaba de enfermedad profesional. A principios de  2020 su familia presentó la reclamación judicial contra Fudike SLU por daños y  perjuicios.
En ambos casos, el confinamiento y cierre de la actividad judicial paralizó las causas durante casi todo el año pasado. Y ahora es la interposición de recursos contra la Seguridad Social por parte de las empresas demandadas, lo que extiende la espera por un tiempo indefinido.
“Nos parece una vergüenza hacer sufrir a las familias, porque por desgracia los compañeros no lo van a ver ya que han fallecido”, afirma Juan Antonio Ortíz
“Nos  parece una vergüenza hacer sufrir a las familias, porque por desgracia los  compañeros no lo van a ver ya que han fallecido”, afirma Juan Antonio Ortíz,  del Sindicato del Colectivo de Maquinistas de Metro de Madrid (SCMM), para  quien esta impugnación demuestra que la empresa “está en contra de reconocer  las enfermedades profesionales derivadas del amianto y hará todo lo posible por  impedirlo”.
Para Jesús Uzkudun, portavoz de la Asociación de Víctimas del Amianto en Euskadi (ASVIAMIE) y con una experiencia de 20 años como responsable de salud laboral de Comisiones Obreras en Euskadi, “la demora es un enorme sufrimiento” que se ha agravado por el colapso no solo de los juzgados, sino de la propia seguridad social.
“Han  tardado más de un año en resolver un trámite de incapacidad en la propia  seguridad social, al final se movieron porque hicimos un reportaje periodístico  y esa presión es la que funciona. Nosotros recomendamos a las familias no ir a  juicio porque las cosas que escuchan allí son muy duras y el hecho de que se  dilate y otra vez recurran es una tortura judicial”, reconoce Uzkudun.
Relata  que muchas veces las familias temen haberse metido en un agujero sin fondo. “Afortunadamente  aparte de los servicios jurídicos en ASVIAMIE funciona mucho la asociación,  entonces la empatía y la relación con las familias es fundamental para poder  sostenerlas en lo emocional”, reflexiona.
Metro de Madrid incumple su palabra
El  24 de enero último la familia de maquinistas recibía un duro golpe. A los 61  años fallecía Santos González, uno de los emblemas en la lucha por los derechos  del colectivo. Afectado de Covid los médicos no pudieron intubarlo por las  lesiones que el amianto había dejado en sus pulmones. En esa misma semana, la  empresa solicitaba el aplazamiento del juicio con la familia de Ramón H.E. por estar  pendiente la reclamación iniciada contra el INSS.
“Argumentan que los  maquinistas, en realidad que ninguno de los trabajadores porque lo están haciendo  en todas las categorías, hemos estado expuestos al amianto en el Metro de  Madrid, ¡Después de 40 años conviviendo con el amianto en casi todas!, porque  si no trabajabas directamente con él en mantenimiento de unidades móviles o de  escaleras, lo usaban como zapatas de frenos. Hasta los modelos 2000 y 5000, los  trenes clásicos estaban totalmente construidas en amianto”, recuerda Ortíz.
Desde el sindicato cuestionan que con estas medidas  Metro “incumpla su promesa de hacer lo que estuviera en su mano para agilizar  los procesos”. Se refieren al compromiso que el 18 de abril de 2019 asumiera el  entonces presidente regional en funciones de la Comunidad, Pedro Rollán,  después que el Juzgado en lo Social nº 10 ordenara una indemnización de  371.733,65 euros para la familia de Julián Martín Rebate, el primer trabajador  de la empresa al que se le reconoció la enfermedad profesional.
“Lo que se pretendía era tener fijado ese criterio ante casos similares. Hay un segundo caso que ya se ha determinado que puede haber una causa-efecto y se aplicaría el mismo criterio”, afirmó Rollán, confirmando que esas cantidades sería el baremo a tener en cuenta en situaciones similares.
“Nosotros le creímos, pero estamos viendo que es mentira. Y  por desgracia esto va a ser un goteo de compañeros con esta enfermedad. Mira lo  que le ha pasado a Santos, que la empresa no le daba la baja laboral, tenía que  pedirla por la seguridad social por otras causas, a pesar que tenía la  enfermedad ya en los pulmones”, denuncia Ortíz.
Santos estaba todavía en activo y la empresa no le  quiso reconocer la enfermedad laboral. “Tú sabes que cuando coges esa  enfermedad, es incurable. Yo me llevaba muy bien con él, me decía que cada vez  que iba a un reconocimiento médico, esperaba que le dijeran si le daban unos  meses de vida más o menos, siempre con esa angustia. Y si a eso le sumas que la  empresa no te reconoce la enfermedad ni te da la baja laboral, al final  psicológicamente afecta mucho”, afirma el portavoz del SCMM.
Actualmente serían siete  los trabajadores del metro no maquinistas a la espera de que la seguridad  social les reconozca la enfermedad laboral. Luego vendrá la reclamación y los  recursos. “Le pedimos a la empresa que sea justa y que empatice un poco con los  afectados por el amianto, que ya llevamos unos cuantos, y vendrán más, y al  final nos reconozca una baja laboral como enfermedad laboral”, concluye Ortíz.
Juicio aplazado en Donosti
Este jueves 11 estaba  prevista la celebración del juicio entre las empresas Fudike SLU y la Mutua  Fremap, contra la seguridad social vasca. Según ASVIAMIE “cuestionan que el  trabajador haya estado expuesto a sustancias cancerígenas en la fundición,  culpando al hábito tabáquico del fallecido como causa de su enfermedad  pulmonar”.
A último momento de mutuo  acuerdo entre las partes, se decidió su aplazamiento. “Al trabajador se le había diagnosticado un adenocarcinoma y  por nuestro perito médico patólogo hemos comprobado que no, que tenía un  mesotelioma pleural. Y además, parece que en el período de la fundición podría  haber otra empresa a la cual exigirle responsabilidades, por eso decidieron  aplazarlo”, informa Uzkudan a El Salto.
“Hubo otro caso anterior de Fudike por un trabajador de 50 años que murió de un cáncer pulmonar, Fremap y la empresa recurrieron y lo perdieron”, recuerda el portavoz de ASVIAMIE. “La resolución de ese recurso demoró un año por lo menos”, apunta.
“Las empresas recurren porque ven lo que se les viene encima”, afirma Jesus Uzkudun, de ASVIAME.
Sobre la práctica de recurrir las sentencias de OSALN, lamenta que sea  una actitud “bastante común. Las empresas recurren porque ven lo que se les  viene, salvo que tengan un compromiso de que la gente no va a ir a reclamar los  daños y perjuicios, sino recurren siempre”, asegura.
Este jueves en la Asociación han recibido con alegría la sentencia del  Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, que estima el recurso de la viuda  e hijos de Feliciano P.S. y revoca la sentencia del Juzgado de lo Social 3 de  Bilbao, condenando a la empresa IZAR Construcciones Navales a indemnizarles con  209.041,47 euros más los intereses legales.
Feliciano PS trabajó como  soldador en la construcción naval entre 1957 y 1984, tiempo en el que estuvo  expuesto a fibras de amianto. Según AVIAMIE, a los 80 años en octubre de 2019  ingresó al Hospital “con un deterioro cognitivo progresivo, dependiente para  las actividades diarias” y complicaciones en la salud que una semana más tarde  derivaron en su fallecimiento.
En mayo de ese año el  INSS le había declarado incapacidad absoluta por Asbestosis es decir, por  enfermedad profesional incluida en el Decreto 1299/2006, y en noviembre  reconoció la pensión de viudedad derivada de enfermedad profesional.
La sentencia del Juzgado de Bilbao, desestimando la demanda de daños había dejado a la familia sin nada. “Era inadmisible que tras una muerte, con independencia de la edad, se cuestione su origen, ignorando las resoluciones del INSS que reconocen enfermedad profesional grave e incapacidad absoluta”, cuestionan desde ASVIAMIE. La resolución del TSJV cierra un largo camino de dolor para la familia.
Enfermedades laborales
        
            
        
        
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      Miles de personas trabajadoras de los astilleros de Ferrolterra estuvieron expuestas al amianto, pero el daño va más allá. En las próximas décadas seguirán apareciendo casos provocados por exposición medioambiental. A pesar de que suene a viejo, lo del amianto es un problema de salud público ni mucho menos resuelto.
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