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Artes escénicas
Virulenta subida del telón
Las artes escénicas se enfrentan a un estreno de temporada lleno de incertidumbre, tras meses de cierre de los teatros y medidas tímidas y poco contundentes por parte de las autoridades.
“Allez au théâtre, au cinéma, vous ne risquez rien” (“Ve al teatro, al cine, no arriesgas nada”), recalcaba el recién estrenado primer ministro francés, Jean Castex, en una entrevista a France Inter el miércoles 26 de agosto, cuando anunciaba un paquete de ayudas de dos mil millones de euros para rescatar al sector cultural galo. En España, Israel Elejalde, socio del Pavón Teatro Kamizake, denuncia con un “empezamos a estar hasta las pelotas de la ineptitud de nuestros dirigentes políticos” el tratamiento de la cultura como un bien prescindible en una sociedad.
La molestia generalizada se suma a las nuevas restricciones que se están aplicando en las provincias con nuevos rebrotes, asumiendo la reducción de aforos en el mundo de las artes escénicas como una medida pertinente y eficaz, al tiempo que se bloquea cualquier posibilidad de resurrección de un sector al borde del colapso, después de meses de interrupción absoluta de su actividad.
Así se ha visto en Valladolid y Salamanca, que han reducido desde el pasado 3 de septiembre su aforo a 25 personas en espacios cerrados y 50 en los abiertos por el aumento de los contagios, lo que ha ocasionado el cierre temporal del Teatro Calderón de Valladolid o la cancelación de programación en el Teatro Zorrilla de la misma localidad.
“Pedimos que dejen de estigmatizar a la cultura, la cultura es segura y genera muchos beneficios, especialmente después de una pandemia”, dice Javier Ortiz, de Artemad
Las reacciones y el miedo de los profesionales del teatro no se han hecho esperar. Javier Ortiz, productor teatral y miembro de la junta directiva de la Asociación de Empresas de Artes Escénicas de la Comunidad de Madrid (Artemad), denuncia: “Pedimos que dejen de estigmatizar a la cultura, la cultura es segura y genera muchos beneficios, especialmente después de una pandemia. Permitid que la gente sea responsable y no le inculquen un miedo que no tiene sentido”.
El disgusto generalizado, la incertidumbre y las decisiones erróneas o insuficientes por parte de las instituciones han llevado a 37 organizaciones del mundo del espectáculo a convocar una protesta masiva —MUTE (Movilización Unida de Trabajadores del Espectáculo)—, que tendrá lugar el jueves 17 de septiembre en 28 ciudades. Entre sus exigencias está la de proteger la actividad estacional e intermitente de un sector heterogéneo, transversal y dependiente, definido por su fragilidad estructural e inseguridad jurídica, con el único propósito de garantizar su supervivencia.
Crisis económica
El sector de los espectáculos en directo da la alerta roja el 17 de septiembre
No hay que olvidar que, a pesar de la degradación de las condiciones en que se ejerce la profesión, la cultura es un generador de riqueza con un impacto directo equivalente al 3,8% del PIB español y es creador de 700.000 puestos de trabajo relacionados. Esto a pesar de que la creación contemporánea no está ligada al ánimo de lucro, sino más bien a la urgencia de sostener la infraestructura de cada espectáculo y asegurar a los profesionales un sueldo digno.
Impacto del confinamiento y del cese de actividad
Los últimos seis meses han dejado un sabor agridulce y desazón entre los profesionales del sector cultural. Las distintas asociaciones y colectivos profesionales han centrado su objetivo en proteger los derechos de los profesionales más vulnerables, plantear medidas que ayuden a reflotar el sector, mantener una comunicación estrecha con la administración y, sobre todo, adaptarse a las restricciones sanitarias para mostrar que la cultura y las salas de teatro son espacios tan necesarios como seguros.
Lo explica el presidente de Artemad, Emilio del Valle: “Cuando los políticos han tomado decisiones al margen del sector se han equivocado rotundamente, solamente han acertado y han sacado adelante propuestas de interés cuando éstas han nacido del encuentro”.
“Ninguna de las administraciones se toma en serio la cultura, los presupuestos de cultura suelen ser mínimos”, lamenta Iñaki Guevara, secretario general de la Unión de Actores y Actrices
Así lo corrobora Iñaki Guevara, secretario general de la Unión de Actores y Actrices: “La receptividad de todas las administraciones siempre es muy compleja y, en muchos casos, pequeña. Ninguna de las administraciones se toma en serio la cultura, los presupuestos de cultura suelen ser mínimos. Esto nos hace pensar que la cultura no es lo suficientemente importante en este país”.
La incomunicación con la administración para buscar soluciones rápidas y efectivas lleva al sector teatral a una inauguración de temporada al límite de sus fuerzas. Según cifras rescatadas del informe elaborado desde la Unión de Actores y Actrices, la pérdida económica ocasionada por la crisis sanitaria se sitúa en 6.893.554 de euros solo en salarios no percibidos, con un 23% de los intérpretes despedidos después de las medidas de reestructuración empresarial.
Según la Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza, entre marzo y mayo se cancelaron 4.075 funciones, con pérdidas estimadas en casi 70 millones de euros y 1.729 profesionales afectados
Según recoge un informe la Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza (FAETEDA), durante los meses de marzo a mayo se cancelaron 4.075 funciones según los 70 recintos privados consultados, con pérdidas estimadas en casi 70 millones de euros y 1.729 profesionales afectados. En este mismo reporte, 233 compañías y productoras manifestaron la cancelación de 5.243 funciones en el mismo periodo, perdiendo más de 16 millones de euros y afectando a 3.786 profesionales.
Aprendizajes después del confinamiento
El encierro ha traído también logros asociados. El primero, que ofrecer y acompañar a los ciudadanos con oferta gratis cultural online ha sido una labor tan altruista como riesgosa, como señala el productor Javier Ortiz: “Ofrecer gratis el trabajo de los artistas simplemente para no desaparecer en el imaginario del público tiene un coste enorme, la gente se acostumbra y la cultura cuesta mucho producirla”.
Precariedad laboral
Seis de cada diez trabajadores culturales recibieron propuestas para trabajar sin cobrar durante el confinamiento
Durante el confinamiento se ha producido un desarrollo “significativo y generalizado” de trabajos sin remunerar para su exposición y consumo online, según una encuesta de la Universitat de València que estima pérdidas superiores al 75% en los ingresos de la mitad de los trabajadores culturales en el segundo semestre del año.
Por otro lado, las gestiones desarrolladas desde el sindicato de intérpretes ha logrado concretar una ayuda de desempleo para artistas con, al menos, 20 días cotizados, protegiendo a los segmentos más vulnerables de la cultura, como son el de actores y técnicos, sin ayuda pública por estar contratados a terceros.
En los meses de reapertura han sido claves las lecciones tomadas de los festivales de verano. La primera cita fue Almagro, que en esta edición redujo calendario a dos semanas y centró su labor en reactivar el tejido teatral local y recuperar la confianza del público: “Entre todos hemos creado un lugar seguro y confiable, y gracias a la experiencia de nuestros visitantes, y también a los medios de comunicación, hemos lanzado un mensaje positivo y esperanzador a quienes tenían dudas sobre si era posible un regreso a la cultura y a los teatros”, explica el director del Festival de Almagro, Ignacio García.
Igual de relevante fue la apuesta de los teatros públicos que abrieron en Madrid coincidiendo con el fin de las restricciones, los del Canal y el Teatro Real; pero especialmente la del Teatro Lara, único privado que retomó su programación en verano cuando el aforo estaba en un 75%. Su director, Antonio Fuentes, destaca: “La gente ha elegido venir porque quiere apoyar al teatro y es una decisión consciente. Se puede hacer y sin riesgo de contagio, los espectadores han sido muy responsables”.
Inicio de temporada plagado de retos
Con la vuelta a las salas en este mes de septiembre y la cita del próximo 17 marcada en rojo en la agenda, los profesionales del sector elevan la voz y piden que se les escuche y que se valore el trabajo emprendido para acondicionar los teatros y demostrar que la cultura es un espacio libre de contagios.
Hoy el principal reto está en desvincularse de otras actividades de ocio a las que se equipara a las artes escénicas: “El teatro no es un campo de fútbol en el que el espectador va con un bocata y una cerveza a ver el partido, y comenta y grita y se levanta, insulta o simplemente se apasiona. El teatro es un espacio ordenado, un lugar de encuentro al que la gente va de forma tranquila”, alega contundente el director de Artemad.
Israel Elejalde, socio del Teatro Pavón, añade: “Hemos trabajado para aplicar todo el protocolo sanitario y, aun así, se están estigmatizando los lugares culturales y esto provoca una desazón general. Se van a cargar toda la iniciativa privada cultural, solo va a quedar la pública. Vamos a morir sin que ni siquiera haya una relación directa con los brotes”.
Es decisión de las autoridades y de cada uno de los ciudadanos dar a la cultura el espacio que se merece en una sociedad como espacio de reflexión, culto y redefinición de aquello en lo que nos queremos convertir. En esta eterna lucha por desmarcarse, defenderse y elevar la voz, cierra Ignacio García, director del Festival de Almagro, con un cálido: “Cada día en que un telón se levanta es una victoria”.