We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Oriente Medio
La guerra contra la vida y el límite de lo humano
Ya hace un tiempo que soy consciente de la importancia de los afectos, el dolor y el trauma en los procesos humanos y pedagógicos. Como profesora de Ciencias Políticas, y como persona vulnerable y limitada, creo que es importante reconocer el poder de las emociones, reprimidas e inconscientes, en la configuración de nuestras representaciones y reacciones. Y en este marco de inconsciencia, creo que es nuestro deber desarticular esta forma violenta de comunicarnos, para (intentar) promover una dinámica de diálogo horizontal, en mi caso con los estudiantes, donde se respete la diversidad y la pluralidad de sentires, saberes y opiniones.
Creo que, en estos tiempos de crispación, de bandos y equipos, de conmigo o contra mí, es un gran desafío el poder trabajar la escucha real, la empatía y la compasión en clase. Pero, sobre todo, siento que es necesario iniciar recorridos que nos impulsen a mirar hacia dentro para deconstruir, en nuestro propio ser, toda una serie de hegemonías y certezas que nos llevan a desechar el diálogo y a querer someter, dialécticamente, al que piensa diferente. Y, por ello, es que soy extremadamente flexible con toda suerte de opiniones incluso con aquellas que me incomodan y con las que estoy en profundo desacuerdo.
Bueno, hasta aquí todo muy cool, ¿verdad? Todo muy deconstruido, muy posmoderno, muy hípster… pero claro, para todo, hay un límite y, en mi caso, ese límite es lo humano.
Más allá de ideologías, valores e intereses, lo que nunca, nunca, es posible consentir son posiciones y/o acciones que desprecien la vida humana y que, por tanto, pongan en cuestión los valores más fundamentales sobre los que, teóricamente, se cimenta nuestra civilización occidental. Y este es el inasumible límite que, una vez más, la humanidad está cruzando y que además estamos, desasosegada e impúdicamente, observando en directo por televisión.
Más allá de ideologías, valores e intereses, lo que nunca, nunca, es posible consentir son posiciones y/o acciones que desprecien la vida humanaYa no puedo más con este dolor, con este desarraigo en el cuerpo y en el alma, al ser testigo, impotente, de un bombardeo sistemático e indiscriminado sobre personas inocentes a los que se les está sometiendo a un horror indescriptible que, trágicamente, ya hemos conocido antes en nuestra historia. Creo que hablo por una parte importante de las personas del mundo, al expresar públicamente esta desolación, porque ya no nos queda más corazón, ni fuerza, para ver lo que se le está haciendo a la población palestina.
Estos procesos siempre vienen precedidos por una violencia estructural y simbólica que deshumaniza a civilizaciones enteras y las convierte en seres homogéneos y descartables, sobre los que ya da lo mismo la brutalidad a la que se les pueda someter. Y estas dinámicas vienen acompañadas, además, de la señalización y el hostigamiento de cualquier persona que alce la voz para intentar defender valores tan básicos y humanos como la vida, los derechos, el amor o la paz. Y ahora mismo, parece que sentir el mismo horror y la misma compasión, tanto por las víctimas judías como por las palestinas, nos coloca en un inaceptable punto de mira, donde se nos hostiga, se nos violenta y se nos llama antisemitas…
Palestina
Palestina Detienen a dos dirigentes de la CGT francesa por su apoyo a Palestina
A mí, esta mecánica me duele especialmente porque tengo un especial amor por el pueblo judío. Poseo, en este sentido, una doble deuda con las enseñanzas milenarias de esta comunidad. Por una parte, la mística judía me ha abierto la mente y el alma hacia un sentido profundo de la vida, hacia la misericordia, el equilibrio, el amor y la trascendencia. Por otro, las brillantes y fundamentales reflexiones de pensadoras y pensadores judíos, en distintos ámbitos de las ciencias sociales, han sido, y son, una piedra angular en el pensamiento filosófico y político de Occidente. Así, he aprendido, a través de sus tratados políticos y metafísicos, que la vida es Una en su energía, que la esencia de los seres es la misma y que todos pertenecemos, finalmente, a una misma comunidad ético-política, la comunidad humana.
Y por todo ello, siempre tendré con esta cultura un profundo agradecimiento, una gran admiración y una absoluta empatía por el absoluto horror que durante siglos han tenido que soportar. A mi juicio, un pueblo que ha sido violentado, masacrado y humillado, tiene todo el derecho a tener un Estado, un lugar donde las personas puedan desarrollar una vida libre del miedo y la opresión; y así como lo creo para la comunidad judía, también ambiciono los mismos derechos para el pueblo palestino, el kurdo, el saharaui o los ciudadanos de Nagorno Karabaj, por sólo mencionar algunos ejemplos.
A mi juicio, honrar la historia, la sabiduría, la trascendencia y el propio dolor que nos enseña el pueblo judío es, justamente, oponerse a esta masacre que se está cometiendo, de manera sistemática y planificada, sobre la población de Gaza. Y, quizás, estoy expresando en este escrito el inmenso desasosiego de mucha, tantísima ciudadanía, como el movimiento Jewish Voice For Peace, que también siente el corazón desgarrado al observar que Hamás ha conseguido exactamente lo que buscaba: seguir alimentando esta espiral de odio, violencia y psicopatía que sólo puede llevarnos una escalada de crueldad sin límites, posiblemente en todo el mundo, y, de no parar esta deriva, quizás a la destrucción de la vida humana…
Honrar la historia, la sabiduría, la trascendencia y el propio dolor que nos enseña el pueblo judío es, justamente, oponerse a esta masacre que se está cometiendo
Siento que no hemos aprendido nada, que estamos en guerra con la propia vida, que estamos destrozando este bello planeta no sólo con bombas, armas, consumo y producción desmedidos… sino al cultivar en nuestras mentes y corazones la rabia, el dolor, la codicia y la impiedad… y esta desesperanza y esta oscuridad se entrelaza con una pena enorme por este género humano y por el futuro de nuestros hijos, porque en este mundo también he encontrado en las personas un espacio infinito de bondad, de luz, de amor y de compasión.
Como ciudadana, siento el deber de exigir a mis representantes políticos que dejen de apoyar, directa o indirectamente, estos crímenes desmedidos sobre un pueblo entero y que tomen medidas para parar ya esta masacre… y, como persona, como madre, os suplico que apeléis a la humanidad, a la compasión y a la ética que debiera vibrar en cada uno de nosotros, independientemente de nuestras ideologías, valores, intereses y rencillas políticas.
Ocupación israelí
Ocupación israelí La urgencia por nombrar Palestina
Porque hace tiempo que hemos declarado la guerra a nuestra madre tierra, que nos ha acogido. Hace tiempo que se nos ha helado el corazón, como a Almudena Grandes, frente a tanta violencia y tanta injusticia. Hace tiempo que hemos cruzado el límite de lo humano, el límite de la vida… y yo al menos, ya no puedo con este dolor en el alma.
Economistas sin Fronteras no se identifica necesariamente con la opinión de la autora y ésta no compromete a ninguna de las organizaciones con las que colabora.