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Deportes
De parada de arrieros camino de Segovia a testigo del turismo de masas y el cambio climático
Marcelino García, el fundador de Venta Marcelino, nació en 1890 y fue testigo del crecimiento del montañismo en la sierra de Guadarrama, desde su nacimiento a principios de siglo hasta su popularización en los años 60 y 70. “Él falleció en el año 1978 y estamos seguros de que lo que más le sorprendería es lo cerca que está ahora Madrid de la sierra, lo que antes suponía prácticamente una mañana o una tarde de viaje se hace prácticamente en una hora”.
Rafael y Héctor Sánchez son los actuales propietarios de Venta Marcelino, el establecimiento junto al Puerto de Cotos, en Peñalara, plena sierra madrileña, que este 2024 se convierte en centenario. Con la cocina castellana tradicional y la divulgación y el respeto por la montaña como señas de identidad, el negocio, icónico para muchos madrileños, ha pasado de la época en la que allí solo subían pastores, leñadores o arrieros a la del turismo de masas o ver en directo los efectos del cambio climático.
“Nos sentimos herederos de una tradición de servicio a quien llega hasta nosotros. Las necesidades de los visitantes del Puerto de los Cotos en muchas ocasiones no son solo gastronómicas, también de abrigo y en ocasiones hasta de auxilio”. Desde su página web, famosa por las cámaras que informan puntualmente del tiempo en la sierra y la accesibilidad de sus caminos, presumen de especialidades tan clásicas como los judiones de la granja con chorizo y los callos a la madrileña.
El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, por ellos, “se merece un reconocimiento y una protección que es absolutamente compatible con los negocios tradicionales que nos encontramos en él”
La de Venta Marcelino es una historia mitad de coherencia, mitad de adaptación. Hasta prácticamente los 70, con la llegada primero del tren de Cercedilla —creado en 1923, un año antes que el negocio, pero que no se amplió hasta Cotos hasta el 64— y luego de la estación de Valdesquí, el turismo era mínimo o selecto y el montañismo o los oficios tradicionales dominaban la clientela. A unos 1.830 metros de altitud, se han transformado de lugar de paso en el camino de paso a destino de ocio.
Sus herederos se consideran “más montañeros que empresarios” y defienden el respeto por el entorno y los avances en su protección (combinados con los negocios tradicionales) en los últimos tiempos. Calculan, a ojo de buen cubero, que más del 80 por ciento de su clientela es madrileña.
“Es difícil imaginarse el Puerto de Cotos sin la venta en él”, comentan Héctor y Rafael. “Somos parte de la memoria de muchos aficionados a la montaña. Pero sin duda los grandes pioneros del peñalarismo fueron los integrantes del Club Alpino Español, que ya en 1912 construyeron su primer refugio en el puerto”.
Porque cuidado, Venta Marcelino no admite reservas. Con alrededor de 30 mesas, atiende por orden de llegada. El mismo cambio en el perfil del usuario provocó el pasar de negocio estacional, “muy vinculado a la nieve” a poder abrir todos los días “a sabiendas de que siempre hay gente que quiere comer con nosotros”. Eso sí, con “la suerte de haber podido mantener prácticamente la misma cocina durante todo este tiempo y seguir sirviendo cocina tradicional castellana hasta el día de hoy”.
“Es importante reconocer los cambios que se están produciendo y adaptarse a ellos, tanto los climatológicos como de los clientes y su forma de consumir”. Pueden constatar como los días de nieve de ahora son “menos y peores”. El cambio climático “se nota de forma clara y persistente, hay una subida de la temperatura media en casi todos los meses del año y una pérdida de días de nieve”. Entre los últimos episodios de los que han sido testigo han estado las aglomeraciones en el Puerto post-pandemia, en mitad de la resaca de las restricciones por provincias de la desescalada entre 2020 y 2022.
A nivel de conservación “creemos que se han tomado decisiones en la dirección adecuada y que de forma inequívoca el Puerto de Cotos, y por extensión el macizo de Peñalara, es de los espacios naturales más cuidados de la comunidad de Madrid”.
Por eso, evitan meterse en demasiadas disquisiciones: “nos consideramos más montañeros que empresarios y no entendemos mucho de modelos, lo que creemos es que hay que entender dónde nos encontramos y qué hay que poner en valor”. El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, por ellos, “se merece un reconocimiento y una protección que es absolutamente compatible con los negocios tradicionales que nos encontramos en él”.
“El visitante de la Sierra de Guadarrama siempre ha sido un perfil bastante amplio”, matizan, pero “lo que sí es cierto es que las facilidades para llegar en transporte público y las limitaciones al vehículo privado hace que unos visitantes desplacen a otros”. A nuestra pregunta del grado de conocimiento o respeto con el entorno, opinan que “esas facilidades de acceso hacen que lleguen, en concreto hasta nosotros y en invierno, personas que no están preparadas para lo que se van a encontrar, como el clima adverso”.
La principal diferencia entre el montañero habitual y el que no tiene práctica en el entorno “es precisamente el tener ropa adecuada para venir a ella y poder soportar humedad muy alta y temperaturas muy bajas. La primera hora en la nieve es muy divertida, pero si el día no acompaña se puede hacer muy larga la espera al transporte público de regreso”.
Recomiendan “cada vez que tenemos oportunidad” consultar la previsión del tiempo —de ahí las famosas cámaras, para qué se sepa lo que se va a encontrar—, los horarios del transporte público en caso de venir en él o “las condiciones de la carretera si se viene en coche, a poder ser con ruedas de invierno o cadenas si hay posibilidad de nevadas, y lleva ropa adecuada para las condiciones meteorológicas del día y ropa de cambio, especialmente si vienen con niños”.
Como colofón del centenario, Rafael y Héctor preparan un libro de recuerdos sobre estos 100 años en Cotos. A cargo de la editorial Desnivel, se prevé que para abril se pueda presentar . Alrededor de 80 veteranos de la montaña, vinculado de una forma u otra al Puerto o a la Venta, compartirán en él sus experiencias, con nombres como Carlos Soria, Eduardo Martinez Pisón, Pedro Nicolás, Sebastián Alvaro, Javier Pantoja o Carlos Novillo.