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La primera película dirigida por el actor Juan Diego Botto y que se estrena el 7 de octubre en cines tiene sus orígenes en una charla a la salida de una obra de teatro hace más de seis años. Por aquel entonces, la actriz, protagonista y además productora del filme, Penélope Cruz, le propuso que escribiera una historia de celos para hacerla juntos. “Escribí la escena de una pareja que discutía por celos la noche antes de su desahucio. Los celos me daban igual, pero me quedé con lo segundo que sí me interesaba”, recordó el actor en un coloquio celebrado en la Universidad Complutense de Madrid tras el preestreno de la cinta en su salón de actos el martes 4 de octubre.
La inspiración, asegura Botto, se la dio la periodista y escritora Olga Rodríguez, quien había entrevistado a unas trabajadoras sociales que estaban “absolutamente superadas”. Un entrecomillado de aquel trabajo periodístico comparaba los desahucios con “una guerra sin balas” a la que se debían enfrentar sin recursos. “No tenemos casas, no tenemos trabajos, solo tenemos tiritas”, apuntaba uno de los párrafos fruto de la investigación de Rodríguez publicada en eldiario.es. A partir de ahí, aseguran ambos, el trabajo se centró en conocer “historias reales”.
Olga Rodríguez, coguionista de ‘En los márgenes’, señala que el hecho de concebir como noticia únicamente aquello que no sucede todos los días provoca que los acontecimientos diarios queden relegados a un segundo plano hasta su completa invisibilidad
“Siempre me ha obsesionado dar a conocer lo que pasa y estoy segura de que hay mucha gente en esta sala que comparte esta obsesión”, aseguró la periodista en un salón de actos repleto de futuros y futuras comunicadoras. La coguionista de En los márgenes señala que el hecho de concebir como noticia únicamente aquello que no sucede todos los días provoca que los acontecimientos diarios queden relegados a un segundo plano hasta su completa invisibilidad. “Los desahucios continúan sucediendo, aunque los medios hayan dejado de contarlo”. Para narrar esta realidad social, Juan Diego Botto y Olga Rodríguez acompañaron a las protagonistas y afectadas por la hipoteca en las distintas asambleas en los barrios de Carabanchel, Vallecas, Villaverde, Usera o Tetuán. Unas historias reales que contribuyeron a guionizar la crueldad del problema de la vivienda. Desde este punto también nació la figura de la activista y la necesidad de lo colectivo frente a la individualidad en una sociedad cada vez más “deshumanizada”.
Durante el coloquio han intervenido activistas para agradecer la fidelidad con que han sido retratados a través del papel de Rafa, interpretado por Luis Tosar, un abogado que persigue temas sociales para “salvar el mundo”. Rafa ofrece al mismo tiempo otro aspecto masculino fuera del guion hegemónico. También lo ha hecho una madre, quien ha valorado positivamente que la película refleje el drama de la infancia y las carencias del sistema para proteger a los más débiles. “Soy madre y quiero agradecer lo que mostráis”, comenzaba diciendo antes de recibir la cálida ovación de los presentes. El papel de la mujer también ha sido fuertemente aplaudido por su amplia representación como las grandes protagonistas de las historias sociales, “frente al abismo”. Tampoco ha faltado espacio para la salud mental, fuertemente arraigada a las órdenes de desahucio.
Opinión
En los márgenes: una vez que lo ves ya no puedes dejar de verlo
En En los márgenes no solo hay ficción. Algunas de las personas que aparecen en la película están pendientes de órdenes de desahucio ante las que, en algunos casos, Naciones Unidas ha decidido actuar para pedir a España una “alternativa habitacional” así como la garantía del derecho a la vivienda. Tanto Botto como Rodríguez han señalado la falta de vivienda social, que se sitúa a la cola de la Unión Europea, en el duodécimo puesto de la lista con menos de una vivienda social por cada 100.000 habitantes.
La película, además, coincide con el debate sobre la futura Ley de Vivienda, excluida de los Presupuestos Generales del Estado (PGE). El proyecto de ley, entre sus enmiendas, pretende limitar las condiciones de los desahucios, fijar un máximo a los precios del alquiler y modificar la Sareb para que sus viviendas pasen al parque público. La Sareb es propietaria de más de 43.000 viviendas, además de suelos urbanizables y pisos en construcción. En 2021 el número de desahucios ascendió a 41.359 según el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).