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Energía nuclear
Para pavo el que tienen algunos
Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
La Gran Mezquita de La Meca está considerada el edificio más caro del mundo, con 115.200 millones de dólares. Justo detrás viene... una central nuclear. La central nuclear de Hinkley Point C, de 2 reactores y 3.260 MW, que sigue en construcción en el Reino Unido, costará ahora al menos 46.000 millones de libras (59.000 millones de dólares), según las últimas cifras publicadas por su promotor, el gigante energético francés EDF.
De este modo, Hinkley Point C se ha ganado el dudoso honor de convertirse en el segundo edificio más caro del mundo. Y ni siquiera está terminada. El precio podría dispararse aún más.
En un principio, EDF presumía de que los británicos hornearían sus pavos de Navidad con energía de Hinkley Point C en 2017. La fecha de finalización se ha retrasado hasta “después de 2029”.
En un principio, EDF presumía de que los británicos hornearían sus pavos de Navidad con energía de Hinkley Point C en 2017. La fecha de finalización se ha retrasado hasta “después de 2029”.
A la industria nuclear se le da muy bien triplicar las cosas. Quizá no las instalaciones nucleares mundiales para 2050, como presumió que ocurriría durante un anuncio en la cumbre del clima COP28 el pasado diciembre. ¿Pero el precio de un nuevo reactor? ¿Los plazos para la construcción de un nuevo reactor? Todo un sobresaliente.
Eso es casi lo que está ocurriendo en Hinkley Point C, donde el nuevo precio es más del doble del coste original estimado de 18.000 millones de libras (22.000 millones de euros). Llegar a triplicar el coste sigue pareciendo eminentemente factible dada la nueva fecha de finalización.
Esta noticia no tan sorprendente, dado el historial de la energía nuclear, llega tras el reciente y exagerado anuncio del gobierno conservador de Rishi Sunak de que Gran Bretaña lanzaría su “mayor expansión de la energía nuclear en 70 años para crear empleo, reducir las facturas y reforzar la seguridad energética británica”. Por supuesto, el plan no conseguirá nada de eso.
Lejos de reducir las facturas de electricidad de los consumidores británicos, el proyecto nuclear de Hinkley las aumentará de hecho “muy por encima del precio de mercado de la electricidad”, predijo el Dr. Norbert Allnoch, director general del Foro Económico Internacional de Energías Renovables (IWR), con sede en Münster (Alemania).
Lejos de reducir las facturas de electricidad de los consumidores británicos, el proyecto nuclear de Hinkley las aumentará de hecho “muy por encima del precio de mercado de la electricidad”, predijo el Dr. Norbert Allnoch, director general del Foro Económico Internacional de Energías Renovables (IWR), con sede en Münster (Alemania).
Según las estimaciones del IWR, el coste de la electricidad generada por Hinkley Point C será “significativamente superior a los 15 céntimos/kWh” y seguirá subiendo. Esto se debe a que el Gobierno británico acordó un “precio garantizado por el Estado para la energía nuclear que se paga a EDF, que está vinculado a la tasa de inflación”, afirma IWR.
Todo ello tras el reciente anuncio de que las autoridades británicas habían concedido una Orden de Consentimiento de Desarrollo (DCO) al proyecto de reactor gemelo EPR idéntico de EDF en la costa de Suffolk, en Sizewell, al tiempo que comprometían 1.300 millones de libras (1.500 millones de euros) en financiación para el proyecto. La empresa francesa ya ha estado destrozando la prístina campiña de la zona, destruyendo hábitats y perturbando la vida salvaje en la adyacente Reserva Natural de Minsmere.
Mientras tanto, Francia presiona al Reino Unido para que pague los sobrecostes de Hinkley y el previsible aumento de las facturas de Sizewell una vez que empiecen las obras. Al parecer, Francia culpa a Gran Bretaña de incitar a la empresa china CGN a retirar su participación del 33,5% en la central de Hinkley después de que Gran Bretaña echara a China del proyecto nuclear de Sizewell C.
La inversión china en proyectos nucleares británicos ha sido una patata política caliente durante algún tiempo, y llegó a considerarse “un riesgo inaceptable para la seguridad nacional”. Parece improbable que salga adelante un nuevo proyecto de reactor propuesto en Bradwell (Essex), un proyecto conjunto de China y Francia, al menos en parte debido a la preocupación por la seguridad que suscita la participación china.
Estas dificultades llevaron al gobierno británico a buscar fuentes alternativas de financiación, que inevitablemente se decantaron por los contribuyentes mediante la denominada Base de Activos Regulados (Regulated Asset Base, RAB). La RAB financia futuros proyectos nucleares cobrando por adelantado a los contribuyentes en sus facturas de electricidad los costes previstos de diseño, construcción, puesta en marcha y funcionamiento de la central nuclear.
La RAB financia futuros proyectos nucleares cobrando por adelantado a los contribuyentes en sus facturas de electricidad los costes previstos de diseño, construcción, puesta en marcha y funcionamiento de la central nuclear.
“Hinkley Point C ha sido un caos financiero”, afirmó un portavoz de Together Against Sizewell C en X (antes Twitter). “Ha sufrido un retraso tras otro y los costes están aumentando a un ritmo alarmante. Nadie puede decir con seguridad cuándo se pondrá en marcha ni cuánto dinero se habrá malgastado en ella”.
La historia de Hinkley C ilustra que el sector nuclear está “fuera de control económicamente”, afirmó Paul Gunter, director del Proyecto de Supervisión de Reactores de Beyond Nuclear. El coste del reactor EPR de EDF que se está construyendo en Francia, en Flamanville, y que aún está incompleto, se ha más que cuadruplicado hasta rozar los 15.000 millones de dólares. Otro EPR, el de Olkiluoto, en Finlandia, pasó de 3.200 millones de dólares a más de 12.000 millones y se puso en marcha con 12 años de retraso.
En EE.UU., los dos reactores AP1000 de la central nuclear de Vogtle (Georgia) costarán al menos 35.000 millones de dólares, 20.000 millones más de lo previsto, y el segundo de los dos reactores aún no está en funcionamiento.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.