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Ayuntamiento de Madrid
Las tentaciones plebiscitarias de Manuela Carmena
Es demasiado pronto para prever por qué derroteros irán a desfilar los integrantes de Ahora Madrid, la plataforma que la alcaldesa acaba de desahuciar.
Manuela Carmena acaba de anunciar su disposición a renovar candidatura a la alcaldía para las elecciones municipales de mayo de 2019. El anuncio, aunque esperado, no ha dejado de sorprender por su desenfado en detonar, sin despeinarse, el campo minado del dominio institucional propio, Ahora Madrid. Lo dio por cancelado con una —al menos a primera vista— notoria precariedad argumental. La alcaldesa ha lanzado un órdago, con su habitual estilo, que invita a creer que nada está demasiado pensado.
Sin embargo, quizá el desangelado hilo discursivo que utilizó esté en sintonía con un tiempo atravesado por la dispersión e incertidumbre propositivas. Por una parte, la alcaldesa está sabiendo surfear la ola de descrédito y fragmentación que afecta a los partidos políticos. Y hay un cierto éxito garantizado en su constante apelación a un ciudadanismo sin aditamentos ni adscripciones —al menos en lo explícito— que recuerda a la construcción de otros liderazgos “en solitario”. Sirvan de ejemplos, Macron, Trump o el propio Albert Rivera, que cabalgan en una difusa legitimación popular, cimentada por la crisis de representación partidaria y —cómo no— por la construcción discursiva mediática. Es un trazo de época.
Pero, la oposición suscitada entre sus propias filas por un proyecto tan personalista deviene de la naturaleza del marco que la llevó al Palacio de Cibeles en 2015. No fue un poderoso equipo mediático sufragado por grupos de intereses, tampoco un producto de ingeniería de marketing, sino obra de un ramillete de cientos de activistas procedentes de los movimientos sociales, sumado a la implicación de Podemos, Izquierda Unida, Equo y otras formaciones que se incorporaron a la empresa, con el resultado conocido.
De ahí las chispas que levantaron algunas afirmaciones de Carmena: “Los partidos han venido a dificultar ese primer proyecto, que era más amplio y relacionado con la gestión que con los compromisos puros de los partidos políticos”. Una explícita condena —cuando menos por inadecuación a los tiempos presentes— del partido instrumental Ahora Madrid, que la encumbrara al gobierno municipal.
¿UN BALANCE DEMASIADO EN SOLITARIO?
En sustitución de esa articulación política, fulminada por la alcaldesa, debería surgir —según su fórmula— un movimiento que operaría de soporte socio-político, cuya misión culminara con la formación de una Agrupación de Electores, integrada por “los mejores”, un genérico mejunje en el que cabría hasta gente del PSOE. En base a qué proyecto o programa, quiénes la convocarían, cómo se integraría y un sinfín de interrogantes han quedado sin respuesta. Carmena ha dicho que no puede contestar a esas cuestiones porque eso no lo hará ella. En la presentación dejó quizá demasiados flecos abiertos, que la sitúan en una posición de cierta vulnerabilidad. A saber.
No deja de sorprender el solitario balance de la alcaldesa sobre Ahora Madrid que —está a la vista— la lleva a la conclusión del anacronismo de la formación: “Ha sido una primera experiencia y de eso hay que aprender. No se tuvo en cuenta que las elecciones municipales son diferentes a las autonómicas o a las generales, porque los ciudadanos eligen a sus gestores directamente”. La afirmación hace suponer que no pocos harán suya la irónica objeción —a boca pequeña— de un integrante de uno de los partidos de la coalición: “¿Eso es por decreto? ¿alguien sabe dónde, cuándo y con quién Manuela ha hecho ese balance de estos años de Ahora Madrid?”
Así, el relanzamiento de Carmena con el marco discursivo elegido ha puesto al rojo vivo dos concepciones —difícilmente conciliables— de interpretación y acción política. Por una parte, la que ella parece abrazar, alineada a tradiciones caras a la vida política española signada por una campechanía próxima y transversal, con fuertes tintes paternalistas, que se concibe más allá y por encima de los actores políticos concretos. En esta acepción, las tentaciones tecnocráticas, cesaristas y plebiscitarias son ineludibles.
En la acera de enfrente, la política entendida como el ejercicio activo de expresiones e intereses heterogéneos, presentes en una sociedad signada por diferencias estamentales y de clase. En esta segunda acepción, es más difícil —cada vez más— convencer a sus protagonistas a delegar su voz en una figura que pretenda “representar a todos”. Al contrario, esta concepción privilegia la igualdad de derechos y, simultáneamente, la diferencia, como expresión excelsa de la democracia y fuente de legitimidad en el gobierno de la polis.Para la formación de un equipo de gobierno, la primera elige el alineamiento disciplinado en torno a una figura hegemónica y —ante la opinión pública— la cohesión sin fisuras, donde no aparezca cualquier atisbo de cuestionamiento. La segunda premia el debate de ideas, la apertura, el ejercicio de la función de gobierno con participación y legitimaciones explícitas de la ciudadanía.
LOGROS QUE NO LO FUERON TANTO
Por otro lado, los alegados logros de su gestión, nunca sometidos a escrutinio público —una de las promesas programáticas incumplidas por Ahora Madrid—, tampoco parecen incontestables. Sin ir más lejos, en el plano urbanístico, la regidora ha tenido que lidiar con la oposición no sólo de “los concejales radicales” —nomenclatura al gusto de la prensa del establishment— sino de las propias asociaciones vecinales que hacen explícito rechazo de buena parte de los proyectos de su equipo.
Pocos días atrás, las plataformas ciudadanas afectadas por la Operación Chamartín, rebautizada Madrid Nuevo Norte, se levantaron de la mesa de participación, que calificaron como “un paripé”. La lista de cuestionamientos es larga, sólo por citar algunos: Canalejas, Cocheras de Cuatro Caminos, Taller de Precisión de Artillería, Mahou Calderón…
Tampoco sale demasiado bien parada una de las marcas registradas del ayuntamiento: la participación. El autoproclamado proyecto estrella —el proceso participativo de Plaza de España— supuso fuertes objeciones y reparos de los colectivos de la ciudad a la metodología utilizada por la concejalía a cargo de Pablo Soto, que culminaron con el abandono de la mesa de participación por parte de esas asociaciones.
La desilusión y el desencanto han signado también el ensayo de presupuestos participativos. Contribuyó a ello un intrincado organigrama normativo que consagra a la institución como agente privilegiado de esas decisiones y torna inocua la intención –no exenta de ingenuidad- de la iniciativa. Aunque, sin duda, el vector causal decisivo que atravesó estas experiencias fue la inexistencia de un efectivo protagonismo ciudadano en las decisiones de los proyectos municipales.
Y así podríamos seguir con otros ámbitos de la gestión municipal, quizá con la solitaria excepción de la concejalía de Economía, otrora en manos de Carlos Sánchez Mato, que consiguiera una notable disminución de la deuda del Consistorio. Por curiosa paradoja, es el único concejal cesado por la alcaldesa.
DIFÍCILMENTE BASTA CON PROMETER PRIMARIAS ABIERTAS
Como si tardíamente hubiera reparado en la impronta plebiscitaria de su propuesta, en los últimos días Carmena ha empezado a lanzar relativizaciones, como la de que sí habrá primarias. Aunque no ha dejado claro si someterá a su propia persona y a la lista de “los mejores” a ese dispositivo, ni con cuál de los varios modelos posibles —Dowdall, Proporcional, Borda, Listas plancha, etc.— se ejecutará el proceso. Requerida, ha respondido con la coletilla que eso lo decidirán los que formen la plataforma.
Cabe preguntarse, ¿aceptarán los concejales críticos Rommy Arce, Monserrat Galcerán y Pablo Carmona —integrados en Ganemos Madrid— participar en este proceso con la sola promesa de primarias abiertas, operadas bajo alguna de aquellas metodologías? A juzgar por sus primeras reacciones al anuncio de la regidora, parece difícil. Algunas indicaciones sugieren que están optando por romper lanzas. Soltaron una batería de tuits aludiendo el “carmenazo” y firmaron un artículo a tres manos que hace una enmienda a la totalidad de la política del Ayuntamiento.
Además de reivindicar la radicalización democrática que llevó a Ahora Madrid al Consistorio y calificar de “monarquía municipalista” el último movimiento de la alcaldesa, denuncian el incumplimiento de las promesas programáticas en materia de vivienda, urbanismo y de remunicipalización de los servicios públicos. Habrá que ver qué movimientos concretos se proponen realizar para visibilizar propositivamente su posición crítica.
LOS PARTIDOS DE AHORA MADRID
Más difícil —por su tradición y compromisos con Podemos— lo tiene Izquierda Unida. Oscila entre la ambigüedad y la ambivalencia. Los tuits de advertencia de Carlos Sánchez Mato y Mauricio Valiente enfatizan la importancia de contar con otros agentes en este proceso y de la irrenunciable decisión de que deben celebrarse primarias abiertas en la elección de los candidatos. Pero, al mismo tiempo, ambos arroparon a Carmena en su anuncio estelar.
Por si no bastase, en el plano programático, IU asume un explícito rechazo de plano de la Operación Chamartín. Tironeada por apuestas difíciles de compatibilizar atraviesa un fuerte debate interno, en el que sus bases serían partidarias de una actitud crítica ante el anuncio de la alcaldesa, frente a una dirección más proclive a esquivar el enfrentamiento. El previsible sambenito de “dividir a la izquierda” es inasumible para la formación.
Podemos, está incondicionalmente alineado con la alcaldesa. Errejón está obsesionado con llevar adelante el tándem Carmena en el Ayuntamiento y él en la Comunidad, respectivamente; quizá también como refugio ante el creciente recorte de su espacio político dentro de Podemos en favor del “pablismo”. Pablo Iglesias, por su parte, también aparece enfilado detrás de la alcaldesa, pero haciendo guiños al activismo crítico, exhortando a su integración.
En fin, un horizonte abierto, donde aún es demasiado pronto para prever por qué derroteros irán a desfilar los integrantes de Ahora Madrid, la plataforma que la alcaldesa acaba de desahuciar.
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"...el izquierdismo sigue intentando experimentar entre el liberalismo y el fascismo, siendo superado por ambos flancos y resultando irrelevante sin proyecto y sin clase."
https://twitter.com/iaiestaran/status/1040964703445557249
"Qué ostia coño, qué ostia! Rita Barberá"
https://www.youtube.com/watch?v=8Rb14u4ZFHU
Bueno, a Rommy Arce la quitarán por vaga, más que otra cosa. Mucho rollito revolucionario pero luego no curra nada por los vecinos de Arganzuela y Usera. Y esto se sabe. Bien harían en quitarla!
Tentaciones Plebiscitarias de Carmena? Si, por eso se entiende, quitar de su lista a
Rommy Arce que, no ha hecho ABSOLUTAMENTE NADA por el Distrito de Arganzuela....bienvenido sea.
Los vecinos de Arganzuela no se que delito hemos cometido para tener a una Concejala Presidenta que, no ha hecho nada. Hay aprobadas cosas en los plenos de la Junta Municipal de Arganzuela desde hace más de 2 años que no se llevan a cabo.
Ejemplo: En la calle Embajadores esquina calle Puerto Béjar hay una residencia de ancianos, ....y la calle Puerto Béjar tiene una acera estrecha que, con los árboles no permite el paso de una silla de ruedas. Los mayores en silla de ruedas van por la calzada....Se llevói al Pleno JMD Arganzuela el rellenar una docena de alcorques en esa calle. Fue aprobado por unanimidad....Todavvía estamos esperando a que se ejecute.....Como esto todo. Nuestra Concejala Presidenta NO HA HECHO NADA por Arganzuela.
Lo mejor que ha hecho Carmena es quitarla de la lista.
Lo que esta pasando en Barcelona y Madrid es surealista. Nada Colau y la abuelita la tribu Lady Gaga en las alcaldias mas grandes de España. Cado uno tiene la torda que se merece en su municipio...ju ju