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Educación
La tregua de la crisis económica coincide con el repunte de las cifras de fracaso escolar
El comienzo de la crisis económica en 2008 coincidió con el descenso rotundo de las cifras de abandono escolar. Diez años después, las cifras siguen mejorado, pero los estudios alertan de que los objetivos de convergencia con la media europea siguen estando lejos.
El último curso se produjo un incremento del alumnado que no titula en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). La tasa bruta de chicos y chicas que engrosan las filas del llamado “fracaso escolar” subió por primera vez desde el curso 2007-2008. El porcentaje que acaba el ciclo de ESO cayó desde el 79,3% (curso 2015/2016) hasta el 75,6% (2016/2017), la peor cifra desde 2013. “Con el desarrollo de la LOMCE, ese fracaso, medido en tasa bruta de titulación, se ha incrementado en un 3,7%”, explica el responsable del gabinete de estudios de Comisiones Obreras, Alonso Gutiérrez,
El abandono escolar, que engloba a quienes han obtenido como mucho la secundaria obligatoria y no continúan y también los que no han graduado de la ESO, no obstante, disminuye. En 2017 se mantuvo la tendencia positiva que ha permitido a la educación española mejorar las cifras de abandono temprano de la educación, pero los datos muestran una tendencia preocupante: la reducción se desacelera —la bajada es menor que en los años anteriores— y crece el total de personas que no superan la Educación Secundaria Obligatoria.
La semana pasada, el área de Enseñanza de Comisiones Obreras publicaba un informe con un diagnóstico y propuestas sobre abandono temprano y fracaso escolar. Alonso Gutiérrez señala una primera medida para mantener la tendencia y evitar que los buenos resultados obtenidos en la última década sean un espejismo provocado, paradójicamente, por la crisis: “Derogar la LOMCE”.
“Ya advertimos de que la LOMCE era una ley que iba en contra de la equidad, que era segregadora y que no iba a solucionar los problemas que tenía nuestro sistema en la etapa obligatoria básica”, resume Gutiérrez en conversación con El Salto.
Educación
La educación no sale de la crisis
El temor de la comunidad educativa es que la estadística de fracaso escolar esté mostrando el final de los años de corrección de un desequilibrio histórico, que mantiene a España muy lejos de la media de abandono escolar de la Unión Europea, que se sitúa en torno al 10%. La no titulación, recuerda Alonso Gutiérrez, significa que ese 24,6% de población no tendrá posibilidad de concluir la educación no obligatoria. “Tenemos un problema grande, con un 20% de población que no tiene la titulación obligatoria, más grave que el hecho de que haya población sin titulación post obligatoria”, indican desde CC OO.
Las modificaciones en cuanto a diversificación curricular que introdujo la Ley Wert han influido, a juicio de este sindicalista, en el deterioro de las cifras de fracaso. Los programas de mejora del aprendizaje y rendimiento (PMAR), sustituyen a los antiguos programas de diversificación curricular (PDC). Un cambio que no ha sido introducido en todas las comunidades autónomas pero que, allí donde se ha impulsado, implica que los alumnos diversifican —a ciencias, artes, letras, etc— en segundo y tercero y vuelven a un programa común en cuarto, lo que pone cuesta arriba que adolescentes con problemas en determinadas materias puedan superar según qué paredes. “Uno de los cambios más significativos del cambio de los PDC al PMAR es la propia lógica del programa: mientras los primeros plantean un currículum más práctico y se da la opción de participar en talleres profesionales fuera del contexto escolar, los segundos basan en el refuerzo de las competencias básicas, algo que, si bien es muy relevante, puede provocar mayor desvinculación entre alumnado más desmotivado con los estudios”, explica Marta Curran.
“Hay que repensarse de manera muy profunda la repetición de curso en nuestro país”, dice Alonso Gutiérrez, quien denuncia el uso masivo de un último recurso como este: “Al final de la educación primaria ya ha repetido alguna vez el 15% de los niños y niñas —indica—, más del 30% de la población en edad hasta los 16 años ha repetido alguna vez, eso es algo que no se puede sostener dentro de un sistema educativo”. La socióloga y experta en Educación, Marta Curran, explica que varios estudios demuestran “que la repetición tiene un impacto negativo en la motivación, en la autoestima y que incrementa las posibilidad de que los jóvenes se desvinculen con su proceso educativo”.
Para Gutiérrez, un primer paso es la eliminación del título de Educación Secundaria Obligatoria y su sustitución por una certificación de competencias, certificado que, junto con el trabajo de los equipos de orientación, pueda servir para la decisión a tomar respecto a enseñanzas post obligatorias por parte del alumnado.
La evidencia más clara del fracaso en términos estadísticos de la que fue llamada Ley Wert es el fracaso de la Formación Profesional Básica, que iba a suponer un “cambio cualitativo”, según el exministro de Educación, y cuyos resultados empeoran los de los Programas de cualificación profesional inicial (PCPI), a los que la FP Básica debía sustituir. Uno de los factores que influyen en el fracaso de la FP básica es que aumentó la ratio de alumnado por aula respecto a los PCPI. Con la FP Básica, además, desapareció la opción que los PCPI daba al alumnado para cursar un módulo voluntario que le permitía obtener el graduado de la ESO.
UNA INVERSIÓN MENGUANTE EN EDUCACIÓN
Uno de los aspectos, a priori, más llamativos de la progresiva reducción de las cifras de abandono de la educación de la población entre 18 y 24 años —abandono temprano, ya que se produce antes de terminar la segunda fase de la educación secundaria— es que se produce en un contexto de reducción sistemática de la inversión en educación. España es uno de los países que menos porcentaje de su PIB dedican a gasto educativo y, desde 2009, la tendencia es descendente: actualmente, el Estado destina un 4,22% de su presupuesto a esta partida, un 2,99% en el caso de la educación no universitaria. Desde CC OO Enseñanza, se explica que el objetivo inmediato debe subir el porcentaje al 5,5% para caminar hacia el 7%.
Lo que muestran estas cifras, explica Gutiérrez, es que la inversión se reduce en programas de becas y ayudas, así como de educación compensatoria. También aumenta el ratio por aula y se reduce el profesorado: “Debemos estar en una rebaja de 40.000 profesores en toda España desde que empezaron los recortes”, señala este experto. A cambio de esa pérdida de plazas, se produce un incremento de la interinidad, lo que tampoco favorece la atención a chavales en riesgo de abandono.
Las condiciones externas
Las condiciones socioeconómicas de un territorio no son un factor determinante, si bien la estructura del mercado de trabajo sí marca la tendencia del abandono temprano de la educación. Así, las zonas con mayor peso del turismo, tienden a ejercer mayor presión para la salida de la educación secundaria. Es el caso de la “fachada mediterránea”, especialmente visible en las Islas Baleares: su buena posición en el ránking de comunidades en relación al PIB nacional contrasta con las altas tasas de abandono, más de seis puntos por encima de la media de todas las comunidades. Por el contrario, las cifras de abandono están por debajo de la media en comunidades con un PIB por persona por debajo de la media española como el Principado de Asturias o Castilla y León.
“Son circunstancias externas que siguen tirando del personal joven para trabajos que indudablemente son precarios: temporales, en hostelería, etcétera”, apunta este sindicalista, quien subraya que, además de los compromisos políticos —la reducción de compensatoria, por ejemplo, ha sido más elevada en comunidades como Madrid, donde prácticamente se ha evaporado—, los factores del mercado de trabajo tienen una influencia decisiva para que la población juvenil se reenganche o se marche de manera prematura del sistema educativo. Factores que se suman a las desigualdades históricas entre los territorios del norte y metropolitanos respecto a comunidades como Andalucía, Extremadura o Murcia.
“Más del 30% de la población en edad hasta los 16 años ha repetido alguna vez, eso es algo que no se puede sostener dentro de un sistema educativo”, señala Gutiérrez
Los expertos coinciden en que la estructura socioeconómica es el factor principal y reclaman que se introduzcan más datos desagregados sobre la composición social de las cifras de abandono y fracaso. “Vemos que la pobreza se perpetúa”, lamenta Gutiérrez, quien señala que, aunque las cifras del informe de CC OO se disparan en cuanto a la población migrante, hay que establecer diferencias entre la llamada “segunda generación”, en las que las diferencias con la población autóctona no son tan destacables y los hijos e hijas de las generaciones que han llegado recientemente, incorporándose más tarde al sistema educativo, que son las principales perjudicadas por la presencia o ausencia de aulas compensatorias, de una coordinación de interculturalidad y de departamentos de orientación. C
Fracasa más quien pertenece a una familia que no puede costearse los estudios —o que necesita que sus hijos e hijas se incorporen pronto al mercado laboral— que quien no tiene facilidad para las matemáticas. urran recuerda que desde la comunidad educativa se está alertando de la falta de encaje entre el nivel de competencia medido por PISA y los porcentajes de abandono escolar: “Así, hay algunas comunidades autónomas cuyos porcentajes de alumnado con niveles bajos de competencias es reducido, pero en cambio presentan elevados porcentajes de abandono escolar. Ello permite inferir que hay otros factores que están influyendo en el abandono escolar más allá del nivel de rendimiento académico”.
Los recortes, explica Gutiérrez, han sido decisivos sobre las familias de los deciles más pobres, ya que se han reducido medidas compensatorias y becas de secundaria. Hasta el punto de que, como dice este sindicalista, “el motor del ascenso social que era la educación, que había funcionado con relativa potencia hasta hace poco tiempo, se ha gripado, no funciona”.
Marta Curran concluye recalcando que “como hemos ido demostrando en numerosos estudios es necesaria una mayor apuesta en políticas que, desde una perspectiva de la equidad social, garanticen la igualdad de oportunidades y compensen las desigualdades de partida”.
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