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Andalucismo
Andalucismo en tiempos de pandemia
En tiempos de pandemia, el andaluz reclama lo que le pertenece. Con Andalucía liderando las cifras de destrucción de empleo como consecuencia del parón económico a pesar de ser uno de los territorios con una incidencia acumulada del virus más baja, el debate sobre el cambio de modelo productivo se hace más pertinente que nunca.
El andalucismo muestra su fortaleza de balcón a balcón, en cada calle, en cada plaza de pueblo y, también, se hace fuerte en las redes. Sí, porque es en los momentos más complicados cuando el milenario pueblo andaluz se levanta y lucha. Contra el virus y contra los que quieren tirar por tierra la identidad de Andalucía. Por los suyos. Por los que lo hicieron en tiempos pasados -incluso dando su propia vida- y por aquellos que continuarán con este legado en el futuro.
En tiempos de pandemia, el andalucismo se atrinchera en los balcones. Aguarda su momento mientras anuda en las rejas la blanca y verde, en defensa de la justicia social y la igualdad de oportunidades. Oportunidades que se presentan como imprescindibles para poder empezar de nuevo y que se reclaman desde los barrios más humildes y trabajadores de nuestra tierra, ya que saben que la historia no puede volver a maltratarnos una vez más.
Andalucía ya no acepta la España de las dos velocidades. Tampoco ser el cortijo de unos cuantos
Mayores y jóvenes han encontrado a lo largo de toda su vida, larga o corta, la fuerza que necesitaban en el sentir de Andalucía. En su forma de vivir. En esa forma tan peculiar de afrontar el futuro, aún sabiendo que este era incierto. Aún conociendo que la realidad podía volver a ofrecernos la cruz y que sacar la cara iba a convertirse en una ardua tarea para todos aquellos que habían nacido bajo el sol de nuestra tierra.
En tiempos de pandemia, el andaluz reclama lo que le pertenece. Porque Andalucía ya no acepta la España de las dos velocidades. Tampoco ser el cortijo de unos cuantos, ni el sitio de recreo de otros que cuando termina el buen tiempo renuncian de lo que aquí acontece. No acepta el tener que hacer las maletas por obligación para poder buscar un futuro digno. Ahora, la tierra de María Galiana reclama el papel protagonista de la película o serie de moda, aunque el dialecto andaluz continue chirriando en oídos de otros muchos. Porque esta tierra está cansada de contar chistes y que estos se utilicen para infravalorar el talento y, también, el esfuerzo que hay detrás de los que muchos llaman simplemente ‘arte’.
Ahora más que nunca se pone de relieve que vivir exclusivamente del turismo no es una opción, incluso, puede convertirse en una temeridad
Andalucía exige un cambio en el modelo productivo actual. Es una necesidad del presente y, sobre todo, del futuro. Ahora más que nunca se pone de relieve que vivir exclusivamente del turismo no es una opción, incluso, puede convertirse en una temeridad. También, se subyace que los intereses de todo un pueblo distan mucho de aquellos que están más preocupados por auto otorgarse un escudo fake que les distingan.
Los balcones de nuestros pueblos y ciudades han recuperando un tinte parecido al de aquel 4 de diciembre de 1977, cuando las abuelas andaluzas tejieron con retales de telas la bandera de Andalucía. La bandera de la solidaridad de un pueblo que reclama igualdad y que así lo seguirá haciendo. Pese a los continuos ataques, el andalucismo está más vivo que nunca y amenaza con perdurar en el tiempo. Ese tinte, con un resurgir añejo blanco y verde, se resume en solo dos palabras: andaluces, levantaos.