Crisis climática
Seguid mirando a los árboles

Aunque acabe el verano, sigamos buscando las ramas altas, imaginando lo que hubo en los alcorques, la sombra que tendría esa avenida si le arrancáramos el asfalto.
No a la Tala Santa Ana - 11
La movilización de la vecindad del barrio de La Letras detuvo la tala 52 árboles en la Plaza de Santa Ana, ante la amenaza de obras de remodelación de un aparcamiento de coches. Álvaro Minguito

Son solo columnas de madera que se ramifican en las alturas, que abren sus brazos donde nuestra mirada se queda corta. Nos interrumpen alguna vez el paseo, pero nos dan mucho más sin que nos demos cuenta. Aprendemos a esquivarlos como a elementos arquitectónicos (farolas, columnas, mástiles), pero dentro tienen vida. Nos regalan la magia de la naturaleza donde nos sentimos desconectados de ella, en nuestras ciudades, y un cobijo para la lluvia y el sol, y nos sobreviven sin que lo admiremos lo suficiente: están más cerca de la divinidad de lo que lo estamos los seres de carne.

Durante el verano, has ido con tu hija al parque a mirar los árboles, uno de sus pasatiempos antes de que las pantallas le arrebaten la atención. La ves levantar la cabeza, mirar a las ramas; sus ojitos de bebé se abren inmensos y permanece como extasiada mientras sus manos y pies tiemblan. Intentas mirar a través de sus ojos, un ejercicio de curiosidad y humildad supremas, pero solo ves árboles. Te preguntas: ¿qué mirará? Te esfuerzas por seguir la línea de sus pupilas hacia la cima del plátano que os regala sombra. ¿Qué mirará, qué estará mirando que nosotros los adultos ya no vemos, quizá algo que hemos invisibilizado, o perdido por el camino?

Algunas podas les reducen la vida en cientos de años, me cuenta un jardinero municipal. Cuando llueve, desesperados, tratan de florecer por sus muñones. Los transeúntes permanecemos ignorantes a la masacre: el del árbol es un mundo de silencios

En el fondo, tú tampoco los miras. Haces lo que hacemos casi todos: caminamos deprisa por la ciudad, sin mirar hacia arriba, sin preguntarte de dónde viene esta sombra; esquivamos sus árboles, los damos por hecho. No advertimos su grandeza o sus sufrimientos, las marcas de sus luchas, las podas extremas que los dejan lisiados y enfermos por haber sido plantados demasiado cerca unos de otros. Algunas podas les reducen la vida en cientos de años, me cuenta un jardinero municipal. Cuando llueve, desesperados, tratan de florecer por sus muñones.

Los transeúntes permanecemos ignorantes a la masacre: el del árbol es un mundo de silencios. Por las calles, si nos fijamos, vemos sus cadáveres planos en los alcorques, arrancados en silencio para dejar sitio a terrazas, párquines o carreteras. Cuando una motosierra cercena un tronco, movida por la mano humana, queda en la herida su historia: cada uno de los círculos marca un año. Que nuestra breve existencia arranque al árbol la posibilidad de seguir la suya, mucho más larga, parece una aberración.

Los árboles no estuvieron siempre en nuestras ciudades. En el origen existieron solo en los espacios privados de los jardines árabes, los patios romanos, los monasterios medievales. Después, salieron al exterior a mezclarse con el paisaje urbano y conceder al paseante edenes y rincones y la silueta de los cipreses en los cementerios. Con la apertura de las murallas, las ciudades se expandieron y se motearon de verde y el arbolado se democratizó, y la era industrial y el hacinamiento nos lo dejó claro: los árboles tienen propiedades higiénicas y sanadoras, y surgió la Ciudad-jardín, y los modelos urbanísticos utópicos que entienden la naturaleza como un elemento medioambiental necesario, deseado, sin el que nos morimos de nostalgia.

Hoy, el coche ha dominado nuestras ciudades y exigido paso y pleitesía. Europa está lejos de la aberración de las “ciudades no caminables” norteamericanas, las autopistas construidas sobre ruinas de vecindarios mayormente negros. Sin embargo, a veces parecen querer arrastrarnos en dirección a esa distopía. En nuestras ciudades, los cochesparados el 90% del tiempo, ocupan casi el 70% del espacio público.

Igual que tu hija, mucha gente está levantando la cabeza para mirar (casi descubrir) los árboles. A darse cuenta de golpe de que siempre han estado ahí, regalándonos sombra y cobijo y absorbiendo dióxido de carbono; que nos hacen falta cuando la crisis climática se nos abalanza, cuando plantar árboles se ha demostrado una posible cura para los veranos que podrían matarnos.

La población madrileña se organizó, se manifestó y encadenó a los troncos, incluso trepó por sus ramas. Se salvaron 500 árboles

En época estival extrañamos más su sombra; quizá por eso el verano pasado vio nacer algo fascinante: el despertar de un movimiento vecinal por la lucha medioambiental. En Madrid -una de las peores islas de calor del mundo- surgió en respuesta a la ampliación de una línea de metro, cuyas obras trajeron decisiones que amenazaron la arboleda y que algunos consideran innecesarias. La población madrileña se organizó, se manifestó y encadenó a los troncos, incluso trepó por sus ramas. Se salvaron 500 árboles. Ahora, el coche vuelve a ganarle espacio a la vida: cientos de ejemplares peligran por la construcción de una pista de Fórmula Uno y el contrato de aparcamiento subterráneo en la plaza de Santa Ana, que promete a la empresa que lo gestiona enormes beneficios. En el calor del verano, Ayuso ha propuesto cambiar la ley que protege al arbolado para que pueda ser talado a cambio de dinero y no de replantación. Otra zancada en dirección contraria a la ciencia.

Fuera de nuestras fronteras también han empezado a mirar a los árboles. En París impidieron un arboricidio para crear un jardín antes de los Juegos Olímpicos. En Berlín hubo protestas masivas donde Tesla taló más de 800 acres para construir una gigafábrica de coches. También en Bristol, Bombay, Malta, Vancouver, Sídney: gente que se enfrenta a los intereses de las grandes empresas para exigir ciudades habitables, sin más agenda que la ciencia.

Cuando acaba el verano y no necesitas su sombra, todos nos olvidamos de ellos. O quizá no. En el parque, tu hija sigue levantando la cabeza en su búsqueda, la boquita absorta, mirada fija de emoción. Tú aprendes de ella, del camino de sus ojos. Aprendes de las movilizaciones vecinales: cuando la conciencia se enciende, ya es difícil apagarla. Aunque acabe el verano, sigamos buscando las ramas altas, imaginando lo que hubo en los alcorques, la sombra que tendría esa avenida si le arrancáramos el asfalto. Aprendamos a mirar alrededor, darnos cuenta de dónde se posan nuestros pies, de que hay muchas formas de habitar y de diseñar nuestros espacios y que merecemos un lugar vivible, manoseada palabra: apto, aceptable, tolerable, admisible, óptimo, urgente, un espacio donde librar esta lucha contra el colapso y existir en paz y en todo el bienestar alcanzable. Una ciudad que se enfrente, con orgullo, a las lógicas que parecen ir en contra de la vida y de todas las vidas futuras. Una ciudad mejor para ti, para tu hija, para todos.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Pesca
Pesca ¿Sostenible para quién? Detrás de las bambalinas del acuerdo de pesca sostenible entre la UE y Madagascar
Gracias a un acuerdo pesquero con la Unión Europea, en 2023 Madagascar autorizó el acceso a sus aguas territoriales a 65 barcos europeos. Aunque el acuerdo promueve una pesca “sostenible”, las técnicas empleadas agravan la crisis ecológica.
Galicia
Galiza La Xunta y la Confederación del Miño, condenadas por la degradación ambiental del embalse de As Conchas
Las organizaciones impulsoras de la demanda consideran “histórica” la sentencia al vincular un caso de degradación ambiental al menoscabo de derechos fundamentales de residentes de la zona afectada. El fallo aún se puede recurrir.
Tribuna
Tribuna Discurso y poder del extractivismo o cómo se legitima el saqueo en nombre del “desarrollo”
Los discursos institucionales, mediáticos o corporativos configuran las formas en las que se perciben los megaproyectos. Estos se presentan como proyectos de nación o como una oportunidad para el desarrollo, el empleo y la transición verde.
CRTVG - Corporación Radio y Televisión de Galicia
CRTVG A Xunta do PP remata o seu plan de control sobre a CRTVG tras escoller á súa nova directora en solitario
A xornalista Concepción Pombo substituirá, co único aval do Partido Popular, a Alfonso Sánchez Izquierdo. O Goberno de Alfonso Rueda modificou a lei de medios para que os votos do seu partido fosen suficientes para elixila.
Altri
Altri A Plataforma Ulloa Viva cambia a súa directiva para os vindeiros anos de loita contra Altri
A veciñanza da comarca máis afectada escolleu entre dúas listas logo de non chegar a un consenso. A gañadora tratará de ampliar a súa base de socias e socios por toda Galiza e abrirá máis as portas ás grandes organizacións do país, como a CIG.
El Salto n.79
Altri A celulosa ou a vida: xornalismo situado e loita social para frear un ecocidio
O xoves 17 de xullo esperámosvos no CS 'A Nubeira' de Vigo para presentar o último número da revista El Salto xunto a algunhas das súas principais protagonistas: as que loitan contra o macroproxecto de celulosa liderado por Altri e avalado pola Xunta.
Altri
Altri Galiza elixe o rumbo da loita contra Altri nas eleccións á directiva da plataforma Ulloa Viva
A veciñanza da comarca máis afectada presenta dúas listas separadas logo de non chegar a unha proposta de consenso. Por unha banda, concorre unha candidatura continuísta e, pola outra, unha alternativa que se achega máis o nacionalismo institucional.

Últimas

O Teleclube
O Teleclube 'O Teleclube' alucina no deserto con Óliver Laxe e 'Sirat'
Laxe leva o seu cuarto premio de Cannes, esta vez en competitición, polo seu novo filme que explosiona na gran pantalla.
A Catapulta
A Catapulta O tempo, o espazo e a poesía de Estíbaliz Espinosa
A poeta visita A Catapulta para conversar sobre o seu traballo e a súa traxectoria literaria

Recomendadas

Medio rural
Medio rural A esperanza da xestión colectiva fronte ao espolio: os comuneiros de Tameiga contra o Celta
Mentres varios proxectos industriais tentan privatizar e destruír os ecosistemas galegos, algúns grupos de veciños e veciñas organizadas fan oposición social construíndo alternativas comunitarias. Ás veces, tamén gañan ao xigante.
Feminismos
Feminismo Dous anos sen reparación tras sufrir lesbofobia nun Rexistro Civil de Pontevedra cando ían inscribir a seu fillo
Un funcionario negouse a inscribir ao fillo de Antía e a súa parella. Un erro de redacción na lei trans está detrás dos argumentos que o funcionario esgrime para defender a súa actuación.
Ourense
Ourense Ourense organízase para loitar contra patrullas de extrema dereita nos barrios máis empobrecidos da cidade
A veciñanza e os movementos sociais responden ao discurso do medo promovido por Frente Obrero e sinalan a súa estratexia de criminalizar a pobreza e sementar odio en contextos de exclusión e abandono institucional.