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Diccionario de la Posverdad
Espacio Mediático
Profesora de Teoría del Periodismo en la Universidad de Sevilla
Vivimos “emplazados”: habitamos un espacio físico con una dimensión social (plaza), y lo transitamos en un tiempo dado (plazo). En nuestro emplazamiento actual las dimensiones físicas y mediáticas están irresolublemente entrelazadas. Una de sus manifestaciones más ubicuas se da en las reuniones de amigos, en las que los teléfonos móviles distraen de la conversación conjunta o la orientan mediante contenidos humorísticos o informativos.
Diferentes metáforas han servido para conceptualizar el espacio mediático. La más habitual es precisamente la plaza, a la que alude el concepto de Esfera Pública de Jürgen Habermas: donde los ciudadanos debatimos sobre los asuntos de relevancia pública. Así se construye la opinión pública a la que los representantes institucionales se deben adecuar para representar democráticamente la voluntad de sus representados. Esta es la teoría.
Las series de ficción, la telerealidad o las propias noticias representan a los ciudadanos en general, y a las diferentes identidades sociales
El qué, el cómo y el quién son fundamentales en la Esfera Pública. Es decir, importa la relevancia y calidad del debate público. Y además, a qué interlocutores se considera dignos de ser escuchados, y, por tanto, de ocupar un espacio legítimo en la sociedad.
Las series de ficción, la telerealidad o las propias noticias representan a los ciudadanos en general, y a las diferentes identidades sociales generadas en torno a la edad, el sexo, los ingresos, el capital cultural, la orientación sexual o ideológica, o la procedencia. Cada una de estas representaciones les asignan tácitamente un valor, que si es positivo activa un proceso de reconocimiento y legitimación. En cambio, las representaciones negativas acarrean procesos de invisibilización, silenciamiento o incluso estigmatización de los diferentes grupos sociales.
Frente a la plaza, las burbujas en el laberinto
En este contexto aparece la conceptualización de espacio mediático como un laberinto en el que al adentramos limitamos nuestra perspectiva espacial. Esta metáfora es compatible con la de las “burbujas de las redes sociales”, es decir, las comunidades virtuales generadas por algún tipo de afinidad, que establecen sus “nichos” de reunión en algún rincón laberíntico de la red. Dentro del espacio mediático creado, sus participantes parecen no recordar que están en un nicho y tienden a creer que su visión del mundo es compartida por toda la plaza. A este fenómeno también se le conoce como “cámara de eco”.
En un régimen de posverdad, el debate público se embarra por las constantes olas de desinformación
En un régimen de posverdad, el debate público se embarra por las constantes olas de desinformación, que no solo tergiversan el qué, sino también el cómo y el quién, es decir, están relacionadas con la invisibilización y estigmatización de identidades sociales. Un ejemplo de ello serían los bulos acerca de niños migrantes que están solos en España, a menudo aludidos como “menores no acompañados”. La formación de la opinión pública se desarrolla hoy en este espacio laberíntico, sin posibilidad de debate racional en una plaza compartida.
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Opinión ¿Marcharse adónde?
Laberinto mediático, posverdad, sesgo de confirmación, bulos, marcos mentales, discursos racistas-fascistas-supremacistas-liberticidad-aporófobos-machistas-homofóbos-etc., etc., etc.: para esto es para lo que sirven y para lo que se usan -(hasta el vómito)- estos MASS-MEDIA que son propiedad de los dueños del CORTIJO-CUARTEL BANANERO de turno, es decir, de los megarricos del neoliberalismo-corporativismo-nepotismo-etc.
Están para eso. Un completo y absoluto destrozo y exterminio del LENGUAJE. No solamente destrozo y exterminio de cualquier DIÁLOGO entre personas, de igual a igual dicho DIÁLOGO, sino que también para fabricar personas cretinizadas, idiotizadas, emparanoiadas, analfabetizadas, llenas de odio-estupidez, etc.: por tanto, como resultado, es el exterminio del razonamiento, del más elemental sentido común, el exterminio de la capacidad de pensar por uno mismo, personas con un terror cerval a su propia libertad y un odio extremo a quien vive o quiere vivir con libertad.
El LENGUAJE no puede existir para nada y para eso están estos MASS-MEDIA del nazi-franquismo-neoliberalismo-aporofobia-liberticida-etc.-etc.
Tal exterminio y ausencia de LENGUAJE sólo conlleva -(la "conllevanza" que decía Ortega i Gasset; valiente vaciedad nefasta y nefanda)-, sólo conlleva más miserias, más bestialidades, más expolios de los mismos de siempre y a costa de los mismos de siempre, más crímenes de lesa humanidad impunes, etc., etc., etc.