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Crisis climática
El junio más cálido jamás registrado cierra con 330 fallecimientos por calor, según el Instituto Carlos III

La primera y aún no acabada primera ola de calor del año se ha cobrado presuntamente cinco vidas: la de Montse en Barcelona; Santos en Córdoba; José en Valdemoro (Madrid); un temporero cuyo nombre no ha trascendido en Fraga (Huesca); y un niño en el interior de un coche en Valls (Tarragona). Los indicios apuntan a que estos fallecimientos se han debido a las altas temperaturas en el que ya es el junio más caluroso de la serie histórica, pero este extremo no se puede ratificar sin autopsia. Estas indagaciones en el motivo del deceso no se llevan a cabo en muchas ocasiones porque la persona fallecida tiene alguna condición médica a la que poder achacar en exclusiva el fallecimiento —sin tener en cuenta que el 98% de muertes por calor no son directas, sino por agravamiento de condiciones preexistentes—. En ausencia de un informe forense que atribuya la muerte al calor, el fallecimiento no consta como tal en las estadísticas y dificulta que las administraciones tengan una imagen realista del impacto del calor en la salud pública.
Precisamente para tener una estampa más fiel a la realidad de lo que permiten los registros nació en 2004 el sistema de monitorización de la mortalidad diaria por todas las causas (MoMo), que utiliza datos del INE y de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) para estimar cuánto del exceso de muertes es debido a, entre otros, las altas temperaturas. Y la fotografía que muestra es mucho peor que las cuatro personas trabajadoras muertas en los últimos días: 347 personas habrían muerto este año por exceso de temperatura, según este modelo del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). 330 de esos fallecimientos habrían ocurrido en junio y 103 de ellos habrían acontecido tan solo en los tres primeros días de la ola de calor actual.
Elvira Jiménez: “Las olas de calor son el fenómeno meteorológico extremo que más muertes causa”
“Las olas de calor son el fenómeno meteorológico extremo que más muertes causa”, explica Elvira Jiménez, coordinadora de proyectos de adaptación al cambio climático de Greenpeace. La especialista apunta que, aunque estos fallecimientos no sean “tan evidentes” y estén más invisibilizados, se producen del orden de cientos y miles en España y Europa.
Este junio, con sus 23,6 grados de media, ha superado los anteriores récords por casi un grado, algo muy reseñable en el mundo de la climatología, donde todo se mide hasta la centésima
El mes que cierra se establece como el junio más cálido jamás registrado en España. Además de terminar a lo grande con una ola de calor, los termómetros han marcado de media 23,6 grados, según la Aemet, 3,5 grados más que el promedio de 1991-2020. El de 2025 pulveriza los récords para un mes de junio: los más calurosos hasta la fecha habían sido los de 2003, con 22,6 grados, y 2017, con 22,8. El mes que acaba de terminar ha superado la anterior máxima por casi un grado de diferencia, algo especialmente reseñable en el mundo de la climatología, donde cada dato se mide hasta las centésimas.
Un problema de salud pública
La primera de las muertes estimadas este año se produce en abril, un mes que combina los últimos decesos por frío con los primeros fallecimientos por calor. La mortalidad se acelera conforme se acerca el verano: junio concentra 330 de los 347 fallecimientos de este año. Además, la última semana de junio, con 190 muertes estimadas, fue más letal que las tres primeras del mes combinadas, en las que se calcula que se produjeron 141 decesos por exceso de temperatura. La cifra de la última semana podría aumentar dado que los datos tardan unos días en consolidarse.
El que probablemente se establezca como el mes de junio más cálido jamás registrado se ha cobrado muchas vidas en comparación con la media. El del inicio del verano es el tercer mes con más decesos por calor del último decenio, solo superado por los 828 muertos de 2022 y el millar de 2017.
Han muerto 220 mujeres frente a 127 hombres; el 97% de las personas fallecidas tenía 65 años o más
A estas alturas de 2025, son muchas más las mujeres que han muerto por calor que los hombres: 220 de ellas frente a 127 de ellos. Sin embargo, la mayor brecha se encuentra en la edad: el 97% de las personas cuyos fallecimientos atribuye MoMo al exceso de temperatura tenía 65 años o más.
Jiménez explica la mayor vulnerabilidad de las personas mayores en la “predisposición fisiológica”, pero no deja de lado las condiciones sociales. “Una persona es más o menos vulnerable según un puzle de edad, trabajo, capacidad adquisitiva, acondicionamiento de la vivienda, barrio en el que vives…”, enumera la bióloga.
El mes pasado ha llegado a ver 111 de las 182 zonas de 'meteosalud' con la alerta por calor activada
A lo largo de este junio, muchas de las 182 zonas de alerta sanitaria por calor estuvieron con la alerta activada. El máximo llegó el fin de semana pasado, ya en plena ola de calor, con 111 zonas con riesgo para la salud por altas temperaturas el sábado y 110 el domingo. Desde el año pasado, este mapa del Ministerio de Sanidaddivide el Estado español en 182 zonas de ‘meteosalud’. Para cada una de estas áreas y con información de la Aemet, el plan asigna un umbral máximo de temperatura a partir del cual se disparan los efectos nocivos del calor. La herramienta tiene en cuenta la adaptación cultural o de las ciudades, por lo que una alerta saltará a los 26 grados en Cantabria, pero la alarma se lanzará en Badajoz hasta los 40 grados.
Un mes de récords de temperatura y una ola de calor causada por el cambio climático
El pasado mes de junio ha sido uno de récords, aunque ninguno de ellos es para celebrar. Aún hay que esperar a la información definitiva, pero los datos de la Aemet apuntan a que, con gran probabilidad, el mes pasado habrá sido el junio más caluroso desde que hay registros en España. El sábado 28, los termómetros en El Granado (Huelva) marcaron 46 grados, pulverizando así el que durante 60 años ha sido el máximo absoluto de temperatura para un mes de junio: los 45,2 grados que registró Sevilla en 1965.
“La tendencia es que las olas de calor se van adelantando en el calendario, son de mayor extensión e intensidad”, explica Jiménez, que recomienda mitigar el cambio climático y adaptarse a él, “dos caras de la misma moneda”
“La tendencia es que las olas de calor se van adelantando en el calendario, son de mayor extensión e intensidad”, explica Jiménez. Para la especialista, las administraciones deberían seguir un plan con dos objetivos: mitigar el cambio climático y adaptarse a ese aumento generalizado de las temperaturas. En el segundo punto, exhorta a los municipios a llevar a cabo mapeos de vulnerabilidad ante el calor: detectar en qué zonas se dan las mayores temperaturas y cruzar esos datos con el nivel socioeconómico, el aislamiento de las viviendas o la cantidad de cobertura vegetal. También está la opción de poner en marcha refugios climáticos, la solución “más fácil a corto plazo” porque adapta espacios existentes, recuerda Jiménez.
Crisis climática
Crisis climática La adaptación a las crecientes olas de calor, una asignatura pendiente de las ciudades españolas
No solo es la tierra lo que está caliente: una ola de calor marina ha elevado la temperatura del mar Mediterráneo 5 grados por encima de la media y convierte así el mes pasado en el más caluroso para la masa de agua. La zona donde la temperatura es más elevada es la que rodea las islas Querquenes, en Túnez, que alcanzó la cifra de 29,95º el día 19. Las olas de calor marina son ahora diez veces más intensas que en la época preindustrial y duran tres veces más que antes como consecuencia del cambio climático, según señala Alistair Hobday, director de Investigación del Programa de Futuros Marinos Sostenibles de la coalición científica CSIRO.
El Mediterráneo es una de las zonas más vulnerables del mundo ante el cambio climático. “Si seguimos quemando combustibles fósiles, este paraje podría quedar irreconocible”, sentencia Karina von Schuckmann, oceanógrafa y experta del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU.