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Análisis
El engaño comercial vuelve bajo el disfraz panafricanista
El Banco Mundial ha exagerado los probables beneficios derivados de la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA, de acuerdo con su acrónimo en inglés) para promover una liberalización comercial parcial y desigual, que con toda probabilidad no mejorará el desarrollo del continente.
El libre comercio, en teoría
El informe del Banco Mundial afirma que la adhesión a la AfCFTA supondría importantes beneficios netos en términos de empleo e ingresos para todos los países implicados. Sus defensores afirman que acelerará el crecimiento económico y el progreso de África, creando millones de puestos de trabajo y aumentando los ingresos. Sin embargo, ni la teoría económica predominante ni la historia respaldan estas afirmaciones sobre los beneficios esperados. Ni siquiera la teoría convencional del comercio afirma que toda liberalización comercial acelere el crecimiento económico. E incluso cuando lo hace, el mahaguru [maestro] del comercio internacional, Jagdish Bhagwati, señaló hace tiempo que el crecimiento económico resultante podría ser «empobrecedor», cuando las ganancias de productividad recaen en los consumidores y no en los productores. La evidencia empírica tampoco demuestra que la liberalización del comercio acelere necesariamente el crecimiento económico. Bhagwati también ha demostrado que los acuerdos comerciales preferenciales socavan el libre comercio.
La historia, por su parte, demuestra que los actuales países desarrollados han sido pragmáticos y oportunistas. Por lo general, sólo se han abierto, cuando el libre comercio les ha beneficiado, impidiendo entretanto que otras economías intentaran emularles. La mayoría de los países en vías de desarrollo se vieron forzados a optar por la liberalización parcial del comercio de la mano del colonialismo europeo moderno y de las políticas de ajuste estructural características de la década de 1980. A menudo, acabaron desarrollando actividades económicas con «rendimientos decrecientes», lo que les mantuvo en la pobreza.
Supuestas ventajas
Sus defensores afirman que la liberalización del comercio mejora la eficiencia económica, lo que implica que la producción puede deslocalizarse internacionalmente sin coste alguno para producir más a menor coste. La teoría predominante también sostiene que un comercio más libre sólo mejora la eficiencia bajo ciertas condiciones:
● pleno empleo, es decir, sin desempleo ni subempleo;
● ausencia de rigideces por el lado de la oferta, lo cual supone la existencia de empresas exportadoras capaces de aumentar rápidamente la producción, reducir los costes unitarios y ajustarse fácilmente a los cambios de la demanda;
● existencia de un mercado eficiente para el riesgo, con seguros asequibles para que los productores puedan hacer frente a la volatilidad de los precios;
● los «perdedores» son compensados por los «ganadores» de la liberalización del comercio.
La totalidad de estas condiciones no se han cumplido nunca en ninguna parte y menos aún en los países en vías de desarrollo, especialmente en los más pobres. Y lo que es más importante, nunca se ha producido una compensación transfronteriza de los perdedores del Sur por los ganadores del Norte.
Modelos de distracción
Para su informe The African Continental Free Trade Area: Economic and Distributional Effects el Banco Mundial utilizó modelos de equilibrio general computable para simular algunas repercusiones económicas del AfCFTA. Sin embargo, las premisas poco realistas de los modelos impiden una evaluación significativa de sus impactos reales. Así, se presuponen el pleno empleo y los equilibrios comerciales y fiscales invariables, requeridos por los modelos de equilibrio general computable, ¡mientras que las condiciones reales se ignoran! Los modelos suelen especificarse para favorecer la liberalización del comercio, que genera invariablemente impactos económicos positivos netos. Sin embargo, los beneficios son generalmente modestos, a veces insignificantes.
El AfCFTA no aumenta el empleo, sino que desplaza a los trabajadores de un sector a otro, aumentando los ingresos con salarios más altos y no promoviendo la creación de más puestos de trabajo
Así pues, estos beneficios aparentes dependen de premisas problemáticas y de las especificaciones sesgadas de los modelos. Con premisas y parámetros del modelo diferentes, los resultados cambian radicalmente y así, por ejemplo, la modificación de los ingresos públicos afecta al gasto público y, por lo tanto, a la demanda agregada. Los nuevos resultados pueden incluso socavar los argumentos a favor de la liberalización del comercio. Por ejemplo, elasticidades más realistas arrojan resultados menos impresionantes. De ahí que las afirmaciones de los modelos sobre los beneficios de la liberalización del comercio tengan «una relevancia empírica dudosa en el mejor de los casos». Por lo tanto, «los países en vías de desarrollo harían mal en seguir las recomendaciones radicales de la estrategia de liberalización del Banco Mundial en la medida en que se basa en resultados extraídos de los modelos comerciales actuales».
Ilusiones de ganar empleo
El informe del Banco Mundial admite que sus simulaciones con modelos de equilibrio general computable matizan en gran medida sus supuestos efectos sobre el empleo, el desempleo y los salarios. Afirma que la liberalización del comercio reduce la pobreza, suponiendo «elasticidades» muy elevadas de la reducción de la pobreza debido a que un mayor acceso al mercado exterior aumenta los ingresos. Reconoce que el «análisis no capta los efectos del AfCFTA en la creación de empleo, sino que en realidad lo hace a partir de sus repercusiones en la reasignación de puestos de trabajo a medida que el empleo pasa de sectores con desventajas comparativas a sectores con ventajas comparativas. Este análisis se centra, por lo tanto, en los trabajadores que cambian de empleo o en el desplazamiento de mano de obra, no en la creación de empleo».
El informe asume que el empleo total en África permanece inalterado por los efectos de la política comercial. El AfCFTA no aumenta, pues, el empleo, sino que tan solo desplaza a los trabajadores de un sector a otro, aumentando los ingresos con salarios más altos y no promoviendo la creación de más puestos de trabajo. ¿Cuáles fueron los principales resultados en materia de empleo de este dudoso ejercicio? En primer lugar, se prevé que la cuota de empleo de la agricultura disminuya del 35,9 al 29,7 por 100 entre 2020 y 2035. En segundo lugar, la proporción de trabajadores empleados en el comercio mayorista y minorista aumentará del 16,9 al 20,0 por 100. En tercer lugar, los salarios de los trabajadores menos cualificados aumentarán más rápidamente que los de los trabajadores más cualificados, lo cual reducirá la «prima de cualificación» y la pobreza entre los primeros. Los salarios de las mujeres aumentarán más deprisa que los de los hombres, ya que cada vez hay más mujeres empleadas en actividades intensivas en trabajo. Pero la magnitud y la importancia de estas tendencias son discutibles. Las simulaciones no muestran que el AfCFTA impulse el valor añadido y el empleo. Mientras que el valor añadido del sector industrial aumentaría entre 2020 y 2035 en quince de los veinticuatro países estudiados, ¡su cuota de producción sólo crecería en seis!
Aprender de los errores
Al igual que otros informes anteriores, incluidos los de la Unión Africana, el estudio del Banco Mundial se basa en premisas poco realistas, que subestiman enormemente los riesgos y los costes reales de la liberalización del comercio. Estos estudios proporcionan un barniz de legitimidad a tales políticas. Sus resultados dependen de los datos utilizados y de las decisiones de los quienes construyen los modelos empleados.
Aunque aparentemente impresionantes, estos estudios son de dudosa relevancia y valor. La liberalización del comercio llevada a cabo a partir de la década de 1980 socavó la modesta capacidad industrial y la seguridad alimentaria de África, desarrolladas principalmente tras la independencia, lo cual agravó el prolongado estancamiento que se ha prolongado hasta este siglo. En 2017 el economista Ndongo Samba Sylla advirtió de que el AfCFTA supone un «suicidio para los países africanos». Independientemente de sus pretensiones panafricanistas, el AfCFTA corre el riesgo de reanudar la devastación precedente ligada a la liberalización del comercio.