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Economía
Trump juega a ser el Grinch navideño de la economía
El presidente de EE UU coquetea con una vuelta a la retórica de plena guerra comercial con China mientras endurece sus amenazas arancelarias a la Unión Europea.
Desde que en julio Trump relajara el tono de su enfrentamiento comercial con China, el consenso era que el siguiente hito en el calendario de nuevas tarifas comerciales no iba a llegar concretarse. Al contrario: faltan cinco días para el 15 de diciembre, fecha en que la administración estadounidense tiene previsto imponer un arancel de un 15% sobre hasta 156.000 millones de dólares en productos procedentes de China, y la incertidumbre afecta ya tanto a los mercados bursátiles como a la temporada de compras de navidad en EE UU.
Una primera muestra de que Trump estaba al menos dispuesto a explotar toda la atención mediática extra, según se acercaba la fecha, llegó el martes 3 en la cumbre de la OTAN en Londres. El presidente norteamericano declaraba que no había “fecha límite” para una primera fase de acuerdo con China y, lo que es más importante, abría la puerta a que dicho acuerdo llegase después de su probable o no reelección en noviembre de 2020. La reacción en Europa fue suave, pero los principales índices de Wall Street (Dow Jones, S&P, Nasdaq) recogieron importantes pérdidas.
El pasado viernes, Larry Kudlow, asesor económico de la Casa Blanca, añadía más incertidumbre al certificar que el contacto con las autoridades chinas es diario, pero que no había planes para un encuentro presencial inmediato en el que se pudiera cerrar una primera fase de acuerdo. Dada la dificultad logística de organizar un encuentro de estas características, las declaraciones han enfriado las expectativas de que dicho acuerdo se produjera antes de fin de año.
Crisis financiera
La guerra comercial entre Estados Unidos y China: solo un alto el fuego
Por muy apasionante que sea el drama que supone esta guerra comercial, no es más que una parte del inquietante deterioro general de las relaciones entre China y Estados Unidos.
Hasta dónde esté dispuesto a llevar Trump este juego es parte de la elucubración de los analistas políticos y económicos prácticamente desde el momento —pasado el ecuador de su mandato— en que decidió entrar en guerra comercial con China. Preguntadas por Bloomberg, diferentes consultoras descartaban una aplicación de las tarifas el día 15, dadas sus previsibles consecuencias sobre una economía mundial ya muy afectada por una suma demasiado grande de pequeños infartos.
En la lógica de tiempo real de Trump, el camino hasta la campaña de las presidenciales del 3 de noviembre es todavía muy largo
“Con la economía en una situación tan delicada, si se aplican las tarifas esto aumentaría gravemente el riesgo de recesión, y la Casa Blanca no quiere que esta situación afecte a la campaña electoral del año que viene”, declaraba a Bloomberg la directora de estrategia de inversiones del Banco de Singapur. “No hay motivos económicos fuertes para que las nuevas tarifas entren en juego”, coincidía otro analista de JP Morgan.
Pero en la lógica de tiempo real de Trump, conocido por usar estratégicamente su cuenta de Twitter para influir en la conversación pública —y en el mercado de valores—, el camino hasta la campaña de las presidenciales del 3 de noviembre es todavía muy largo. Y antes hay otros obstáculos, como su proceso de ‘impeachment’ en el Congreso por acusaciones de acuerdos con Ucrania a cambio de apoyo para su reelección.
De hecho, en una lógica muy propia de esta década en despedida, es el propio empeoramiento de algunos sectores económicos en EE UU, aquellos más expuestos a la competencia o a las represalias chinas —como el manufacturero o el agroexportador— el que le puede servir como excusa para reforzar su retórica de mano dura contra China.
Que dichos sectores no hayan hecho más que empeorar desde que entró en vigor la primera ronda de aranceles contra productos chinos por valor de más de 300.000 millones de dólares es, parece, secundario: el índice de producción industrial norteamericano encadena cuatro meses de caídas y probablemente cierre 2020 ya en recesión, mientras las quiebras y los impagos se suceden entre las explotaciones agrícolas que suministraban al mercado chino.
Recados a la Unión Europea
Pero desde que Trump abandonara su estrategia de depreciación del dólar y la sustituyera por las tarifas, sus recados tienen otro destinatario importante: la Unión Europea, y muy especialmente Alemania. Un día antes de sus declaraciones en Londres durante el encuentro de la OTAN, EE UU amenazó con nuevas tarifas la Unión Europea y a Francia en represalia, respectivamente, por los subsidios a la empresa Airbus y por las propuestas de impuestos a servicios digitales. En el primer caso sería un aumento sobre tarifas ya introducidas que afectan a 7.500 millones de dólares en importaciones procedentes de Europa, y en el segundo la introducción de nuevas tarifas sobre 2.400 millones de dólares en productos que Francia exporta a EE UU, entre ellos champagne y queso roquefort.
La consultora TS Lombard vaticina de hecho que en 2020 la Unión Europea será el auténtico objetivo de la guerra comercial de Trump: “centrar la atención en Europa demostraría el compromiso de Trump de recuperar empleos en las fábricas, incluso a expensas de "sutilezas con los aliados". Además EE UU podría usar, según TS Lombard, la política comercial como un factor extra de presión en otras negociaciones en curso con la UE, especialmente en temas de gasto militar.
Para Isidro López, miembro del Instituto Democracia y Municipalismo, si bien una primera ronda de aranceles a productos alimenticios de Francia ya ha sido dura, el asunto pasaría a mayores si las amenazas llegan a las importaciones de coches, “la espada de Damocles” sobre la economía europea (y alemana en particular), en opinión de este experto. Desde las amenazas de febrero (una tarifa del 25% sobre las importaciones de automóviles), el entonces aún presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker , desechó en noviembre estas tarifas como poco creíbles. De momento, EE UU ha pospuesto indefinidamente la decisión. De aplicarse, las consecuencias sobre una economía alemana que lucha por escapar de la recesión serían graves.
“El asunto para la Unión Europea es si puede sostener mucho mas el estatuto de aliados con EE UU. Para EE UU, China ha sido el enemigo perfecto en ese sentido, pero con la UE hay que mantener las formas”, señala López.