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Contracultura
“Er coraje”: por y para las niñas
Con una simulación de esta llamada arrancó el evento que tuvo lugar el pasado 11 de marzo en La Casa Invisible de Málaga, donde el proyecto aprovechó el estreno de su primer corto para presentarse como colectivo. “Pues podemos subir una historia y empezamos a buscar niñas, ¿no?”, expresa Conor en la llamada, la que sería guionista y auxiliar de dirección del corto. “¿Y has pensado un nombre?”, continúa. “Pues tía le había estado dando vueltas a eso. Por jugar con La Haine, ‘el odio’, y tal. Pero en verdad aquí en Andalucía tenemos ‘er coraje’”, responde Lou Wellwar, directora y una de las jefas de producción.
Fundido en negro y la voz de Gata Cattana empieza a sonar a capela. “Mami que yo no soy mala, que aquí los malos son ellos, tú sabes que no me callo, me miran la cara y se tiran al cuello. Mami que voy pa la mani, que a lo mejor ya no vuelvo…”. Los pelos de punta y un corto que te transporta a una noche cualquiera en un barrio andaluz, donde una manifestación culmina con su dispersión violenta por parte de los antidisturbios. Al día siguiente, Maca, Rocío y Nadia se dan cuenta de que su amiga Lola está desaparecida desde la protesta. Salvo Pilar, la abuela de Rocío, nadie toma en serio a las protagonistas, que hacen lo posible por encontrarla y hacer justicia.
Esta pieza audiovisual está repleta de simbolismo y referencias con las que es imposible no identificarse si vives en cualquier barrio de Andalucía. Las calles, la cotidianidad, los personajes, los dialectos, cada ápice del corto te transmite algo real, lejos de la exotización que acompaña a lo andaluz en cualquier producción nacional. Los mantos y el bordar ocupan un espacio simbólico especial en el relato, deviniendo como representación material del silencio, de lo que no se dice, o de lo que no te dejan decir.
“Me casé y me di cuenta que mi vida era observar, escuchar y callar. Y como las mujeres del barrio estábamos haciendo punto y bordando todo el día, nos empezamos a reunir para hablar entre nosotras”, relata en un momento el personaje de Pilar.
En 13 minutos, "Er coraje” logra retratarte el silencio de una forma tan dura como certera. El silencio hacia aquel desconocido que te suelta por la calle un comentario fuera de lugar, el silencio para evitar la discordia cuando un hombre insinúa que “te lo has buscado”, el silencio que pasa de generación en generación, el silencio que se ha roto con cada aguja hilvanando un manto. El silencio que se convierte en rabia, impotencia, coraje.
Sin embargo, “igual que se dice en el corto que muchos susurros hacen un grito, muchos corajes hacen una lucha grande, entonces ‘er coraje' es sinónimo de querer luchar”, declara Lu Aragón, una de las jefas de producción, revisión de guion y una de las actrices secundarias del corto. Y así, unas letras blancas sobre un fondo negro enuncian “por la lucha, por la rabia” como fotograma final de la historia.
Er coraje
A las puertas de un céntrico bar malagueño tengo el placer de entrevistar a algunas de las integrantes del proyecto. Con un vermú en una mano y las palmas del resto de niñas de fondo celebrando el éxito que ha tenido el estreno del corto. Aforo completo en La Casa Invisible, y un evento post-estreno en el que no cabe un alfiler, un “tardeo de comadreo” en el bar Mindfuck con un mercadillo de consumo saludable, intercambio de merchan y diversas artistas locales conociéndose y creando redes a ritmo de la música que está pinchando DJ Spinheli. “Hemos tenido un apoyo que nadie se esperaba”, cuenta Wellwar. “El simple hecho de ver a tantas niñas queriendo ver lo que hacemos, dándonos las gracias, a mí eso ya me impulsa”, explica Conor. “Hoy nos sentimos toas como si hubiésemos tenido un parto”, narra Lola Martínez, “La Dolora”, diseñadora gráfica y community manager del proyecto, “no estamos acostumbradas, porque siempre hemos estado escondidas”.
Y es que es precisamente la sensación de estar “escondidas”, “invisibles”, “silenciadas”, la que ha hecho de motor para que este diverso grupo de jóvenes andaluzas se unan para crear juntas. “Se supone que no hay mujeres en el audiovisual, y las hay. Lo que pasa es que no se les da trabajo, no se les da voz. Esto ha sido una forma de decir: ‘¿que no las hay? Pues aquí estamos’”, declara Conor.
En esta misma línea, Wellwar afirma el desgaste que a todas les venía suponiendo la industria del cine: los paternalismos, los abusos de poder, los malos comentarios, el hecho de que se apropien de tus ideas… En definitiva, “las jerarquías mandadas por el patriarcado”. De este modo, decenas de jóvenes andaluzas respondieron a aquella convocatoria por redes deseosas de un espacio seguro que encontraron bajo el manto de 'Er coraje'. “Se ha creado un ambiente de reconocimiento constante, comentarios asertivos todo el rato, felicitaciones, críticas constructivas”, explica la directora. Dinámicas que no solo han logrado permitir que la producción de una pieza audiovisual sortee las dinámicas masculinizadas, sino que también están sirviendo como una preparatoria para el futuro: “no debería quedarse en ‘hemos trabajado entre mujeres’, sino en ‘nos hemos preparado entre mujeres para ser fuertes de cara a meternos en la industria del cine’” concluye.
Así, el pasado 11 de marzo La Invisible presenció la potencia de la juntera, del comadreo y del deseo. Presenció la potencia de el coraje, que ha pasado a ser mucho más que valentía y rabia. “Er coraje puede ser lo que tú quieras que sea” como dice La Dolora. “Er coraje es ganas de tener un arrebato y decir ‘yo quiero que me acompañen en este arrebato’”, en palabras de Lu. Todas las presentes fuimos testigo de cómo un ejército de niñas es capaz de movilizar a profesionales de todas partes de Andalucía para contar las historias que no se cuentan, sacar dinero de “hasta debajo de las piedras”, subvertir las lógicas del audiovisual y visibilizar el potencial de las creadoras andaluzas.
Definitivamente, 'Er coraje' ha entrado en la escena pisando tan fuerte que se han tambaleado las tablas.