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Cine
Carlota Pereda (‘Cerdita’): “Me decían que hiciera una comedia, que el thriller es cosa de chicos”
Carlota Pereda (Madrid, 1975) ha hecho una película interactiva. Cerdita, que opta a seis premios Goya —entre ellos, mejor dirección novel— interpela a espectadores y espectadoras. Inquieta, pellizca, duele. Plantea preguntas y no las resuelve. Una cinta de terror, pero no solo por la sangre. Una historia que ha pasado de ser un premiado corto a un largometraje, sin perder la esencia que ata a la butaca. Un ejercicio de inmersión en el que su directora pretende que participemos de lleno.
Atiende a El Salto después de acabar la mañana de edición —ya prepara su próximo film titulado La Ermita— y antes de entrar en un podcast. Está en un atareado y fructífero momento de su carrera y lo ha conseguido denunciando bullying y gordofobia. Una apuesta arriesgada en la que ha ido de la mano de la actriz protagonista de Cerdita, Laura Galán, que hace de Sara, una adolescente en la España vaciada que sobrevive a la violencia de su entorno por no tener una talla 42.
Fiel defensora de las cuotas, hasta que no sean necesarias, participará en una gala de los Goya en la que hay dos mujeres nominadas a mejor dirección y tres a mejor dirección novel. Algo está cambiando, asegura, pero ellas siguen siendo las mismas, tienen el mismo talento ahora que antes de ser reconocidas. Pereda dobla la apuesta y se inserta en un género masculino, de hecho la mayoría de sus referentes son hombres. Espera que las directoras del futuro puedan tener referentes femeninos y que en las pantallas se comience a hablar de personas normales, sin los filtros de la delgadez activados por defecto. Tarea ambiciosa y un nuevo lenguaje que se antoja necesario.
Cerdita es una película de terror, pero no solo. ¿Qué va antes, el género o el compromiso social?
Yo creo que toda la mirada es política. Tú no puedes hacer cine que no tenga una mirada política y si dices que no, todos sabemos hacia qué lado tiende esa mirada. Yo no hago cine con la intención de hacer cine social, pero sí con vocación de hablar de las cosas que me preocupan a mí.
A mí me ha recordado a algunas películas de terror coreano como Parásitos, por ejemplo, donde el cine social se entremezcla un poco con el de terror. No sé si he acertado, ¿te inspira este tipo de cine?
Cuando yo vi Memories of murder, que es una película de Bong Joon-ho, el director de Parásitos, dije “esto es lo que quiero hacer yo” porque es una película que es política, es histórica, es comedia, es thriller... es todo a la vez. Pero siendo profundamente local, no intentando ser norteamericana, y a mí eso me voló la cabeza. Para mí es una inspiración muy fuerte el cine de Bong Joon-ho.
Vaya, he acertado. ¿Algún referente más?
Hitchcock por la forma de mover la cámara y también Rafael Azcona. Pero voy picando de muchas otras influencias.
En relación a esto que explicas de mover la cámara, tu cámara es parte activa también en la película ¿no?
Para mí, la forma no está desligada del fondo. Y a mí me gusta que la cámara narre. En el cortometraje, la cámara era el narrador y aquí no es tanto el narrador, pero sí marca la manera de narrar y es una manera de involucrar al espectador que sí es un personaje en la película.
Esto sobre todo lo vemos en la evolución del personaje de la protagonista. Al principio tiene una actitud pasiva y la cámara está fija y acaba teniendo una actitud activa, con la cámara en movimiento.
La intención, desde el punto de vista narrativo, era que la gente se pusiera en los pies de Sara, que vivieran su vida y que cambiara también la forma en la que la veían desde el principio hasta el final de la película. Las decisiones formales y narrativas que tomamos tienen que ver con eso, con el viaje personal de nuestra protagonista. Cómo la encuadramos, la paleta de colores que utilizamos...
Cuenta un poco cómo va cambiando la forma narrativa.
En el principio, la cámara está siempre un poco por encima suya. La cámara no se mueve, siempre está en el eje y utilizamos tonos rosados y aniñados y vamos cambiando la paleta de colores hasta el final de la película, además de que la cámara se va moviendo desde la cámara estática hasta la Steadicam y ya al final directamente cámara en mano y una grúa.
Cerdita trata sobre una persona que encuentra su voz, pese a todo, incluso pese a ella misma
Al final también hay un cambio en la protagonista, ¿no?
Para mí, la película es muchas cosas pero, sobre todo, es un coming of age, es una persona que encuentra su voz, pese a todo, incluso pese a ella misma.
He leído algunas descripciones de la película que indican que la protagonista es una joven con problemas de sobrepeso. ¿Es el sobrepeso un problema?
Yo creo que el sobrepeso no es un problema, si no tienes ningún problema médico, pero de por sí no es un problema. Una cosa que me interesa mucho es cómo nuestra imagen determina la percepción que tienen los demás y cómo determina nuestra vida. Es un tema que me interesa desde siempre. Por eso decidí que en vez de hablar de la homofobia iba a hablar de la gordofobia, porque es transversal en el sentido de que afecta a la comunidad LGTBI en todos los países, en todas las etnias... Es una cosa que se da en todos los lados y que está normalizada. Este tipo de comentarios lo demuestran.
Culturas
Laura Galán: “A la gente le conflictúa que me guste mi cuerpo”
Laura Galán protagoniza Cerdita, un cortometraje que se llevó el Premio Goya 2019 al mejor corto de ficción. En la cinta, esta actriz se pasa catorce minutos corriendo en bikini.
Claro, porque alguien que haya visto la película y luego agrega esta descripción no ha estado muy atento a lo que se cuenta, ¿no?
No se dan cuenta. Son cosas del lenguaje y el poder que tiene. El poder del lenguaje es también uno de los motivos del nombre de la película, para intentar quitar ese estigma a esa palabra.
¿Qué hay de ti en Cerdita? ¿Has vivido el bullying de cerca?
Yo he vivido el bullying de cerca, tanto porque me lo han hecho a mí y he cambiado mucho de colegio, como por haberlo visto a mi alrededor. Y a veces he actuado en contra y a veces he callado. Y es curioso que las veces en las que no he dicho nada, cuando se lo hacían a alguien al lado mío, son las que más me duelen. Creo que son las que se viven con más culpa y que más nos marcan.
Creo que cuando la gente ve la película, primero ve a una chica obesa y luego ve a Sara. Y para mí eso tiene mucha fuerza y mucha importancia en este momento
¿Es sanadora esta película?
Más el corto porque, por primera vez, vi la reacción de la gente que lo abrazaba y se sentía reflejada. El trabajo en ese sentido ya estaba hecho ahí, ahora es otra cosa. Ahora, más que hablar del bullying, te diría que la película intenta darle voz a una persona que crees que no tiene voz y que la gente se pare a mirar más allá. Creo que cuando la gente ve la película, primero ve a una chica obesa y luego ve a Sara. Y, para mí, eso tiene más fuerza y más importancia en este momento concreto que el tema del bullying, que es verdad que la película trata y ese tema me preocupa desde siempre, pero que para mí como persona, el proceso sanador fue con el corto.
Bueno, en la película hay mucha violencia. Hay violencia física, también hay violencia psicológica, hay violencia estructural que es la que sufrimos las mujeres. ¿Cuál te interesa resaltar?
Pues la violencia estructural normalizada, que al final todo es una consecuencia de lo mismo. Todo tipo de violencia al final funciona porque otro tipo de violencia se tolera, y al final se va sumando y se acaba haciendo una bola. Digamos que si muchas cosas no hubieran pasado no pasaría lo que pasa al final de la película.
Hay terror más allá de la sangre.
Por supuesto, el terror son las personas y lo que son capaces de hacer con otras personas.
Para mí, las películas somos la gente que las hacemos, las escribimos, las dirigimos, el equipo técnico, pero también la gente que la ve y las mochilas que van a sus espaldas
Arriesgas mucho con el personaje del asesino en serie, yo creo. ¿Crees que puede generar cierta controversia el señalar su lado humano?
Es que a mí no me preocupan las controversias, la verdad. Yo intento ser honesta con el personaje y con la historia que estoy narrando. O sea, no voy a pensar en otra cosa. Voy a intentar no hacer el mal y ya está.
El personaje que más implica al espectador es el del asesino. Este personaje se llama “el desconocido”, su nombre solo lo conocen Richard Holmes, que es el actor, y Laura Galán, que es la actriz protagonista. Tuvo que engordar 30 kilos para hacer este personaje y es el que más expresa la relación con el espectador porque va a ser lo que tú quieres que sea. Para mí, las películas somos la gente que las hacemos, las escribimos, las dirigimos, el equipo técnico, pero también la gente que la ve y las mochilas que van a sus espaldas y esas mochilas se expresan en el desconocido y en como lo veas tú. Hay gente que ve a un hombre tóxico. Entonces al final cómo te lo tomes no depende de mí, depende de ti.
¿Nos pasas la patata caliente?
Yo tengo mi línea argumental que está en la película, pero al final la puerta está abierta a que tú decidas quién es el desconocido, quién es para ti y cuál es tu visión de la violencia.
¿Qué sentimiento te gustaría despertar en las que miramos la película?
Pues me gustaría que el sentimiento fuera tuyo, personal. Creo que las películas están para formular preguntas y no para dar respuestas. Y para mí eso es más importante porque hace que la película esté viva más tiempo. Y sobre todo porque si tú vas a hacer una película que va a tratar del bullying o que va a tratar de la violencia, o que va a tratar de como vemos a las mujeres en la sociedad, creo que si haces una tesis aburre y eso se olvida. Pero si es un formato que te plantea preguntas, te indigna o te hace que te sientas identificada porque reconoces algo de ti sin que nadie te ha dicho que eres tú, la película es más potente, el mensaje tiene más fuerza y se transmite mejor.
Yo lo que veo es que una no puede acabar esta película sin darse por aludida de alguna manera. ¿Eso es lo que pretendes?
Sí, por eso para mí uno de los personajes es el espectador. Al principio parece que vamos por delante de Sara y mucha gente puede pensar que al principio parece tonta. Y no, siempre es la misma niña, lo que pasa es que al principio tú la juzgas de otra manera. Para mí es una película interactiva.
Cerdita era un corto y ha pasado a película. ¿Cómo lo has conseguido?
Pues gracias a Merry Colomer, mi productora de Morena Films, que me dijo que le interesaba mi voz, que quería seguirme en mi carrera y me preguntó qué tenía para empezar a mover. Le dije que tenía el tratamiento de la historia del corto y me dijo que íbamos a ir con ello de cabeza.
En el cine no se suele hablar de personas. Estoy muy cansada de ver siempre las mismas historias
No se habla de la gordofobia, en contadas ocasiones se refleja en la gran pantalla. Abordas un tema que está totalmente invisibilizado en el cine.
En el cine no se suele hablar de personas. Hay un tipo de cine, que es el cine de autor en el que sí, pero es verdad que no se suele. Y a mí era algo que me interesaba y no lo había visto en ningún lado. Estoy muy cansada de ver siempre las mismas historias. Eso es una cosa que me pasa como espectadora. Me interesan más otras historias sobre personas, como se ve en el cine de Sean Baker, que pone el foco en otro tipo de gente que es muy interesante. ¿Y por qué no pueden ser los protagonistas de una película? Hay muchos tipos de héroes y generalmente es más difícil ser una persona honesta que un héroe.
Optáis a seis Goyas en una gala en la que la presencia de mujeres va ganando peso. O eso parece. Al menos hay dos mujeres nominadas a mejor dirección y sois tres mujeres candidatas a mejor dirección novel. ¿Algo está cambiando o aún estamos lejos de la paridad por derecho?
Yo creo que habrá que ver cómo esto evoluciona, porque este es el primer año que esto sucede. Pero está claro que algo está cambiando y que las políticas de cuotas, las nuevas productoras que están apostando por nosotras y un nuevo paradigma entre los directores y productores de siempre, pues es evidente que funcionan.
Yo soy de una generación en la que no nos hacían ni caso, pero ni caso, y de repente nos hacen caso y somos las mismas mujeres con el mismo talento
¿Cuotas sí o cuotas no?
Cuotas sí.
¿Siempre?
Hasta el momento que no hagan falta. Yo soy de una generación en la que no nos hacían ni caso, pero ni caso, y de repente nos hacen caso y somos las mismas mujeres con el mismo talento. Que aquí no es que de la noche a la mañana nos hayamos levantado listas.
Que una mujer ruede películas de terror es darle una patada al tablero, ¿no?
La verdad es que en el extranjero no es tan raro. Tienes a la directora de Badabook (Jennifer Kent), por ejemplo, también Julia Ducournau, las hermanas Soska… hay muchas más. Aquí en España, de momento en películas, no. Es verdad que en el mundo del cortometraje hay muchas compañeras que hacen terror, pero no las producen en las películas. Esperemos que eso cambie.
¿A ti te ha costado?
Sí, me decían que hiciera una comedia, que el thriller es cosa de chicos.
¿Eso lo has escuchado muchas veces?
Pues bastantes veces. La suerte es que la gente a la que le ha interesado lo que tenía que contar han apostado por mí.
Es verdad que yo hago un tipo de cine que es difícil porque yo mezclo géneros. A lo mejor si hubiera ido con proyectos que fueran más claramente de género, pues tal vez hubieran sido más fáciles de lanzar. Cerdita no era un proyecto fácil de levantar por su naturaleza pero es verdad que yo he ido antes con otros proyectos y no lo he conseguido.
¿Y cómo has tenido que sobrevivir hasta ahora?
He tenido la suerte de que no me ha faltado el trabajo porque he hecho televisión. He hecho proyectos que me han hecho feliz, otros que menos, pero no me ha faltado curro, y en ese sentido he sido una privilegiada.
¿No es lo habitual?
No es lo habitual en la profesión, ha habido muchas épocas de crisis. Muchos compañeros y sobre todo muchas compañeras mías han dejado la profesión porque tenían familia y no podían trabajar en esto, tenían que buscarse otras cosas. Muchísima gente ha dejado la profesión.
Preparas nueva película, La Ermita. Una película de terror. Pero de nuevo no solo, ¿qué nos vas a contar?
Pues sí, estoy en postproducción de la nueva película, La Ermita. Es una película que para mí va de muchas cosas. En cierto sentido también va sobre cómo culpamos a las madres por encima de todo y todas las mochilas que llevamos, cómo tenemos que atender a nuestras familias hasta que nos hacemos mayores. Y también va sobre cómo aprender a vivir con el trauma y con todas estas cosas que han pasado también en los últimos años.
Te interesa el mundo del trauma, por lo que veo.
Me interesan los conflictos que son reconocibles y con los que puedo conectar emocionalmente. Esta película no es una idea original, vinieron con un proyecto, pero conecté personalmente con dos cosas muy concretas: una que me pasó cuando era joven y otra ahora como mujer adulta. Entonces eso hizo que me enganchara y decidiera involucrarme en el guion.
Para terminar, si no hicieras cine de terror, ¿qué harías?
Haría un thriller con comedia (risas). No lo sé, escribiría libros. Pero bueno, me muero si no hago cine.