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Catalunya
La izquierda en Catalunya pasa un mal trago aunque suma para un posible gobierno del PSC
Salvador Illa, candidato del PSC, puede ser el primer president no independentista de Catalunya desde 2010 si se apoya en la parte izquierda el próximo Parlament. Durante toda la noche, la opción de un Tripartit 2.0, formado por PSC, ERC y Comuns Sumar —donde se integra Iniciativa per Catalunya, que formó parte del primer gobierno tripartito a comienzos de los 2000— ha sido uno de los principales focos de interés en unas elecciones marcadas por la dificultad para adivinar una fórmula de Gobierno. Finalmente, cuando apenas faltaba un 5%, el PSC ha obtenido su diputado número 42 y la opción del govern tripartito se ha vuelto a abrir en canal, si bien los socialistas intentarán amarrar a sus socios en base a acuerdos de legislatura.
Los resultados de la noche electoral, sin embargo, deja a esa izquierda, tanto la independentista como la no independentista, muy debilitada. Los pactos serán complejos, pero menos de lo que lo ha sido una noche electoral que deja a un partido muy destacado y a los tres partidos a su izquierda tocados pero no hundidos.
Catalunya
Catalunya Salvador Illa acaricia la Generalitat
Por significación y volumen, Esquerra Republicana de Catalunya es el partido que sale peor parado. Primero, porque viene de gobernar y de haber superado en 2021 a Junts, o, lo que es lo mismo, a los restos de la Convergència y el pujolismo que había tapado el crecimiento de ERC durante décadas.
La situación, después de la noche electoral del 12 de mayo, vuelve a situar a los de Pere Aragonés en una triple disyuntiva: si puede más su vinculación sentimental al procesismo —como versión necesitada de fact checking del independentismo—, si se apuesta por el izquierdismo suave del PSC o si se juega la siempre peligrosa baza de la ingobernabilidad. ERC ha perdido más de 150.000 votos, muy probablemente muchos de ellos con destino a los de Salvador Illa y otros, menos, hacia Junts.
En escaños, la conclusión es clara: los de Aragonés han perdido trece asientos, mientras que PSC ha ganado nueve y Junts, tres. En su comparecencia, Aragonès ha anunciado que estará en la oposición, pero comienza un proceso de negociaciones en las que, aunque ERC no entre en el Gobierno, será necesario un acuerdo marco complejo que una los cabos de la Ley de Amnistía y la gobernabilidad tanto en Madrid como en Barcelona.
La izquierda alternativa pierde altura de vuelo
Los Comuns resisten a la implosión del espacio político “del cambio”, pero se quedan sin fuelle fuera de Barcelona. La candidatura de Jessica Albiach pierde el escaño obtenido en 2021 en Tarragona y pierden uno en su feudo, Barcelona, donde se rompe el empate con Vox de los anteriores comicios y los magenta pasan a ser sexta fuerza.
El partido de Ada Colau, que comparecía por primera vez desde las elecciones de 2015 sin Podem, comenzó la campaña electoral con la consigna de que el psicodrama de la izquierda española, que había dejado un escenario pésimo en Euskadi en abril y una debacle en Galicia en febrero, no se iba a extender a un territorio que siempre ha funcionado de manera distinta al resto del territorio, menos vinculado a la realidad de la izquierda que emana desde la M30.
Con el 98% de los votos, la CUP liderada por Laia Estrada han perdido cinco escaños en el Parlament y vuelven a sus números de 2017
De todos los partidos que estuvieron asociados a Izquierda Unida durante la travesía en el desierto de la izquierda, Iniciativa per Catalunya (ICV) fue el más autónomo y resiliente. ICV tocó fondo en 1999, cuando apenas obtuvo tres diputados, pero en 2012 —dos años antes del nacimiento de Podemos y uno después del acontecimiento fundacional 15M—, Iniciativa tenía trece diputados en el Parlament, lo que, pese a todos los vaivenes y a la victoria electoral de En Comú Podem en Catalunya en las generales de 2015 y 2016, supone el mejor resultado de ese espacio —federalista, no independentista— en unas elecciones autonómicas desde 1980, el momento de esplendor del extinto Partit Socialista Unificat de Catalunya, que obtuvo 25 escaños.
Esta noche han sido seis, menos de la mitad, pero la sensación es que se ha mantenido el tipo: todo es susceptible de empeorar en un espacio político en crisis, pero a lo largo del 12 de mayo los de Jessica Albiach se han dejado solo dos diputados con respecto a 2021 y tienen la posibilidad de entrar en un posible Gobierno tripartito dirigido por Salvador Illa.
Los temas de Interior, ante el auge de la extrema derecha y el discurso antimigración, vivienda y desarrollo territorial —Hard Rock y el Aeropuerto de El Prat— deberán cobrar protagonismo en las posibles negociaciones de los morados que, como ya pasó con Unidas Podemos en 2019 en la escala española, optan a la posibilidad de entrar en Gobierno precisamente cuando han sido encasillados como partido complementario y se ha perdido toda la mística del sorpasso al PSC.
La noche tampoco es buena para la Candidaturas d’Unitat Popular, que llegaba con nueve diputados en 2021 pero también tras un exhaustivo y desgastante proceso interno de reflexión. Con el 98% de los votos, los de Laia Estrada han perdido cinco escaños en el Parlament y vuelven a sus números de 2017, las elecciones en las que el liderazgo del Procés dio más rendimiento a Junts y ERC. Los amarillos solo sostienen un diputado en Girona y se quedan sin escaños por Lleida y Tarragona, de manera que pierden una de sus principales fortalezas: tener representación parlamentaria de todo el territorio catalán.
Es del todo descartable que la CUP entre en cualquier Gobierno. Junto a Junts y ERC apenas alcanzan 60 diputados para una mayoría que se sitúa en 68, y la progresiva vuelta de los de Carles Puigdemont a las aguas de los “negocios como siempre” invitan a la CUP a romper su vínculo emocional con los socios a los que apoyaron en su Procés. La opción de apoyar desde fuera un Tripartit formado por PSC, ERC y Comuns Sumar también parece alejada del ADN cupaire. En campaña, su dirección insistió en que es “muy difícil” llegar con pactos postelectorales con el PSC, pero no cerró completamente la puerta.
A la espera de un culebrón que amenaza con extenderse al verano, la certeza es que la noche para la izquierda ha sido mala, pero podía haber sido mucho peor. Catalunya es diferente.
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«Si en vez de eso, Carles Puigdemont, hasta hace poco el enemigo público número 1 del Estado, vuelve vencedor de su exilio, en Catalunya habrá una fiesta, pero en Madrid se producirá un terremoto político sin precedentes», dice Jordi Barbeta en elnacional.cat. Las elecciones de Cataluña dicen: no puedes vencer contra el independentismo catalán en su lado burgués de derechas con las CLOACAS (Espías, Policías, Jueces, Periodistas) castellanas como hicieron con PODEMOS! Puigdemont no solo no ha sucumbido al sabotaje: ha subido 3 escaños. Y eso con las CLOACAS al máximo ruido durante años 24/7. El PPSOE Castellano Católico Centralista Militar Monárquico no sonríe hoy.
Es muy posible que los auténticos ganadores hayan sido los que tienen intereses en Hard Rock en Tarragona, en ampliar el puerto para los cruceros en Barcelona (pretenden 5 millones de cruceristas en pocos años) y también el aeropuerto con gran impacto medioambiental, y que en la Costa Brava se construyan más puertos deportivos. De los problemas por los alquileres y viviendas a precios estratosféricos, de la privatización de la sanidad, educación y demás poco se ha comentado. La izquierda está desarbolada, porque donde pasa SUMAR solo quedan restas, a mayor gloria de La Sexta y medios como elDiario.es, Público y alguno más, mientras los fascistas suben.
Les esquerres no sumen perquè el PSC comparteix programa econòmic i social amb Junts i PP, i també interessos. Tots tres són liberals, parlem clar, igual com VOX i AC són feixistes, no "ultres".
Está claro que el afán de Y. Diaz por hacer desaparecer a PODEMOS, está pasando factura a la izquierda en general y a su engendro en particular.
Con Comuns Sumar “se ha perdido la mística del sorpasso al PSC” y ha quedado como un “partido complementario” cuando Sumar se supone que venía a ensanchar el espacio del cambio.
Duele lo de ERC. Quizá Aragonés en Catalunya no es Rufián en Madrid. Duele también el resultado de las CUP.
Felicidades al PSC, partido de derechas que hace campañas de izquierdas.
El PP ha heredado de Cs y cada vez más trata de parecerse al fascismo voxeneta,.que se estanca.
Junts en cualquier momento hace las paces, economía obliga, con el PP.
Lo de Alianza Catalana es fascismo puro y… duro con ella.