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Amazon
#MakeAmazonPay. Haz que Amazon pague
El pasado viernes 24 de noviembre, se celebraba el Black Friday, una de las jornadas más consumistas del año a nivel global, impulsada por el lanzamiento de ofertas para incentivar las compras y comenzar la campaña navideña.
Ese mismo día, el 24 de noviembre, se celebró el día de acción global para que Amazon pague (#MakeAmazonPay), impulsado por más de 80 colectivos, y con acciones de protesta en más de 30 países. Se trata de la cuarta convocatoria para este día de lucha que comenzó en 2020 y que coincide siempre con el Black Friday.
Frente a una de las corporaciones más poderosas de la historia, los distintos colectivos impulsores de la campaña, desde trabajadores de la propia compañía, defensores de la justicia laboral, fiscal, climática, de datos y racial, reclaman el pago de salarios dignos, de los impuestos correspondientes a sus beneficios, así como una reducción del impacto de esta empresa sobre el clima y el planeta.
«Desde los almacenes de Coventry hasta las fábricas de Dhaka, este Día de Acción Mundial es más que una protesta. Es una declaración mundial de que esta era de abusos debe terminar», dijo Varsha Gandikota-Nellutla, cocoordinadora general de la Internacional Progresista, una de los principales impulsores de la campaña, junto a UNI Global Union. Entre otros colectivos que participan, están Amazon Workers International, 350.org, Amazon Employees for Climate Justice, Attac Norway, Attac France, Clean Clothes Campaign, DiEM25, Ethical Consumer, Friends of the Earth France, Greenpeace, Oxfam o Tax Justice Network.
Y es que el modelo de negocio de Amazon genera grandes beneficios para unos pocos, siendo Jeff Bezos, actualmente, el hombre más rico del mundo, mientras que:
- Exprime a sus trabajadores, sometiéndolos a gran presión y monitoreo intrusivo, que genera estrés y ansiedad, no presta suficientes recursos a la seguridad laboral, dificulta todo lo posible la sindicación y paga salarios muy bajos.
- Exprime a las comunidades, con un modelo de negocio cuyos beneficios no revierten en éstas, pues el pago de impuestos de Amazon, gracias a un complejo entramado de filiales y diversas técnicas de ingeniería financiera, es ridículo para el volumen de negocio y los beneficios que genera.
- Exprime el planeta y el clima, al generar un consumismo voraz y basarse en un modelo de producción y consumo deslocalizados, muy dependiente de la tecnología, además de por la expansión desenfrenada de los centros de datos que impulsa Amazon Web Services.
Entre las acciones del 24 de noviembre, hubo huelgas de trabajadores de Amazon en Reino Unido, Italia, Estados Unidos, España y Alemania y manifestaciones en más de diez ciudades indias. Asimismo se celebraron protestas en las instalaciones Amazon Web Services (AWS) por parte de activistas climáticos de siete países (Japón, Países Bajos, Alemania, Irlanda, Italia, Reino Unido y Canadá) que denunciaron el greenwashing de Amazon y el creciente impacto climático, por su consumo eléctrico, de los centros de datos que impulsa.
En Bangladesh, confluyendo con la campaña #PayYourWorkers, trabajadores de la industria textil que fabrican la ropa que Amazon vende, aunque esta empresa no les reconoce como sus empleados, realizaron una acción masiva en Dhaka, en la que exigían un salario mínimo de 209 dólares al mes, el fin del acoso policial, que ha provocado la muerte de sindicalistas, y que la empresa estadounidense firme el Acuerdo sobre seguridad contra incendios y edificios para garantizar la seguridad en las fábricas.
Paros en el Estado español
En el Estado español, CC.OO. convocó paros de una hora, por turno, en todos los centros de Amazon, los días 27 y 28 de noviembre. El motivo: la insuficiente protección de la salud laboral que sufre la plantilla, los continuos problemas de gestión de recursos humanos y unos salarios que no reconocen ni las responsabilidades ni las exigencias que marca la empresa.
Posteriormente estos paros fueron desconvocados en los centros de trabajo de Amazon Spain Fulfillment, al alcanzar un acuerdo con la empresa en cuenta a seguridad laboral y gestión de nóminas, aunque ésta no accedió a negociar subidas salariales. Sí se mantuvieron los paros convocados en Amazon Road Transport Spain, ante las propuestas insuficientes de la empresa.
Además, algunas voces aprovecharon para denunciar la complicidad de Amazon con el apartheid palestino, recordando que el movimiento BDS incluye, tanto a Amazon como a Google, entre las empresas objetivos de presión (no boicot). Y es que, en mayo de 2021, los ejecutivos de Amazon Web Services y Google Cloud firmaron un contrato de 1.220 millones de dólares para proporcionar tecnología en la nube al gobierno y al ejército israelíes, aportando al estado hebreo tecnologías vitales empleadas en mantener el sistema de opresión sobre el pueblo palestino y que también está alimentando el actual genocidio en Gaza.
Primera cumbre para hacer que Amazon pague
El pasado octubre, en Manchester, UNI Global Union y la Internacional Progresista organizaron la primera cumbre internacional para hacer que Amazon pague. Entre los objetivos, compartir ideas y estrategias para hacer frente a la explotación de los trabajadores, las comunidades y el medio ambiente por parte de Amazon, forzando para ello cambios legislativos y normativos progresistas. Todo ello, basado en recientes avances, como la legislación sobre protección de los trabajadores de almacén en Estados Unidos, la tasa Amazon implantada por el Ayuntamiento de Barcelona y la Ley Riders española, así como las repercusiones del importante caso antimonopolio presentado recientemente por la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos.
En la cumbre participaron trabajadores y sindicatos, representantes de los distintos movimientos sociales que participan en la alianza Make Amazon Pay, así como reguladores y parlamentarios de al menos 20 países. Entre ellos, bien presencialmente o a través de vídeo, intervinieron Vandana Shiva, académica y activista medioambiental (India), Bernie Sanders, senador de EE.UU., Andrea Orlando, ex ministro de Trabajo italiano, Zarah Sultana, parlamentaria británica, David Belliard, teniente de alcalde de París, y Yolanda Díaz, ministra de trabajo española.
Stuart Appelbaum, presidente de RWDSU y de la Alianza Sindical Global Amazon, declaró: «La primera cumbre para que Amazon pague es un testimonio de la notable sinergia entre trabajadores, ecologistas y sociedad civil de todo el mundo. Su compromiso compartido con la rendición de cuentas está creando un vibrante movimiento global en Manchester. Juntos están impulsando el cambio, obligando a Amazon a asumir su responsabilidad por el trato que dispensa a los trabajadores, sus prácticas fiscales y su impacto medioambiental. Esta determinación colectiva muestra el poder de la unidad y subraya la exigencia de que Amazon cumpla con sus obligaciones».