Argentina
Adriana González Burgos: “Señora, señor, así luchamos y resistimos”

Esta líder kolla del norte argentino denuncia los planes de extraer litio de territorios indígenas y señala las limitaciones de la izquierda y el feminismo blanco para entender la vida y las luchas de los pueblos originarios.
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Adriana González Burgos, en una visita reciente a Madrid. Elvira Megías
17 dic 2023 06:00

Activista kolla, feminista comunitaria, campesina y popular, su familia originaria de la Comunidad Aborigen de Rodero-Humahuaca, en la provincia de Jujuy, en el norte argentino. Es docente universitaria, especialista en Epistemología.

En junio de 2023, en la provincia de Jujuy eclosionaron intensas protestas en contra de la reforma de la constitución provincial, promovida por el ahora ex gobernador, Gerardo Morales. La modificación giraba en torno a la apropiación de los recursos estratégicos, como el litio. Además, prohibía la toma de tierras, criminalizaba la protesta social, modificaba el sistema político y judicial y promovía el recorte del Estado

¿Por qué os resististeis a esta reforma?
Resistimos y rechazamos la reforma constitucional exprés porque fue consumada a espaldas del pueblo jujeño, sin consultar a los pueblos indígenas, vulnerando derechos que nos ha costado siglos recuperar como el derecho a nuestras tierras comunales y a cuidar de los recursos naturales.

La guerra por el agua es lo que se viene. Es triste vaticinarlo. No va a ser sólo en el territorio de Abya Yala, sino en el mundo entero

La reforma trae un modelo separatista dentro del mismo Estado. La actual e ilegítima Constitución Provincial va contra las garantías que ofrecen la Constitución Nacional y los tratados internacionales. Morales promovió la reforma exprés en menos de un mes. El 20 de junio se consumó su juramento sobre un PDF, a puertas cerradas. Los pueblos ancestrales preexistentes tenemos derecho a consulta previa, libre e informada, garantizada por el artículo 169 de la OIT, que es Ley N° 24.071 en Argentina. Nunca se realizó.

Has dicho separatista.
Rompe con el Estado nación. Y, aunque no somos sus defensores porque el Estado nación históricamente nos ha traicionado, fractura el Estado. Si, como dicen, vivimos en un sistema democrático, los pocos derechos que garantiza la Constitución Nacional a los pueblos indígenas están siendo quebrantados. Pone a la nueva Constitución Provincial por encima de la Constitucional Nacional.

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Adriana González Burgos, con su vestimenta ancestral. Elvira Megías

¿Qué sectores se movilizaron contra esta reforma? ¿Qué formas de lucha o sinergias se activaron en esa protesta?
Se dio un proceso de confluencia bien interesante. Hubo dos conflictos casi en simultáneo, el salarial y el movimiento anti-reforma, que acabaron confluyendo. El tema salarial afectaba al sector docente que inició la movilización, reclamaba un salario digno, ya que atravesaba una condición paupérrima; además, también se manifestó en contra de la reforma. El movimiento antirreforma, por otro lado, estaba encabezado por los pueblos indígenas organizado en comunidades, los sindicatos, organizaciones sociales y algunos movimientos feministas.

En términos de lucha, destaco al Tercer Malón de la Paz, conformado por representantes indígenas que en junio marcharon desde La Quiaca a San Salvador de Jujuy, a 283 km, para luego caminar hasta Buenos Aires adonde llegó el 1 de agosto “Día de la Pachamama”, son 2.000 km aproximadamente, y continúa acampado frente a Tribunales en Buenos Aires.

El Malón de la Paz hace su primera caminata en 1946 y la segunda en 2006. En su origen, el Malón era la forma de organización militar de los pueblos indígenas en la defensa de sus territorios. Actualmente, no tenemos organización militar, es nuestro modo actual de lucha y resistencia, con cortes de ruta, marchas, actividades culturales de resistencia. Los cortes más importantes fueron en Purmamarca, Tilcara, Humahuaca, Abra Pampa. y La Quiaca.

Para repartir la torta son todos amigos, no hay distinción política, ni partidos. Todos traicionan sus ideales, sus principios

Nuestra ética es estética, nuestra lucha también. En el corte de Purmamarca, había música de sikuris, de bandas del lugar, comida comunitaria, ollas populares y estaban las comunidades, el pueblo. Y ahí suele aparecer un trazo de racismo por parte de algunas personas que cuando cortamos las rutas que ellas usan para pasear por nuestra quebrada [para turismo] critican: “¡Pero miren, si están de joda [fiesta]!...”. Entonces nosotros les explicamos: “Señora, señor, así luchamos y resistimos nosotros”. En el corte, las abuelas “criaron” nuestro espacio ceremonial, el abuelo fuego tuvo su lugar. Cantamos consignas, bailamos, contra Morales, la policía, el Gobierno provincial y el nacional. Pero con mucha alegría, con procesos asamblearios in situ. Creemos aportar así una enseñanza sobre cómo luchar para poder resistir muchos siglos.

Muy importante fue el Segundo Encuentro Internacional de Feminismos Comunitarios, Campesinos y Populares celebrado del 18 al 20 de agosto dedicado a la lucha del pueblo jujeño. Fui coordinadora del evento, que convocó a más de 1.500 personas. Tuvimos la solidaridad casi absoluta del pueblo de Jujuy y me arriesgo a decir que de nuestros hermanos del territorio de Argentina. Hemos puesto nuestra lucha en la agenda internacional, pero sin lograr aún la repercusión como para tener un retorno en solidaridad, por eso estoy aquí caminando la lucha de mi pueblo, denunciando.

¿Hubo intentos de legitimar esta nueva Constitución bajo la justificativa de economía verde y hacer negocio con las energías renovables?
Claro, siempre ellos son los que están detrás. La lucha contra la reforma tiene fundamentos políticos, éticos-morales, económicos. Defendemos el agua y la vida y nos oponemos a la extracción del litio. El litio de Jujuy interesa a las empresas porque es de fácil extracción. En Argentina hay tres yacimientos de carbonato de litio en producción. El Salar del Hombre Muerto, en Catamarca, explotado por la empresa estadounidense, Livent. En Jujuy, el Salar de Olaroz, desde 2015, a través de Sales de Jujuy, integrada por la australiana Allkem (66,5%), Toyota (25%) y la estatal jujeña Sales de Jujuy (JEMSE)(8,5%). En junio de 2023, comienza a operar el proyecto Cauchari-Olaroz. La propietaria es Exar, de bandera argentina, pero sus accionistas son la canadiense Lithium Americas Corp (LAC) y la china Ganfeng Lithium.

La izquierda todavía sigue siendo desarrollista y progresista. Y es ahí, donde se aleja enormemente de nuestra lucha

Los chinos están muy interesados en el triángulo del litio, conformado por Argentina, Chile y Bolivia, ya que en estos territorios se concentra está el 68% de las reservas de litio mundial. En mayo pasado las dos principales (Livent y Allken) se fusionaron a nivel global en NewCo. Livent con el 44% y Allkem, el 56%. Con esta fusión nace la tercera mayor empresa explotadora de litio del mundo. Se crea así un entramado de intereses de fondos financieros: BlackRock, Vanguard, JPMorgan, HSBC y Paribas. JEMSE, pertenece al Estado provincial, fue creada por ley en 2011, al par que declara al litio como recurso estratégico provincial ya que la Constitución Nacional establece que los recursos naturales pertenecen a las provincias. Entonces en Jujuy se acordó que los nuevos emprendimientos tienen la obligación de tener a JEMSE como socio con el 8,5%. La Ley Minera Nacional impone un canon ínfimo para la explotación de cualquier mineral: 3%. Y así y todo, hasta mediados de 2023 JEMSE llevaría tres años sin hacer públicos sus balances, con lo que quizá cabría decir, que tal vez podría haber opacidad en la rendición de cuentas.

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Adriana González Burgos es una de la líderes indígenas de Jujy que luchan contra los planes extractivistas de los Gobiernos nacionales y provinciales. Elvira Megías

¿Por qué las comunidades indígenas denunciaban que esta reforma les estaba “condenando a la muerte”?
Nuestros pueblos indígenas sufren escasez de agua dulce. Y creo que la guerra por el agua es lo que se viene. Es triste vaticinarlo, porque, además, me parece que no va a ser solo en el territorio de Abya Yala [América], sino en el mundo entero.

En Rodero [pequeña localidad en la Quebrada de Humahuaca, Jujuy] todavía hay juez de agua, una persona de la comunidad, encargada de garantizar que el riego llegue a todas las familias. Y el agua se va turnando, porque cuidamos de ella. Porque no sobra y si no hay agua, no hay vida. Nuestra lucha no es contra del litio solamente, nuestra lucha es en defensa del agua, de nuestros territorios. Por eso traigo este sombrero como expresión de la lucha del pueblo de Caspalá. Lo han hecho las hermanas artesanas Flor de Soldaque. También traigo esta manta, que nosotros llamamos rebozo y está bordada por sus manos. No la llevo para lucirme, sino porque visibilizar la lucha también es una manera de llevar la denuncia. Las familias de la comunidad de Caspalá están siendo desalojadas, despojadas de sus tierras. Estamos frente a nuevo proceso de colonización, esta vez vienen por el oro blanco.

Las familias de la comunidad de Caspalá están siendo desalojadas, despojadas de sus tierras. Estamos frente a nuevo proceso de colonización, esta vez vienen por el oro blanco

Esta reforma nos ha quitado la posibilidad de vivir tranquilos, en “democracia”. En Jujuy no hay Estado de derecho, es una dictadura. Y lo es para los pueblos indígenas y para todo aquel que proteste, porque el artículo 67.4 de la nueva Constitución prohíbe la protesta en cualquiera de sus formas tras la excusa de regular la “paz social” y la “convivencia democrática”. Y acaba de aprobarse el Ministerio Público de Acusación, un órgano paralelo de justicia por el cual vamos a ser criminalizados, perseguidos y seguramente condenados.

La nueva Constitución tiene un artículo sobre la propiedad privada, que plantea el posible desalojo de los pueblos originarios de esas tierras, que se consideran propiedad fiscal.
Exacto. En el artículo 36, impone, privilegia y da garantías a la propiedad privada por sobre la propiedad comunitaria y avanza sobre lo que nosotros llamamos terrenos fiscales. Morales, aunque se va el 10 de diciembre, mantiene alianzas con grandes multinacionales y fondos de inversión, que financian estas políticas. Entregó tierras fiscales en el Pongo Perico a Tsingshan Mining Development SA, empresa china que fabricará insumos para la producción del carbonato de litio. Y, al ser tierras fiscales, Morales puede determinar su uso a placer. En la Quebrada y en la Puna también se están desalojando familias, aunque a un costo enorme, porque el pueblo se levantó.

Morales desató una respuesta muy violenta sobre los manifestantes. Actuó bajo amparo de la derecha, pero también del peronismo. ¿Cómo entender esta coincidencia, en partidos de tan diferente signo político?
Por los intereses económicos y políticos que hay detrás. Para repartir la torta son todos amigos, no hay distinción política, ni partidos. Todos traicionan sus ideales, sus principios. A los peronistas que han levantado la mano a favor de esa reforma traidora y asesina de nuestros pueblos, los hemos condenado socialmente, públicamente. La violencia del aparato represivo del Estado fue criminal, los días 17 y 20 de junio quedarán en la triste memoria de nuestra gente, como días en los que corrió sangre.

Los que han votado esta reforma viven en Jujuy y no pueden salir a la calle tranquilos. Simplemente porque nuestros ojos los miran, no necesitamos armas, sabemos quiénes son.

Esta reforma nos ha quitado la posibilidad de vivir tranquilos, en “democracia”. En Jujuy no hay Estado de derecho, es una dictadura. Y lo es para los pueblos indígenas y para todo aquel que proteste

¿Las marchas de protesta y de resistencia del 20 de junio en Jujuy y Buenos Aires modificaron en algo el cuadro político nacional?
Sí, claro. En mayo, el oficialismo de Morales —con Carlos Sadir de gobernador— ganó las elecciones con aproximadamente el 50% de los votos, entonces él sintió que tenía respaldo y avanzó con la reforma constitucional. Las marchas más importantes fueron el 20 de junio y el corte de ruta del 17 de junio en Purmamarca, por la presencia masiva en calles y rutas, seguida de una brutal represión. Morales tenía intenciones presidenciales, pero terminó negociando un segundo puesto como vicepresidente en la fórmula con Rodríguez Larreta, pero en las PASO no le fue bien, perdió. Ese resultado ha sido una sanción social para él, es que nosotros tenemos el apoyo de la mayoría del pueblo argentino.

Morales es un traidor porque es hijo de una mujer kolla. Decíamos “no te vas a escapar, la Pachamama te va a condenar”. Y hay que tener cuidado con la kollada, tiene palabra fuerte. Estamos en el tiempo de warmi [mujer] kuti [cambio], la maldición de las abuelas es pesadísima, es el poder de nuestras divinidades, de nuestra Pachamama, de nuestra mamita que nos cuida.

Por lo demás, el análisis político de Argentina es complejo, por lo que he visto, en Europa todavía está muy presente la dicotomía derecha izquierda. En Argentina, en el peronismo está todo el mundo; en el radicalismo son un poco más homogéneos porque son oligarcas. Inclusive la izquierda de allá no es la misma izquierda que la de acá.

¿Qué diferencias ves?
Con respeto a mis hermanos y hermanas de esa militancia, les digo que la izquierda todavía sigue siendo desarrollista y progresista. Y es ahí, donde se aleja enormemente de nuestra lucha.

¿Cómo entender la larga y cruel prisión de Milagro Sala, pese a los problemas de salud que la aquejan.
La persecución a Milagro Sala es clasista y también racista: como es negra, la persiguen. Nosotros pedimos que tenga acceso a una justicia independiente y que sean garantizados sus derechos.

¿Cuál es el papel que han tenido las mujeres y el feminismo en este proceso de rebelión contra la reforma constitucional de Morales?
Nosotras estamos poniendo el cuerpo, a la par de nuestros hermanos. Pero es el tiempo de las mujeres de los pueblos indígenas, comunitarias, campesinas y populares. En 1992, con el warmi kuti, se dio el cambio de tiempo, lo que ustedes llamarían el cambio de época. Son mujeres las asesinadas por defender el territorio en Abya Yala, eso también es femicidio. Hemos salido a las calles, cortado las rutas, cuidamos, cocinamos, seguimos caminando con el mensaje de nuestra lucha, incluso a riesgo de peligrar nuestras vidas. No tenemos armas, vamos con la palabra y el puño arriba. Valoramos el cuidado de la vida, de nuestra Pachamama, de la naturaleza. Asumimos y abrazamos ser reproductoras de la vida. Esa es una diferencia con otros feminismos de “episteme blanca”. Sostenemos epistemologías del cuidado, cuidado de sí mismas, como de las otras y de “lo otro”, que es lo divino, la naturaleza, el mundo de arriba y de abajo también.

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Esta líder kolla es también docente universitaria y mantiene un posición crítica frente a la izquierda tradicional que, según afirma, se ha olvidado de los pueblos indígenas. Elvira Megías

Además de feminista y activista kolla, eres docente universitaria...
Sí, soy docente en una universidad nacional y pública de Jujuy. Para quienes venimos de sectores populares, campesinos y de origen indígena, no es fácil ingresar y tampoco lo es permanecer y mucho más difícil es egresar. He tenido la suerte —porque es una cuestión de azar también— de haber podido cumplir con todo el ciclo y, además, quedarme y ser docente. No se dieron cuenta, me les escapé... Me posiciono y disputo la universidad desde un lugar, autónomo e independiente. La universidad tiene una hegemonía occidental, de episteme blanca, nos dejan llegar, pero tenemos un techo de cristal para los cargos de poder, que es muy difícil de romper. Cuando estudiante estaba todo bien, hasta mis primeros años como docente, pero al asumir posicionamiento político, y más tarde, formar parte del sindicato empecé a molestar, todo cambió. En mi universidad estoy siendo perseguida porque he denunciado prácticas sindicales que considero corruptas. He integrado dos comisiones directivas. En la segunda, fui destituida por lo que encarno y por sostener que el sindicato es una organización de y para les trabajadores. Que no se puede meter la mano en el tarro [robar] de nuestros compañeros que hacen sus aportes [cuota asociativa] mes a mes y que confían en su gremio. Nosotros estamos para garantizar sus derechos, pelear por ellos.

La defensa de nuestros territorios, cosmovisión y sentido de mundo la damos en todas las organizaciones e instituciones que habitamos, una no se quita el traje de kolla cuando entra a la universidad, ni al sindicato. Queremos que esta universidad sea nuestra, de los kollas, negros, indios, campesinos, trabajadores. Disputo el currículum ahí, desde otras lógicas. No busco la legitimidad, la quiero nuestra y antipatriarcal, anticolonialista, antiracista. Y no puede seguir siendo gobernada por los gringos [blancos] de siempre, vengan de Europa o de Buenos Aires. Por esto, el 17 de mayo me destituyeron, sin ningún argumento, me han hostigado y perseguido inclusive feministas de episteme blanca. Lo denuncié e inicié todos los procesos correspondientes.

Primero los mapuches en el sur y ahora los kollas en Jujuy, estáis ganando visibilidad en la defensa del ecosistema y de las tierras que ancestralmente son vuestras. ¿Estaríais generando un nuevo sentido de época o una nueva estética de vida?
El pueblo mapuche es perseguido de una manera atroz por el Estado nación. Todos los pueblos somos perseguidos de alguna manera por los Estados nación, en principio, por una colonialidad epistémica-política, no respetan nuestras formas de vida, nuestra organización social y comunitaria, no la entienden y tampoco hacen el esfuerzo, no les interesa.

No sé si estamos generando un nuevo sentido de época, no pensamos en esos términos, lo que queremos es poder vivir bien y compartir con quién quiera recuperar la relación con la tierra

El pueblo, o la nación kolla o mapuche, nos organiza, nos agrupa y hay comunidades dentro de esa nación. La noción de comunidad es una guía desde el origen de nuestros tiempos. Por lo que significa epistemológica y políticamente, la comunidad se organiza en función del trabajo, pero no es la idea marxista de trabajo, sino la andino-guaraní. Por eso hablo de episteme, no nos pueden analizar, ni explicar con categorías y realidades que no son nuestras. La ritualidad está presente. He ahí también una de las grandes diferencias de nuestros territorios en Abya Yala, con Occidente.

No sé si estamos generando un nuevo sentido de época, no pensamos en esos términos, lo que queremos es poder vivir bien y compartir con quién tenga necesidad de escuchar que es posible recuperar la relación con la tierra, desde una espiritualidad política. Nuestra ética y estética son ancestrales, son plurales porque somos muchos pueblos.

Hay una diferencia de contexto, el marxismo se referencia en una sociedad de clases y propiedad privada, vuestra propiedad es comunitaria.
Vivimos en una sociedad que todavía está sufriendo la herencia de Occidente. Al hablar de comunidad, me refiero a la forma de vida que nos organiza. Al llegar la colonización —y después la colonialidad— el trabajo empieza a ser una carga para nuestros pueblos. No tiene nada que ver con lo que es el trabajo para nosotros, que es en la comunidad. La propiedad comunitaria no es un universal, la perdimos por siglos y hoy la estamos defendiendo y, aunque, “burocráticamente”, no tengamos la tierra que, por derecho ancestral y preexistente nos pertenece, nuestra forma de vida permanecerá.

El posicionamiento político es la resistencia, defender la vida en nuestros territorios, no vamos a retroceder en ningún derecho. Se viene una noche larga, pero tenemos el fuego y la alegría

Nuestra economía tiene otras lógicas. Al marxismo se le han agotado las letras con la lucha de clases, se ha olvidado de los pueblos indígenas, del cuidado de la tierra y sus recursos. El mundo es más complejo. Tenemos tres valores fundamentales: la complementariedad, la relacionalidad y la reciprocidad, entre otros. Si actuáramos desde una ética de la reciprocidad en nuestros términos, este mundo sería mucho mejor. Si pensáramos en términos de la complementariedad, a Europa le iría mejor, se saldría del binarismo y las dicotomías. Aquí, veo una separación estructural de la naturaleza, para ustedes, sigue siendo objeto, incluso para los movimientos ecologistas. Los pueblos Indígenas, las feministas comunitarias, campesinas y populares tenemos mucho para aportar, no entramos en la dicotomía derecha – izquierda, es binaria. En Abya Yala, los gobiernos progresistas también tuvieron políticas colonialistas, extractivistas, capitalistas y patriarcales. Aprovecho para decir que repudio y condeno a la derecha, que trae hambre y colonización. Y las críticas que hago son para promover una apertura, para seguir conversando.

La sociedad argentina ha decidido que Javier Milei será su presidente. ¿Cómo os posicionasteis ante esa jornada electoral? 
Fue un golpe moral enorme para quienes luchamos todos los días. Necesité unos días para hacer el duelo entre la tristeza, la rabia y la aceptación, que todavía están ahí. El posicionamiento político es la resistencia, defender la vida en nuestros territorios, no vamos a retroceder en ningún derecho. Se viene una noche larga, pero tenemos el fuego y la alegría, como dice una cueca que cantamos y bailamos: “Nunca el mal duró cien años, / ni hubo pueblo que lo resista, / ya la pagarán, no llores prenda / pronto volveré”.

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