We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Contracultura
Los ojos que desean mirar Andalucía
Resguardada en la calle Medina y Corella, a escasos metros de la catedral de Córdoba y camuflada entre hoteles, restaurantes con menú en inglés y tiendas de souvenir, se encuentra la Filmoteca de Andalucía. Esta institución se creó en 1987 con el objetivo de proteger y divulgar el patrimonio audiovisual andaluz, siguiendo los pasos que se dieron en otros territorios del Estado español y del resto del mundo cuando se planteó la necesidad de preservar la memoria histórica de los pueblos. Este espacio se encuentra cerrado desde junio de 2021, cuando unas obras para mejorar la accesibilidad lo clausuraron temporalmente.
Desde la plataforma ciudadana La Filmoteca se Queda en Medina y Corella han organizado distintas acciones en la ciudad para que se acelere su apertura, ya que creen que es un “secuestro político, puesto que las obras de rehabilitación eran obras menores”. Bajo las pancartas en las que se podía leer “Córdoba ama su filmoteca” la ciudadanía no solo salió a exigir la apertura inminente del espacio, sino también para denunciar la situación de precariedad de un recurso que lleva más de 13 años sin dirección ni apoyo institucional. Los vecinos de Córdoba, en estas manifestaciones, han exigido a la Consejería de Cultura, así como al Ayuntamiento de Córdoba que cumpla las promesas para proteger este espacio “esencial para la cultura de la comunidad”.
La archivista y cineasta Julia C. de la Fuente pone el foco en la situación en la que se encuentran los archivos fílmicos históricos en la filmoteca debido a la falta de recursos y respaldo institucional que está poniendo en peligro la supervivencia de estas piezas. “La filmoteca tiene el grave problema de que se intenta sacar el máximo rendimiento de ella como si fuera un cine, entonces su función de preservación del patrimonio audiovisual de Andalucía está en un segundo plano”, denuncia. Desde hace unos años, la falta de personal y de medios para mantener las condiciones necesarias para la preservación y digitalización de las películas, han supuesto la pérdida de mucho material. Este hecho se ha agravado en los últimos 11 meses debido al cierre del espacio y las condiciones meteorológicas.
“Andalucía ya ha perdido parte de su legado, la pérdida del material audiovisual sería perder una gran parte de su historia reciente, dejándonos sin referentes de nuestro propio relato”, dice la cineasta Julia C. de la Fuente
“No es posible arreglar esta situación sin una inversión de dinero público por parte de la Junta de Andalucía. La preservación es un trabajo que necesita muchas personas, mucho dinero público y mucho cariño”, comenta la archivista audiovisual, que expone la necesidad de ampliar los fondos públicos destinados a esta institución para evitar la pérdida de patrimonio histórico. De la Fuente cree que la pérdida de este material supondría un gran menoscabo en la identidad y en la historia de la comunidad autónoma: “Andalucía ya ha perdido parte de su legado, la pérdida del material audiovisual sería perder una gran parte de su historia reciente, dejándonos sin referentes de nuestro propio relato”. La cineasta recalca la importancia de investigar estos archivos para encontrar modos de narrar Andalucía que se escapen a los estereotipos impuestos desde fuera del territorio.
La plataforma vecinal La Filmoteca se Queda en Medina y Corella no es fruto del cierre repentino de la filmoteca. Esta agrupación lleva desde 2016 exigiendo una mayor inversión en el espacio, además de que se evite su desplazamiento al Centro de Creación Contemporánea de Andalucía C3A, y se quede en el centro de la ciudad a pesar de los turistas y los veladores. “La población quiere que se inyecte dinero no para obras menores sino una obra estructural para que haya un buen depósito allí y se emplee a trabajadoras cualificadas”.
Recuperación
En contraposición a la pérdida de material audiovisual que se vive en la filmoteca andaluza, están surgiendo proyectos de recuperación de la memoria colectiva a través del audiovisual, como es el caso de La Digitalizadora de la Memoria Colectiva. Esta plataforma ciudadana está compuesta por profesionales del audiovisual, de los archivos y de la informática, cuyo objetivo es acompañar a colectivos y particulares en la tarea de preservar su memoria audiovisual registrada en formatos analógicos, poniendo en el centro la acción colectiva y las memorias cotidianas.
Julia C. de la Fuente participa de forma activa en el proyecto, ya que cree que es una propuesta que “facilita el acceso a ese patrimonio de Andalucía que está en riesgo de perderse, material audiovisual que es parte de la experiencia de los movimientos sociales de Andalucía y de los movimientos vecinales”. Se trata de vídeos domésticos y colectivos, memorias cotidianas que reflejan los relatos menos tenidos en cuenta por el discurso oficial, pero que han construido y construyen la identidad de Andalucía.
La Digitalizadora no solo realiza un proceso de digitalización de estos archivos, también propone a las vecinas y personas implicadas realizar una reflexión colectiva en torno a su propia historia, pues “ya que hay una urgencia de preservar esa memoria y tenemos la oportunidad de seguir hablando con las personas que aparecen en esos materiales, queremos aprovecharla”. De este modo, se desarrolla una reflexión colectiva entre la digitalizadora y las personas implicadas que hace que se desarrollen otros tipos de relaciones comunitarias, comenta C. De la fuente.
La Digitalizadora de la Memoria Colectiva ha ejecutado su propuesta de memoria en barrios de Sevilla como La Bachillera y San Diego, en los que la implicación de las vecinas ha sido esencial para rescatar y comprender la propia memoria popular andaluza. Actualmente está llevando a cabo la digitalización y archivo de material audiovisual de distintos movimientos sociales como el movimiento de objeción de conciencia de Sevilla y de la activista feminista Mireya Foral, esenciales para comprender la disidencia política en el territorio.
El cine documental andaluz, en peligro de extinción
El pasado 17 de diciembre de 2021, la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico de la Junta de Andalucía daba a conocer el proyecto de orden en relación con las bases reguladoras de las subvenciones en proyectos de largometrajes, documentales y otras obras audiovisuales de Andalucía. En este registro, el cine documental de creación se ve excluido de las subvenciones, lo que condena a estas formas de hacer cine a la desaparición en la comunidad autónoma y a una mayor precarización, agravando la difícil situación actual de aquellas cineastas que siguen dispuestas a hacer sus películas documentales.
El texto considera que el documental no es una obra cultural en sí, sino que es cultural debido solamente a qué habla sobre hechos culturales. La decisión de la Junta de Andalucía va en dirección contraria a la tomada por otras comunidades autónomas, que llevan años apostando por estos modos de hacer cine que ponen en el centro la reflexión en torno a la realidad, como es el caso de Galicia o Navarra. De este modo, el gobierno andaluz apuesta por un cine industrial que margina e incluso borra muchas maneras de relatar la historia de Andalucía, estas formas documentales que actualmente se encuentran en boga a nivel internacional triunfando en festivales y certámenes, lo que supone también una desvalorización de todo lo referente a la cultura cinematográfica andaluza.
Ante este contexto ha nacido la Mesa del Cine Documental Andaluz, compuesta por decenas de documentalistas andaluces o arraigados en Andalucía con una trayectoria consolidada como María Cañas, Miguel Ángel Rosales o Mercedes Moncada. Esta propuesta, según el propio colectivo “se formó a raíz de la necesidad de organización y apoyo mutuo del sector en la comunidad” ante la consultoría de modificación de la Ley del Cine aprobada el 9 de julio del 2018, que abrió la puerta la expulsión del cine documental de los presupuestos públicos. La plataforma explica la necesidad de proteger estas maneras de hacer cine, ya que “por su carácter concreto y su aporte a la cultura en la sociedad debe cuidarse”.
El cine documental andaluz, a pesar de la falta de respaldo por parte de las instituciones que lleva viviendo durante varias décadas, se encuentra en un momento de gran variedad y producciones premiadas a nivel internacional como es el caso de Gurumbé, canciones de tu memoria negra de Miguel Ángel Rosales y la productora sevillana Intermedia producciones; la obra de María Cañas a través de la reapropiación de archivo histórico o las películas de Moncada.
Este movimiento de películas documentales tiene una genealogía que, aunque difusa y borrada por las administraciones, los cineastas actuales han sabido poner en el centro y valorar, como es el caso de las películas de Juan Sebastián Bollaín o Val del Omar, referencias de las maneras menos hegemónicas de realizar cine que durante muchos años han sido pasadas por alto.
“Hacer cine y programarlo es una manera de cuidar”, afirma Violeta Sarmiento, parte del colectivo de cine feminista Hyksos
Rocío Huertas es cineasta y forma parte de la Mesa de Cine Documental Andaluz. Sus obras pasan por procesos autonarrativos, investigaciones profundas y la combinación de varios recursos como el collage, la ficción y el archivo fílmico para dar como resultado obras como Alameda, 2018 o el proyecto en el que actualmente trabaja, Mi temido terror. Son obras que necesitan de periodos dilatados de tiempo para crearse.
Huertas considera que es necesario salvaguardar estas metodologías para poder acercar la realidad de otros modos más allá de los procesos industriales: “Buscar nuevas maneras de expresión no se puede hacer en un año. A mí me gustaría seguir haciéndolo de la manera que lo hago, por un lado, esta precariedad, no estar financiada por alguien te da esa libertad, pero se debería invertir dinero público para facilitar, que fomenten que exista esa investigación igual que hacen con los I+D de la tecnología”. Huertas también cree que proteger el cine documental de creación es cuidar unas formas de realizar cine que se saltan las lógicas impuestas desde la industria, dando resultados más profundos: “No tenemos por qué hacer cine jerárquico. Es más rico todo si piensas con más gente, sola no llegas a tantos sitios”.
La investigadora, cineasta y montadora Pilar Monsell también forma parte de la Mesa del Documental Andaluz. Su obra está enmarcada en el terreno de la no ficción, pasa por distintas formas como el documental de archivo, el cine ensayo y las formas experimentales. Estos modos narrativos se ven en peligro con la decisión de la Junta de Andalucía: “Al quedarse fuera el documental de creación se están abandonando a las películas más frágiles, las que tienen un proceso de trabajo muy complejo al estar apegadas a la realidad”.
El papel de la Mesa del Documental andaluz no pretende únicamente dar a conocer el abandono de las instituciones públicas, sino también quiere servir para divulgar un tipo de cine esencial para el territorio que debe ser más accesible para la sociedad. Monsell insiste en la importancia del cine documental de creación para la reflexión colectiva: “Está orientado a la transformación de la percepción de la realidad, al desarrollo de la percepción del cine, filosófica y a la memoria”.
La necesidad de narrar desde Andalucía está muy presente en los cineastas que componen la Mesa del Documental Andaluz, que en muchas ocasiones comenzaron su recorrido en otros territorios y volvieron a casa para buscar historias que tuvieran que ver con su identidad cultural. Este hecho también se encuentra dentro del impulso de cineastas como la jerezana Paula Romero que, a pesar de que sus últimas obras se hayan realizado en Reino Unido, proclama la necesidad que tiene su cine de volver a su territorio. Por su parte, el colectivo feminista de jóvenes cineastas, programadoras y divulgadoras Hyksos arraigado en Sevilla tiene como uno de sus puntos claves realizar y divulgar desde el entorno inmediato.
Violeta Sarmiento forma parte del colectivo y abandonó su profesión como médica para poder dedicarse al cine. Comenta que desde Hyksos tienen una pulsión “por lo colectivo y por encontrarnos” además de que creen que su filosofía es pensar que “hacer cine y programarlo es una manera de cuidar”. Para esta agrupación de jóvenes cineastas, según explica Sarmiento, es esencial hacer desde Andalucía, ya que hay ciertas miradas andaluzas que nunca han sido comprendidas y contempladas: "Esto es importante porque normalmente estas voces están fuera de las narraciones del poder”.
Hyksos nació en 2017 con el objetivo de divulgar un tipo de cine no hegemónico, como demostró en la primera edición de su muestra cinematográfica Anima Proiectada Proiecta en 2018, ubicada en distintos espacios sociales de la ciudad de Sevilla. También han ejecutado distintos talleres y propuestas para colectivizar y encontrar nuevos modos de jugar con el cine, como la realizada en mayo de 2022 en el marco del festival de autoedición Skisomic con la invitación a las vecinas del barrio de San Julián en Sevilla, a grabar un documental sobre su entorno en 24 horas.
A pesar de las dificultades que ponen las instituciones y la precariedad que vive el sector, los profesionales del cine en Andalucía están encontrando unos vestigios donde renovar su ojo continuamente. Es necesario para cualquier territorio contar con ojos que deseen mirar distintos lugares para poder trazar la cartografía de sentires que habitan en una tierra.