We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Opinión
Cuba
El socialismo de Cuba siempre ha sido vilipendiado por la derecha, incluida la liberal, que, aunque se empeñe en no querer ser identificada como tal, es miembro de pleno derecho de lo que define a esa opción política, es decir, de la burguesía.
Que la derecha critique el sistema cubano, manipulando siempre la realidad y el lenguaje que la expresa, entra dentro de lo que podemos denominar “normalidad”. Poco podría criticar sin manipular, sin ignorar conscientemente la relación causa-efecto cuando juzga la realidad cubana. Porque cualquier hecho, incluidos los políticos, solo es entendible desde las causas que lo provocan.
Lo que resulta más difícil de entender es el empeño de personas que se definen de izquierdas en criticar el sistema político cubano. Es evidente que no solo los sistemas políticos, sino todo lo humano es imperfecto y, por lo tanto, siempre será posible la crítica negativa, siempre se podrá poner en cuestión lo hecho si el referente es la perfección inexistente.
Resulta difícil de entender el empeño de personas que se definen de izquierdas en criticar el sistema político cubano
¿De qué se acusa al régimen cubano? Kepa Bilbao nos lo aclara en su artículo publicado el 1 de enero de este año en este medio: De “restricciones a los derechos civiles y políticos”, de implantar “la reforma agraria que provocó un fuerte debate en la esfera pública de la isla y las primeras tensiones con EEUU”, de “suprimir el habeas corpus, implantar los tribunales de guerra y posponer las elecciones”, de que ”el modelo de colectivización y centralización de toda la economía en Cuba no ha tenido éxito, no ha obtenido los resultados esperados, no ha sido un modelo sostenible”, de que “la pretensión de un modelo social donde una minoría decide y planifica toda la actividad económica de la sociedad resultó utópica…”, de “no haber logrado transformar su estructura productiva, la autosuficiencia alimentaria, ni tampoco generar suficientes exportaciones para pagar por sus importaciones crecientes”, de que “una pequeña élite político-militar, atrincherada en un sistema de partido único, se arroga de forma exclusiva el derecho a decidir, monopolizando la gestión de los asuntos nacionales amparada en una legitimación de origen por su protagonismo en la victoria insurreccional de 1959”, de que “los jóvenes de la isla que desde posiciones críticas ejercen como vanguardia sean censurados o reprimidos por las instituciones oficiales y necesiten de la solidaridad internacional por parte de la izquierda”. Y añade que la izquierda ha sido anulada para la crítica debido a “la carga afectiva y simbólica que ha tenido la revolución cubana” concluyendo que “ciertas defensas y reconstrucciones sesgadas, apologéticas, autocomplacientes, idealizadas, míticas o simplemente falsas del pasado revolucionario pueden acabar corrompiendo la calidad política transformadora del presente y del futuro de la izquierda”. Argumento que, por otra parte, nunca falla: si no estás de acuerdo con quien te acusa de falta de espíritu crítico es porque estás imposibilitado para la crítica, no porque tengas razones para ello.
Opinión
Cuba 65 aniversario Aquella revolución cubana que tanto nos enamoró
Pero, cuidado, no vayamos a pensar que el autor del artículo no es consciente de las dificultades que ha tenido que enfrentar el régimen cubano desde su nacimiento. Claramente señala que “TAMBIÉN hay que tener en cuenta la envergadura de las dificultades a las que se enfrentaron desde el principio las fuerzas insurreccionales cuando llegaron al poder en 1959, la realidad de un país desigual, con escasos recursos económicos y técnicos, con un alto grado de analfabetismo, con un fuerte hostigamiento exterior, económico y militar. No hay duda de que el bloqueo ha infringido un gran daño en la isla, especialmente en los años tempranos de la Revolución, cuando forzó a reorientar la mayor parte de su actividad económica hacia el bloque soviético”. Y aquí tenemos la prueba irrefutable de la manipulación de la realidad de quienes se presentan como personas de izquierda, pero que toman los mismos argumentos falaces de la derecha para convertir en culpable al inocente y, de paso, en menospreciar a quienes defendemos al sistema político cubano. Resulta que la causa de todo lo ocurrido en Cuba antes, durante y después del triunfo de la revolución, aparece como un elemento más del proceso histórico de la isla, siendo, como es, el principal.
Nada se puede entender sin explicar que el origen de la revolución fue la situación de extrema pobreza de la mayoría de la población frente al aumento progresivo de la riqueza de unas pocas personas, así como el sometimiento de los gobiernos a los dictados de EEUU. Como tampoco se puede entender el caminar zigzagueante tanto en lo político como en lo económico del régimen cubano, sin tener en cuenta que prácticamente desde su surgimiento ya tuvo que sufrir el embargo, primero parcial y luego prácticamente total, por parte de EEUU y sus aliados. Así pues, ese “TAMBIÉN” de Kepa Bilbao delata la diferencia entre el relato casi exclusivamente cronológico de los hechos y el que cualquier persona verdaderamente de izquierdas realiza, es decir, el que intenta explicar la realidad, también la política, a través del conocimiento de las causas que la provocan.
Sesenta y tres años se van a cumplir de embargo estadounidense a Cuba, que, con inmensas dificultades, defiende la posibilidad de una utopía que algunas personas, supuestamente de izquierdas, se empeñan en destruir.
Como recoge Kepa Bilbao en su artículo, “en mayo de 1959 Fidel definía a la revolución como «ni capitalista ni comunista», pues si debía optar entre «el capitalismo que hambrea al pueblo, y el comunismo que resuelve el problema económico, pero suprime libertades (...) nuestra revolución no es roja, sino verde oliva, el color del ejército rebelde que surgió del corazón de Sierra Maestra». Pero en enero del año 1961 (menos de dos años después del triunfo revolucionario) el presidente de EEUU, Dwight D. Eisenhower, impuso el primer embargo parcial a Cuba, y en abril de ese mismo año se produjo la invasión auspiciada por EEUU de Bahía de Cochinos que fracasó. Ambos hechos, juntamente con el posterior embargo total que dura hasta hoy, explican mucho mejor lo que ocurrió después que las apelaciones a los errores del régimen cubano con que nos ilustran las nuevas izquierdas redimidas y acomplejadas.