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Crisis económica
Políticos, construid humanidad
Se debate hoy si primero debe ser la salud y, luego, la producción económica para que la vida siga, o al revés. Pero, ¿qué clase de vida, en todo caso?
Las calles están vacías, pero se oye el ruido del pensamiento confinado, se hacen predicciones sobre el futuro, y no faltan las plegarias. El deseo más piadoso que he escuchado estos días es el de Carmen Calvo, vicepresidenta del gobierno, quejándose de que “falta humanidad”. Por ahí se empieza: tener conciencia de lo humano y que el mundo no es todo lo humano que debiera y pudiera ser. Aplaudámosla. Lo común es que el hombre sea un lobo para el hombre. No hay especie más destructora, incluso para sus congéneres. Desde su evolución del homo erectus al sapiens sapiens, tomado en grupo puede ser peor que una jauría o una manada de lobos hambrientos. No hay más que darle un repaso a la historia y recordar, en el 75 aniversario de su derrota, al homo demoniacus nazis enajenado de lo humano que consideraba a los judíos como seres sub-humanos. Y poco más atrás, para los blancos esclavistas el negro no tenía alma y era utilizado como bestia. ¿O cómo definir hoy a los millones de seres que viven en condiciones infrahumanas en los cuatro rincones del mundo? Y, sin embargo, lo humano es lo mejor del hombre: el animal superado. Nuestra cultura lo magnifica en la dualidad del Ecce Homo: el hombre divinizado. Lo humano es el ideal que anida en el hombre, en su conciencia, la aspiración que le eleva sobre su naturaleza animal: su humanidad. La Humanidad es una idea grandiosa que se basa en la solidaridad, la ausencia de egoísmo, el amor, en beneficio de todos y para todos. Si el hombre es “esa cosa oscura y difusa” que decía Kant, si está siempre por hacerse, hagámoslo humano en un mundo humano.
La cuestión es pertinente ahora que, por la pandemia, nos hemos dado cuenta de la fragilidad de nuestras estructuras sociales y económicas y la interrelación de la naturaleza común. Entonces, ¿cómo avanzar en humanidad? Se debate hoy si primero debe ser la salud y, luego, la producción económica para que la vida siga, o al revés. Pero, ¿qué clase de vida, en todo caso? Es un difícil momento este y también único para un cambio de rumbo. En EEUU, la nación más poderosa del mundo, en un mes han pasado del pleno empleo a 26 millones en paro y han muerto más ciudadanos que en los diez años de la guerra de Vietnam. En todo el mundo la gente se levanta. Piden pan y un planeta habitable. Piden una vida digna. A ver cómo se reconcilian estas demandas. Nosotros andamos por los 7 millones de desempleados y hemos vuelto a ver y gozar de los cielos azules. En la Comisión para la Reconstrucción Social y Económica recién creada por el Gobierno, el presidente Patxi López llamó a superar las rencillas partidarias; pidió alturas de miras y sentido de Estado; impulsar a las empresas para recuperar el empleo con políticas con mayúscula, etc. Muy bien. Pues que tomen nota.