Cuidados
¿Hacia un sistema público-comunitario?

No apostar por un sistema público de cuidados no responde solo a una mirada liberal de los mismos, sino, sobre todo, a un paradigma de gestión profundamente patriarcal.
Centro de menores Amorebieta
Centro de menores en Amorebieta, Bizkaia.Foto Mireya López.

El debate sobre el sistema de cuidados está muy presente entre los colectivos feministas y en los principales sindicatos vascos. Sin embargo, la manera en que estos debates llegan y se traducen en políticas públicas es un tema más complejo. La Coordinadora Feminista de Euskal Herria organizó en 2022 unas jornadas donde ya se apuntaba a las carencias del sistema y realizaban una apuesta por un derecho colectivo al cuidado. También insistía en que lo público fuera garante de ello. De hecho, el movimiento feminista se encuentra inmerso en la preparación de una huelga general que problematice la gestión de los cuidados, su privatización, precarización y feminización. 

El movimiento feminista se encuentra inmerso en la preparación de una huelga general que problematice la gestión de los cuidados, su privatización, precarización y feminización.

En esta misma línea trabaja Lore Lujambio, profesora en la UPV/EHU y experta en cuidados. “Estamos en un contexto en el que la privatización y mercantilización está creciendo y donde, además, apenas se ha creado una estructura pública para los cuidados”, explica. El caso de las residencias de personas mayores le parece un ejemplo muy gráfico y lo detalla con datos demoledores: “En la CAV, el 70 % de las residencias las gestionan empresas privadas, muchas de las cuales son concertadas, y reciben dinero público”. En palabras de Lujambio, “son centros que se han convertido en un negocio donde algunas empresas están teniendo grandes beneficios en detrimento de una estructura pública y donde, además, existe una larga lista de espera”. 

Cuidados
Trabajo de cuidados Cuidar mirando el Excel
La precariedad y la mercantilización del sector de los cuidados y la intervención social son la regla en Euskal Herria, un territorio donde fondos de inversión y grandes empresas se han hecho con el control de un lucrativo negocio.

Esa lista de espera, añadida a la absoluta falta de recursos, hace que finalmente sea “en las mujeres donde recaiga la responsabilidad de los cuidados familiares”. Si no puedes ir a una residencia, los cuidados se tendrán que asumir en el hogar. Concretamente, según datos del sindicato ELA, en el caso de Bizkaia solo 12 de las 156 residencias para mayores son públicas. Un sector, por cierto, que acumula más de medio centenar de huelgas en los últimos meses.

Lore Lujambio, profesora en la UPV/EHU y experta en cuidados: “Estamos en un contexto en el que la privatización y mercantilización está creciendo y donde, además, apenas se ha creado una estructura pública para los cuidados”.

No apostar por un sistema público de cuidados no responde solo a una mirada liberal de los mismos, sino, sobre todo, a un paradigma de gestión profundamente patriarcal. Por eso, Lore Lujambio añade otro dato: “En las residencias de personas mayores, más del 90 % del personal son mujeres. Por el contrario, más del 90 % de los gerentes de estos centros son hombres”. 

Para la experta y profesora, otros dos ejemplos de cómo el patriarcado impregna el sistema de cuidados serían: en relación con los permisos para cuidados familiares, entre el 80 % y el 90 % de las excedencias las cogen mujeres; el 90 % de las mujeres que realizan cuidados de personas mayores tienen malas condiciones laborales y son mujeres migradas. 

“Son necesarias estructuras públicas que eviten que los cuidados se conviertan en un negocio, por ello es necesario crear y construir un sistema público vasco de cuidados”

Es imprescindible un viraje en la concepción sobre qué son los cuidados y la derogación de la Ley de Extranjería. Dejar de pensar en ellos como una tarea voluntaria y altruista. “Son necesarias estructuras públicas que eviten que los cuidados se conviertan en un negocio, por ello es necesario crear y construir un sistema público vasco de cuidados”, subraya; porque sin él “seguirán siendo las mujeres quienes los asuman”, concluye Lujambio. 

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