We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Coronavirus
Greenpeace alerta del aumento del riesgo de transmisión de enfermedades por la destrucción ambiental
En los últimos 19 años hemos perdido el 9% de los bosques del planeta. La llegada del ser humano a zonas hasta ahora vírgenes supone entrar en contacto con fauna silvestre portadora de virus y patógenos a los que no habíamos estado expuestos, advierte Greenpeace.
Entre los años 2001 y 2018 la cubierta arbórea se ha reducido un 9%, con la pérdida de 361 millones de hectáreas, según los datos del observatorio Global Forest Watch. Una destrucción de ecosistemas que está acelerando la sexta extinción masiva de especies, con más de un millón de especies en peligro de extinción, como alertaba hace más de un año la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Servicios Ecosistémicos (IPBES) de Naciones Unidas.
Esa destrucción de la biosfera, cuyas consecuencias en cadena derivan en la aniquilación de grupos de especies completas, además de suponer la emisión a la atmósfera 98,7 gigatoneladas de dióxido de carbono que en nada ayudan a frenar la emergencia climática, tiene consecuencias en la vida microscópica que afecta a los humanos, virus y bacterias incluidas.
La tala y la deforestación, en particular en los bosques tropicales de la Amazonia y la Cuenca del Congo, con una biodiversidad muy superior a la media del planeta, está permitiendo que los seres humanos entren en contacto con poblaciones de fauna silvestre portadoras de virus, bacterias y otros microorganismos (patógenos zoonóticos) a los que generalmente no habían estado expuestos. Así lo advierte Greenpeace, una organización que añade que “el deterioro ambiental está agravando la permanencia entre la población de estas enfermedades zoonóticas, al mismo tiempo que se espera que la deforestación aumente los brotes de enfermedades zoonóticas”.
“Si no asumimos el valor de los servicios que nos ofrecen los ecosistemas, la necesidad de gestionar correctamente los recursos naturales y el hecho de que vivimos en un planeta con límites biofísicos, nos veremos abocados a crisis cada vez más frecuentes y más severas, a las que pondremos el adjetivo de sanitarias, climáticas o migratorias, pero que tienen como elemento común un problema sistémico”, expone Miguel Ángel Soto, portavoz de Greenpeace España.
Biodiversidad
Sin animales ni biodiversidad, moriremos
La comunidad científica lleva años alertando: si destruimos la vida silvestre, el ser humano se extinguirá. La XIV Conferencia sobre Biodiversidad de las Naciones Unidas pretende ser la antesala de un gran acuerdo global para proteger la naturaleza que se firme en 2020. El informe Planeta Vivo 2018 de WWF señala que la población animal y vegetal decrece a un ritmo alarmante: el 60% de la vida silvestre ha desaparecido entre 1970 y 2014.
El 58% de las enfermedades infecciosas proceden de los animales; así como el 73% de los patógenos emergentes o reemergentes. “Más de dos tercios de esas patologías se originan en la fauna silvestre y, en el último medio siglo, se ha producido un gran aumento de las enfermedades emergentes que se han atribuido a la invasión humana del hábitat, en particular en los ‘puntos calientes’ de las enfermedades en las regiones tropicales”, indican desde Greenpeace.
Además, un estudio afirma que alrededor del 30% de los brotes de enfermedades nuevas y emergentes, como los virus Nipah, Zika y el Ébola, están relacionados con estos cambios de uso de la tierra realizado por el ser humano.
SOJA, PALMA, GANADERÍA E INDUSTRIA
Los principales motores actuales de deforestación global son la transformación de bosques en cultivos, especialmente grandes áreas de monocultivos de plantas como la soja o la palma aceitera para las industrias alimenticia y de biocomubustibles, pero también para otras producciones industriales como el caucho o la pasta de papel; la creación de pastos para ganado a costa de inmensas zonas arbóreas; y la explotación maderera.
El modelo de consumo incide especialmente en esta problemática. “El sector cárnico español, de manera especial la ganadería estabulada en régimen intensivo, demanda gran cantidad de piensos, para los que es necesario importar ingentes cantidades de soja”, denuncian desde Greenpeace. España es líder en la producción de piensos ganaderos y en importación de soja dentro de la UE, con un un 40% de la soja importada en 2017 perocedente de Brasil y un 32% de Argentina, países afectados por intensos procesos de deforestación, precedidos por la quema de la selva.
Según fuentes del sector de fabricación de piensos, recogidas en el informe Enganchados a la Carne, publicado por Greenpeace España en junio de 2019, una tonelada de esa soja se ha importado con un certificado de sostenibilidad. Asimismo, la organización añade que, el pasado mes de febrero, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico dio a conocer los resultados de una investigación del Seprona donde se ponía de manifiesto la complicidad del sector de la madera en España con los graves problemas de la tala ilegal y el contrabando mundial de maderas preciosas.
Biodiversidad
Homo sapiens, asesino ecológico en serie
Por otro lado, para la organización “la tala, la caza, la alimentación y el tráfico internacional de fauna silvestre plantean un riesgo considerable de transmisión de patógenos entre especies”. Debido a las altas densidades de población y al comercio internacional, los efectos de esta transmisión pueden extenderse por todo el mundo rápidamente, como ha ocurrido con el covid19.
“Un medioambiente saludable, con recursos naturales bien gestionados (aire, agua, alimentación), son una salvaguarda para hacer comunidades más resilientes a estas crisis”, defiende Miguel Ángel Soto.
Biodiversidad
‘Rewilding’, el planeta reclama lo suyo
La defensa del medio ambiente se ha centrado en conservar lo que tenemos, pero cada vez hay más voces que plantean la necesidad de renaturalizar grandes áreas que han perdido su biodiversidad vegetal y animal. En España aún no se ha hecho, aunque tenemos amplias zonas potenciales.