Cuidados
La quimera del sistema de cuidados público-comunitario

Mediante este texto abordamos los límites de las distintas propuestas sobre el cuidado, provengan estas de políticos profesionales o de los movimientos sociales.
8M Bilbao ayuntamiento
Vista de la plaza del ayuntamiento de Bilbao durante la huelga feminista de 2019 Christian García

Itaiako kidea

Itaiako kideak
23 mar 2023 06:23

El Ministerio de Igualdad prevé presentar la Estrategia de Cuidados Estatales a mediados de marzo. Lo hará en colaboración con el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 (ambos en manos de Unidas Podemos). Esta es la última baza de las fuerzas progresistas para dar a conocer la hoja de ruta del sistema de cuidados antes de terminar la legislatura. No obstante, el debate sobre esta cuestión no se agota en las instituciones, ya que desde diferentes movimientos políticos también se han subrayado las políticas de cuidados como eje transformador del sistema. Algunas a nivel estatal, otras a nivel nacional o autonómico, todas se diluyen en un planteamiento de impulsar un Estado de Bienestar que  se encuentra en plena descomposición y que deja más en evidencia cada día la falsa ilusión de que existe una alternativa bajo el capitalismo.

La cuestión del trabajo doméstico y de cuidados ha sido un punto central respecto al planteamiento de la liberación de la mujer trabajadora y, por lo tanto, resulta innegable la importancia que adquiere su resolución. Comprenderla, no obstante, dentro de la relación social capitalista y encauzar procesos de lucha capaces de revertirla emerge como una tarea de primer orden.

Mediante este texto abordamos los límites de las distintas propuestas sobre el cuidado, provengan estas de políticos profesionales o de los movimientos sociales. No es nuestra intención entrar demasiado en debates teóricos, pero trataremos desde una posición crítica la estrategia y formas organizativas que se asientan en torno a la demanda de un sistema de cuidados de carácter público y comunitario.

El contexto de crisis se caracteriza por la dificultad de los capitalistas de mantener sus abultadas ganancias. Esta situación que aflora en determinados momentos es una tendencia inherente de la sociedad capitalista, a la cual se enfrentea la burguesía con sus harbituales armas: absorbiendo al resto de capitalistas y sobre todo exprimiendo aún mucho más a la clase trabajadora. Este último mecanismo se traduce en un saque de los salarios (del directo como del indirecto) que nosotras identificamos como ofensiva económica de la burguesía. Esa reestructuración del sistema, también implica reformas que se imponen mediante diversas instituciones políticas, como el Estado, las cuales devalúan a la clase trabajadora y generalizan así la condición proletaria como existencia de vida dentro de la misma.

En materia de trabajo doméstico y de cuidados, este proceso pone de relieve dos cuestiones: la primera, la tendencia declinante de las condiciones de trabajo del sector, mayoritariamente femenino y de la calidad de los mismos servicios; y la segunda, la gradual privatización de los servicios de cuidados y limpieza por parte de las empresas privadas (Clece, Urgatzi, Zaintzen… y otras cuantas en Euskal Herria), dependientes en última instancia de la inversión económica de las instituciones públicas. Y es importante señalar la colaboración de las instituciones en este proceso, ya que cumplen una función esencial: subcontratan a esas empresas, establecen las condiciones de trabajo, reforzando así su privatización.

El derecho colectivo al cuidado se convierte así en la consigna estratégica; y su fundamento, en una simbiosis entre el Estado y la comunidad, que se da siempre bajo las coordenadas del capital y que, en definitiva, es la que dicta la naturaleza de toda relación social.

Dada esta situación, donde resulta imposible satisfacer las mejoras salariales y garantizar el acceso y la calidad de los servicios, genera una creciente preocupación social por el deterioro de aquellos servicios que han resultado primordiales para la reproducción de la clase trabajadora. En ciertos sectores de la izquierda, esta impotencia se traduce en una propuesta programática para abordar la cuestión del trabajo doméstico y de cuidados. Indiferentemente de la forma organizativa que adopten, estas posiciones abogan por el reconocimiento y garantía de los cuidados como motor para transformar lo que a la postre se expresa como decadencia social. Esta se vertebra mediante tres ejes: el derecho a recibir cuidados, a cuidar en condiciones de igualdad y trabajar en condiciones dignas. Con ello procuran la construcción de una nueva cultura de cuidados, a saber, un cambio sustancial en la organización de la vida que traería consigo la transformación gradual hacia una sociedad más justa y decente. El derecho colectivo al cuidado se convierte así en la consigna estratégica; y su fundamento, en una simbiosis entre el Estado y la comunidad, que se da siempre bajo las coordenadas del capital y que, en definitiva, es la que dicta la naturaleza de toda relación social.

Por otro lado, desde un punto de vista comunitario, la reestructuración del cuidado implica la participación de diferentes agentes en el proceso entre los cuales existiría una relación de cooperación. Desde instituciones que recurren al refuerzo de las prestaciones públicas, cooperativas que trabajan en aras de una economía social transformadora, comprometidas con mantener contratos sociales y condiciones laborales justas, así como colectivos procedentes de la sociedad civil que serían la base social de todo este engranaje. Todos ellos promulgan, en mayor o menor medida, una respuesta desde abajo a la crisis de los cuidados, demandando la ampliación de los derechos por parte del Estado, lo que vendría a ser profundizar en políticas públicas y complementar aquellas mediante redes locales voluntarias, basadas en la solidaridad.

Se podría entender con las ideas expuestas, que existen capitalistas en los que podemos confiar y pensar que su bondad los llevará a tomar la decisión de repartir sus beneficios y salvaguardar los intereses del proletariado, dejando sus privilegios de lado y, a propósito, negando su propia existencia de clase.

Este planteamiento presenta al Estado como agente neutral, con capacidad de decisión sobre la economía y la financiación. El problema, por lo tanto, no reside en su carácter clasista, sino en una mera cuestión técnica, que podría solventarse con un cambio de voluntad. Dicho de otra forma, reforzando las posiciones de algún partido institucional que planteara estas mismas políticas y gestionara su aplicación, las cuales se mantendrían en este hipotético caso gracias a la presión social de la calle. Al mismo tiempo, afirman estas posiciones, reforzar las políticas públicas necesita de financiación económica que las sustente. Por lo que se plantea una redistribución equitativa de los beneficios mediante una suerte de reforma fiscal progresista. Se podría entender con las ideas expuestas, que existen capitalistas en los que podemos confiar y pensar que su bondad los llevará a tomar la decisión de repartir sus beneficios y salvaguardar los intereses del proletariado, dejando sus privilegios de lado y, a propósito, negando su propia existencia de clase.

En conclusión, todas las respuestas provenientes de esta concepción terminan siendo, por un lado, reivindicaciones a las instituciones y, por otro, medidas locales de carácter asistencial que terminan complementando las carencias que las administraciones públicas presentan en su labor. Además, en tiempos de crisis la proyección del deseo formal encuentra mayores límites en la falta de aplicabilidad, ya que mantener los beneficios de la clase poseedora exige recortar las inversiones de la reproducción social del mismo sistema y, en concreto, de la clase trabajadora: sanidad, educación, servicios de cuidados...

Esta retórica discursiva, además, se completa con la creación de redes comunitarias de cuidados, por ejemplo, las vecinales o de los pueblos. Apuestan por la construcción desde los márgenes como una forma de resistencia que en última instancia plantea crear pequeños oasis de no-capitalismo. La revolución, la socialización de los medios de producción —también de los cuidados, que permitiría terminar con la mercantilización de estos procesos de trabajo, como con la división sexual del trabajo— queda olvidada en favor de una estrategia para impulsar los bienes comunes, las cuales serían actividades autoorganizadas de construcción de lo común que tratan de pensar fuera del capital. Es decir, aunque entiendan la producción capitalista como causa del problema, no tienen una propuesta estratégica que plantee superar esta forma de organización social y, por lo tanto, se limitan a ser experiencias concretas y parciales. No promueven la construcción de un sujeto capaz de confrontar con el poder del capital, y en consecuencia, iniciar un proceso emancipatorio para toda la humanidad.

No promueven la construcción de un sujeto capaz de confrontar con el poder del capital, y en consecuencia, iniciar un proceso emancipatorio para toda la humanidad.

Desde las propuestas que se sitúan en la posibilidad de cambio dentro del capitalismo se suelen vincular los intereses inmediatos con reivindicaciones formales. Esto es, se plantean soluciones institucionales para los problemas y las necesidades del día a día, por lo que la acción política y la posibilidad de lucha quedan relegadas a los límites del Estado, entre lo que este permite y lo que no. Ello borra cualquier indicio de respuesta organizada que identifique la necesidad y voluntad de revertir la situación bajo los parámetros de la independencia de clase. Esto es, de trabajar fuera de la agenda institucional y con independencia ideológica, política y organizativa. A tal efecto, la reforma deja de ser un espacio de educación política para aumentar nuestras capacidades y se convierte en un medio para mantener las condiciones existentes: misma miseria y subordinación del proletariado.

Toda la actividad política que se enmarca dentro de esta lógica, aunque genere un marco de comprensión a priori de rechazo o alternativa, carece de una hoja de ruta revolucionaria, puesto que no llegan a asumir las implicaciones prácticas de su análisis. En última instancia, el trabajo que realizan estas expresiones políticas es capitalizado por partidos políticos profesionales y su ala izquierda, que no tienen mayor objetivo que el de mantener su posición en la gestión del capital mediante una estrategia electoral de acaparamiento de votos.

La cuestión del trabajo doméstico y de cuidados exige adoptar un enfoque integral que encauce la lucha política bajo unos conceptos estratégicos claros. Entendemos que su solución implica, por un lado, terminar con la división sexual del trabajo, que requiere a su vez acabar con la división social del trabajo, basada en el beneficio económico. Por otro lado, la socialización universal del trabajo doméstico, a diferencia de las propuestas de estatalización o publicación de los servicios —que seguirían estando subsumidos a la dinámica del capital, y, por consiguiente, no pueden garantizar una atención de calidad y gratuita para todas las personas—,  implicaría dejar su privilegio de clase de lado por el bienestar general.

La organización y la lucha socialista no cristaliza simplemente la indignación social como denuncia, sino que articula la potencia del proletariado en su conjunto para plantear una solución.

Esas líneas estratégicas son fundamentales para garantizar unas condiciones de vida y de trabajo de calidad e iguales condiciones para todas las personas, terminando así con la jerarquía de los procesos de trabajo en función de la cualificación y garantizando el mismo reconocimiento social para todos ellos. También son premisa para asegurar en términos reales el derecho a ser cuidados y a cuidar de manera digna y humana, así como garantías para mejorar las condiciones de las personas que lleven a cabo estos procesos y aquellas las que las reciban. El objetivo es terminar con la carga que muchísimas mujeres proletarias llevan encima debido a los trabajos que realizan en sus familias y en otras familias en las que las mujeres de clase media han podido liberarse de esas funciones delegándolas en mujeres proletarias o migrantes. De igual modo, permitiría proteger los servicios necesarios a todas las familias proletarias para que pudieran tener una vida de calidad, ya que a día de hoy muchas de ellas no pueden hacerlo por falta de medios, tiempo y fuerza.

El estudio crítico de las experiencias anteriores en materia de cuidados puede servir como punto de partida para concretar posibles iniciativas e instituciones al servicio de la construcción del socialismo. Casas cuna, jardines de infancia, comedores, lavanderías, organizaciones deportivas o de tiempo libre… son ejemplos de diferentes procesos socialistas en la historia que dieron un primer empujón a la socialización de estos trabajos y facilitaron la integración de la mujer trabajadora como agente político en el trabajo militante. Sin embargo, es importante enmarcar la lucha política desde el presente momento histórico. La organización y la lucha socialista no cristaliza simplemente la indignación social como denuncia, sino que articula la potencia del proletariado en su conjunto para plantear una solución. Para este fin es necesario plantear procesos de lucha en el ámbito del trabajo de cuidados. Deben ser luchas y experiencias que permitan garantizar la supervivencia del proletariado en las mejores condiciones para desarrollar la lucha política y deben servir de experimentación para un poder socialista, siempre y cuando sean complementarias al proceso de destrucción del capitalismo. Por eso, todo este planteamiento tiene que traer consigo una activación política de la mujer trabajadora y, a su vez, un avance en la construcción de un poder  independiente, a favor de una sociedad que garantice el bienestar de todas y todos.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra na túa conta.

Relacionadas

Entrevista La Poderío
Entrevista La Poderío Carmen Fernández Gálvez: “El origen de la creatividad está en la naturaleza”
Carmen Fernández Gálvez (1979) nace en Vélez Málaga. Como mujer inquieta y curiosa decide realizar estudios de psicología. Su pasión por la cosmética natural y los remedios vegetales comenzó años más tarde.
Sevilla
Política “El trumpismo ha llegado a Sevilla”: ¿qué supone el pacto de PP y Vox en los presupuestos para la ciudad?
Los colectivos sociales denuncian que los presupuestos pactado por las formaciones de derechas y ultraderechas “son una vergüenza” para Sevilla por sus recortes en derechos LGTBIQA+, feministas y en memoria histórica.
Alemania
Alemania Feminicidios en alza en un país sin Ministerio de Igualdad ni ley de violencia de género
La convocatoria de elecciones en Alemania dejará en suspenso la propuesta para crear una ley específica de violencia de género en un país donde la última cifra oficial, 360 feminicidios en el año 2023, podría no reflejar una realidad mucho más grave.
Vigo
Política A exdirectora financeira de Povisa perfílase como a nova líder do PP de Vigo
Luisa Sánchez Méndez foi entre 1999 e 2023 alto cargo do Hospital Povisa desde onde Alfonso Rueda deulle o pulo á sanidade pública, dirixindo os Recursos Humanos da Consellería de Sanidade na área sanitaria de Pontevedra e O Salnés.
Vigo
Sanidade Unha multitudinaria manifestación enche Vigo contra a privatización sanitaria orquestrada desde a Xunta
Ducias de miles de persoas e os partidos da oposición acoden ao chamado de SOS Sanidade Pública para reclamar “a reconstrución da área sanitaria de Vigo”, empobrecida pola privatización de servizos e os sobrecustos do Álvaro Cunqueiro.
Poesía
Poesía A linguaxe contra o espolio
Daniel Salgado reformula as claves da poesía política na contemporaneidade.
Rap
Poetas Puestos “Tanto los medios como la política quieren que seas un tonto feliz”
Charly Efe y Teko, acompañados de una banda, publican el disco ‘Tontos felices’ donde mezlcan su carrera en el rap con ritmos rock para crear lo que han bautizado como rap‘n’roll.
Medio ambiente
Minaría A Xunta xestiona a reactivación de 51 minas en Galiza coa licenza caducada
O goberno de Alfonso Rueda publicou medio centenar de concursos de dereitos mineiros con permisos caducados que abrirán as explotacións unha vez conclúa unha fase de análise e investigación do solo.

Últimas

Ocupación israelí
Ocupación israelí Israel firma el acuerdo con Hamás, pero todavía tiene que votarlo el Gobierno
Los representantes israelíes en Doha validan el pacto para un cese temporal de las hostilidades y un intercambio de prisioneros. Este viernes se vota en el Gobierno israelí, donde dos partidos ultras se oponen.
Entrevista La Poderío
Entrevista La Poderío Carmen Fernández Gálvez: “El origen de la creatividad está en la naturaleza”
Carmen Fernández Gálvez (1979) nace en Vélez Málaga. Como mujer inquieta y curiosa decide realizar estudios de psicología. Su pasión por la cosmética natural y los remedios vegetales comenzó años más tarde.
Groenlandia
Análisis Por qué Groenlandia es clave en la carrera por las materias primas
El anuncio de Trump parece salido de una precuela de la película 'Don’t Look Up', en la que los intereses geopolíticos y económicos no nos dejan ver el colapso inminente.
Más noticias
Opinión
Opinión Un alto al fuego hecho a la medida de Trump
El esperando anuncio del cese temporal de los ataques sobre Gaza responde a una estrategia de los EEUU de cambio de paradigma regional. El acuerdo es injusto e insuficiente para los gazaties, que han sufrido un genocidio aún impune.
China
Pulsos bajo el cielo Beijing rave: amor, unidad y respeto
Exploramos los entornos de la música electrónica underground en Beijing, donde los jóvenes siguen creando espacios y nuevas formas de relacionarse y entenderse
Gobierno de coalición
Gobierno de coalición El CIS vuelve a situar la vivienda como el principal problema de la población
Uno de cada dos votantes de las izquierdas sitúan la vivienda entre los tres grandes problemas que afronta el país. La encuesta del CIS muestra a los partidos de la izquierda en la misma situación de desinfle que el mes pasado.
Análisis
Análisis El PSOE intenta pescar en el río revuelto de la izquierda para acercarse al PP
Entre los votantes del PP solo hay dos cosas que produzcan ilusión: el rechazo a Sánchez y su Gobierno e Isabel Díaz Ayuso. Feijóo no es una de ellas.
Historia
Descifrando a historia As cortes de Melide, así foi como o medo da nobreza galega tratou de frear novas revoltas como a Irmandiña
No ano 1520 en Castela, estala a Guerra das Comunidades. Esta revolta vai ter un carácter antiseñorial e tamén en contra o novo rei, Carlos I. En Galiza, tamén tivo o seu eco.

Recomendadas

Literatura
Letras Galegas Da Sección Feminina do franquismo ao Cancioneiro Popular Galego: o pobo é quen canta e baila
As cantareiras protagonizarán o Día das Letras Galegas de 2025. Beatriz Busto e Richi Casás fálannos delas, de Dorothé Schubarth, do Cancioneiro Popular Galego e da dificultade de acceder aos arquivos sonoros que conservan as súas voces.
Historia
Historia La segunda vida de Joaquín Maurín
Alberto Sabio reconstruye en ‘Excomunistas’ la vida y el pensamiento del fundador del POUM: desde su politización en el republicanismo hasta su giro socialdemócrata y anticomunista durante la Guerra Fría.
Ocupación israelí
Expansionismo israelí El Golán sirio, radiografía de una joya natural diezmada por la ocupación israelí
Las actividades extractivistas del Estado israelí sobre los recursos hídricos o proyecto de parque eólico en las tierras colonizadas amenaza el sustento diario de las comunidades locales.
Represión
Represión Cómo descubrir a un infiltrado, el manual
Un grupo de afectadas por el espionaje policial publica un texto colectivo como herramienta y reflexión sobre este fenómeno.